# 50 | La Corporación
Le Couperet
de Costa-Gavras
con José Garcia, Karin Viard y Geordy Monfils
Bélgica / Francia / España, 2005, 122'
Posición anterior en el ranking: # 40
Bruno Davert, un químico de carrera que trabaja en una papelera, es despedido. Tres años más tarde sigue sin trabajo. Las entrevistas de trabajo a las que aplica no dan resultado, y sus chances de conseguir un empleo disminuyen mes a mes. Finalmente, la idea: deshacerse de sus posibles competidores. Literalmente. Matarlos.
Sólo Costa-Gavras podía convertir la premisa inicial (el fenómeno del desempleo en el mundo posindustrial) en una película de suspenso y humor negro: hacer "una de género", con tono de sátira, sobre la mayor tragedia provocada por el sistema que organiza el mundo del trabajo, y que tan bien sintetizó John Gray cuando escribió: "La clase media es un lujo que el capitalismo ya no se puede permitir".
# 49 | Sin City: La Ciudad del Pecado
Sin City
de Frank Miller y Robert Rodriguez
con Bruce Willis, Clive Owen y Jessica Alba
Estados Unidos, 2005, 124'
Posición anterior en el ranking: # 19
La Pulp Fiction de Robert Rodriguez, una obra inspirada en el mundo de los comics no sólo desde lo ético (noir hasta la médula) sino también lo estético. La primera vez, en cine, me sorprendió. En segunda mirada, el impacto
fue menor, aunque posiblemente siga siendo -como varios recordaron- la
película que mejor capta (y translada) el look del comic al séptimo arte. Grandes performances de Clive Owen (por entonces, apenas un actor en ascenso) y Mickey Rourke, que aquí comenzaba a delinear su comeback que consolidaría en The Wrestler.
# 48 | Historias Extraordinarias
de Mariano Llinás
con Mariano Llinás, Agustín Medilaharzu y Walter Jacob
Argentina, 2008, 245'
Posición anterior en el ranking: # 43
Mucho se ha escrito sobre Historias Extraordinarias. Que es ambiciosa; que se financió por fuera del circuito oficial de créditos del Incaa; que puede ser leída casi como un chiste interno... Cada uno de estos elementos da para una discusión individual, pero me quiero concentrar en la noción de riesgo (artístico, creativo) implícita en la idea de llevar adelante una película de cuatro horas, con tres historias principales pero infinidad de ramificaciones, con un presupuesto inferior a los 50 mil dólares. Y, sobre todo, que termine siendo el triple de vital, entretenida, movilizadora, que el último bodrio arty-festivalero de algún joven director porteño que gasta cuatro palos del Incaa y una productora alemana en 95 minutos del despertar sexual de un adolescente en algún escenario bucólico de la costa bonaerense. Situada en este contexto, lo que Llinás parece (querer) decir es: ¿ven que hay historias por todos lados? Es sólo cuestión de saber contarlas. Por último, quiero destacar el uso de la voz en off, que puede matar algunas películas pero que acá suma, porque lejos de ser redundante (narrar "en serio" algo que sucede "en serio"), aquí se usa de manera paródica, tal como ocurría en Dogville o en Balnearios, del propio Llinás (que, dicho sea de paso, es un actor bastante malo, al menos el peor de los tres protagónicos, lo que le resta algunos puntos a una película que igual merece un lugar por su capacidad de innovación y su espíritu aventurero).
# 47 | 4 Meses, 3 Semanas y 2 Días
4 luni, 3 saptamâni si 2 zile
de Cristian Mungiu
con Anamaria Marinca, Laura Vasiliu y Vlad Ivanov
Rumania / Bélgica, 2007, 113'
Posición anterior en el ranking: # 38
Hay un plano que molesta en la segunda película de Cristian Mungiu. Cualquiera que la haya visto sabrá a cuál me refiero. Sin ese plano, Mungiu podría haber sostenido, de principio a fin, un tono observacional aunque tenso, como en cualquier gran film de los hermanos Dardenne. Sin embargo, en ese momento el director sucumbe al impulso de señalar, subrayar. Por lo demás, esta historia es un drama hecho y derecho que supera el localismo (con el remanido tópico, en la filmografía rumana reciente, de los últimos años del régimen de Ceausescu) y logra una impresión de fragilidad individual -y de amistad, traición y corrupción- tan universal como el de cualquier obra maestra.
