Hipocresía viernes, 28 de marzo de 2008



Como de era de esperar luego de un discurso tan conciliador y sensato, se levantó el paro. Quizás por algunos días más continúen protestando los trotskistas de derecha, diciendo que hay que ir a todo o nada a tirar a este gobierno y demases. No pasa naranja.

Lo que quiero que quede en claro, a modo de conclusión y más allá del resultado político y económico del tironeo (del cual no debemos dejar de debatir), es una idea que algunos malentendieron en mi post anterior: a mi entender, todos los sectores tienen derecho a reclamar y a hacerse escuchar. Sean los universitarios de la UBA, el MTD Solano, Blumberg o la Sociedad Rural.


Sin embargo, no todos piensan así. Los invito a repasar los hechos y a sacar una pequeña enseñanza: durante quince días, un sector comúnmente asociado con la derecha política utilizó los métodos de la izquierda "dura" para hacerse escuchar.

Ahora bien, el silencio mediático con respecto al "salvajismo" de semejante medida fue categórico. Lo cual sorprende, porque no es así como actúan cuando el "huelguista" es otro. Imagínense si en vez de "aliados a la Sociedad Rural" hubiese habido "enfermeros del Garrahan" o "beneficiarios de planes sociales" cortando las rutas durante quince días. ¿Se imaginan la reacción?

Los quiero ver la próxima vez que critiquen un corte de ruta por "anticonstitucional".

Protestas jueves, 27 de marzo de 2008



Salí de trabajar pasadas las ocho de la noche. Tenía para caminar unas diez cuadras hasta Cabildo, y ni bien el viento post-tormenta me pegó en la cara comencé a escucharlos. Tímidos, dispersos, pero cacerolazos al fin. Doblé la esquina y comencé a caminar por Juramento, mientras el oído me fue orientando hacia la fuente de las protestas: departamentos en cuartos, quintos, sextos pisos de aquella zona del Bajo Belgrano.
La protesta era bastante aislada, asíque cada tanto me volvía a concentrar en la vereda. Unos pisos más abajo, sin televisores en los que seguir la noticia, familias cartoneras restacaban lo que podían de los tachos de basura. La madre del grupo familiar llevaba puesta una musculosa verde, gastada, pero por algún motivo me imaginé que no fue en apoyo al lock-out campestre --como propuso algún publicista amateur. Pasando las vías, la hija de la boliviana que vende verduras hacía su tarea en un cuaderno como podía -porque estaba bastante oscuro. Llegando a Cabildo, apareció la anciana que, tapada con mantas, pedía por favor una moneda. Quizás sobreviva al invierno.

***

Subí al 59 y me puse a leer los apuntes de la facultad. Adelante mío se sentó una chica de unos veinticinco años. De repente, la chica levantó la vista y reconocío a una amiga a la que no veía hacía mucho. Qué hacés, cómo andás, qué es de tu vida. Me interesan ese tipo de charlas: las personas que se ponen al tanto después de mucho tiempo tienen que presentar sus vidas en tres minutos: un ejercicio interesante.
- Che, ¿y en dónde estás?
- En Garbarino
- ¿Y cuánto ganás?
- Y... Con presentismo, mil cien.
- Pero eso es... ¿por seis horas?
- No, ocho -dijo, y se encogió de hombros, antes de bajar la vista.

***

Para cuando me bajé, ya había pensado en algunas personas más con motivos para ir a protestar a Plaza de Mayo. Ojalá pudieran.

Entrevista a Maristella Svampa lunes, 24 de marzo de 2008

Entrevista a Maristella Svampa
Freitag, Julio de 2006



- ¿Cómo se puede explicar el fuerte apoyo a Kirchner en la sociedad argentina?

