Paris martes, 31 de julio de 2007



Mitos y verdades sobre París
En París hay mimos. MITO (afortunadamente)
En París hay parejas tan lindas como Ethan Hawke y Julie Delpy. MITO (desafortunadamente)
En París hay cafecitos preciosos. VERDAD (afortunadamente)
En París los locales te corrigen si pronunciás mal alguna palabra porque creen que su idioma es el más perfecto del universo. VERDAD (desafortunadamente).

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Fuimos a bailar a La Loco, un boliche que es parte del Moulin Rouge. Había muchos turistas y algún que otro local. El ambiente rememoraba el reviente de prepa yanqui: mucha gente top a full con el baile y el apriete, el grupito de chinos, el típico personaje tímido al que llamarían loser tirado en un sillón, el pibe que se sienta en la barra y espera que los tragos lo vuelvan más lindo o le atraigan chicas bonitas, las trolas feas, las trolas lindas.
Entramos con dos tanos que estaban perdidísimos. Se llamaban Ricardo y Mateo, pero a efectos humorísticos los llamaremos Mario y Luigi.

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No encuentro a Amélie por ningún lado.

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Versalles es el paradigma de la ostentación aristocrática. Fuimos por la mañana y estaba lleno de gente, se nota el efecto Kristen Dunst. Lo mismo, calculo, sucederá mañana en el Louvre, donde sufriremos las secuelas del danbrownismo. Cultura histórica como cultura pop.

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A pesar de todo, París está plagado de lo que el francés Marc Augé llamo "no-lugares": espacios ascépticos, pasteurizados, sin restos de anclajes localistas, que podrían ser los mismos en Hong Kong, París, San Antonio o La Paz. Starbucks, Mc Donald's, H&M, KFC...

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Lo público respeta a los franceses y los franceses respetan lo público. El transporte es eficiente, las plazas están radiantes. A contramano de la tendencia privatiadora, Europa es un ejemplo cabal de cómo lo colectivo, lo público, lo de todos, todavía puede ser. Habrá que ver qué pasa ahora que en Francia ganó la derecha liberal.

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Como dijo Carlos Mangone: los europeos quieren más derechos, los norteamericanos quieren menos obligaciones.

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En París los taxis no llevan más de tres personas. Cuatro, como mucho -y somos cinco. La única que nos queda antes de fundirnos es usar y abusar del transporte público. Ya combinamos líneas de subte, y todo. Y como aprovechamos las jornadas de sol a sol, no nos perdemos mucho volviendo en el metro cada vez.

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Estoy tan cansado que cada vez que me siento en cualquier transporte, me quedo dormido. Aunque sea diez minutos, a esta altura todo sirve.

Barcelona jueves, 26 de julio de 2007



Barcelona se propone como la ciudad del diseño. Todo es "diseño", cualquier elemento es decorativo, ornamental, artístico-funcional. Como si la ciudad viniera siendo gobernada por Telerman hace veinte años.

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Hay mucha pica entre catalanes y madrilenses que va más allá del Real - Barça. El taxista que nos llevó al hotel dedicó todo el viaje a bardear a la capital española. "Nosotros tenemos dos mil años de historia, ellos apenas quinientos." Y dijo que de España los más culturales eran los vascos, y ellos: Madrid y sus quinientos años de historia no alcanzan, parece. Por las dudas no le dijimos que éramos argentinos, a ver si con su criterio de fugacidad quedábamos al nivel de hormigas.

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Cenamos en un sucucho que quedaba enfrente del hotel. El típico lugar con pizza, pasta y un par de combos más. Nos atendió una mina menudita, demasiado bronceada. Sin motivo aparente, nos aclaró que además de lo que veíamos en el menu también tenían milanesas napolitanas, y empanadas. Bueno, la razón: ya sabía que éramos argentinos.
Le preguntamos. Ella era de Buenos Aires, también: San Isidro, más especificamente. Era la hija del dueño. "Nos vinimos hace unos años con toda la familia. Mucha inseguridad", contó. Y enseguida agregó "Pero acá hay que trabajar, eh." Estaba claro: de San Isidro en 2002 a mesera en un barcito en el centro de Barcelona cinco años después, el sueño no era tan rosa después de todo. Me pregunté cuántos otros miles de argentinos habrán probado suerte por los pagos del primer mundo. Y cuánto habrá de real, y cuánto de ilusión, en toda esta promesa.

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En la calle no se ven chicos -exceptuando los hijos de los turistas, que también son pocos. La generación yuppie gana bien, pero se la guarda toda para sí misma.
Hace unas semanas Rodríguez Zapatero anunció un plan, que no por poco original parece que vaya a ser menos efectivo, para revertir la tendencia: "cada familia con residencia legal en España, recibirá 2.500 euros por cada hijo que tengan". Es probable que en este preciso momento haya más gallegos follando que de costumbre.

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A la salida del Museo Picasso está la clásica tiendita, en donde venden todo tipo de banalidades. ¿La más increíble? El "Guernica" en su versión Memory Game.
Se me ocurre que la obra apelaba a otro tipo de memoria. Digo, me parece.

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La mesera argentina nos dijo que no tenía dulce de leche para el flan. Pero nos podía ofrecer dulce de leche como sabor de helado. Era un potecito de Hagen-Dazs.

