BAFICI 2009: Archangel martes, 31 de marzo de 2009



Archangel
Guy Maddin
Canadá, 1990


Decíamos el año pasado, cuando vimos la disfrutable My Winnipeg: Guy Maddin es algo así como el David Lynch canadiense -con su amor por el surrealismo, lo onírico y las imágenes ensoñadoras. Aunque, pensándolo un poco, la comparación es poco feliz por lo desigual: al primero le falta la pata sublime -horrenda pero fascinante- que sí tiene el director de Twin Peaks.
Archangel, segunda película del oriundo de Winnipeg, es una buena muestra de las virtudes y flaquezas del realizador. Plantándose como una especie de homenaje a las películas semi-mudas (con algunos, pocos, diálogos) de la década del veinte, su hora y media despliega una comedia de enredos plasmada en un blanco y negro vintage, en las que están implicadas el oficial John Boles, su amada Iris, una mujer llamada Veronkha, la Primera Guerra Mundial y los Bolcheviques, en una verdadera batalla campal. En ese sentido, se nota que la apuesta de Maddin quedó más del lado estético que la del relato en sí mismo -si vale la comparación, como le pasó al local Esteban Sapir cuando hizo La Antena. Aunque si alcanza con gustar y entretener, estamos más que bien.


7 billies

BAFICI 2009: Four Nights With Anna lunes, 30 de marzo de 2009



Four Nights With Anna
Cztery noce z Anna
Jerzy Skolimowski
Polonia/Francia, 2008


De día, León trabaja en el crematorio de un pequeño pueblo polaco. Por las noches, espía a una enfermera que vive enfrente. Sus incursiones voyeuristas se va haciendo cada vez más audaces hasta que un día irrumpe en su departamento. ¿El obetivo? Verla dormir...
Skolimowski despliega toda su pericia para llevar con éxito esta historia real a la pantalla. Hay mucho esmero puesto no sólo en la cinematografía, sino también en el acertadísimo score musical, que ayuda a crear una tensión constante y muy lograda. Terminan por sostener al relato una buena dosis de suspenso y hasta algún que otro toque de humor negro.


8 billies

Radiohead - In Rainbows jueves, 26 de marzo de 2009



In Rainbows
Radiohead
2007

Radiohead no innova.

Quiero decir: si la innovación es lo que dicen que es, Radiohead no innova.

Si hoy en día “innovadora” es esa publicidad que empuja un poquito más los límites de la autocelebración cínica, Radiohead no innova. Si hoy en día Madonna es “innovadora”, Radiohead no innova. Si el diccionario de la RAE define innovación como la “creación o modificación de un producto, y su introducción en el mercado”, y novedad como los “géneros o mercancías adecuados a la moda”, pues bien, insisto: Radiohead no innova.

Radiohead no innova. Radiohead “radiohea” (es un verbo). Que según mi diccionario es la “acción o efecto de escaparle sistemáticamente a las etiquetas clasificatorias”.

Desde The Bends que la banda de Thom Yorke y compañía viene escapándole consistentemente a las fórmulas del éxito comercial. Y es a través de estas ambiciosas apuestas, de estándares rotos y reglas propias, que están creando algunos de los mejores discos de rock de los últimos tiempos.

En esta ocasión, cuarenta segundos le bastan a la banda para despegarse de los experimentos sónicos más abrasivos de Hail to the thief. Thom Yorke se habrá sacado las ganas en su debut solista de 2004, The Eraser, porque lo que aquí aparece es, de nuevo, el sonido de una full band. La entrada de “15 step” guía el paso: de la paranoia esquizoide a las guitarras amables y los climas agradables. Pero con un original sentido de la unidad, algo que se sucederá con el resto del álbum. In Rainbows es su trabajo más orgánico en mucho tiempo.

Ya sea en las baladas (“Nude”, “All I Need”, “Videotape”) como en los tracks más guitarreros y complejos (“Jigsaw falling into place”, “Bodysnatchers”), a la estructura de cada canción se le van sumando las más disímiles capas de sonido, incorporándose a la melodía con una armonía tal que parece que siempre hubiesen estado ahí: la calidad de los arreglos es superlativa.

En cuanto al tono, In Rainbows quizás no sea un disco más optimista, como se dijo por ahí, pero sí –al menos– más romántico. Es decir: las canciones aún hablan sobre estar muerto del cuello para arriba, encerrado en un cuerpo sin poder salir, o siendo comido por los gusanos; el cambio viene dado por algunas letras y climas que no son, claramente, las de OK Computer. “No quiero ser tu amigo, sólo tu amante”, susurra Yorke en “House of cards”, tercer single, y el tono es, sí, más juguetón y relajado. Lo mismo sucede con “Faust Arp”, minimalismo pop que pasa de manera muy dinámica de la pesadumbre del verso a un estribillo soleado.

¿Cómo definimos, entonces, al disco? ¿Podemos hacer el juego de influencias (The Bends = 50% Pixies + 25% U2 + 25% Nirvana)? ¿Darle una unidad temática (OK Computer, “el disco que mejor captó la desesperación, la alienación y la angustia posmoderna”)?

Los viejos esquemas no funcionan. In Rainbows propone algo nuevo, fresco, no atado a ningún tipo de pose musical o estilo fácilmente definible… pero al mismo tiempo sigue siendo 100% Radiohead. Son tiempos de etiquetas rápidas, pero este quinteto de Oxford ya aprendió a correr más rápido que ellas.

Radiohead “radiohea”.

All I Need miércoles, 25 de marzo de 2009



We are accidents waiting to happen.-

Por una nueva ley de radiodifusión / 1 lunes, 23 de marzo de 2009

Ahora o tal vez nunca
por Eduardo Aliverti



Las siguientes líneas versan sobre un tema que a la mayoría de esta sociedad le importa un pito. Aclarémoslo de entrada, porque de lo contrario habría quienes puedan pensar, con todo derecho, que el periodista perdió relación con la realidad. O por lo menos, con la realidad que le interesa a esa mayoría.