- Todas las grandes crisis producen demandas muy ambivalentes en la gente: demandas de solidaridad, de auto-organización, pero también demandas de orden y de normalidad. La crisis de 2001 fue, por un lado, la peor de la historia. Por otro lado, abrió la posibilidad de nuevos protagonismos sociales y políticos. Esos -que ilustraron las asambleas barriales, las organizaciones piqueteras y otras formas de autoorganización desde abajo- no lograron construir una nueva alternativa política y social. Más aún, postulaban una política anti-institucional y formas de democracia directa. En general, no planteaban la posibilidad de vinculación con el sistema institucional. Las demandas de solidaridad, creo yo, al no encontrarse con la posibilidad de construir una nueva posibilidad política se fueron desdibujando y disminuyendo a fines del ano 2002. En ese momento en el cual comienza a instalarse una demanda fuerte de normalidad, surge Kirchner, cuyo lema era “Por un país en serio, por un país normal”. La pelota pasó al otro lado, pasó nuevamente al sistema institucional, en este caso encarnado por Kirchner y la vertiente “más progresista” del partido justicialista, cuyo discurso era diferente al que ha sido el del menemismo de los años noventa.

- ¿Cómo las canaliza?

- Fue un discurso que de entrada retomó una parte de esas demandas de renovación política: Primero, en lo económico, buscó recuperar ciertos márgenes de negociación con los organismos internacionales. Segundo, descabezó la Corte suprema de justicia, símbolo del menemismo. En tercer lugar, desarrolló una política de condena a las violaciones de los derechos humanos en los 70. El discurso se instaló rápidamente en la crítica al neoliberalismo, que había sido la nota común de las grandes movilizaciones de 2002. Todo ello produjo una redefinición del escenario político que se tradujo en un diagnóstico diferente en las organizaciones sociales. Así, hubo organizaciones que consideraron que Kirchner no representaba “más de lo mismo”; que vieron en él la posibilidad de volver a unir peronismo y lenguaje emancipatorio, sobreestimando de esta manera la productividad política del gobierno. Por otro lado, las organizaciones más ancladas en un pensamiento anticapitalista, afianzadas por el gran protagonismo que tuvieron en 2002, consideraron que Kirchner era más de lo mismo, y subestimaron así el rol productivo del peronismo.

- Hoy, en las calles de Buenos Aires se ven muchos menos cortes. ¿El piquete ya no sirve más como forma de protesta?

- A partir de octubre de 2003, el gobierno nacional y los medios de comunicación desarrollaron una campaña de demonización muy grande, que se veía avalada por la poca habilidad con la cual se manejaron las organizaciones piqueteras. Estas multiplicaron cortes y ocupaciones en un momento en el cual ya había una demanda de normalidad muy grande de la población de la ciudad de Buenos Aires. La confrontación era extremadamente desigual. Pocos meses de campaña muy intensa bastaron para deslegitimar a un actor que nunca había sido demasiado aceptado en la sociedad y que sólo entre 2001/2002 había sido considerado como el símbolo de la lucha contra el neoliberalismo. Dos años después, las mismas organizaciones son consideradas como un “efecto perverso” del neoliberalismo, acusadas de las más variadas formas de clientelismo, asistencialismo y manipulación política. Así, se desdibujaron y tergiversaron las demandas de derecho (al trabajo, a una vida digna). El gobierno se propuso disciplinar y desactivar la capacidad de presión de un movimiento que tenía fuerte presencia en la calle. En buena parte, eso lo pudo hacer apoyándose también en representaciones prejuiciosas, de los sectores medios. Sacaron lo peor de la gente, los prejuicios raciales y clasistas para estigmatizar y condenar a movimientos que representan nada mas y nada menos que la parte no resignada del mundo de los excluidos. En definitiva, en poco tiempo se logró construir un consenso antipiquetero.

- ¿Kirchner tendría la posibilidad de salir del neoliberalismo?

