Manual de supervivencia en el Bafici sábado, 12 de marzo de 2011













Breve pantallazo al Bafici 2011

¿Qué? El Bafici es un festival del llamado "cine independiente", que desde 1999 organiza el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires. Combina películas de directores debutantes con cintas de artistas consagrados, con un especial énfasis en el cine experimental y en lo no estrenado comercialmente en Argentina. Este año se exhibirán 426 películas (325 largometrajes), de las cuales 101 serán argentinas. En este resumen obviaremos las locales, que quizás reciban una entrada aparte en este blog.

¿Cuándo? Del 6 al 17 de abril de 2011.

¿Dónde? Las sedes serán las habituales -Alianza Francesa, Atlas Santa Fe, Hoyts Abasto, Malba, Sala Lugones, Teatro 25 de Mayo y Arteplex Belgrano-, aunque este año se sumará el Cine Cosmos, reabierto por la UBA.

¿Cómo? Las entradas pueden comprarse a partir del 28 marzo de manera anticipada por Internet o personalmente, de 10 a 20 horas, en la Casa de la Cultura (Av. De Mayo 575) y en el Hoyts Abasto. El precio de las entradas será de $12, y de $10 para estudiantes y jubilados.


Recomendaciones de la competencia internacional


Shelter
(Podslon, de Dragomir Sholev, Bulgaria, 2010, 88')

Una familia búlgara: padre y madre tienen un hijo mayor que vive en Estados Unidos, y uno menor que vive con ellos, tiene doce años y está por convertirse en adolescente. Es decir, está por pasar de ser un nene que sus padres creen controlar a no aparecer en su casa durante dos días y, al regresar, hacerlo con compañía inesperada. Rado –el chico en cuestión– se ha hecho amigo de una chica y un chico punks. Y los llevará a su casa y así se generará un ambiente ultra tenso, sobre todo con su padre, entrenador de waterpolo.

Attenberg
(de Athina Tsangari, Grecia, 2010, 95')

Marina, su padre Spyros y su amiga Bella. Los tres viven en una especie de ciudad-dormitorio simétrica, toda blanca; los tres se comportan de maneras levemente –para ser benignos– estrambóticas: ensayando pasos ¿de baile? y torpes besos de lengua por la calle, imitando animales salvajes, escupiendo desde la ventana, planificando hasta el último detalle la propia cremación. Se trata de dejarse llevar por las calles blancas de Attenberg, por su extraña fauna humana y su música pegadiza, y esperar todo el tiempo lo inesperado.

Wasted Youth
(de Argyris Papadimitropoulos y Jan Vogel, Grecia, 2011, 98')

En medio de una Atenas agitada, tan frágil como combativa, un skater de dieciséis años atraviesa el pavimento y las ruinas de la Acrópolis con algunos amigos que van y vienen. En otra parte de la ciudad, un hombre lucha para mantener a su familia mediante trabajos que lo empujan diariamente al borde del colapso. Dos puntos de vista sobre la vida en una misma ciudad, en una misma sociedad recientemente sacudida.

Las Marimbas del Infierno
(de Julio Hernández Cordón, Guatemala/México/Francia, 2010, 73')

La marimba es un instrumento musical, suerte de xilofón de madera, tradicional de Guatemala. Pero “tradicional” significa “popular” cada vez menos, y Don Alfonso, marimbista de toda la vida, se las está viendo negras para vivir de su música. Para peor, víctima de una extorsión, tiene que pasar casi a la clandestinidad; eso sí, con su pesada marimba a cuestas. Blacko tiene problemas parecidos pero diferentes: fue pionero del heavy metal, pasó del satanismo al cristianismo y de ahí a la ortodoxia judía, y ahora trabaja en un hospital, siempre con las mismas estrecheces económicas. Lo único que parece unir a los dos es el amor a la música. Y, por improbable que suene, esa pasión los une cuando, a instancias del tercer personaje de esta historia, un pilluelo apodado Chiquilín, forman la primera banda de “metal/marimba” de la historia.

Bofetazos de realidad: documentales interesantes

Détroit: Ville sauvage
(de Florent Tillon, Francia, 2010, 80')

La industria automotriz convirtió a Detroit en la ciudad más industrializada de los Estados Unidos. Pero cambios drásticos en la economía la dejaron en ruinas. Hoy, vastos espacios ocupados por ciervos y coyotes reemplazaron lo que alguna vez fueron barrios obreros y de clase media. Sobre este "espacio en blanco", varios jóvenes se están mudando de vuelta a los barrios derruidos del viejo Detroit. ¿Estamos en presencia de un nuevo tipo de pioneros?