Los factores de ese desinterés son diferentes pero concurrentes. Más a muy pocos que a muchos puede ocurrírseles ubicar en un lugar privilegiado de sus inquietudes cotidianas el punto de quiénes manejan la radio y la televisión. Y si acaso es modificable. Es un tema al que pueden dedicarse quienes tienen resuelto con alguna comodidad las urgencias coyunturales. También es cierto que, para que la cuestión pudiese alcanzar algún nivel de atracción popular o clasemediera (sobre todo esto último), se necesitaría que los medios habilitasen su difusión y debate con el mismo encomio que le dedican a los profundos pensamientos de Susana Giménez, a la batalla de egos entre Riquelme y Maradona o a que sus periodistas circunspectos pongan cara de “qué nos pasa a los argentinos”, sólo por ejemplo. Y, sobre llovido mojado, hay una crisis internacional de la hostia, elecciones adelantadas, ruralistas otra vez de paro y en las rutas, rabinos que comparan a Kirchner con Nerón, curas que convocan a la pena de muerte y, en fin, un clima generalizado de expectativas desfavorables. Por tanto, el intento de someter a discusión pública el proyecto de nueva ley de comunicación audiovisual tiene tanto de loable como de destino dudoso, por fuera de algunos ámbitos muy específicos. Los multimedios, y alguno muy en particular, no quieren saber absolutamente nada de debate alguno porque, aun cuando saliesen airosos en los números parlamentarios, el sólo hecho de abrir un cotejo de ideas dejaría desnudos sus intereses corporativos. Algunos obrarán ninguneando y otros, como ya ocurrió esta semana, saldrán con los tapones de punta a decir que se trata de amordazar a la prensa y/o que, en todo caso, el momento de crispación que se vive no es lo más adecuado para discutir qué se hace con la radio y la televisión. Nadie saldrá a decirles que hace 25 años que “no es el momento”, y si sale lo ignorarán. La batalla, entonces, se dirimirá en el Congreso si es que la propuesta aterriza allí, con el enorme riesgo de que tanto legislador sensible a los generosos aportes críticos de los medios independientes termine tumbando la ley. Si en la reyerta por la 125 jugó la especulación de con qué cara volverían a sus ciudades y pueblos en caso de no acompañar al “campo”, imaginemos el frío que les correrá por la espalda de sólo pensar lo que les espera si votan en contra del interés de los emporios mediáticos. En síntesis, se sale con dos o tres goles abajo, desde el vestuario, por la enormidad de una correlación de fuerzas desfavorable, en la que se conjugan el poder de una prensa virtualmente monopólica con la flaquísima percepción social acerca de que los medios de masas son decisivos en la determinación de cómo se vive, de qué se consume, de cómo se piensa, de qué se actúa. Y todo esto, sin contar siquiera como hipotético que el oficialismo, más allá de que la propuesta está muy bien elaborada, no esté dispuesto a que la ley pueda ser usada como prenda de cambio para favores electorales.

Bajo semejante panorama hay dos probabilidades: taparse con la frazada de la cabeza a los pies porque no se advierten chances objetivas de continuar avanzando, o dar la pelea en la seguridad de que merece ser dada, porque los medios son una herramienta estratégica de cualquier construcción política que se precie de tal. El firmante no comparte que la única lucha que se pierde es la que se abandona. Se lucha y se pierde tranquilamente. Pero es irrebatible que nunca se gana si jamás se lucha, y ésta es una lid que se justifica. Sería espantoso que los kioscos narcisistas de la progresía política e intelectual le sacasen el cuerpo a que, tras un cuarto de siglo, pueda derrotarse a la ley que los milicos y sus amanuenses civiles (es al revés, en realidad) nos dejaron como rémora casi invicta, como no sea por modificaciones que encima sirvieron para profundizar sus negociados de comunicación concentrada. Sería lamentable que la izquierda no comprendiese como tácticamente imprescindible el consolidar un campo de acción mucho mejor que el actual, para desarrollar un crecimiento concreto a través del manejo mediático. Sería imperdonable seguir recluidos en divagues retóricos, a la espera de la revolución proletaria universal, en lugar de aprovechar para ocupar lugares. Sería todo eso porque ratificaría que la vocación de poder se acaba en proyectos personalistas, y en acaparamiento de tribus de centros de estudiantes de la facultad, y en dar conferencias. Sería todo eso porque avalaría que lo progre y lo rebelde no sabría qué hacer con medios de comunicación propios y afines, por falta de capacitación pero, antes, por ausencia de claridad conceptual.

¿Qué carajo puede cuestionársele, con honestidad ideológica, a que dos tercios del espectro de radio y televisión puedan quedar en manos del sector público, de organizaciones sociales, de universidades, de cooperativas, de sindicatos? ¿Cómo se hace para no estar en contra de que un único permisionario tenga en la misma zona de influencia el diario, la radio, el canal abierto, el canal de cable? ¿Cómo hacemos para oponernos a que haya la posibilidad de que el fútbol no sea un gueto pago manejado por una corporación de atorrantes? ¿Qué decimos? ¿Que no hay que hacerle el juego al kirchnerismo? ¿Y qué cazzo nos tiene que importar el kirchnerismo, que al fin y al cabo no es más que una circunstancia de la disputa interburguesa, si quedan favorecidas condiciones objetivas de ocupación de espacios? Pero más que eso, en lógica de carácter transitivo: ¿entonces le hacemos el juego a Clarín, para ejemplificarlo con alguna cabeza de turco emblemática? ¿Eso vamos a hacer? ¿Vamos a detenernos para siempre en que este mismo gobierno es el que le renovó la licencia televisiva a ese grupo, y el que visteó la fusión de sus empresas de cable, y el que se dio cuenta recién ahora –como la rata en su momento– de que sale muy caro lo barato de comprar medios y periodistas como concepto de política comunicacional? Vamos: se puede reparar en eso para no comer vidrio, pero no paralizarse en eso. Porque quedar paralítico ahí es ser funcional a los intereses del sistema.

Siempre Gramsci, después de todo. Con el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad. La inteligencia da, para volver al comienzo, que esto le importa más bien a nadie. Y la voluntad es la inteligencia de que hay que aprovechar. Aun si se pierde, será mejor que haberse dedicado a masturbaciones de sectas y proyectos individualistas.

Reseña: "Visión de Paralaje", de Slavoj Zizek sábado, 21 de marzo de 2009



Visión de paralaje
Slavoj Žižek
Fondo de Cultura Económica, 2006



El esloveno Slavoj Žižek es una de las mentes jóvenes más importantes de la actualidad. Desde su irrupción en la escena internacional con El sublime objeto de la ideología (1989) –una obra clave que reformulaba el problema de lo ideológico a partir de los aportes del psicoanálisis–, se ha dedicado a iluminar distintos aspectos del arte, el psicoanálisis y la filosofía, a partir de Lacan, Hegel y los más variados ejemplos de la cultura popular. Su obra, como la de todo buen filósofo, no se propone brindar respuestas, sino mejorar las preguntas.

Visión de paralaje es su trabajo más ambicioso, en el que se aproxima a algunos de los debates cruciales de nuestra era con el fin de contribuir a una reconstrucción de la teoría crítica a través de tres grandes capítulos: filosofía, ciencia y política.