Madrid - Toledo - Barcelona



Madrid
Cristina Kirchner pasó por Madrid en visita oficial y estuvo en todos los televisores de España. Ahora que es la candidata del oficialismo, le puso play al casette electoral: "...el presidente de todos los argentinos...", "...fui elegida senadora de la provincia de Buenos Aires con el 47% de los votos...", "...primer presidenta electa..." y otras gansadas por el estilo. El "periodista" que conducía el programa -aparentemente, egresado del Luis Majul College of Light Journialists- escuchaba atentamente y hacía preguntas tan poco incisivas que no sabía quién me daba más lástima de los dos.

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A propósito, su campaña "Cristina: El cambio recién empieza" (nombre de pila + algún slogan protomarketinero) parece diseñada por el mismo publicista cocainómano de las campañas de "Mauricio y Gabriela".

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Pasamos por una autopista que pasa por debajo del estadio del Atlético de Madrid. Me quedé pensando si significaba algo más que eso, pero no: el hecho de que una autopista le pase por debajo a un estadio es el típico comentario de los que curran una visita al Mundial y son las tres de la tarde y tienen que llenar 24 horas de Tyc Sports y faltan como seis horas para el partido.

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Toledo
Por ahí me alcanzan las palabras para describir la tremenda iglesia a la que entré en Toledo.




Bueno, por ahí no.

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Hace unos cuantos siglos, convivían en Toledo las tres grandes religiones monoteístas. Cristianos, judíos e islámicos, cada uno tenía su lugar en lo que entonces era la capital del Imperio español.
Después se armó la Inquisición y llegó Isabel La Católica y los judíos e islámicos fueron expulsados, torturados y asesinados. Y como no alcanzaba con matar en un solo lugar, mandaron a Cristóbal a buscar oro del otro lado del Océano.

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Hay una pintada nazi en una pared de Toledo. O se equivocaron de ciudad, o llegaron tarde. O ambas.

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En Barcelona hubo por estos días un apagón más o menos importante que fue destacada en todos los medios (total, nunca tienen mucho para poner por estos pagos). Hoy todavía había 10.000 casas sin luz. Hubo cacerolazos y quejas. En la tele y en los diarios los catalanes se horrorizaban: "parecemos del tercer mundo", decían.

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Mi hermanito se está portando re bien. Digamos que no debe ser la gran joda ir dos horas al Museo del Prado ni estar escuchando a una guía hablar de la España medieval, pero siempre encuentra algo para hacer y se está portando como un santo. Pobre.
Ahora está anotando cosas en su cuaderno, se ve que salió al hermano.
Pobre.



Madrid miércoles, 25 de julio de 2007

23 de Julio

Aeropuerto de Barajas
En las últimas 36 horas dormí una y media. Caminé me tomé un avión viaje doce horas hice tramites bajé subí y corrí valijas y bolsos se hizo de dia llegué a un hotel salí a recorrer una ciudad caminé kilómetros saqué fotos tomé colectivos.
Y el diccionario aún no tiene una palabra más zarpada que "exhausto".

Madrid
"Las cosas están más caras desde que se implementó el Euro", comenta Asunción, nacida en Bilbao pero que labura en la capital. "Han aprovechado el pasaje para redondear. Por ejemplo, un café antes costaba 100.000 pesetas, es decir, 0,66 euros, ahora cuesta 1 euro, es decir 166.000 pesetas. Y pues así con todo". El tío también cuenta cuentos en el Primer Mundo, parece.

Los alquileres son la pesadilla de un joven primermundista. Asunción nos comenta que los precios están por las nubes. El alquiler mensual de un departamento muy básico, de un ambiente, está a unos 800 euros. "Solo coges el diario y ya ves..."

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El hotel donde paramos está en refacción. La fachada está tapada por esas redes verdes y no se ve si estamos entrando a un hotel, a un telo, a una tienda de El Corte Inglés -hay tantas que es altamente probable que estemos entrando allí.
En realidad todo Madrid está en refacción. Aprovechando que los locales se fueron casi todos de vacaciones, así la cosa.

- Puesh está duro el asunto -resumía un joven taxista madrilense.- Los madrileños se han ido todos de vacaciones, y estoy trabajando poco.
En la radio que escuchaba el taxista comentaban el último disco de Prince. Aliviado por partida doble: no encontré locutores equivalentemente fachos a los de la radio más potente del país, ni escuché cosas como las que sí escuché, todo el tiempo, en el resto de la ciudad. Y es que en Madrid uno está lejos, muy lejos, pero no tanto como para escaparle a Enrique Iglesias o a Ale Sanz. ¿Alguien sabe qué pasó con esa junta de firmas?

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Si económicamente España pertenece al "Primer Mundo", televisivamente está en el cuarto.
No hay nada para ver. Pero en serio.

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Enfrente del hotel hay un kiosquito que vende Criollitos, mates y otros productos no muy gallegos que digamos. Lo atiende una peruana que vivió en Argentina.

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Los que turistiqueamos somos muchos. Franceces, alemanes, ingleses, estadounidenses. Pero sobre todo, brasileños. Muchos brasileños. Después me cayó la ficha: supongamos que los ABC1 allá sean el diez por ciento. El diez por ciento de doscientos millones de brasileños da veinte palos de verdeamarelhos con mucha guita. Con razón están en todas partes.

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El problema de estar sólo dos días es tener que limitarse a recorrer las zonas designadas para turistas: lo preparado, reparado, armado para una figura teórica llamada El Turista Medio, un ocioso mediocre que espera que "la realidad" reproduzca en vivo las fotitos que vio en la Guía y que una serie de personajes extintos (el Gaucho, el Vikingo, otros según la región)* se le aparezcan y hagan la gracia que se supone que hacen a diario. Un recorrido cuidado, pasteurizado, sin sobresaltos que ya alguien planificó por nosotros.