Windfall
(de Laura Israel, Estados Unidos, 2010, 83')

El lado oscuro de la "energía alternativa" o lo que sucede cuando una corporación llega a tu pueblo y te bate que lo mejor para todos es poner cientos de molinos gigantes en el medio de tu campo. Incorrección política en un documental que, a priori, parece breve y descriptivo.

William S. Burroughs: A Man Within
(de Yony Leyser, Estados Unidos, 2010, 87')

Con una actitud abiertamente desinteresada por fundamentar el valor o la importancia artística de una de las figuras de la contracultura del siglo XX más visitadas por el cine, este documental parece adentrarse de lleno en su perfil humano y social. A tal punto que el film se desenvuelve velozmente, tomando la forma de una suerte de biografía/anecdotario comentado por esa constelación imposible de amistades que rodearon al autor de El almuerzo desnudo; que es, al mismo tiempo, un listado de algunos de los nombres clave en el desarrollo de la literatura, el cine y la música contemporánea. Están John Waters, Iggy Pop, Patti Smith y David Cronenberg, entre otros.

The World According to Ion B.
(de Alexander Nanau, Rumania, 2010, 61')

En el universo marginal de Ion Barladeanu hay demasiada basura; porque vive entre los desechos del ocio de otras personas, recolectando principalmente revistas, diarios y libros descartados. No se trata de un cartonero, porque el truco esencial para la supervivencia del sexagenario Barladeanu es convertir todo el basural en obras que desafían en belleza al arte moderno, aunque no venda sus creaciones sino que las atesora como una estética personal que construye su propio orden del caos mundano. Se podría decir que es un virtuoso del collage, porque realiza unos rectángulos con recortes, pero él se refiere a esas obras como películas, y tal vez tenga razón. En cada encuadre de Barladeanu hay un pequeño relato que incluye también personajes, algunos interpretados por célebres actores y actrices robados de las revistas.

Get out of the Car
(de Thom Andersen, Estados Unidos, 2010, 34')

Una serie de planos fijos, bellos y fascinantes que, en su recorte, retratan un peculiar paisaje de Los Angeles. La mirada de Andersen se detiene en carteles antiguos, fotos, señales de tránsito, propaganda callejera, murales y fachadas de edificios que remiten a otros tiempos de la ciudad. El recorrido está acompañado por algunas conversaciones y una cuidadísima selección de música popular de la región, que va desde los años ‘40 hasta los ‘90.

Nostalgia de la luz
(de Patricio Guzmán, Chile/España/Francia/Alemania, 2010, 90')

En Chile, a tres mil metros de altura, los astrónomos venidos de todo el mundo se reúnen en el desierto de Atacama para observar las estrellas. El desierto es un enorme espacio intemporal compuesto de sal y viento. Es un pedazo de Marte sobre la Tierra. Todo está inmóvil, sin embargo la superficie está llena de huellas misteriosas. Hay aldeas construidas hace mil años. También hay trenes mineros del siglo XIX abandonados en la arena. Hay cúpulas que parecen naves espaciales enterradas donde viven los astrónomos. Hay huesos por todas partes. La Vía Láctea –en las noches– es tan deslumbrante que produce sombras en el suelo. Para un astrónomo, el único tiempo real es el tiempo que viene del pasado, ya que la luz de las estrellas tarda muchos años en llegar a la Tierra. Por lo tanto ellos siempre miran hacia atrás. Lo mismo le ocurre a los historiadores, arqueólogos, geólogos, paleontólogos; y a las mujeres que buscan los restos humanos de sus familiares, prisioneros políticos de la dictadura. Todos miran atrás para comprender mejor el futuro. Ante la incertidumbre del porvenir, el pasado nos habla.

Matchmaking Mayor
(Nesvatbov, de Erika Hniková, República Checa, 2010, 72')

Documental sobre el alcalde de Zemplínské Hámre, un pueblo que sufre el exilio y la decadencia, que un día decide unir a todas las personas solteras de su ciudad. Sus planes van desde una recompensa financiera por cada recién nacido hasta la organización de fiestas de citas para los solteros de todos los pueblos cercanos.