- En 2001 mucha gente comprendió que el modelo neoliberal había causado altos niveles de exclusión y que esa exclusión era intolerable. A partir de 2003, la exclusión comienza a naturalizarse y ahora es la presencia cotidiana de los excluidos en las calle lo que aparece como “intolerable”. Así, lo que se advierte, más allá de la retórica antineoliberal del gobierno y la gente, es la creciente naturalización de las desigualdades sociales, con lo cual el peligro de continuidad del modelo excluyente es muy fuerte. Tengamos en cuenta que el gobierno de Kirchner optó por planes sociales de carácter asistencialista, que además de además de constituir un ingreso miserable (50 euros por mes) no son de carácter universal. El mensaje es claro: a través de toda una batería de políticas asistenciales focalizadas desarrolladas en relación a los excluidos, lo que se esta diciendo es que estos deben resignarse, deben aceptar su lugar en el sistema como excluidos. Se podía haber discutido, por ejemplo, la posibilidad de universalizar los programas sociales o una forma de ingreso ciudadano (como proponían otros), pero el gobierno no siquiera entró en la discusión. Recién ahora el gobierno ha abierto el juego a las paritarias, luego de que la devaluación y la posterior inflación devastaron los ingresos del conjunto de los asalariados. Pero estas paritarias alcanzan a los trabajadores en blanco, cuando en nuestro país hay un porcentaje muy alto de trabajadores en negro, informales y precarizados. Por otro lado, pensemos también que en Argentina la fragilidad del tejido social es muy alto y que los canales de mediación institucional continúan rotos. Este no es un tema menor. En este contexto, no es extraño que la acción directa sea utilizada por los grupos y organizaciones más variadas, como única forma eficaz de desarrollar una presión sobre el gobierno. Desde el gobierno y los sectores de poder se preocupan por la centralidad que tiene la acción directa (cortes, ocupaciones, pequeñas puebladas). Pero nadie quiere recordar que en este país no se hizo ninguna reforma política y que lo que en 2001/2002 sectores movilizados reclamaban tenia que ver con ello: con una demanda de nueva institucionalidad, a partir de la incorporación de formas de democracia directa y democracia participativa. En Argentina tenemos una democracia delegativa, asentada sobre un modelo de dominación decisionista y personalista. Kirchner enfatizó todos esos rasgos. Así, la reforma política y las políticas universales de inclusión son dos temas que no están en la agenda hoy en día, y que serían necesarios para poder repensar la forma en la cual un país capitalista periférico podría salir de alguna manera de los límites de un modelo neoliberal. Resulta difícil entonces afirmar que Kirchner esté desarrollando una agenda pos-neoliberal.

- El gobierno de Kirchner siempre dijo que no iba a reprimir. ¿Hubo represión?

- En realidad, hay un doble discurso. La defensa de derechos humanos atiende las cuestiones del pasado, no las del presente. Cierto es que no ha habido una gran represión, pero sí episodios de represión en diferentes lugares del país. El gobierno de Kirchner se ha caracterizado por un avance en la judicializacion de la protesta social, por una demonización y estigmatización de las organizaciones piqueteras que, además, se puede extender a distintas formas de conflictos sindicales, sobre todo los que se expresan en el espacio público. Por otro lado, ha habido también una tentativa de militarización en las zonas de conflicto social. Hay dos escenarios centrales del conflicto: por un lado, el que representan la ciudad de Buenos Aires y sus suburbios (el Conurbano Bonaerense, donde existen zonas de pobreza extrema y residen un tercio de los votantes). Hoy se ha establecido una especie de frontera entre el conurbano, que es visto como la sede de las clases peligrosas, y la ciudad de Buenos Aires, como el símbolo del progreso y la demanda de normalidad. El segundo escenario es el de las zonas petroleras, que fueron, - y no por casualidad-, los lugares donde se dieron los primeros piquetes y levantamientos comunitarios, allá por 1996/97. Hay una relación muy estrecha entre modelo extractivo o enclaves de exportación y el deterioro de los derechos. Estos son contextos que muestran de manera casi grotesca la gran asimetría que existe entre actores locales muy débiles y, por otro lado, poderosas empresas multinacionales, favorecidas por los procesos de privatización y por el escaso control de los estados provincial y nacional. La situación ha llegado a altos niveles de conflictividad, tanto en el norte como en el sur argentino. En este marco tan “globalizado”, el Estado nacional encuentra pocas formas de intervenir, aunque por lo general ha respondido con tentativas de militarización de las zonas. Esta situación muestra que el avance de la globalización neoliberal no se ha detenido en Argentina; mas bien todo lo contrario, sobre todo respecto de la explotación de los recursos naturales (petróleo, gas y cada vez más, minería). Así, en las zonas petroleras, hay una enfrentamiento desigual entre actores locales y globales, pero allí los trabajadores y desocupados enfrentan a los actores económicos y pueden incluso amenazar con paralizar la producción (lo cual ha sucedido en varias oportunidades). En la Ciudad de Buenos Aires, los actores movilizados dirigen sus demandas hacia el Estado (no hacia los actores económicos); y aunque la población “incluida” no tolere la presencia de los excluidos, éstos no pueden evitar que se hagan presentes y visibles de manera cotidiana en el centro político y financiero del país. (...)