¿Qué es la paralaje? Déjenme explicarlo a través de un ejemplo. ¿Ubican las cámaras compactas? Como bien sabemos, lo que el fotógrafo ve en ellas a través del visor no coincide con la imagen capturada a través del objeto de la cámara. Este aparente desplazamiento del objeto observado debido al cambio de posición del observador es lo que se denomina la paralaje. ¿Cuál sería, entonces, el “verdadero” objeto? En términos del viejo debate objetivista-subjetivista, no hay “una” realidad única que nos permita afirmar “éste es el objeto” (real, positivo)… pero tampoco hay “múltiples realidades” que convivan pacíficamente en un Todo que sería, apenas, la suma de éstas. Justamente, dice Žižek, “lo Universal como tal es el sitio de un insoportable antagonismo”: no es posible una “síntesis” entre las dos. ¿Hasta acá me siguen? Pues bien: Žižek aplica esta noción a lo que Jameson llama las grandes oposiciones binarias: sujeto vs. objeto, materialismo vs. idealismo, economía vs. política. Éstas son distintas formas de nombrar esta brecha de paralaje: sus tensiones e inconmensurabilidades son indispensables para el pensamiento productivo –siempre y cuando no creamos que la verdad reside “en algún punto intermedio”; es decir, siempre y cuando perpetuemos la tensión y la inconmensurabilidad en lugar de intentar de paliarla o conciliarla.

¿Qué significa esto en términos de una filosofía crítica? Que debemos tener en cuenta la “irreducible dualidad” de, por un lado, los procesos socioeconómicos que tienen lugar en la realidad así como, por el otro, su proceso político ideológico. Una visión marxista clásica hubiese supuesto que el dominio de la política es estéril, apenas un teatro de sombras. ¿Pero qué pasaría si ese teatro de sombras fuese, justamente, crucial a la hora de transformar la realidad? En tal caso, aunque la economía sea el verdadero sitio y la política un teatro de sombras, la principal lucha debe ser dada en la política y en la ideología.

Esta lucha es un Universal combativo que Žižek opone a toda una corriente desarrollada en los últimos tiempos por los llamados Estudios Culturales –teorías académicas muy en boga en las universidades del Primer Mundo, donde las nociones de “multiculturalismo” y “tolerancia” se convierten en críticas microscópicas, inofensivas, que se diluyen antes de llegar a cuestionar los principales núcleos del poder. Pero Žižek, un verdadero filósofo radical, quiere dar ese paso: contrariamente a los posmodernos, que afirman que todo se trata de juegos de apariencias y verdades relativas, en Visión de paralaje afirma que no todo se reduce al juego de las apariencias: hay un Real –el antagonismo. Nunca podremos alcanzar una visión “neutral”, no perspectiva, del objeto. Existe una verdad, no todo es relativo, pero esta verdad es la verdad de la distorsión perspectiva como tal. Por eso tenemos que “hacer las paces con la incomensurabilidad misma” y reinvidicar la noción de conflicto.

En una entrevista reciente, Žižek afirmaba que “la verdad universal, en sí misma, es parcial y comprometida”, y es desde ese lugar que cuestiona la crítica “burguesa” de la violencia: el descartar, el establecer una diferencia, el trazar una línea de separación ya es un acto violento en sí mismo. “La libertad no es un estado neutral y feliz de armonía y equilibrio, sino el acto violento que perturba el equilibrio.” La tarea, hoy, no es la síntesis sino la separación, la distinción. ¿Alguna vez pensaron en lo violento que son los actos de amor? Cuando yo digo “te amo”, estoy diciendo que de entre todos los seres del mundo, elegí a una persona para amarla más a cualquier otra. La política es, en este sentido, un acto de amor. Por eso una revolución sin violencia es una revolución sin revolución: sería una forma budista (zen, new age, ) de hacer política, lo cual “es en última instancia la de la indiferencia, la de aquietar todas las pasiones que se esfuerzan por establecer diferencias”… mientras que el amor “es una pasión violenta que introduce una diferencia, una brecha en el orden del ser, para elevar y privilegiar cierto objeto a expensas de otros”. De esto se trata la apuesta violenta, intolerante, de Žižek. Si me preguntan, la única que nos queda.

BAFICI 2009: Todo para ver viernes, 20 de marzo de 2009



El próximo martes y hasta el 5 de abril arranca la 11° edición del Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI).
Esto quiere decir que ya comenzaron los días de histeria cool, largas colas, películas políticas, algo de caretaje y buenos relatos de independencia, mezclados como quien no quiere la cosa. Sea como sea, bien vale la intención de mostrar, una vez más, un cine distinto, y a precios accesibles.

A continuación, algunas recomendaciones o apuestas. Las reseñas provienen del catálogo oficial.

Four Nights With Anna
Jerzy Skolimowski
Polonia, 2008, 87'



Skolimowski filma las desventuras de un hombre mentalmente disminuido en un paisaje –no sólo geográfico sino también social– hostil y desolado. Como su compatriota Kieslowski en Una película de amor, Skolimowski se vale del voyeurismo como única forma amorosa de la violación, para contar un cuento que tiende a desplazarse del realismo sin abandonarlo nunca por completo. Pero todo lo que en aquella tendía a la parábola, aquí termina en pesadilla. Ir a la reseña.

Jueves 26 de marzo, 20.45 (Arteplex Caballito)
Viernes 27 de marzo, 23.15 (Atlas Santa Fe)
Sábado 28 de marzo, 15.00 (Hoyts Abasto)




Sell Out!
Joon Han Yeo
Malasia, 2008, 105'



Una especie mutante de comedia anarquista en extinción, de esas tan libertinas que se escapan antes de que el ojo pueda acomodarse, y que demuestran finalmente que la risa es más rápida que la vista. La historia se instala en Kuala Lumpur para tratar de seguir a dos empleados de una multinacional (ella trabaja en un programa de entrevistas en TV; él es un inventor excéntrico), pero se pierde en los pasadizos de una parodia sobre el cine independiente, el estado de la globalización y los medios masivos en un ridículo contexto contemporáneo. Todo este laberinto se ve complicado por algunos chistes absurdos y primitivos, sofisticadas canciones burlescas y una calidad de imagen que se mueve con facilidad entre la estética del cine asiático contemplativo y la ligereza típicamente francesa de la comedie enchanté. Y el resultado es una mezcla felizmente aberrante de las películas de Tsai Ming-liang y las de los Monty Python, pero sin ser un homenaje cinéfilo o retro ni una película collage, sino un relato en movimiento permanente que avanza a fuerza de un humor certero. Ir a la reseña.

Sábado 28 de marzo, 22.15 (Hoyts Abasto)
Domingo 29 de marzo, 15.15 (Atlas Santa Fe)
Martes 31 de marzo, 14.00 (Arteplex Caballito)




Let's Make Money
Erwin Wagenhofer
Austria, 2008, 107'



Aplicando el mismo sistema que en su reveladora We Feed the World hacía visibles los caminos ocultos de la alimentación, el documentalista y director de fotografía Wagendofer traza ahora la cartografía de los flujos económicos globalizados. A través de los puntos cardinales unidos por las corrientes financieras –de las minas y algodonales africanos a los paraísos fiscales; del Parnaso neoliberal del Monte Pellerin, cuna intelectual de las Reaganomics, a las costas españolas arrasadas por el "tsunami de cemento"–, Let's Make Money revisa en detalle cada aspecto de la maquinaria capitalista, por lo menos tal como se la (des)conoce desde el cambio del eufemismo "países subdesarrollados" por el más redituable "mercados emergentes". Y conecta en pocos pasos, con claridad espeluznante, fenómenos aparentemente tan poco relacionados entre sí como los subsidios agrícolas y el racismo europeo. Ir a la reseña.

Domingo 29 de marzo, 20.30 (Arteplex Caballito)
Lunes 30 de marzo, 12.45 (Hoyts Abasto)
Martes 31 de marzo, 18.15 (Atlas Santa Fe)




The Karamazovs
Petr Zelenka
República Checa / Polonia, 2008, 113'



Una compañía checa de teatro llega en su autobús a Cracovia para interpretar una puesta teatral de la novela de Dostoievski "Los hermanos Karamazov". El vehículo se detiene ante el galpón de una acería: allí representarán la obra, la línea de montaje será el decorado y los obreros que aún trabajan allí, sus espectadores. The Karamazovs juega con varias realidades superpuestas: está la de las relaciones entre los actores, donde la solidaridad y los celos tironean en direcciones opuestas; la de la fábrica en decadencia, cuyos trabajadores tienen sus propios problemas que afectan a los propios actores; y además la compleja intriga de amor y traición que surge de la novela representada. El límite entre ficción y realidad se vuelve ambiguo, desorientando al espectador. Ir a la reseña.

Jueves 26 de marzo, 16.45 (Hoyts Abasto)
Viernes 27 de marzo, 15.30 (Hoyts Abasto)
Lunes 30 de marzo, 12.15 (Hoyts Abasto)
Jueves 2 de abril, 15.30 (Atlas Santa Fe)




Breathless
Ik-June Yang / Hwan Lee
Corea del Sur, 2008, 130'



No es habitual encontrar una ópera prima con la intensidad de esta película coreana, ganadora del último festival de Rotterdam. Menos aún una en la que su director-guionista-productor sea también el intérprete del papel protagónico. Y ni hablar de que el rol en cuestión sea uno de los personajes más desagradables que se puedan imaginar para un actor con ganas de lucirse. Sang-hoon, el protagonista, es uno de esos patoteros que los prestamistas contratan para cobrarle a los morosos; el último eslabón de una cadena financiera al margen del sistema y con sus propias reglas. Sang-hoon es un hombre violento y el mundo del que proviene también lo es. La única que parece comprenderlo y hacerle frente es una adolescente (Kim Kko-bbi) cuyo fuerte carácter esconde sus propios problemas. Ir a la reseña.

Lunes 30 de marzo, 19.15 (Hoyts Abasto)
Martes 31 de marzo, 15.00 (Hoyts Abasto)
Miércoles 1 de abril, 16.30 (Atlas Santa Fe)




Hooked
Adrian Sitaru
Rumania / Francia, 2007, 87'



Un hombre y una mujer. Una pareja. En un auto. La mujer está casada, pero no con el hombre que va en el coche. La mujer es más pragmática y malhumorada. El hombre parece más bonachón. Salen de la ciudad, en el coche. Pasa algo. Hay un tercer personaje, otra mujer. El campo, un poco de agua. Con estos elementos, el debutante Sitaru no hace en absoluto un film contemplativo y silencioso sino uno tenso, crispado y dialogado con filo. Los personajes discuten, confían, desconfían, seducen, parecen tener algún plan secreto, parecen no tenerlo, entran en crisis. Filmada desde los puntos de vista de los personajes, con una cámara ágil, cercana, nerviosa pero comprensible, Hooked podría pensarse como la película que el Dogma siempre quiso hacer y nunca pudo del todo: es decir, un relato fluido, vibrante y con electricidad erótica y vital. Y que recuerda al Polanski de El cuchillo bajo el agua. Ir a la reseña.

Miércoles 1 de abril, 23.15 (Hoyts Abasto)
Jueves 2 de abril, 17.30 (Hoyts Abasto)
Viernes 3 de abril, 15.30 (Atlas Santa Fe)




Chicago 10
Brett Morgen
Estados Unidos, 2007, 110'



Fue en 1968: los demócratas organizaban su convención en Chicago para proclamar al candidato a las presidenciales. Habían llevado a los Estados Unidos a Vietnam y la juventud estaba convulsionada. Un grupo de activistas decidió ir a esa ciudad a manifestarse durante la Convención. La policía encarceló a varios por incidentes salvajemente reprimidos, entre ellos a un líder de las Panteras Negras que ni estuvo en la ciudad. El juicio se realizó a puertas cerradas. Lo que el realizador Brett Morgen hace es hermanar a esos dos polos del cine –la animación (creación absoluta) y el documental in situ (el registro absoluto)– para recomponer la historia y la Historia. Basándose en todo registro existente, usa rotoscopiado digital (la técnica de Despertando a la vida, de Richard Linklater) para mostrar lo inmostrable: un juicio absurdo al que los medios no tuvieron acceso. Y así logra darle sentido –el verdadero sentido– a las escenas de manifestaciones reales. A pesar de lo terrible del cuento, Chicago 10 rebosa de humor, de potencia fílmica, de entusiasmo. Es, en eso también, puro documento de un estado de ánimo que era necesario rescatar en estos tiempos oscuros en los que los Estados Unidos han muerto como utopía.

Sábado 28 de marzo, 17.45 (Atlas Santa Fe)
Lunes 30 de marzo, 20.45 (Arteplex Caballito)
Miércoles 1 de abril, 11.00 (Hoyts Abasto)




A L'Ouest de Pluton
Henry Bernadet
Canadá, 2009, 95'



Esta película coral, ópera prima que forma parte de lo que algunos ya llaman nouvelle vague québécoise, es uno de los más agudos retratos de la adolescencia que pueden verse en el circuito de festivales. La historia se centra en una única y larga noche, durante la cual los compañeros de Émilie invaden su casa para hacer una fiesta. Algunos de los personajes tienen motivaciones ocultas, otros actúan despreocupadamente. El desastre ocurre por puro azar, y la posterior búsqueda de responsabilidades –encabezada por el hermano mayor de Émilie– es tan fútil como la preocupación paterna o las buenas intenciones de la mayoría de los chicos. Bernadet y Verreault captan a la perfección la torpeza y el encapsulamiento de sus personajes, sus intentos por bajar de los almohadones y aterrizar en el duro pero concreto suelo de la madurez... y, claro, el miedo a tener éxito en la empresa. Ir a la reseña.

Domingo 29 de marzo, 17.30 (Hoyts Abasto)
Lunes 30 de marzo, 20.45 (Atlas Santa Fe)
Martes 1 de abril, 15.45 (Arteplex Caballito)


Segurismo jueves, 19 de marzo de 2009

Incidentes y solidaridad con los dirigentes del agro en la marcha por más seguridad



(Télam). Hubo cruces y forcejeos entre manifestantes que se concentraron frente a la Casa Rosada. La organizadora de la marcha es hija de un represor, fue colaboradora de Blumberg y ahora trabaja con el diputado y candidato Francisco De Narváez.