The Autobiography of Nicolae Ceausescu
(Autobiografía lui Nicolae Ceausescu, de Andrei Ujica, Rumania, 2010, 187')

Las imágenes con las que el tirano se celebra a sí mismo –concentraciones, fiestas populares, discursos, encuentros con jefes de Estado, escenas la vida familiar– tienen como objetivo fijar la simbólica eternidad de la autocracia, mientras que la revolución que volvió a poner en marcha la rueda del tiempo se hizo justamente contra esos trozos de celuloide. Es fácil mirar hoy la película y deducir con razón que Ceaucescu era poco más que un burócrata mediocre. Pero conviene recordar que no era eso lo que se decía de él, incluso fuera de Rumania.


Para el que no quiere arriesgar: las más "mainstream"


Blame
(de Michael Henry, Australia, 2010, 89')

Un profesor de piano regresa a su desolada y vacía casa. De pronto, de la nada, cinco intrusos enmascarados lo atrapan y lo obligan a tomar un frasco de pastillas para dormir. Dejan una falsa nota de suicidio, lo dan por muerto y se van. Pero el "crimen" no sale como lo planeaban...

13 Assasins
(Jûsan-nin no shikaku, de Takashi Miike, Japón, 2010, 126')

Una de las vertientes más tradicionales del cine japonés de acción, subvertida con dosis de comedia y de gore. Ambientada en el siglo XIX, la película cuenta las andanzas de 12 samurais y un simpático subordinado en su intento por derrocar al cruel Lord Naritsugu, que viola y mata sabiendo que el ser hermano del shogun lo protegerá. Liderados por Shinzaemon Shimada, los ronin saben que están en una misión suicida contra un enemigo enormemente superior, pero eso no los detiene.

Truth About Men
(Sandheden om mænd, de Nikolaj Arcel, Dinamarca, 2010, 105')

Mads tiene 30 años, una novia, Marie, que según él no es realmente su tipo, una buena casa, un buen trabajo, y está planeando tener hijos. Pero no está seguro de que es lo que realmente quiere. Él encuentra una carta que escribió a sí mismo a los 17 años, donde se le pregunta si ha encontrado el verdadero amor. Él decide tomar un descanso de Marie para "encontrarse a sí mismo" y para saber si tiene todo lo que realmente quería y si alguna vez ha sido verdaderamente feliz.

Easy Money
(Snabba Cash, de Daniél Espinosa, Suecia, 2010, 124')

Los bajos fondos de Estocolmo son un sumidero al que han ido a parar todos los desechos de la sociedad sueca. Todos quieren defender su territorio y lucrarse a cualquier precio. La enigmática desaparición de una mujer será el nexo de unión de tres criminales con un objetivo común. Sólida adaptación del best-seller homónimo del sueco Jens Lapidus, Easy Money entrecruza las historias de tres personajes, un traficante recién escapado de prisión, un matón con problemas familiares y un taxista que sueña con una vida de lujo, en un excitante y multicultural thriller, tremendamente realista, en el que el vil metal impone sus crueles normas.

Directores consagrados y clásicos del festival

Cave of Forgotten Dreams
(de Werner Herzog, Francia, 2010, 90')

El último documental de Werner Herzog trata sobre la cueva de Chauvet-Pont-d’Arc, descubierta en 1994 en el sur de Francia, donde hay pinturas humanas de 32 mil años de antigüedad. Filmada en 3D.

Aurora
(de Cristi Puiu, Rumania, 2010, 123')

Menudo proyecto el de Puiu: una película de casi tres horas de duración con un protagonista casi excluyente –¡interpretado por él mismo!– del que casi nada sabemos durante casi todo su transcurso. Viorel despierta en una casa que pronto descubrimos no es la suya, junto a una mujer a la que aparentemente tampoco puede llamar suya. Va a un taller, reclama una deuda, recibe una pieza de metal con la que después armará una escopeta de dos caños, en un departamento que debería estar refaccionando… pero se nota que tiene otras ideas. Qué va a hacer con el arma, y qué consecuencias tendrá ese acto, es algo que iremos averiguando paulatinamente, como corresponde para digerir hechos definitorios. De la mente detrás de La noche del Sr. Lazarescu.