- ¿Cuáles son las diferencias entre Chávez, Morales y Kirchner respecto a las políticas hacía los movimientos sociales?

En Bolivia, los movimientos sociales se constituyeron en una alternativa política, cosa que no sucedió en ningún otro país latinoamericano o si sucedió - como en el caso de Ecuador, apoyando un líder como Gutiérrez - fracasó completamente. De hecho, en la gestión de Morales, los movimientos sociales tienen un protagonismo central. En Venezuela, los movimientos sociales están muy ligados a Chávez pero la experiencia de las organizaciones barriales en Venezuela es también un trabajo de empoderamiento, de acumulación de poder. Además, éstas tuvieron un mayor protagonismo desde el momento en que asumieron la defensa del propio sistema democrático, al salir a apoyar a Chávez frente a un golpe de Estado. En Argentina, es diferente. Los nuevos movimientos sociales nacieron a distancia del peronismo, a partir de la identificación del peronismo con el neoliberalismo durante los 90. Pero, con Kirchner, lo que se reanuda es la tradición típica del populismo argentino, que termina mas temprano que tarde en la subordinación de los movimientos al líder. Así, con Kirchner, lo que se vuelve a instaurar es la idea de que los movimientos sociales no pueden ser autónomos, que estos deben ser controlados y orientados desde el Estado. De hecho, los movimientos afines al gobierno sólo se movilizan para apoyar alguna política gubernamental, pero ya no más por iniciativa propia. Algunos consideran que son las “fuerzas de choque” del propio gobierno. Es decir, perdieron autonomía, completamente. En fin, no es casual que la cuestión de la autonomía, que es un rasgo que reivindican y atraviesan tantos nuevos movimientos sociales, sea hoy un punto ciego para el gobierno.


Maristella Svampa es licenciada en Filosofía por la Universidad Nacional de Córdoba y Doctora en Sociología por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS) de París. Es investigadora Independiente del Conicet. Entre sus libros más recientes se encuentran Los que ganaron. La vida en los countries y barrios privados (2001); Entre la ruta y el barrio. La experiencia de las organizaciones piqueteras (2003, en coautoría) y La sociedad excluyente. La Argentina bajo el signo del neoliberalismo (2005).


Otras entrevistas de interes:
Entrevista a Louis Wacquant
Entrevista a Marc Augé
Entrevista a Matías Bruera

Noticiero domingo, 23 de marzo de 2008

Un artículo de El Tribuno (el diario de JC Romero), recogida por Infobae y reproducida por C5N anuncia que "un duende asusta desde cementerio salteño"

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Viernes 21 de marzo a la tarde, noticiero del Canal 26.
Último momento:

PASCUAS EN EL ZOOLÓGICO
Un chimpancé recibió su bautismo

Rock & Roll viejo, peludo... y polaco miércoles, 19 de marzo de 2008



Hace unos meses, cuando mis vacaciones aún eran una realidad, estaba buscando un tema más o menos "local" para armar un documental sobre Europa y di con una banda de rock polaca llamada Cree. El ancho de banda da para algunos lujos bien posmos como bajarse, en un ratito, todo un disco de una banda que vive, compone y toca a quince mil kilómetros de mi casa. Me largué a oirlo sin demasiadas esperanzas y de repente, ¡Sorpresa! ¡Es muy bueno!
El disco en cuestión -su debut- es de 1998 y se nota que los tipos no inventaron nada... pero tampoco imagino una nutrida cultura rockera polaca, asíque nada de pedirle peras al olmo. Son a Polonia lo que Jet es a Australia: los temas son rock & blues viejo y peludo: por momentos suenan como los Stones, por momentos como Pearl Jam. Y cantan en polaco, sí. Temita de muestra, "Twister":



¿Les gustó? Prueben con el disco, está en formato torrent. Lo bajan de acá.

