Las 100 mejores canciones de los últimos años: 60-51 sábado, 23 de mayo de 2009

# 60. Black Tambourine / Beck
Guero (2005), Geffen

Sonidos africanos, las letras mitad cantadas, mitad habladas por el buen amigo Beck Hansen, y lo bien que quedan las guitarras levemente distorsionadas que entran después del segundo estribillo. La mejor canción de Guero, por encima de "E-Pro" y "Girl", los otros singles de este exitoso álbum de 2005. Lo redescubrí viendo Inland Empire, de David Lynch. Mejor ni les cuento cómo queda ahí...

# 59. A Little More for Little You / The Hives
Tyrannosaurus Hives (2004), Interscope

La salida sonora sucia y sin concesiones de este quinteto sueco es tan jodidamente genuina que, al escucharla, a uno lo invade la abrumadora sensación de que todas las otras bandas del universo suenan caretas en comparación. Para el sucesor de Veni Vidi Vicious los Hives armaron un ajustado set de canciones mostrando una variedad estilística hasta entonces inédita. En esta oportunidad nos deleitan con un delicioso blend de ska, reggae, blues, new wave y soul, todo al precio de un sencillo y servido caliente en medio de un álbum de treinta minutos de rock hecho y derecho. Mitad baile, mitad pogo, estribillo sindicalista: palo y a la bolsa.

# 58. Lovesick / Grand Duchy
Petit Fours (2009), Cooking Vinyl

Frank Black -como Jacques Lacan, o Jorge Lanata- tiene la manía de armar proyectos de los que rápidamente se aburre y de los cuales se va para armar nuevos planes. Cinco años (¡y qué años!) con los Pixies parecieron demasiado para este muchacho, que ya en el 1993 se cansó de su banda y sacó su primer álbum solista. Estar solo tampoco era divertido, asíque luego se juntó con The Catholics para una serie de trabajos más. Y ni Pixies, ni Frank Black, ni Frank Black and the Catholics ni Black Francis fueron suficientes para este personaje de ya cuarenta años: la última noticia es que se alió musicalmente con su esposa -sí, leyeron bien- y armó Grand Duchy, una banda que sacó su disco en Francia antes que en los Estados Unidos y cuyo grupo en Facebook tiene 800 miembros -para que se den una idea, menos que el grupo de Platense.
Así de marginal -además de extraño y sorprendente- es este nuevo proyecto, en el cual la mujer de Black, Violet Clark, aporta vocales y un sonido marcadamente ochentoso (sí, también leyeron bien). "Es curioso que esté acá", reflexionaba Frank Black en una entrevista reciente, "ya que me pasé la última parte de los '80 tratando de destruir los '80...". Pero uno nunca sabe dónde puede terminar. Una de las posibilidades es esta: preguntándole a tu esposa en medio de tu último single qué lleva puesto en ese momento. Clark, por las dudas, dice que no tiene idea.

# 57. Stars and Sons / Broken Social Scene
You Forgot It In People (2002), Arts & Crafts

Broken Social Scene es un colectivo musical de Toronto formado por más de una docena de integrantes que en 2002 irrumpió en la escena indie norteamericana con su álbum You Forgot It In People. Los motivos para el éxito del mismo, claro, hay que buscarlos en las propias composiciones: me interesa acercarles uno de los mejores ejemplos.
Si hubiese un Concurso de Belleza de Líneas de Bajo, esta sin lugar a dudas sería coronada Miss Canadá. ¿No es preciosa? La melodía está inundada por un desorden estructural (cambios de ritmo, palmas) que estalla por todos lados pero que se mantiene sorpresivamente unida por medio de la mencionada bassline. Las vocales son discretas y le otorgan un encanto particular. Un pop ambiental, barroco que difícilmente encontremos en otros exponentes más clásicos de la escena independiente.

# 56. Declare Independence / Björk
Volta (2007), One Little Indian

Uno de los sencillos más abrasivos de la década, construido a partir de elementos electrónicos, una batería raspante y todo tipo de cortocircuitos comunicativos. Por encima de los ruidos e interferencias encontramos a la pequeña islandesa arengando, a los gritos: "Damn colonists / Ignore their patronizing / Tear off their blindfolds / Open their eyes / Declare independence! / Don't let them do that to you!" Más claro, echale agua de montaña. Debería pasarse en cualquier fiesta extrema, junto a su impresionante video musical dirigido por Michel Gondry.

# 55. Bixby Canyon Bridge / Death Cab for Cutie
Narrow Stairs (2008), Atlantic

Este grupo oriundo del estado de Washington abre su último álbum con una melodía insidiosa:

"I descended a dusty gravel ridge beneath the Bixby Canyon Bridge
Until I eventually arrived at the place where your soul had died.
Barefoot in the shallow creek, I grabbed some stones from underneath
and waited for you to speak to me.
And the silence; it became so very clear that you had long ago dissapeared.
I cursed myself for being surprised that this didn't play like it did in my mind."

Un crescendo guitarrero teje los próximos minutos, que con el ayuda de alguna distorsión simil Radiohead va complejizando la canción, un momento -ya lo hemos dicho- prácticamente de comunión para varias bandas indies anglosajonas de Weezer en adelante. Llegando al final el guitarreo se va yendo de a poco, mientras su cantante Ben Gibbard incluye un verso prácticamente póstumo a la canción:

"And then it started getting dark.
I truged back to where the car was parked
No closer to any kind of truth
as I assume was the case with you."

Las últimas palabras quedan flotando en el aire. ¿Ubican la situación? Les habrá pasado alguna vez de estar hablando con alguien a los gritos en un lugar ruidoso: de repente, el chirrido desaparece y ustedes se encuentran diciendo lo mismo, que de pronto cobró una dimensión mucho más potente. Así es el final de "Bixby Canyon Bridge": tan intenso e intrigante como su comienzo.

# 54. Light Years / Pearl Jam
Binaural (2000), Epic

Pearl Jam comenzó la década de los noventa como una de los grupos más grandes del mundo y la terminó como una banda de culto. En el medio hubo una notable transformación musical, del grunge más clásico de sus primeros dos álbumes a los experimentos -mayormente exitosos- de No Code y Yield, discos en algún punto desparejos pero en donde se respiraba una libertad mayor que la que se podía esperar de ellos en tiempos en donde se los comparaba, casi inmediatamente, con Nirvana.
Su primer trabajo de este década, Binaural, presenta al ex Soundgarden Matt Cameron en batería, quizás le mejor percusionista de rock de las últimas dos décadas junto a Dave Grohl, quien aquí no tiene ocasión de lucirse pero sí de abrir el espacio sónico para las texturas de los otros instrumentos y la voz del gran Eddie Vedder, incluyendo una inteligente pausa justo antes del estribillo. En un disco mayormente relajado, este segundo corte de difusión es la canción melancólica por antonomasia, pariente cercana de algunos de los grandes b-sides compilados en Lost Dogs como "Sad" o "Fatal" -enormes outtakes de este álbum que bien podrían haber figurado en la lista. Y algo más, si me permiten la indiscreción: "Light Years" es una de las pocas melodías aquí presentadas que, además de darme escalofríos, me ha hecho llorar alguna vez.

"I've understood feelings and I've understood words
But how could you be taken away?
And wherever you've gone, and where ever we might go
It don't seem fair, today just disappeared
Your light's reflected, now
Reflected from afar
We were but stones, your light made us stars"

# 53. I Predict a Riot / Kaiser Chiefs
Employment (2005), B-Unique

Cuando escuché Employment por primera vez, en 2005, por un momento tuve la sensación de que habían revivido a XTC. El hecho de que muchos de ustedes crean que lo que acabo de mencionar es una marca de anticongelante le aporta todavía más sentido a la teoría que esbocé hace algunas semanas a propósito de The Long Blondes. ¿Cuál es el problema con las influencias marcadas en los trabajos si casi siempre la producción tiene un aporte nuevo, un filtro novedoso, y aparece en un contexto distinto? Son demasiados cambios juntos para poder asegurar, por ejemplo, que los Kaiser Chiefs son apenas un revival -precoz- del britpop de mediados de los '90. En otras palabras: no todo aquel que arme juegos entre teclados y guitarras, use pianos e inserte un coro del tipo "lalalala-lalá" en el medio es, necesariamente, Supergrass. (Por otra parte, lo de los coritos de Supergrass ya eran una influencia beatle. Toda producción, y la música popular en particular, se va tejiendo de producciones anteriores en un juego intertextual infinito).
Es decir: también valoro -cómo no hacerlo- a las bandas que han hecho aportes más arriesgados. Sin embargo, a la manera de las buenas películas de acción, la mayor parte de los hits de tres minutos se insertan en un sistema de géneros con elementos reconocibles: el efecto logrado es el placer de la repetición. De la repetición bien hecha sumada a algunos elementos y combinaciones nuevas salen estos grandes hits que, dicho sea de paso, son grandes canciones y en una de esas -como insinué al principio- hasta los puede conducir hasta XTC.

# 52. Selkie Bride / Frank Black
Honeycomb (2005), Back Porch

Un par de notas de piano misteriosas inauguran Honeycomb, llamando a la mente del cronista sustantivos gentiles como "desglose" y "desenvolvimiento". Una tonada relajada en donde la espontaneidad florece y en donde nadie siente el apuro. La narración sigue una pequeña historia legendaria y agridulce, muy a la manera del mejor Leonard Cohen. La voz de Black -ya un amigo de la casa- que calza perfectamente. Ni una nota de más. Made in Nashville.

# 51. Woman and Man / Ween
La Cucaracha (2007), Rounder Records

Con Ween uno nunca sabe hasta donde tomarse las cosas en serio. Este dúo formado en Pennsylvania comenzó a grabar en sus años adolescentes como un set de comedy rock (pequeños sketches sonoros sobre drogas y flatulencias), y con el correr de los años fue armando una sólida base de fans y un envidiable prestigio en el underground norteamericano. Cómo lo lograron siendo una banda que titulaba sus álbumes Chocolate and Cheese o The Mollusk, es algo que los teóricos musicales tendrán que debatir en las próximas décadas.
Su carrera reciente es aún más interesante: desde la producción en 1996 del sólido álbum americano 12 Golden Country Greats (compuesto en realidad por 10 temas), las variadas canciones de discos subsiguientes fueron logrados ejercicios en distintos géneros, yendo mucho más allá de la parodia o el homenaje tan en boga por estos tiempos. Qué mejor ejemplo para ilustrar mi punto, y deleitar sus oídos, que esta épica pieza de rock progresivo, de diez minutos de duración, que comienza por... Adán y Eva (!). ¿Alguien dijo ambición?. Un track electrizante, que ostenta algunos de los solos de guitarra más impresionantes de lo que va del siglo. Saludos a Santana.






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