Essential Killing
(de Jerzy Skolimowski, Irlanda/Italia/Noruega/Polonia, 2010, 83')

Si Four Nights with Anna (2008) podía parecer la esporádica vuelta al cine de un has been, con la inmediata Essential Killing queda demostrado que el polaco Jerzy Skolimowski volvió al cine para quedarse. Película de acción pura, cuya actualidad no le impide tocar temas universales, y que propone un héroe masculino diferente sin resignar un ápice de los atractivos del género, ha recibido premios desde su estreno en Venecia, entre otros el de mejor película en el vecino festival de Mar del Plata. La acción comienza en las montañas afganas, donde un guerrillero talibán es descubierto y capturado por fuerzas occidentales. Torturado e interrogado por los militares, es trasladado a una de las bases de máxima seguridad que EE.UU. tiene en el este de Europa. El resto de la película narra la fuga desesperada del guerrillero a través de un bosque nevado. En el papel protagónico, un siempre interesante Vincent Gallo acomete el desafío físico y emocional del hombre capturado, que nunca habla y de quien no conocemos ni su nombre.

Oki's Movie
(de Hong Sang-soo, Corea del Sur, 2010, 80')

Al principio de la película, el profesor de cine le dice a su alumna que lo importante es encontrar la forma y el resto viene solo. Hong Sang-soo, uno de los (pocos) cineastas importantes del siglo XXI, desafía al espectador a identificar la forma de Oki’s Movie: ¿asistimos a uno de los característicos triángulos amorosos del director –narrado esta vez en cuatro partes– o a los cortometrajes que los personajes realizan en tanto cineastas? El resultado es sumamente misterioso, porque los personajes tienen un doble y el pasado y el futuro se reflejan en las pasiones de los otros. Es como si el deseo se encarnara interminablemente en la misma escena –una mujer que media entre dos hombres de edades distintas– y el aprendizaje en la vida personal y profesional se redujera a ocupar esos lugares signados por la jerarquía, la falsedad y la traición que el poder ha asignado previamente.

Hahaha
(de Hong Sang-soo, Corea del Sur, 2010, 116')

Con Hahaha, Hong reconoce que la screwball está condenada, antes que a ser ese clasicismo citado por impulso pavloviano más que por inteligencia, a atomizar la modernidad, a reducirla a escombros ridículos aunque sentidos. Escombros luminosos, imperfectos como esos zooms, bestiales como esas reacciones entre las parejas de Hahaha, omnipresentes como el mar de Tongyeong. Estival y cariñosa en su mirada, Hahaha dice que somos uno más imperfecto que el otro, sin importar cuál se compare con cuál. Y que eso es motivo de risa y, exploración mediante, de cine.

The Turin Horse
(de Béla Tarr, Hungría, 2010, 146')

El nuevo desafío cinematográfico de Béla Tarr parte de un famoso incidente en la historia de la filosofía: en 1889, en Turín, Friedrich Nietzsche corrió a proteger a un caballo de tiro de los latigazos de su dueño, en lo que fue decretado a posteriori como el comienzo de su locura. Tarr expone los hechos y luego aclara: su película no es sobre Nietzsche, sino sobre el caballo. A lo largo de seis días, y con morosidad aún más austera de lo habitual, el realizador húngaro cuenta la rutina de los dueños del equino, un hombre entrado en años y su hija, que viven en una casa humilde. Los vemos soportar una dura tormenta con el estoicismo de la gente de campo. Reciben a un hombre que busca comprar bebida; son mirados con hostilidad por unos gitanos. Después de su inconsciente momento histórico, el caballo ha dejado de comer y la violencia de su dueño se intensifica. Pero es imposible no ver los sucesos del film a la luz de la figura de Nietzsche y todo lo que sucedió después: el momento en que la tormenta se abate sobre el mundo y éste, manejado por hombres de razón, empieza a perderla.

Tournée
(de Mathieu Amalric, Francia, 2010, 111')

En su cuarto largometraje como director, el excepcional actor Amalric –aquí también protagonista– interpreta a un ex productor de televisión que abandona todo para acompañar a unas strippers norteamericanas, bastante veteranas y excéntricas, durante una intensa gira que él mismo va organizando en distintas ciudades, en su mayoría portuarias, de toda Francia. Este padre de dos hijos (bastante incapaz, por cierto), ya divorciado y dueño de una vida desordenada, intentará sin demasiada fortuna utilizar sus viejos contactos en el show-business para sostener el espectáculo denominado Cabaret New Burlesque.