Blogs amigos: Fedefer lunes, 17 de marzo de 2008



Pentagrama de Cirros

Pentagrama de Cirros (temporalmente renombrada Telegrama de Curros parodiando un site de Telefónica) es el blog de mi buen amigo y tocayo Fede Fernández. Lo que primero nos llama la atención del proyecto son sus textos ricos, extensos y barrocos. (Como admitió en una ocasión, casi con culpa y burlándose de sí mismo a la mitad de un escrito sobre Lynch: "Quería hacer un post desacartonado, casual, y de repente me mando con un 'se anclara en un isomorfismo' que ni yo sé qué coño quiere decir. Es el problema de estudiar comunicación. Te meten por el culo palabras hermosamente jodidas como isomorfismo que después se vuelven comodines compulsivos que nadie entiende.")
Bien nutrido de arte popular, Fedefer escupe elaborados pensamientos en voz alta -como el debate a propósito del formato CD, cuyo fragmento reproduje hace unas semanas. También elabora agudas observaciones que -devenidas en crónicas- no tienen nada que envidiarle a varias de las plumas que hoy ocupan prensa gráfica masiva. Me encantaron sus líneas a propósito del paseo en premetro por el lado salvaje de Buenos Aires. Igualmente imperdibles son sus relatos de conciertos --Patti Smith, Roger Waters, Soda Stereo, The Police y -ahora- Bob Dylan. Lo visitan en

http://pentagramadecirros.blogspot.com/

Yo también quiero ser periodista musical sábado, 15 de marzo de 2008

Quién pudiese haber derribado de un plumazo la intocable historia de los Estados Unidos (“With god on our side”), inaugurar dos géneros (el folk rock y el rap) en un solo disco, Bringing it all back time (1965), y contestarle a sus detractores, los puristas, con otro aún más alucinado, provocador y reventado como Highway 61 Revisited?


El que cree que el disco de Bob Dylan Bringing it all back home se llama "Bringing it all back time" se llama Cristian Vitale y se supone que es periodista y que escribe en Página/12.
También estuvieron los que creyeron que cuando Dylan tocó en Córdoba hace unos días lo hizo en el Chateaux Carreras y no en el Orfeo, como efectivamente fue. ¿La diferencia? 25.000 espectadores de capacidad, ponele. En fin.

Por el Estado jueves, 13 de marzo de 2008

La historia del día lee: las entidades del campo argentino se alzaron contra las retenciones y anunciaron un paro. El Gobierno subió los impuestos para los derivados del agro y dice que igual ganan mucha plata. Y Caparrós -que aún escribiendo a diario puede parar la pelota y mirar un poquito más allá de la anécdota, del cuentito cotidiano- da su versión del asunto.

Por el Estado
por Martín Caparrós

Soy anarquista. Quiero decir: creo que cualquier poder es un abuso de poder, creo que los gobiernos no deberían existir, creo que los Estados son un invento nefasto -casi como los dioses-, creo que algún milenio los hombres se reirán nerviosos, su vergüenza, recordando esos tiempos en que creían que sólo con estructuras de poder podían funcionar los países, las empresas, los clubes de barrio, los medios, las parejas. Creo que va a suceder alguna vez y que yo no voy a estar ahí.

Pero soy un anarquista en tiempos tristes, tan tristes que me veo reducido a querer, ahora, que el Estado argentino sea más fuerte. Es un caso clásico: el campesino que quería ser libre pero debía apoyar al rey para que lo defendiese de su señor feudal, gozador insaciable.

Así estamos. El gran proyecto noventista fue la destrucción sistemática del Estado: primero la ofensiva ideológica -lo público es caca culo pis- y después la político-económica: vendamos todo, el mercado es el rey, y sálvese quien pueda. El proyecto kirchnerista, tímido, apocado, consistió básicamente hasta ahora en la reconstrucción parcial de ese Estado ruinoso. No quiero entrar en juicios de intención: si lo reconstryen porque creen que tienen que mediar en los conflictos sociales a favor de los débiles, o porque sin Estado el gobierno -ellos- tienen muy poco para gobernar y aprovechar, o por una sabia combinación de ambas. Pero lo cierto es que ahora hay mucho más Estado que hace diez años, y ese Estado a veces interviene, sobre todo en conflictos económicos, como el tema del famoso campo.