Con la presencia de Juan Carlos Blumberg, Nito Artaza, el rabino Sergio Bergman, el dirigente del PRO, Eugenio Burzaco, y el ex vocero del Arzobispado porteño, Guillermo Marcó, se desarrolló ayer en Plaza de Mayo, un acto en reclamo de mayor seguridad, en los que se registraron incidentes, un hombre resultó detenido y en el que se expresó "la solidaridad" con la Mesa de Enlace.

El confuso incidente se produjo poco antes de iniciarse el acto, en un costado del palco montado frente a la Pirámide de Mayo y a espaldas de la Casa Rosada, cuando uno de los representantes de las más de 100 ONGs convocantes, enfurecido por la "politización del acto" intentó pasar el vallado fuertemente custodiado por personal de la empresa de seguridad privada Road Prevation.

Enrique Alsina, referente de vecinos Autoconvocados de Haedo, y miembro de la comisión organizadora del acto, intentó cruzar el vallado cuando fue interceptado por un hombre de civil quien le propinó duros golpes en la cara y que minutos más tarde fue arrestado por personal policial.

El detenido, de quien se desconoce su identidad, fue protegido por el personal de seguridad.

Referentes de la comisión de organización afirmaron que la agrupación, Mejor Seguridad, que responde a la dirigente Constanza Guglielmi, hija del general Alejandro Guglielmi, acusado por la Conadep de participar en un centro clandestino durante la última dictadura, y asesora en materia de seguridad del PJ disidente de Francisco De Narváez, intentó "darle un sentido político al acto".

En ese sentido, Juan Aníbal Gómez, del Foro de Seguridad en Redes, se quejó por la "intencionalidad política" del acto y en el que, afirmó, "ni siquiera se leyó la lista con el nombre de los 44 familiares de las víctimas que estuvieron presentes, ni el texto que habíamos elaborado por las ONGs".

Además mostró su disgusto por el mensaje del rabino Bergman, quien durante su discurso dijo somos "solidarios con el campo".

"Nosotros no tenemos nada que ver con el campo", afirmó Gómez.

En su mensaje Bergman, fuertemente ligado a la titular de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, llamó a todos los jóvenes a "custodiar y fiscalizar" las mesas durante las próximas elecciones lagislativas, porque consideró: "Se va a plebiscitar la República", y llamó al electorado a "no cofundir el legado de (el ex presidente Juan Domingo) Perón y la locura de Nerón".

A su turno, Marcó desplazado de la vocería del Arzobispado de Buenos Aires por Bergoglio, afirmó que "los delincuentes establecieron la pena de muerte por que te matan por 20 pesos", y enseguida mostró su posición contraria a la aplicación de la pena de muerte, al considerar que "no soluciona nada porque deberían aplicarla los jueces que los dejan en libertad".

El acto, del que también participaron, referentes del espectáculo como Ana María Giunta, el "Facha" Martel y la mujer del ex futbolista "Cholo Simeone", culminó con una oración ecuménica.


Opinión
Sandra Russo


"(...) Los permisos que se tomó Bergman para segregar de esa plaza a todo aquel que no esté infectado de odio hacia el Gobierno son sencillamente inconcebibles en alguien que no ocupaba ayer un espacio en el escenario para promover una posición política y denostar de la peor manera a los otros. (...) Todo el discurso de Bergman estuvo empapado de algo que no sé cómo se llama, pero no era piedad, ni emoción, ni tolerancia, ni nada de lo que un religioso se supone que debe aportarle a la fricción social. Todo lo que dijo solamente echó más leña al fuego, convencido inexplicablemente como parecía de que estaba llamado no sólo a decir unas palabras sobre la seguridad o la inseguridad, sino a decirle a la gente cómo y por quién debe votar. (...)"

Kafka, la angustia y la ley de cierre lunes, 9 de marzo de 2009



La pregunta es vieja: ¿Hay algo más seguro que la determinación?
Las respuestas son viejas, también. Por supuesto que la determinación es cómoda. Muchos lo han intentado explicar desde el lugar de la estructura consolativa de las religiones, pero vayamos a un ejemplo reciente y más pop: ¿Dónde reside el punto de satisfacción de los grandes públicos con la franquicia cinematográfica Destino Final? En que, después de cuentas, las cosas se cumplen tal como "debían" ser. Más allá de algunas volteretas argumentales en el medio, en donde se coquetea con esta idea de "escaparle" al destino (la otra gran clave de satisfacción para los espectadores: Escape from Alcatraz, Shawshank Redemption), hay un momento en el cual sabemos que lo que tenía que ser, fue. Y entonces salimos de la sala aliviados y conformes.
Lo insoportable para nosotros, humanos, no es saber que las cosas fueron como tenían que ser, debido a algún orden estático e inmodificable. Así como tampoco es insoportable (y aquí la esencia cómoda de la justicia poética de Michael Clayton o El Jardinero Fiel) constatar que, finalmente, el orden fue modificado por medio de una intervención certera por parte de un individuo o colectivo (abriendo así un nuevo camino esperable). Da igual: en ambos casos, las cosas fueron, ya están, cerraron.
Lo verdaderamente insoportable es lo indeterminado.

En este sentido van algunas intervenciones de Slavoj Zizek en su obra Visión de paralaje:

Las trampas del puro sacrificio
La función de la Prohibición no es introducir perturbaciones en el reposo previo de la inocencia paradisíaca, sino, por el contrario, resolver cierto callejón sin salida terrible.
(…) El reposo primordial es primero perturbado por el acto violento de contracción, de autoabandono que brinda la densidad adecuada al ser del sujeto; el resultado de esta contracción es un callejón sin salida que desgarra al sujeto, lanzándolo al círculo vicioso donde sabotea sus propios ímpetus; la experiencia de este callejón sin salida es tremenda en su aspecto más aterrorizador. Para expresarlo a la manera de Lacan, esta contracción crea un sinthome, la fórmula mínima de la coherencia del sujeto –a través de él, el sujeto se convierte en una adecuada criatura, y la angustia es precisamente la reacción a este exceso de proximidad con el propio sinthome. Entonces el callejón sin salida se resuelve a través de la prohibición que brinda alivio al externalizar el obstáculo, al transponer el obstáculo inherente, la espina en la garganta del sujeto, en un impedimento externo. Como tal, la prohibición hace surgir al deseo propiamente dicho, el deseo de superar el impedimento externo que, luego, da lugar a la angustia de estar enfrentado al abismo de nuestra propia libertad. (…)

La dificultad de ser Kantiano
Todo padre sabe que las provocaciones del niño, por más salvajes y “transgresivas” que puedan ser, en definitiva ocultan y expresan una demanda dirigida a la figura de autoridad, para que establezca un límite firme, para que trace una línea que signifique “hasta aquí y no más allá”, permitiendo así al niño adquirir una clara noción de lo que es posible y de lo que no. (¿No pasa acaso lo mismo con las provocaciones histéricas?) Es esto precisamente lo que el analista se rehúsa a hacer, y lo que lo hace paradójicamente tan traumático es el establecer un límite firme que sea liberador. La misma ausencia de un límite firme termina por sentirse como algo sofocante. Es por esto que la autonomía kantiana del sujeto es tan difícil: su implicancia es precisamente que no hay nadie allí afuera, ningún agente externo con “autoridad natural” que pueda hacer el trabajo por mí y fijarme el límite, que soy yo el que debe plantearle un límite a mi natural falta de reglas. (…) El hombre precisa de un amo para poder ocultar el callejón sin salida de su propia y difícil libertad y autorresponsabilidad. En este preciso sentido, un ser humano “maduro” y verdaderamente esclarecido es un sujeto que ya no necesita un amo, que puede asumir la pesada carga de definir sus propias limitaciones. La básica lección kantiana fue bien alcarada por Chesterton: “Todo acto de voluntad es un acto de autolimitación. Desear acción es desear limitaciones. En este sentido, todo acto es un acto de autosacrificio”.


Las preocupaciones de un padre de familia
por Franz Kafka

Algunos dicen que la palabra «odradek» precede del esloveno, y sobre esta base tratan de establecer su etimología. Otros, en cambio, creen que es de origen alemán, con alguna influencia del esloveno. Pero la incertidumbre de ambos supuestos despierta la sospecha de que ninguno de los dos sea correcto, sobre todo porque no ayudan a determinar el sentido de esa palabra.

Como es lógico, nadie se preocuparía por semejante investigación si no fuera porque existe realmente un ser llamado Odradek. A primera vista tiene el aspecto de un carrete de hilo en forma de estrella plana. Parece cubierto de hilo, pero más bien se trata de pedazos de hilo, de los tipos y colores más diversos, anudados o apelmazados entre sí. Pero no es únicamente un carrete de hilo, pues de su centro emerge un pequeño palito, al que está fijado otro, en ángulo recto. Con ayuda de este último, por un lado, y con una especie de prolongación que tiene uno de los radios, por el otro, el conjunto puede sostenerse como sobre dos patas.

Uno siente la tentación de creer que esta criatura tuvo, tiempo atrás, una figura más razonable y que ahora está rota. Pero éste no parece ser el caso; al menos, no encuentro ningún indicio de ello; en ninguna parte se ven huellas de añadidos o de puntas de rotura que pudieran darnos una pista en ese sentido; aunque el conjunto es absurdo, parece completo en sí. Y no es posible dar más detalles, porque Odradek es muy movedizo y no se deja atrapar.

Habita alternativamente bajo la techumbre, en escalera, en los pasillos y en el zaguán. A veces no se deja ver durante varios meses, como si se hubiese ido a otras casas, pero siempre vuelve a la nuestra. A veces, cuando uno sale por la puerta y lo descubre arrimado a la baranda, al pie de la escalera, entran ganas de hablar con él. No se le hacen preguntas difíciles, desde luego, porque, como es tan pequeño, uno lo trata como si fuera un niño.

-¿Cómo te llamas? -le pregunto.
-Odradek -me contesta.
-¿Y dónde vives?
-Domicilio indeterminado -dice y se ríe. Es una risa como la que se podría producir si no se tuvieran pulmones. Suena como el crujido de hojas secas, y con ella suele concluir la conversación. A veces ni siquiera contesta y permanece tan callado como la madera de la que parece hecho.

En vano me pregunto qué será de él. ¿Acaso puede morir? Todo lo que muere debe haber tenido alguna razón be ser, alguna clase de actividad que lo ha desgastado. Y éste no es el caso de Odradek. ¿Acaso rodará algún día por la escalera, arrastrando unos hilos ante los pies de mis hijos y de los hijos de mis hijos? No parece que haga mal a nadie; pero casi me resulta dolorosa la idea de que me pueda sobrevivir.

Odradek como un objeto que es transgeracional, inmortal, fuera de la finitud, fuera del tiempo, que no despliega ninguna actividad orientada a un objetivo, sin propósito, sin utilidad, es la encarnación del goce: “el goce es lo que no sirve para nada” como expresa Lacan en su Libro 20: Aún. Hay diferentes figuraciones de la Cosa-goce –un exceso inmortal (o, más precisamente, no muerto)– en la obra de Kafka: la Ley que de algún modo insiste sin existir realmente, haciéndonos culpables sin que sepamos de qué; la herida que no cura, y que no nos deja morir; la burocracia en su aspecto más “irracional”; y el último pero no definitivo, “objetos parciales” como Odradek. Todos despliegan una especie de “mala infinitud” pesadillezca… no hay ninguna resolución adecuada, la Cosa simplemente se prolonga… Nunca alcanzamos la ley, la carta del emperador nunca llega a su destino, la herida nunca cierra (o nunca me mata). El punto es leer al mismo tiempo estos dos rasgos: el goce es lo que no podemos alcanzar nunca, obtener, y aquello de lo que no podremos nunca desprendernos.

Separados al nacer


Joey Santiago, Pixie / Bahiano, Perico / Lenin, rojo

We can beat them for ever and ever / Oh we can be heroes, just for one day jueves, 5 de marzo de 2009



¿De qué madera se hacen los héroes?

Obra engañosamente simple, Gran Torino trabaja sobre el imaginario colectivo que el propio actor y director fue forjando a lo largo de casi cuatro décadas y lo resignifica, en lo que puede considerarse el film-testamento de un cineasta único.

por Luciano Monteagudo

Hacía ya cuatro años que Clint Eastwood no aparecía en cámara y su regreso no tanto como director –porque ha estado más activo que nunca– sino como protagonista de Gran Torino debe ser entendido como lo que es: como una declaración íntima sobre su cine y su figura, una suerte de testamento en el que pone una fuerte carga de emoción personal, al mismo tiempo que se permite jugar no sólo con sus propios prejuicios y contradicciones políticas sino también con los del espectador, que todavía sigue identificando a Eastwood con aquel detective de gatillo fácil que fue Harry el Sucio.

Obra engañosamente simple, el sobrio clasicismo formal y la absoluta transparencia narrativa de Gran Torino no deberían ocultar los distintos niveles de lectura de un film que habla a la vez de persona y personaje y que trabaja sobre el imaginario colectivo que el propio actor y director fue forjando a lo largo de casi cuatro décadas, en un cuerpo de obra de un temperamento y una solidez únicos en el panorama del cine estadounidense contemporáneo.

El núcleo argumental no podría ser más llano. Walter Kowalski (Eastwood) es un viejo solitario y gruñón, al que le huye incluso su propia familia (de una mediocridad, por otra parte, que la película se ocupa de desnudar en apenas un par de planos). Walt acaba de enviudar, pero se resiste a abandonar la típica casa del suburbio en la que transcurrió toda su vida. Veterano condecorado de la guerra de Corea y orgulloso de haber servido en la planta de montaje de Ford, Kowalski no es precisamente uno de esos jubilados que ven pasar el final de sus días en un geriátrico de Miami. El elige, en cambio, sentarse a tomar cerveza en el porche de su casa, bajo la sombra de las barras y estrellas de la bandera estadounidense que ondea sobre su cabeza, mientras maldice a todo lo que lo rodea, particularmente a los inmigrantes –la mayoría orientales– que han hecho de ese suburbio de Detroit una suerte de última frontera, en la visión racista y xenófoba de Kowalski.