Sleeping Sickness
(de Ulrich Köhler, Alemania/Francia/Holanda, 2011, 91')

Aquí el doctor Ebbo Veltman, tras muchos años de haber puesto en práctica un exitoso plan contra la “Enfermedad del Sueño” en Camerún, se ve en la situación de regresar a Alemania con Vera, su mujer, dado que su hija Helena se encuentra allí estudiando y ya no quiere regresar a África. De esta manera, al volverse efectivo el traspaso del puesto de Veltman a otro médico, la familia entera podrá retornar a su tierra natal. En este punto la película hace un salto en el tiempo y en el punto de vista; trasladándose al doctor sucesor, Alez Nzila, para mantenerse en Camerún. Aunque la epidemia pareciera ser combatida eficazmente, Niztla encuentra la clínica en un estado caótico y a Veltman perdido en una excentricidad imposible, nutrida por un apego hipnótico a esa tierra.

El Hombre que Podía Recordar sus Vidas Pasadas
(Loong Boonmee raleuk chat, de Apichatpong Weerasethakul, Tailandia/Reino Unido/España/Alemania, 2010, 114')

Viendo Uncle Boonmee… uno tiene la sensación, como en ciertas películas de David Lynch, de que el cine puede hacerse también con el mismo material que los sueños; que los cientos de decisiones estéticas y cuestiones técnicas ligadas a la factura de un film podrían desaparecer y que la imaginación de un director podría ocupar la pantalla sin intermediaciones. Así se vive, así se vibra lo que pasa en la ganadora de la Palma de Oro en Cannes: una película donde fantasmas y criaturas míticas conviven con hombres y mujeres, trabajadores y monjes, sanos y enfermos, como si fuera la más curiosa sitcom posible, o una charla de quincho de alto voltaje lisérgico.


Clásicos reestrenados

Metropolis
de Fritz Lang, Alemania, 1927, 147'

Luego de las idas y vueltas que precedieron y continuaron el descubrimiento de la versión original de Metrópolis, la obra maestra de Fritz Lang desembarca nuevamente en Buenos Aires. Con treinta minutos adicionales, el corte actual de 147 minutos repara las sucesivas mutilaciones que sufrió el film inmediatamente luego de su estreno en 1927; devolviéndole la complejidad de su estructura narrativa original, escrita por Thea Von Harbou (esposa de Lang por ese entonces), que integraba el melodrama con una trama sobre la lucha de poder en un mismo e imponente universo expresionista.

El Gatopardo
(Il gattopardo, de Luchino Visconti, Italia/Francia, 1963, 187')

El romance que da nombre al film, escrito por Lampedusa unos años antes, era la historia algo nostálgica sobre un mundo en desaparición, el de su propia familia a fines del siglo XIX. Visconti, también de origen ilustre, pone en escena esa misma decadencia nobiliaria frente al avance burgués; acentuando aún más la impresión de que algo se perdía de manera irremediable y el universo a que daba paso era inaceptable. La sensibilidad que demuestra Visconti frente a la extinción de la nobleza italiana asimismo se entiende desde su antigua militancia comunista, donde el enemigo era básicamente el mismo: el burgués recién venido representante del capitalismo. Si en La tierra tiembla denunciaba de manera radical la derrota obrera y comunista a manos del sistema, en El Gatopardo Visconti hace un movimiento similar pero para narrar la capitulación de la aristocracia. Casi veinte años más tarde Ettore Scola, en La noche de Varennes, contaría una historia similar aunque durante los días de la Revolución Francesa. (Andrés Levinson).

America America
(de Elia Kazan, Estados Unidos, 1963, 164')

“Es mi favorita entre todas las películas que filmé; la primera completamente mía”, decía Elia Kazan cuando le preguntaban acerca de América América, basada en su propia novela sobre el peregrinaje de un tío suyo de Anatolia a Nueva York. La historia del griego Stavros comienza en la última década del siglo XIX, cuando para escapar de la persecución turca viaja, irónicamente, a Estambul; con la idea, como tantos entonces, de que fuera una escala para llegar lo más lejos posible. Lo que hay entre su llegada a esa ciudad y el final, con la Estatua de la Libertad de fondo, es la historia conocida, sufrida, de un hombre en contra de su pasado, con la vista clavada en el futuro.


Apuestas radicales para fans del riesgo

Fading
(de Oliver Zabat, Francia, 2010, 65')

Mientras patrullan rutinariamente el sótano de un hospital, dos vigilantes se enfrentan a ruidos extraños, que los interpelan de una manera aún más extraña. En paralelo, un punk errante, que colmó su cuerpo de tatuajes y piercings, se autofotografía con un celular, deformando ahora digitalmente su estética radical. Y entre esas dos situaciones se filtran todos los enigmas que sostiene la película de Olivier Zabat, un viaje audiovisual llevado a cabo sin ninguna distracción que derrumbe su periplo inmersivo en el más desafiante desconcierto. Con dos mundos que entran en una suerte de fricción, y que nunca revelan todo lo que los une, Fading intenta nuevos montajes (realistas, poéticos, tecnológicos), al mismo tiempo que invita a desandar los caminos tradicionales por los que se mira una película.