Siempre pensé que, en ese tema, era urgente alguna intervención. Alcanza con andar por la Argentina: la soja enriquece a algunos, expulsa a muchos, agota las tierras, cambia el paisaje socioeconómico hacia el monocultivo más primario. El grano no crea empleo y, exportado tal como se lo exporta, es un granero que no agrega valor a sus plantitas. El Gobierno dice que sus retenciones ayudarían a mejorar ese sistema: a mantener el precio interno, a alentar la diversificación, a promover el procesamiento del grano para exportar algo más trabajado.

Puede que sea: habrá que verlo. Pero, de mientras, se trata de dinero y cuesta y se discute. Los que tienen que pagar esas retenciones ahora se quejan de la intromisión del Estado: son los mismos que le piden a gritos que se entrometa para sacar cartoneros de la ciudad, villas del conurbano, ladrones y ladronas, parientes de los ladrones y ladronas.

El Estado interviene, regula y, por supuesto, recauda. El problema es que no dice para qué. Otra cosa habría sido si se hubieran comprometido a destinar los 3.000 millones que ganaron anteayer a la construcción de cien hospitales o de mil escuelas. Las arcas rebosan y los servicios básicos que ese Estado tendría que prestar -salud, educación, seguridad- no funcionan.

Soy anarquista. Creo que el Estado tiene que desaparecer y va a desaparecer, alguna vez. Mientras tanto, es la única herramienta que permitiría que unos pocos no se queden con todo, muchísimos con nada. Pero, para eso, el Estado debe ser controlado: ése sería el rol de la política. Qué pena que ya tampoco haya.


Publicado en Crítica, 13-03-2008

The cable guy

Tres películas para quedarse viendo cada sábado a la tarde en el cable: "Happy Gilmore", "Mentiroso Mentiroso" y la remake con Al Pacino de "Perfume de Mujer". Como dicen los yanquis, it never gets old.

El Clima No Perdona jueves, 6 de marzo de 2008



El calentamiento global ha hecho estragos en los fenómenos meterológicos, y Argentina en particular -tierra que desde tiempos inmemoriales ha generado señoras con tiempo libre y porteros charlatanes- corremos el riesgo de que en el futuro TODAS nuestras conversaciones sean sobre el clima.

Pero como dijo el Dr. Grondona, en una guerra uno siempre tiene que estar del lado del vencedor, asíque ahora, más que nunca, debemos ocuparnos de cubrir este intrascendente tema y dedicarle un blog entero, de actualización diaria, en donde Ud. señor y Ud. señora podrán enterarse si mañana hay granizo rompecoches, nieve histórica o tornado inofensivo. Desde ayer y hasta derretirnos, El Clima No Perdona opera en la siguiente dirección

http://elclimanoperdona.blogspot.com

Los esperamos,
Fede y las Weather Girls

Separados al nacer martes, 4 de marzo de 2008

Técnicamente no es un "separados al nacer", pero sí un afano de looks.


Al Pacino, barba candado claramente neoliberal / Billie Joe, barba candado claramente neoliberal

¿Quién es el nuevo galán? lunes, 3 de marzo de 2008

El Twingo chocado avanzaba por la Panamericana y la gran ciudad empezaba a quedar atrás. El clima anunciado para la costa no prometía maravillas -de hecho ya se estaba poniendo feo el asunto- pero a veces gana lo más simple, como un alojamiento gratuito y el querer huirle a lo cotidiano. Y en eso andábamos los tres mientras en el auto sonaba Ace of Base grabado en un CD conectado al pasacasette gracias a un viejo casetito adaptador.

Al volante iba Agus, tirando papeles por la ventanilla del acompañante porque la suya no bajaba. (El auto acababa de pasar una verificación técnica oficial y solo acusaba un ruidito extraño, lo cual era una enorme mejoría con respecto al 505 con el que habíamos ido a la costa en enero para luego comprobar que tenía una "autonomía sin necesidad de grúa" de 150 kilómetros.) A su lado viajaba quien suscribe, que continuando un chiste interno marcaba la presencia de los patrulleros al grito de "eh gato" o algún insulto marginal equivalente. En el asiento de atrás viajaban los bolsos -mochilas con tres mudas de ropa- y Felipe -alias El Tio-, que cámara en mano registraba las curiosidades del viaje, como por ejemplo la colectora inundada por la que intentamos pasar (nos mandamos detrás de un camión que nos separaba las aguas mientras El Tío gritaba "¡es Moisés, es Moisés!") y el corte de ruta que nos tuvo clavados tres horas y media en el kilómetro 35.