* La excepción, por supuesto, son los mimos. Nadie quiere ver mimos. En ningún lado.

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24 de Julio

Estación de Atocha
Venimos a tomarnos el tren a Barcelona. Hace tres años, este lugar voló por los aires. Hoy me parece que no. (Lo mismo en Londres, que desde 2005 sufrieron atentados de en serio y tantos otros en potencia). Debe ser difícil el día a día cuando no sabes cosas como esas. Es terreno fértil para la paranoia y el miedo. Y ya sabemos la frase de Bretch. Y entonces.

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Tomamos el tren de las 19.40. Mi viejo dice que está más lindo que el Buenos Aires - Mar del Plata: yo, por si acaso, le comento que por este viaje no pagó treinta pesos. El paisaje es normal, tirando a lindo. No es Tilcara, pero calculo que ni siquiera es la idea. Los demás pasajeros hacen su vida, o miran la película que pasan.
Miro brevemente la presentación. Es "En búsqueda de la felicidad", con Will Smith. Mi viejo, que está con ganas de hablar, me pregunta qué tal.
"No la vi", le digo, "pero tengo entendido que es una de esas películas consolativas. De cómo salir adelante de una crisis económica, de luchas por tus sueños, de triunfar y blabla. A vos te va a gustar.". Después pensé que me estaba volviendo muy prejuicioso. Y recién voy por los 21.
Se siente raro que aún sea -muy- de día a las diez menos cuarto de la noche.

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Ah, la película era tal cual la imaginaba. Predecible, voluntarista, levemente lacrimógena y la búsqueda de la felicidad resultaba ser la búsqueda del dinero.

En tránsito

22 de Julio

Llevamos diez horas de vuelo. Desde las 13.30 hubo lluvia, sol, nubes y oscuridad, pasaron tres películas -una más mala que la otra- y un pequeño almuerzo. Ahora son las once y media de la noche y todos en la familia duermen, menos Nico (8, pongo la edad como en la revista Caras) y yo.
Mi hermanito me pide de ir al baño. Lo acompaño:
- No hace falta que entre con vos, ¿no?
- No, ya conozco.
Lo espero en la puerta. Sale rápido, apurado. Le pregunto si se asustó con el ruido del baño.
- Si, siempre me asusto. Es que tocás el botón y hace pfff...¡¡JIUUUUUUU!!
Volvemos al asiento. Se pone a jugar con un jueguito y me comenta.
- Me late fuerte el corazón. -Y corrije: - No, el corazón no, el pecho.
Yo vuelvo a mi libro, pero Nico sigue haciendo observaciones sobre sí mismo.
- Creo que soy el único de todo el avión que no durmió nada.

Sobre viajes y oportunidades sábado, 21 de julio de 2007

Privilegio: "...ventaja exclusiva o especial que goza alguien... por determinada circunstancia propia"

¿Cómo no sentirse un privilegiado si en veinticuatro horas voy a estar arriba de un avión con rumbo a Europa? ¿Acaso entiendo lo que estoy escribiendo? ¿Puedo procesar la propia dimensión del acontecimiento?

Lo sé: hay personas -en Argentina, sí- que hacen estos viajes con regularidad, para quienes irse de vacaciones a un continente que no es el propio es igual de excitante que el último capitulo de "Lost" o la final del torneo de la URBA. Pero miro para el lado equivocado: me la estoy haciendo fácil. Porque también hay personas -en Argentina, sí- que no conocen el mar ni la nieve, que no entienden cuál es la idea misma de "vacaciones" cuando lo que los desvela es poder llegar a fin de mes -si llegan. Y son los más. Y yo, en el otro extremo, con las necesidades básicas más que satisfechas, trabajando porque quiero y no porque deba, me estoy yendo con mi familia al continente más caro del globo de visita, de paseo, de vacacaciones. Digo: es fuerte.
Quizás deba empezar por desnaturalizar esta grosera oportunidad.

Mientras mastico todo esto, voy preparando la valija. Ustedes vuelvan pronto: prometo noticias y crónicas desde el otro lado del océano.

La parte por el todo viernes, 20 de julio de 2007

No hay caras bonitas, solo miradas hermosas.

Chau



Roberto Fontanarrosa
1944 - 2007


— ¿Cómo te sentís en esa permanente oscilación entre mundos populares y referencias culturales?

—A mí me divierte. Me atrae la figura del... bueno, hay una figura caricaturesca del intelectual, ¿no? Woody Allen, suponete. Bueno, esa posibilidad o esa controversia entre lo popular y lo restringido... Nunca leí ensayos ni cosas por el estilo, y ahora me interesa leer a tipos que tienen otro punto de vista, que te explican las cosas diferente. Pero siempre que manejen una información a la cual yo tenga acceso. Leo a Savater, por ejemplo y a este inglés... Hobsbawn, Eric Hobsbawn. Pero en el ámbito intelectual me parece muy pasible de humorizar, me hace gracia. Porque, como dice mi amigo Samper, lo contrario de lo humorístico no es lo serio, porque Woody Allen es un tipo muy serio para trabajar, y Les Luthiers son tipos muy serios para trabajar. Lo contrario de lo humorístico es lo pomposo. Entonces, todas esas instituciones que son altamente pomposas —el ejército, la Iglesia, los círculos intelectuales—, se prestan. Se prestan para cagarse de risa un rato. Realmente.

