Fast Buy miércoles, 15 de junio de 2005

I. Entro en el enorme Musimundo de Unicenter, buscando a alguno de los tantos vendedores que andan deambulando por el local. Le pregunto si tienen sencillos de Pearl Jam.
El tipo no tiene la menor idea, así que se va a la computadora -que contiene una completa base de datos del stock- y tipea "PERSHAM". Lo miro, extrañado, y le deletreo el nombre de la banda.

II. Me mando a uno de los tantos locales de Yenny, tratando de encontrar un libro que Saramago escribió en 1995. No tienen ni idea. Van a la computadora, y me leen uno por uno todos los títulos que tienen del autor. No me ayuda en absoluto.

III. Voy al Blockbuster de Paraná y Maipú. Le pregunto a uno de los empleados si tienen "Mulholland Drive", de David Lynch. La chica no tiene la más pálida idea de quién o qué es David Lynch, ni de quién o qué es "Mulholland Dr". Recurre a la computadora y escribe lo que le suena.

Bienvenidos a la sociedad macdonalizada que describió George Ritzer.
Corren tiempos veloces, y la hiperactiva estética del fast food impregna cada vez más áreas de la sociedad. Piensen en Dromo, en Yenny o en Blockbuster: locales autoservicio con colores chillones y sillas incómodas -si las hay- que invitar a consumir e irse lo más rápido posible, en donde somos atendidos por empleados jóvenes, inexpertos y mal pagos, que no tienen ni idea de qué es lo que están vendiendo.

Paradojas: megalibrerías con empleados que no saben de literatura, megadisquerías con empleados que no saben de música, megavideoclubs con empleados que no saben de cine.
Exactamente lo opuesto a los locales de siempre que de a poco fuimos abandonando:
... esa clásica tienda de discos que encontramos en las galerías, cuyo empleado nos recomendaba esas bandas alternativas que después se volverían famosas...
... esa vieja librería "de barrio", atendida por el viejito que se había leído a todos los autores de importancia del siglo pasado y que siempre nos recomendaba libros excelentes...
... el videoclub de la esquina, manejada por ese tipo que había visto las películas que recomendaba, que conocía tus gustos, y que no nos cobraba recargo...

¿Hacemos bien las compras en estas megatiendas? ¿No nos estaremos perdiendo de muchas cosas?

¿Nostálgico, yo?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay Fede y lo triste es que pasa en todos los rincones del planeta, lo mismo, igualito es acá en Ecuador, te vas a librerías, videoclubs y no tienen la mas repu... idea, es super triste, porque a veces necesitas que alguien con experiencia te recomiende algo bueno y solo encuentras gente inerte que lo único que hace es estar en estos sitios por ganar dinero pero tampoco tienen la iniciativa de aprender para poder sugerir.

Anónimo dijo...

Nunca, pero nunca les pidan ayuda a los empleados de las tiendas "Todo por tu Visa". Entren, eleven la vista hasta encontrar los cartelitos patéticos que dicen: Rock (y hay discos de Joni Mitchel), Ficcion Internacional ( Y hay libros de Manuel Puig) etc,. Una vez que encontraron lo que buscaban... salgan corriendo y no lo compren!!!

Anónimo dijo...

Billie, me metí en tu blog y me interesó esto. Es verdad, muchos de los lugares son atendidos por pibes inexpertos... pero voy a contar una anécdota que serviría como excepción. Cuando me compré "Parklife" (perdón que siga jodiendo con ese disco, pero tiene que ver con la anécdota), yo en un principio me iba a comprar "Blur", pero el pibe que atendía dijo "mirá, llevate este...", mostrando Parklife "... es mejor". Me salió 5 pesos más, pero valió la pena.

Monica dijo...

es increíble como uno tiene que recorrer montones de locales para poder conseguir algo... como si los precios fueran baratos. yo para comprarme un short para el gym me fui al nike unicenter, al del alto Palermo y al del Abasto para poder conseguir un talle