Dharma Guns
(de François-Jacques Ossang, Francia, 2011, 93')

En blanco y negro centelleante, una femme fatale maneja su lancha arrastrando a un esquiador acuático. El rock industrial que truena sobre esa hipnótica primera secuencia no deja lugar a dudas: estamos entrando al territorio de F.J. Ossang; una isla fortificada donde habitan los fantasmas de Artaud, Guy Debord y Jacques Tourneur. Pervirtiendo un título de Kerouac pero cercano en espíritu a las especulaciones meta-psíquicas de Burroughs, el poeta guerrero del under francés fabrica otra de sus pesadillas alucinadas a partir de la muerte (en aquella escena náutica) de su eterno alter ego Guy McKnight. Lo que sigue puede describirse como la reconstrucción de lo que pasa en el cerebro durante el tránsito al más allá; o como un viaje épico por el sistema nervioso, entre dobles genéticos, espirales y neblina.

Road to Nowhere
(de Monte Hellman, Estados Unidos, 2010, 121')

El joven director de culto estadounidense Mitchell Haven (Tygh Runyan) ha encontrado una historia interesante para su nueva película. Sus protagonistas son la bella joven Velma Duran y su pareja, Rafe Taschen, un hombre maduro y comprometido políticamente. Sospechas de corrupción obligan a Taschen a huir hacia adelante y ambos terminan optando por la solución más fácil: el suicidio. Haven está fascinado con su película y con la actriz que encarna a la protagonista, Laurel Graham, una estrella emergente de la que se enamora con locura. Pero en el transcurso del rodaje Haven descubre algo muy inquietante relacionado con su musa.

Snap
(de Carmel Winters, Irlanda, 2010, 86')

En su opera prima la cinematográfica Carmel Winters –más que contarla– examina la historia a través de una fascinante composición en capas, cada una de las cuales permite acceder a un abordaje diferente: el arrebato de la ficción, la elusividad del recuerdo, el realismo documental más crudo. A partir del último es que comienza a deshojarse este film-cebolla: ásperamente, Sandra le relata a un reducido equipo técnico de cine su involuntaria participación en un misterioso crimen. Habla, o más bien gruñe en varias direcciones: interpela a los miembros del equipo, hace preguntas a cámara, contesta con ferocidad. Mientras tanto, en la cándida luminosidad de la “ficción”, Stephen, el pecoso hijo adolescente, pasa su tiempo junto a un bebé, al que parece estar cuidando en una casona de un barrio apacible. Miran TV, comen caramelos dispuestos en platos como caritas sonrientes... Dulce impresión que de a poco se irá contaminando de un tinte cada vez más amargo, hasta llegar a la negrura más descarriada: el corte transversal de todas las capas.

Anti Gas Skin
(Bangdokpi, de Gok Kim y Sun Kim, Corea del Sur, 2010, 123')

Los gemelos Gok y Sun Kim, artífices de verdaderas piezas del más refinado underground asiático, como Capitalist Manifesto: Working Men of All Countries, Accumulate! y Geo-lobotomy, configuran, en ésta, su tercera colaboración como codirectores, una disertación en torno al malestar social que aqueja a Corea del Sur contemporánea. Amalgamando sátira, surrealismo y fantasía bajo una estructura de thriller, los gemelos Kim retoman en Anti Gas Skin varias inquietudes provocadas por los efectos secundarios que el sistema social y político causan en el individuo. La historia, acontecida durante el día de elecciones en Seúl, se teje a través de cuatro personajes cuyas vidas penden de los actos cometidos por un temido asesino serial cuya marca personal es una máscara antigás: Miju, una niña-lobo, líder de un grupo de jóvenes que planean un suicidio colectivo; Bosik, un policía de tránsito convencido de ser un superhéroe; Patrick, un marine gringo, trastornado por el brutal asesinato de su novia coreana, y Ju Sanggeun, el candidato más opcionado a ocupar el cargo de alcalde en una ciudad presa del miedo y la incertidumbre. Difícilmente puede pensarse el futuro del cine asiático sin la obra frenética de los hermanos Kim. (Maximiliano Cruz)

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