Pero una serie de incidentes –primero banales, luego cada vez más graves y violentos– relacionados con sus vecinos directos, una familia del sudeste asiático de origen hmong irá paulatinamente poniendo en crisis ciertas certezas de Kowalski. Por la naturaleza misma del film, que no especula con el suspenso pero que, sin embargo, va develando sus estratos poco a poco, no conviene avanzar demasiado en la revelación del argumento. Baste con decir que, en una compleja simbiosis, Kowalski se convertirá –sin proponérselo– en la figura paterna ausente en la familia hmong, al mismo tiempo que será inadvertidamente adoptado por los habitantes de un barrio a los que él consideraba lisa y llanamente sus enemigos.

No hay nada de blando o sentimental, sin embargo, en Gran Torino. El cine de Eastwood nunca lo fue y su nueva película tampoco lo es. Sus escenas son cortas, eficaces, punzantes. El lenguaje es crudo, el tono es seco y en su totalidad da la impresión de que la película es tan ajustada que no le falta ni le sobra un solo plano. Hay bastante humor incluso en el primer tercio del film, cuando Eastwood se filma a sí mismo sin ninguna condescendencia, riéndose no tanto de los males propios de su edad (Clint está por cumplir 79) sino más bien de su pregonado malhumor y misantropía. Pero progresivamente el film va sumando capas a esa superficie, hasta darle a Gran Torino una dimensión y una nobleza que sólo puede encontrar un equivalente en el último cine del maestro John Ford.

La relación de Kowalski con el párroco local es eminentemente fordiana: mientras le hable apenas como un cura que lo quiere sumar a su rebaño, Walt no sólo lo desprecia, también lo humilla. “Quise encomendarme a Dios, pero llamé y nadie contestó”, se burla Kowalski cuando el cura le pregunta por una situación de peligro que atraviesa el protagonista. Pero cuando ese párroco –de aspecto deliberadamente irlandés, como tantos personajes de Ford– se decide a dejar la monserga de la iglesia y le habla de igual a igual, dejando el púlpito y la sotana de lado, allí Kowalski lo deja entrar a su casa y le permite que lo llame Walt.

Hay mucho del último Ford, también, en la capacidad que tiene aquí Eastwood de reconocer al Otro, a aquel que supuestamente estaba en sus antípodas. Si Cartas de Iwo Jima, su perspectiva de la Segunda Guerra Mundial desde el punto de vista japonés, viene a ser su Cheyenne Autumn, donde Ford narraba la epopeya del indio perseguido, Gran Torino viene a reforzar esa intención de ponerse del otro lado del espejo, de ver con otros ojos, sin dejar nunca de ser él mismo.

También, simultáneamente, como Ford lo hizo en Un tiro en la noche y el propio Eastwood en La conquista del honor, Gran Torino se pregunta por la naturaleza del héroe, esa figura mítica y fundante del cine estadounidense. ¿Qué es un héroe? ¿De qué está hecho? ¿La violencia es inherente a sus actos? En Los imperdonables, Eastwood ya había esbozado algunas respuestas y aquí, cuando parece que va a repetirlas –hasta hay una despedida, en la barbería, que parece de western– de pronto el actor/director/personaje sorprende con una vuelta de tuerca que resignifica todo el conjunto.

Film sabio y sereno, Gran Torino –el título alude a un emblemático modelo ’72 de Ford que Kowalski atesora en su garaje y que será su legado, como si a su vez aludiera a la herencia que él recibió de John Ford– fue completamente ignorado en la última ceremonia del Oscar, para la que no consiguió ni una sola nominación. A diferencia del impostado dramatismo de Río Místico, por ejemplo, no es la clase de película que se gana el fervor de la Academia de Hollywood. Pero en su sencillez y laconismo, hay aquí madera de una nobleza que hará de Gran Torino uno de los títulos más icónicos y perdurables de Clint Eastwood.

No es una vaca cualquiera miércoles, 4 de marzo de 2009

El noticiero de medianoche de TN demuestra ser periodismo serio, independiente y comprometido.

The Salchicha Times - Número 63 lunes, 2 de marzo de 2009

Los Redonditos de Tricota

En un partido disputado bajo el ardiente sol de Toscana -o quizás en las canchas de Marangoni, no recuerdo bien, la temperatura era la misma-, el Equipo Salchicha venció al Beto Team por dos goles de diferencia, en lo que se recordará en décadas posteriores como un auténtico clásico de fútbol 7. El encuentro pudo leerse como una metáfora entre las ganas y la velocidad de un conjunto joven contra la autoridad y jerarquía de un gran equipo veterano. Esta vez, vencieron los primeros.
Luego de una seguidilla de partidos contra el Ariel Team, los betenses suponían una nueva vara de dificultad para el salchichismo que, con este triunfo, cerraron su mejor comienzo de año desde 1812 cuando el Equipo Salchicha (por entonces llamados Los Embutidos del Virreynato) venció en tres ocasiones a Los Rapiditos de Cisneros, provocando la Revolución de Mayo y el auge de ventas de los libros de Lanata y Felipe Pigna.


Imagen del estadio Marangoni. La térmica marcaba 35 grados y el sol pegaba como trompada de mogólico.

No debemos olvidar la insólita hora a la que se disputó el match (domingo a las once de la madrugada), algo que que, como todos sabemos, se debió a un contrato contraído con la televisión indonesia que se dedica a documentales sobre grandes promesas del fútbol y grandes valores del tango, que habían mostrado su interés luego de ver un YouTube en donde Santi hacía jueguito con una pelota de fútbol, otra de ping pong y un tomate tommy de la cosecha pasada, cual Maradona con sus amigos (los colombianos de la efedrina) en la previa al mundial 94. Por supuesto que las cámaras, los indonesios y la plata nunca llegaron, asique cada uno tuvo que poner los 10 pe del partido de su bolsillo, además de que El Tío se terminó poniendo shortcitos nuevos al divino botón. Una lástima.
Cabe destacar que, por la pronta lesión del Carnicero, el equipo jugó unos 20 minutos con uno menos, motivo a pesar del cual (o por el cual, habría que ver) los salchichas prevalecieron. Eso es pasión, eso es garra, eso es actitud, Esso es una red de estaciones de servicio de la corporación Exxon, fundada en 1939, el que quiere después le tiro unos ticket nafta para que me carguen un poco de super en el auto. A ver los puntajes:

El Tío - 8 salchichas
Según los registros, este ha sido el mejor partido para el portero desde septiembre del año pasado, lo cual nos llena de alegría --básicamente porque es el único arquero que tenemos. Lejos parecen haber quedado los tiempos en los que sus compañeros lo apodaban "Keiko", "Bolsa de papas" o, incluso, "Fabbiani". Con guantes, con menos grasa y con los relfejos intactos, el 1 apareció en los momentos claves para tapar pelotas increíbles en un arco que era de todo menos chico. Le comentamos que junto a su recibo de sueldo del mes de marzo le van a llegar unas recetas light del doctor Ravenna para que siga por la buena senda. Nuestras felicitaciones.