Recortar y pegar miércoles, 18 de julio de 2007

Madero Este: otro país martes, 17 de julio de 2007

Tan lejos, tan cerca
por Leonardo Torresi
Revista Viva, 15-07-2007



Blanca la camiseta, el pantalón de corderoy, todo blanco en la oficina, Alan Faena, sombrero blanco, se desparrama en su sillón, todo lo largo que es, y en el mismo movimiento, resopla:

– Voy poco a Buenos Aires.

Y sonríe con picardía; aunque invite a abrir la puerta para escuchar a los pajaritos, y a fijar la atención en el palo borracho que plantó en su jardín. El hombre celebra el paisaje como si estuviéramos ante a los Everglades de Florida, aunque es evidente que estamosen Buenos Aires: si ahí nomás vemos la Casa Rosada, y hacia la izquierda el edificio de la CGT, y casi de frente la Aduana; y más allá, no tan lejos, el contorno del edificio Alas, espinado de antenas.

Faena va poco a ese Buenos Aires que vemos con él desde su jardín con sus contornos acentuados por el contraluz. Mientras –nos dice– se ocupa de alumbrar otro Buenos Aires, uno nuevo, en esta franja entre los diques y la reserva ecológica. Puerto Madero Este. El llamado Art District es el enclave aparte dentro del barrio aparte donde proyecta compartir, con quien pueda pagarlo, su aventura espiritual. "Es la joyita de la zona", se ufana. "Es –se le ocurre rápido, como si ya se le hubiera ocurrido muchas otras veces– un principado."

- ¿Y usted vendría a ser el príncipe?
- Te agradezco...

En términos formales de nuestra República, Faena es hoy uno de los 7.000 vecinos de una zona de la ciudad que pocos más transitan, aunque esté tan cerca de todo. Gastada postal de los albores menemistas, declamado "modelo de reurbanización exitosa", desde el bullicio gastronómico de los docks reciclados, el dinero fuerte cruzó los diques y erigió una ciudad nueva donde el barro se sublevaba entre pastizales. En el principio fueron oficinas, pero los vaivenes económicos volcaron los desarrollos hacia los hoteles y las viviendas. Ya instalados, se convirtieron en vecinos muy muy del barrio, que pasan semanas enteras sin salir, al resguardo en un micromundo custodiado: una isla como "sin usar" que invita a recorrerla prevenido como frente a un chiche tecnológico recién sacado de la caja; un barrio con pocos chicos y muchos perritos minúsculos; sin una sola escuela; y un puñado de edificios donde el metro cuadrado promedia los 3.000 dólares.

Por reglamentación, sus calles sólo pueden llevar nombres de mujeres. Pero el barrio se llama como un hombre, el comerciante Eduardo Madero (quien le ganó la compulsa al ingeniero Luis Huergo para construir el puerto, con un proyector que pronto resultó poco funcional). El resto de la historia es más conocida: empezaron los rellenos, nació la Reserva Ecológica y en 1989 se creó la Corporación Antiguo Puerto Madero –mitad del Gobierno de la Ciudad, mitad de la Nación–, que desarrolló las 170 hectáreas.

Y aquí estamos, un viernes frío. Son las 16.35 y el viento hace bailar a los plantines de los maceteros de aluminio. Sobre Olga Cossettini al 700, cuadra peatonal, el silencio es intimidante. Podemos imaginar por este lugar a Onofrio Pacenza, aquel artista que pintaba barrios y calles vacías. En este caso la realidad le ahorraría el acto del despojo: en la cuadra no hay nadie.

Transcurrimos la hora dulce, antes conocida como merienda. En uno de los barcitos esperan Vanesa Leibas y Luis Lehman, joven pareja vecina. Vanesa dirige la web local nuevomadero.com; Luis es empresario. Llegaron en 2004 y hace seis meses subieron a un piso 32 de la torre Le Parc. "Este barrio nos gustaba porque era nuevo. Además es seguro, con espacios públicos de calidad y está a cinco minutos de la Plaza de Mayo", dice Vanesa.

El delivery y los drugstores –donde se puede conseguir un paquete de yerba pero nunca un pollo– cubren las necesidades. "Nosotros resolvemos todo con internet. Desde el súper a los artículos de librería. Hay semanas enteras en las que no salimos del barrio."

¡QUE BELLO ES VIVIR!
Hoy reliquias para las fotos, las viejas grúas con cabina de madera trabajaron de verdad en los años de auge del puerto. Pero ahora son otras grúas las que hacen ruido: trabajan en la obra de las Torres de Yacht, o en las esbeltas Mulieris,
del dique 2, o en el Chateau, edificio ancho y afrancesado. Hay una decena de grandes obras en marcha. La tendencia gira hacia los complejos multipropósito –hoteles, viviendas, oficinas y centros comerciales–, que ocuparán el espacio libre del dique 1. Ahí estarán el complejo +5411, que alojará al hotel Conrad, y el Madero Harbour, con diez cines, un supermercado y hasta un helipuerto.

Los desarrolladores aseguran que tanto los que ponen el dinero como los que compran aún son mayoritariamente locales, aunque los extranjeros ya rondan un 30 por ciento. Muchos compran para especular con el aumento de precio: el metro, en promedio, valía 2.400 dólares en 2005; en 2006 subió a los 2.600 y sigue en ascenso. La proporción actual es de un 60 por ciento de inversionistas contra un 40 de quienes compran para quedarse.

Rodrigo Fernández Prieto, treintañero e hiperactivo, es motor de Intelligent, empresa inmobiliaria. "Vendimos un edificio entero en dos semanas. Sacaban número para comprar departamentos", cuenta. Se le ilumina el gesto cuando habla sobre su proyecto en el dique 1, el complejo Zencity: "Los amenities van a estar al nivel de un hotel de Las Vegas. Va a tener departamentos con piletas privadas y un parque privado con vegetación exótica y hasta cataratas", detalla.