El Twingo de Agus era un modelo anfibio, no sé si sabían

Autos anfibios 0 kilómetro

La próxima nos llevamos el DVD portátil para el embotellamiento

Ehh rati cobani ehh loco ehh gato

Miramar a esta altura del año y con la pesada lluvia que caía era casi una ciudad fantasma, así que el primer día nos encontró viendo el DVD de la superlativa The Host (que a Agus no le gustó por "bizarra", punta de lanza para todo un debate sobre las reglas de lectura) y algunos partidos de Primera División. Agus estaba en modo "Pedro Picapiedra recién llegado del laburo", viendo TV con las patas arriba de la mesa y lanzando ocasionales pedidos de comida que sonaban como cuando Pedro dice "¡Vilmaaa!". La Vilma de este viaje resultó ser Felipe, que no solo hacía la comida sino que también hacía las compras y lavaba la vajilla. Este servidor, mientras tanto, se ponía el delicioso soundtrack de Kill Bill y Felipe, entusiasmado, servía la mesa cantando "Malagüeña Salerosa".

Esto es vida (burguesa). Nótese los cigarrillos, las botellitas de Stella Artois, la TV 29 y la incipiente buzarda del muchacho Felipe

Buena vista social club

A la noche salimos a la peatonal para comprobar la teoría que sostiene que, en Miramar, quienes cumplen los 15 años son obligados a irse de la ciudad y solo se les permite regresar al cumplir cuarenta. Aburridos, a la una de la mañana agarramos el Twingo y vencimos la niebla y el estado monstruoso de la ruta provincial número uno para llegar a Mar del Plata en tiempo récord, y salimos a un buen bar/boliche. Algunos terminaron la noche un poco más arriba, incluso. Regresamos a "la ciudad de los niños" a un horario más bizarro aún, y cerca de las seis de la mañana comenzó el campeonato de siesta que tuvo por claro ganador a Augusto, que marcó 8 horas 30 y se despertó pasado el mediodía para poner, una vez más, al fútbol televisado. ¿Un sábado a la mañana? Claro: Agus -no conforme con el partido de Arsenal de Sarandí del día anterior- encontró el partido del otro Arsenal, el de la Premier League.

Agus durmió como un chancho todo el viaje

Le siguió un almuerzo gasolero con sendos sandwiches de jamón, queso y tomate y la promesa de meterse al agua sin importar el frío o el clima. El día resultó ser el menos peorcito de la semana, asíque a los diez minutos estábamos toalla en mano y pies en la arena. Dejamos las cosas y corrimos al agua, previo establecimiento de una multa para quien arrugara y no se metiera. El agua estaba... como decirlo... congelada. Tan fría que parecía caliente, o que ya no sabíamos qué parecía, porque no sentíamos nada. Algunos gritos medios histéricos y a los cuatro minutos ya estábamos afuera, secándonos al sol que amagaba con salir.

Cumplida nuestra misión volvimos a La Feliz, esta vez refugiados en la casa del tío de Agus, en donde la previa de la cena incluyó un Carrera de Mente Turista y algún comentario a propósito del peluche de Winnie Pooh que parecía un levantador de pesas de la Unión Soviética. Nueva salida a la noche para terminar, otra vez, descosiendo el colchón a puro ronquido. El domingo nos despertamos cerca de la una, desayunamos unas Variedad con Coca-Cola y emprendimos una vuelta a casa que incluyó todos los climas conocidos en Occidente y más canciones en CD que pusieron en tela de juicio nuestras orientaciones (piensen en una seguidilla del tipo "Girls just want to have fun" - "Lovefool" - "Just a girl"). Aunque la canción oficial del viaje fue la cortina de la serie "Harvey Birdman, Abogado", que a continuación reproducimos en su versión a capella cortesía del Trío Salchicha: