Otra poderosa fuente de hegemonía política es la supuesta neutralidad del Estado burgués. En realidad ésta no es simplemente una ilusión ideológica. En la sociedad capitalista el poder político es por cierto relativamente autónomo de la vida social y económica, en contraposición con la organización política en formaciones precapitalistas. (...) La vida económica en el capitalismo no se encuentra sujeta a una supervisión política tan constante; como comenta Marx, en "el monótono impulso de lo económico"; la simple necesidad de sobrevivir es la que mantiene a hombres y mujeres trabajando, separado de cualquier marco de obligaciones políticas, sanciones religiosas o responsabilidades tradicionales. Es como si en esta forma de vida la economía funcionaria "por sí misma", y el Estado político pudiera por lo tanto retirarse a un segundo plano, sosteniendo las estructuras generales dentro de las que se maneja esta actividad económica. Ésta es la base material real de la creencia de que el Estado burgués es fundamentalmente desinteresado, que sostiene la contienda en equilibrio entre fuerzas sociales en lucha; y en este sentido, una vez más la hegemonía es una parte integral de su naturaleza.
Terry Eagleton (1994), "La ideología y sus vicisitudes en el marxismo occidental"
Feliz día a todos los laburantes.
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