Como operador inmobiliario, conoce bien el perfil de los habitantes: "Lo más común son las personas de entre 40 y 60 años. Matrimonios sin hijos, o que tienen hijos que ya se fueron a vivir solos. Pero de a poco aparecen las familias; la demanda de departamentos grandes es cada vez mayor".

Silvia Bauzá fue la primera vecina de Madero Este. Se mudó de enero de 2001 y es una fan barrio: "Todos los días digo: '¡Qué afortunada que soy!'. Vivir acá una relajación absoluta. Salís a correr o a caminar a las once de la noche y no hay ningún problema... ¡ponés un sanatorio y no salgo más!".

A la altura del dique 2, el terraplén del parque Micaela Bastidas es un obstáculo que se supera subiendo una escalera, pero es una barrera visual al fin. Arriba, césped perfecto, setos de flores maravillosos, mobiliario urbano de máximo diseño y cuidado. Si con su racimo de torres Madero rompió con el horizonte histórico del río –una crítica repetida–, en su interior la contaminación visual es nula. Todo cableado es subterráneo y no hay marquesinas que sobresalgan abunden. Tampoco se consigue bondiolita como la de la Costanera Sur; entonces, Silvia va por ella. Domingo de solazo, antes pasará a buscar a su hijo Alan por la puerta la parroquia de Nuestra Señora la Esperanza, consuelo de los afligidos, que aquí no parecen tantos. La iglesia es un punto de confluencia de clases entre los maderenses los habitantes del asentamiento Rodrigo Bueno, pegadito a los terrenos de la ex Ciudad Deportiva de Boca. "La convivencia es muy buena –pondera el párroco Enrique Eguía–. Hay mujeres del asentamiento que dan catequesis en la parroquia. Y en el último autismo había un chiquito de un piso 35 de una torre y dos chiquitos paraguayos del asentamiento."

En Madero, la gente que llega todos los días para trabajar cuadruplica a la que vive. La Corporación calcula que hacia 2010 la población comercial superará las 45.000 personas y los habitantes fijos serán 17.000. La cantidad de dinero invertido en las obras necesarias para alojarlos no siempre se derrama sobre las condiciones de trabajo: hace dos semanas, el Ministerio de Trabajo suspendió la construcción de una torre porque los obreros trabajaban sin la debida protección antiderrumbes.

Silvia nos acerca la impresión de un pariente que ve en Madero "una mezcla de Boston, por los edificios con ladrillitos rojos, con Miami, por el agua". Otros hablan de una Manhattan argentina. "Diría que por momentos es la Manhattan del subdesarrollo", irrumpe Mirta Fernández, vicepresidenta de la Asociación de Vecinos de Puerto Madero. Pero ¿cuáles pueden ser los problemas en un lugar como éste? Uno es el tránsito en los puentes, que en las horas pico colapsan. "Y además, somos la playa de estacionamiento gratuito del microcentro", se queja la abogada, que fue de las primeras en habitar los docks y ya va por su tercer hogar en Madero. Su departamento, dice, queda enfrente de su estudio.

"A ver –repasa Federico Reynot, socio y dueño de la peluquería Style Lab–... para mí un arquetipo en Madero es un señor de 60 que se cree joven. Que viene con el MiniCooper y entra con el iPod". Un perfume a vainilla inunda este local con butacas blancas como burbujas. Fede vive en el Madero Plaza y su mujer francesa es una de las vecinas extranjeras e este puerto rico. También francés es el director artístico de la pelu. "A veces –amplía – vienen tipos y afuera se quedan dos guardaespaldas. Mejor no preguntar." Tipo viajado, nos deja su sentencia que otros abrigarán: "Hoy la postal de Buenos Aires es Puerto Madero. Afuera, el Puente de la Mujer ya reemplazó al Obelisco."

Y si en Madero unos cuantos caminos conducen a Faena, aquí hacemos ingreso alArt District, con puntual escala en el Faena Hotel+Universe, su nave insignia. Gótico el gran corredor que llama La Catedral; desopilante el bistró tapizado de seda, con dos filas de unicornios en las paredes: "Llegué antes que nadie y fui haciendo un barrio donde sus habitantes pueden ser felices". Su gran misión ahora es el El Aleph, un complejo multifunción diseñado por el famoso arquitecto inglés Sir Norman Foster.

LA JOYERIA DE BUENOS AIRES
En un barrio que se jacta de tener fuerza de seguridad exclusiva. Sus agentes operan con el llamado Sistema Integral de eguridad (SIS). "Siempre hay cien hombres y 5 patrulleros en la calle", explica René Reibel, jefe en la zona. La otra pata de la seguridad es el sistema de cámaras inalámbricas que vigilan calles y parques, con un monitoreo permanente a cargo de la Prefectura. "No hay que relajarse. Puerto Madero es la joyería de Buenos Aires y cada bolso es una notebook", ilustra Leonardo Toiberman, el gerente de New Tech Security, la empresa que aporta la tecnología y sostiene el servicio con lo que pagan los vecinos y las empresas de la zona.

Por si esto fuera poco, en breve el barrio será provisto con botones de pánico que cualquier vecino podrá presionar ante el menor susto. Un operador trilingüe le rogará calma y le pedirá información a través de un parlantito.

"Siento una gran libertad. Lo siento muy mío a este barrio", se alegra el hijo de la primera vecina. Alan estudia relaciones internacionales en la sede de la UCA en los docks, así que todo queda en casa: "¿Qué más puedo pedir? ¡Abren un shopping y no salgo más!".

Separados al nacer jueves, 12 de julio de 2007


Tony el gordo, mafioso / Alfio Basile, glorioso

MTV martes, 10 de julio de 2007

MusicToday entrevista a Frank Black, ex líder de los Pixies y desde 1993 con una genial carrera solista:

Have you done any music videos since you officially became "Frank Black and The Catholics?" The last one I saw were "Hang on to Your Ego" and "Los Angeles."

Frank Black: We did a low budget for "Robert Onion" in Germany a couple of months ago. You [Americans] will probably never see it. Do they still show videos over there? I watch that jackass guy sometimes.

Mis condiciones de producción

En la carrera que estoy cursando, el ídolo al cual casi todos adoran se llama Eliseo Verón, un semiólogo bastante famoso que escribió una serie de trabajos enmarcados en la llamada "teoría de los discursos sociales". Uno de los principales planteos de este investigador es que todo discurso está sometido a condiciones de producción determinadas, que a menudo son otros discursos.
Pues bien: hoy les quería exhibirles mis condiciones de producción, es decir, esos otros discursos de los cuales me nutro y que a menudo funcionan como restricciones de generación de lo que pienso y (tal vez) escribo luego.

La siguiente imagen, compuesta de dos fotos unidas, dan una panorámica de mi -por ahora- modesta colección literaria (click para agrandar).



En los compartimentos de arriba encontramos libros de ficción y no ficción, algunos DVDs y unas fotos mías y de Juli; al medio a la derecha observamos una importante pila de apuntes que van del CBC en adelante y que algún día deberé anillar; inmediatamente a la izquierda tenemos un pilón de revistas Veintitrés, TXT y Barcelona, más algunos ejemplares de la Rolling Stone; abajo del cuadro grande una pequeña pila de ejemplares de Ñ y Le Monde Diplomatique; completan la escena una completa selección de libros de Elige tu propia aventura, una colección de números de la publicación cinéfila El Amante y una serie de enciclopedias y diccionarios. Infaltables los álbumes de fotos y el cuadrito del viaje de egresados.

Detalle de los libros:



Algunos de mis libros de cabecera
Ficción: "Un día en la vida de dios" (Martín Caparrós), "1984" (George Orwell), "The catcher in the rye" (J.D. Salinger), "Deshoras" (Julio Cortázar), "Cicatrices" (Juan José Saer), "El benefactor" (Susan Sontag), "Ensayo sobre la ceguera" (José Saramago), "El jugador" (Fiodor Dostoievsky), "Los justos" (Albert Camus), "El proceso" (Franz Kafka), "La tregua" (Mario Benedetti)
No ficción: "Qué hacer" (Lenin) "Ideología: un mapa de la cuestión" (Slavoj Zizek), "Hegemonía o supervivencia" (Noam Chomsky), "A people's history the United States" (Howard Zinn), "Orientalism" (Edward W. Said), "El libro de los abrazos" (Eduardo Galeano), "Pensamiento y acción" (Pierre Bourdieu), "Escenas de la vida posmoderna" (Beatriz Sarlo)

"Doctor, opere acá" lunes, 9 de julio de 2007



Son tiempos difíciles para los antiriquelmistas.

Separados al nacer*


Legolas, le acierta con las flechas / Fernando Gago, no le acierta con los pases

* Sugerido por Vicky

Estoy

Estoy escuchando: "Honeycomb" (Frank Black)
Estoy leyendo: "Itinerarios de la modernidad" (Nicolás Casullo, Ricardo Forster, Alejandro Kaufman)

¿Este país, otro país? domingo, 8 de julio de 2007

Rescaté del archivo de revistas de casa un texto breve de Martín Caparrós, a propósito de un hecho que ese día fue ese pero hoy, seguro, es otro. Y es que del julio de 2004 (fecha en la que el artículo fue publicado en la Veintitrés) a julio de este año no ha cambiado demasiado el rol de ciertos medios locales.


Tapa de La Nación del domingo 27 de junio de 2004

¿Conmoción?
por Martín Caparrós
El viernes pasado un tipo al que muchos acusan de ser dealer y buchón de la Federal mató a un dirigente del movimiento Tierra y Vivienda de La Boca, Martín Cisneros, El Oso. Esa noche muchos vecinos tomaron la comisaría "hasta tanto no buscaran a los asesinos de Martín". En casos anteriores los policías de la 24 no habían hecho nada por investigar ataques -menos graves- contra los militantes. Esta vez lo encontraron a las nueve de la mañana; los vecinos se retiraron y entregaron el local. Luis D'Elía, que había participado de la toma, mostraba a la prensa dos álbumes con fotos de oficiales y putas en pelotas. La historia es fuerte, y los diarios del domingo titularon sus ediciones con ella.

Página/12, presa de sus títulos imaginativos, escribió "Mensaje de sangre". Clarín describió un panorama -"Matan a un piquetero y aumenta la tensión"- donde las cosas suceden sin que nadie las haga. Los diarios más populares informaron los hechos: "Toman comisaría por la muerte de un piquetero", tituló el Diario Popular, y Crónica: "Echan a comisario por la muerte de un piquetero". Y La Nación, por supuesto, cambió el eje: "Conmoción por el copamiento piquetero de una comisaría".

- ¿Dónde será la conmoción, qué le parece?
- No sé, mi estimado. Seguramente ahí.
- ¿Ahí? ¿Precisamente ahí?