Nico - 9 salchichas
El hermano de Mante, de apenas 19 años, tuvo su actuación más destacada vistiendo la casa salchicha. Tanto que al final del partido se mereció un aplauso por parte de sus compañeros, ya que resultó ser un verdadero estandarte en las inmediaciones del área propia. Trabó, despejó, cabeceó, molestó, metió pata y cortó a tiempo en un estilo de defensa tan contundente que como no se ve desde 2006 en algún partido del Ratón Ayala. Con la salida por lesión de Fede se quedó prácticamente como único defensor, y de alguna manera se las ingenió para neutralizar, junto con El Tío, la mayor parte de los ataques contrarios. Con actuaciones así, me parece que a su hermano Mante apenas tiene futuro como un elegante maniquí en los escaparates de Casa Muñoz, "donde $1 vale dos"

Fede - 8 hielos en en la tibia
El Carnicero comenzó muy bien su tercer partido del fin de semana, arreglándose con Nico para cubrir ambas puntas en defensa. No perdió sus marcas y estuvo atento para desviar justo a tiempo los pases peligrosos lanzandose al piso como Aladino con la alfombra mágica. Pero apenas trascurridos treinta minutos y monedas del encuentro, fue a encontrarse en un lateral con Nacho, su gemelo del equipo contrario contrario (como el Milhouse de Shelbyville), que en una llegada a destiempo le entró a la tibia desatando, en esa misma acción, todos los otros dolores latentes del sufrido defensor salchicha incluyendo un dolor en la rodilla que lo dejó mirando al cielo y buscando alguna señal divina que nunca le llegó porque el muy garca es ateo. Pero como reza el dicho popular, "hachador que hacha a hachador, tiene 100 fechas de perdón": la verdad es que lo más intimidante de Nacho fue que se parecía a Edward Norton en American History X. Mamita.

Dante - 7 salchichas
El día anterior al encuentro confirmó con Fede via SMS la hora del partido y al enterarse de ella contestó "Aaaaaaa listo... Me voy a acordar de esto eh" (sic). A pesar de eso al día siguiente fue el primer salchicha en llegar al partido, y también le puso toda la onda del mundo, resistiendo los embates contrarios --incluyendo dos faltas en una misma jugada y maltratos por el estilo. A veces sus enganches en mitad de cancha fueron "uno de más" (como una salida en falso que acabó en gol betense), pero el resto del partido jugó seguro y se encontró muy bien con Santi en el mediocampo. Coronó su participación con una gran jugada individual que, luego de una pared, él mismo terminó en gol y sentenció el destino del match.

Santi - 9 salchichas
El Diez, el distinto, el diferente, el Dynamo de Kiev le ofreció como medio millón de rublos por su pase y su cara para una publicidad del perfume "Santikov for Men". Tremendo partido de una de las máximas promesas del fútbol amateur, a quien la magia en los pies y el aire en los pulmones probablemente le dure hasta que se ponga de novio, deje de andar en bicicleta, y se empiece a clavar una tras otra las temporadas de cosas como Dr. House o Prison Break en DVD trucho mientras come porquerías frente al televisor. Como nada de eso sucedió todavía, el muchacho aún está en plena forma para correr, amagar, enganchar, hacer todas las de lujo y ponerla en un ángulo, a menudo todo en el marco de una misma jugada. Ya lo dijimos, pero va de vuelta: el distinto.

Gonza - 9 salchichas
Otro que de a poco se está ganando un lugar en la galería de Grandes Quintos Salchichas. Organizador neto como es, cualquier lugar en el mediocampo le sienta bien, tal como lo demostró en el partido de ayer. Solidario, juega y hace jugar por igual: siempre que el equipo se mostró en ataque, Gonza estuvo ahí, para abrir o para definir. De a poco nos vamos dando cuenta que no tiene más el status de junior pasante, y la Comisión Directiva del equipo está a punto de pasarlo a la planta fija.

Agus - 7 salchichas
Nuestro delantero estrella levantó su nivel y limó sus deficiencias. En especial porque logró pasar más la pelota, lo cual ya es un gran avance; pero también, y no hay que menospreciar esto, porque estuvo más acertado a la hora de patear al arco. A veces hace una de más, incluso frente al área contraria, y donde hay que fusilar él siempre intenta hacer otra enredadita frente al arquero -y definir vaya uno a saber cómo-, pero en esta oportunidad -al menos-, muchas de las que fueron fueron adentro -a diferencia de lo ocurrido en Yrigoyen frente al arielismo. Sus pulmones duraron unos treinta minutos más de lo suelen durar. Todo un avance.

Con esta victoria el salchichismo está a una victoria de lograr su mejor racha, y a dos de igualar sus derrotas a la fecha. Sintonicen el desenlace de esta fantástica novela la próxima semana a la misma batihora por el mismo batiblog.

The Salchicha Times - Número 62 domingo, 1 de marzo de 2009

Exclusivo: ¡Habla el Cangrejo Sebastián!
por Felipe aka El Tío (keiko@thesalchichatimes.com.ar)

Hola Hola!! O como dicen: bajo el mar!! Saludame a la almeja!! Soy Sebastián, la verdad que no se qué pasa con Ariel que no mete una, parece que lo cocinan en una sartén y como lo mueven de acá para allá, solo pudo empatar por unos minutos el partido. En este último match volvió a caer con sus sirenos ante los Salchichas. El Rey Tritón ya no sabe qué hacer, no se acuerda la ultima vez que pudo sacar una victoria. Hasta le llena la mesa de calamares y frutos de mar para que ese arquero muy bonito (que hermoso, mas bello que Eric) suba de peso, ese que responde al nombre de Tío/Felipe.
La próxima vez va a mandar un delfín para que siga a ese muchacho Gonza, que corre como un cohete. También va a mandar una anguila, para ver si puede pasar dando alguna vuelta loca a Fede, y a Ariel la va a mandar con una remera media trasparente al corner (lugar donde el 9, Augusto, pasa el 90 por ciento del partido levantando el brazo, parece que quiere parar un taxi para que lo lleve hasta al área), para que lo retenga y se olvide de hacer esas apariciones, que no se sabes cómo, la mete en el arco. Y lo peor de todo, cada partido que pasa el Rey Tritón, sospecha más de su paternidad y piensa que los verdaderos padres de Ariel y sus sirenos reales son los Salchicha!


Momento en el que Ariel se entera que el salchichismo lo abrochó de nuevo. Cualquier parecido con una escena de sexo no consentido es pura coincidencia.