Yo no leo La Nación: no por nada, sólo que siempre lo consideré un club privado, uno de los pocos clubes que funcionan en la Argentina, y -aunque me fascinan los clubes- nunca pensé que ese fuera el mío. Hay quienes dicen que hay que mirar La Nación para saber qué piensan los ricos de la Argentina; como en general piensan muy poco, el ejercicio es breve, no muy interesante. Pero este domingo me llamó la atención su editorial. La Nación cree en los editoriales: se sube al banquito, eleva el dedo acusador, no se lo chupa, compone la expresión augusta y debita admoniciones con voz grave:

"Las severas advertencias del ministro de Defensa, José Pampuro, y del titular del Palacio de Hacienda, Roberto Lavagna, acerca de las protestas callejeras y los desbordes de agresividad que se reproducen a diario en los espacios públicos hablan por sí solas de la alarmante falta de capacidad de las autoridades para mantener el orden público y asegurar el pleno imperio de la ley", empezaba la pieza.

Y ahora, mientras lo copio, me doy cuenta que no alcanza con un párrafo. Es un texto demasiado rico; voy a citarlo entero -y espero no estar violando el derecho a la propiedad privada; más bien, supongo, estoy dándole al artículo la posibilidad de ejercer aún más su derecho a la libre circulación de las personas y las cosas:

"Los salvajes e inaceptables ataques del grupo Quebracho contra instalaciones y elementos del Ejército Argentino, las prepotentes agresiones de las organizaciones piqueteras contra empresas privadas -perpetradas al abrigo de una incomprensible tolerancia policial-, las descontroladas protestas vecinales contra comisarías del conurbano y el copamiento de otra sede policial producido ayer en el barrio porteño de La Boca han ido creando en el país un clima de caos e inseguridad, ante el cual no se advierte una clara voluntad de restablecer el completo imperio del Estado de Derecho. Esos hechos, al sumarse y potenciarse entre sí, están generando en la sociedad, como bien dijo el ministro Pampuro, 'miedo e incertidumbre'.
"Es inconcebible que el Gobierno permanezca inactivo ante esos desórdenes. Ni siquiera lo motiva a la acción la evidente necesidad actual del país de atraer inversiones externas y de exhibir ante el mundo, en consecuencia, un oportuno perfil de confiabilidad jurídica y estabilidad social.
"Es imprescindible tomar conciencia de que los disturbios y las alteraciones del orden que se registran día tras día son la consecuencia directa de la negligencia que las autoridades han mostrado durante muchos meses en la defensa de valores tan esenciales como el orden público y la seguridad.
"Cuando la protesta social pasa el límite de lo tolerable e incursiona claramente en el terreno de la delincuencia, los gobernantes tienen una obligación que no pueden eludir: garantizar con la máxima severidad el irrestricto respeto a la ley. Si por cálculos o especulaciones de orden político se deja de atender esa obligación esencial se abre el camino para que el orden social se quiebre y la anarquía sustituya a la ley.
"La Argentina no puede seguir viviendo al margen de toda legalidad. Ha llegado la hora de que las autoridades privilegien el mantenimiento de la seguridad y el orden por encima de las consideraciones de orden táctico destinadas a cosechar el apoyo de determinados sectores comprometidos con la protesta o la contestación ideológica. Nada es más importante ni más urgente para una comunidad que el mantenimiento de la convivencia pacífica, basada en la preservación de la tranquilidad social y, sobre todo, en el acatamiento de todos los sectores, sin distingos de ninguna naturaleza, al ordenamiento jurídico vigente. Que nunca más el Estado argentino renuncie a su vocación inomitible de hacer cumplir la ley."

¿No es muy impresionante? Dejemos de lado por un momento el tono admonitorio -"ha llegado la hora de que las autoridades..." o "es inconcebible que el Gobierno permaneza inactivo ante estos desórdenes". Dejemos de lado por otro que la razón más acuciante para ponero rden en la patria sea "la evidente necesidad actual del país de atraer inversiones extranjeras". Dejemos también, aunque sea más esforzado, el hecho de que no haya media palabra sobre el sospechoso asesinato de un militante a manos de un buchón policial. Dejemos incluso en un costado el vocablo inomitible. Lo que más me impresiona es su pintura del país. Yo salgo poco y no me entero de nada, pero al leer ese editorial me parece que o ellos o yo vivimos en otro país. O, mejor dicho: ellos y yo vivimos en otro país, en países distintos. Y quería preguntarle, querido contertulio: ¿usted, en qué país vive? En uno que sobrevive "al margen de toda la legalidad" por acción de la protesta social, uno que está "sumido en el caos y la inseguridad" cuando esa protesta "incursiona claramente en el terreno de la delincuencia"?

Yo no, yo vivo en otro. Uno donde mucha gente la pasa muy mal y muy poca -en proporción- intenta hacer algo para remediarlo sin saber muy bien qué y la mayoría acepta su condición con una resignación digna de la mejor causa. A La Nación, se ve, no le parece -y a mí me deja perplejo. Ella -la voz de los ricos argentinos- está armando otro país. Y si está armando otro país debe estar armando -siempre lo ha hecho- las soluciones para él. Eso es lo temible. Este editorial tiene la misma retórica con la que ellos mismos convocaron a todos los golpes y matanzas que en la Argentina han sido. ¿A quién convocan esta vez? ¿A quién le piden que patee las puertas? Ojalá nunca lleguemos a saberlo.

Cineclub sábado, 7 de julio de 2007

Cineclub JC Blumberg
presenta


"Ciclo de Cine Duro"




Nowhere to Run
con Jean-Claude van Damme

"Cuando la ley no puede proteger a los inocentes, el único héroe será alguien que está por fuera de la ley"



Eye for an Eye
con Sally Field

"¿Qué hacés cuando la justicia falla?"

Luego de que su hija es brutalmente violada y asesinada, Karen McCaan acude a la policía de Los Ángeles para pedir que mantengan preso al principal sospechoso. Pero la policía lo suelta y Karen, furiosa, busca venganza. Aprende auto-defensa, se vuelve una pistolera experta, y sale a buscar al asesino.

Y la próxima semana, una selección de clásicos del cine, comenzando con "Harry el Sucio".
Se aceptan otras sugerencias.

El juego de las siete diferencias jueves, 5 de julio de 2007

Encuentre siete diferencias entre las propuestas de estos dos best-sellers recientes.*


IMPOSIBLE
Danielle Steel
Plaza & Janés
2007

Sasha de Suvery era una mujer feliz: llevaba veinticinco años casada con Arthur y disfrutaba de su amor con la plenitud del primer día. Mantenía una excelente relación con sus dos hijos y, en el plano profesional, se había convertido en una de las principales marchantes de arte de Europa y Estados Unidos.
La inesperada muerte de Arthur hundió a Sasha en una terrible depresión. El trabajo iba a convertirse en su único consuelo, y en él se refugió para superar la tristeza. (...)

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LA HISTORIA DE LISEY
Stephen King

Plaza & Janés
2007

Hacía casi dos años que Lisey Debusher Landon había perdido a su marido Scott, después de veinticinco años de matrimonio y de una intimidad tan profunda que a veces les daba miedo.
Scott había sido un escritor muy premiado y de gran éxito y también un hombre muy complicado. Al principio de su relación, Lisey tuvo que aprender mucho de él sobre libros y sobre sangre. Más adelante supo que había un lugar donde Scott se refugiaba, un lugar que cerraba sus heridas y lo aterrorizaba a la vez, que le inspiraba todas las ideas que necesitaba para vivir pero que también podría devorarlo. Ahora le toca a Lisey enfrentarse con los demonios de Scott.
Lo que había empezado con la decisión de la viuda de ordenar los papeles de su marido famoso se convierte en un viaje casi mortal hacia la oscuridad que él habitó... (...)


* Solución: no hay

Comida y cuestión de clase / 2 miércoles, 4 de julio de 2007

Snobismo, moda y paranoia con la comida y el desnudito de hoy
por Marcelo A. Moreno
Clarín, 27-06-2007



Durante milenios la comida fue una de las principales preocupaciones de la humanidad por una razón sencilla: salvo para las clases pudientes o medias, hasta bien avanzado el siglo XX, su provisión no estaba asegurada. Y aún en ese siglo, las hambrunas no dejaron de asolar con su paso fúnebre. Incluso en el XXI —e incluso dentro de nuestro país— hay porciones de la población que carecen del vital elemento o cuentan con él de manera insuficiente.

Para gran parte de nuestras sociedades —y quizá para la mayoría de los hombres— la salvaje injusticia de que a unos les sobre hasta salirles por las orejas lo que a otros les falta hasta la inanición está ya "naturalizada", como la lluvia, el olor a la madera o la muerte.

Pero aún entre los millones y millones que no tememos por nuestra provisión diaria de alimento, la comida sigue ocupando un lugar central y vital.

La cultura de lo gourmet invade el planeta, encaramada en los medios, en especial la TV, donde ya tiene canales exclusivos. Y no se trata, por cierto, de las recetas de doña Petrona con Juanita alcanzándole las yemas, sino de refinadísimas complicaciones con ingredientes globalizados, realizadas con productos cuanto más exóticos mejor, todo finamente sazonado con reflexiones casi filosóficas sobre el arte de preparar, de servir y de comer. El receptor ya no es un público doméstico de amas de casa ancladas en la sagrada misión del ahorro sino uno mucho más vasto y con pretensión sibarita, que no le hace ascos al gasto en curiosidad.

Por eso mismo cada vez más el conocimiento gourmet funciona en la sociedad global un poco como las grandes marcas: contraseña internacional de la posición económica y social del portador. Así, dos individuos que no hablen la misma lengua materna y se comuniquen en inglés, uno nacido en Tegucigalpa y otro en Kiev, y que resulten vecinos de vuelo pueden mantener una larga conversación sobre cocciones, tipos de pescados, clases de curry y recomendarse mutuamente especialidades de restoranes de ciertas capitales.

Por otro lado, la comida es una de las obsesiones del rubro belleza/ salud. La cultura de lo diet invade el planeta con sus tótems de belleza y vigor y sólo fumar hoy parece más políticamente incorrecto que ser gordo. La dieta estricta, el peso escaso y el ejercicio constante se comercializan como pasaportes infalibles hacia una prolongadísima felicidad.

Pero al mismo tiempo la comida también preocupa por razones que alimentan una paranoia tóxica: ¿los diversos procesos industriales a los que están sometidos muchos alimentos nos estarán deparando temibles o flamantes enfermedades? ¿El engorde químico de ciertos animales destinados a la alimentación no trae consecuencias? ¿Todo el arsenal de conservantes, endulcorantes, colorantes y saborizantes resulta complemente inocuo?

Tendencia, snobismo o interés vital, lo cierto es que tampoco la comida se salva de la verdad de Lichtenberg: "la mayoría de los hombres viven más según los dictados de la moda que los de la razón".


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Este artículo va por los mismos carilles que esta entrevista a Matías Bruera.