# 46 | Bucarest 12:08
A fost sau n-a fost?
de Corneliu Porumboiu
con Mircea Andreescu, Ion Sapdaru y Teodor Corban
Rumania, 2006, 89'
Posición anterior en el ranking: # 60
"¿Pasó o no pasó?", se pregunta el título original de esta comedia negra rumana. ¿Hubo o no hubo una revolución, un levantamiento popular, en la plaza al Este de Bucarest 16 años atrás, cuando Nicolae Ceausescu huyó del gobierno? Esto se propone resolver, o al menos proponer, el dueño de un canal de TV local, que invita a dos personas al estudio para que compartan ese momento de "gloria revolucionaria". Uno de ellos es un viejo jubilado que suele disfrazarse de Papá Noel en Navidad; el otro, un profesor de historia alcohólico y acorralado por las deudas. El mayor mérito de Bucarest 12:08 es que detrás de su puesta en escena seca y costumbrista deja mucha, muchísima tela para cortar, más cuando recrea la obsesión por la televisión, las lecturas periodísticas, los llamados de oyentes y una historia oficial que celebra y resignifica momentos recientes de la historia. Curioso espejo para una sociedad como esta argentina kirchnerista.
# 45 | Supercool
Superbad
de Greg Mottola
con Michael Cera, Jonah Hill y Christopher Mintz-Plasse
Estados Unidos, 2007, 113'
Posición anterior en el ranking: # 92
A mediados de los noventa, el mainstream cómico (Mi Pobre Angelito, Los Locos Addams, Wayne's World, por nombrar las primeras que me vienen a la mente) sucumbió ante los dictados de los hermanos Farrelly, que con películas como Tonto y Retonto y Loco por Mary reemplazaron cierta ingenuidad narrativa -y tendencia familiera- por chistes escatológicos y la llegada de nuevas figuras como Jim Carrey o Ben Stiller. La fórmula pasó a ser el nuevo paradigma y se mantuvo durante casi una década, hasta que el esquema comenzó a mostrar señales de agotamiento y fue reemplazada por quien se convertiría en el nuevo hombre de peso en la industria del entretenimiento: Judd Apatow. No por casualidad, la primera comedia de peso producida por el neoyorkino fue The Anchorman -ligada a ese otro gran director y renovador del campo cómico llamado Adam McKay-, a la que seguiría su debut detrás de cámaras con The 40-Year Old Virgin. En 2007, cuando ya era casi una marca, Apatow produjo la que para mí es una de las mejores comedias norteamericanas de los últimos veinte años (y tal vez la mejor película sobre el fin del secundario desde Dazed and Confused): Superbad. El cast es sencillamente inmejorable: Michael Cera es tan querible como inseguro, Jonah Hill es ese elefante en un bazar que todos conocimos alguna vez y Christopher Mintz-Plasse sabía que estaba pegando uno de los personajes del siglo con su encarnación de McLovin. Los dos primeros, además, haciendo una escena enorme mientras charlan de bolsa de dormir a bolsa de dormir, al borde del homoerotismo como en toda gran amistad teen. Aunque creo que la mejor escena viene antes. ¿Qué mejor representación de la adolescencia que estos chicos eufóricos y asustados yendo a una fiesta en colectivo, que se aferran a la botella de vodka que compraron para impresionar a una mina como si su vida dependiera de ello?
# 44 | Factotum
de Bent Hamer
con Matt Dillon, Lili Taylor y Marisa Tomei
Noruega / Estados Unidos / Alemania / Francia / Italia, 2005, 94'
Posición anterior en el ranking: # 76
El espíritu de Charles Bukowski ronda todo el film: su apatía, su visión cruda y directa, su desinterés por el alrededor. Chinaski (Matt Dillon) se la pasa busca trabajos que termina dejando en cuestión de días, si no horas. Necesita tiempo para escribir. Y fumar, y coger, y tomar. La facha de Dillon tal vez no le permita mimetizarse del todo con el arruinado alter-ego de Bukowski. Pero convence. Entre copas: no larga la botella en toda la película, y he aquí una (pequeña, simbólica) diferencia con cualquier otra película que protagonizaría el neoyorkino. Factotum y su clima low-key es fiel a Bukowski y fiel a sí misma. No irradia un brillo cegador, pero sí una contundente posición frente al mundo que le toca vivir. ¿Dije que, a su manera, también es muy divertida?
# 43 | The Fog of War
The Fog of War: Eleven Lessons from the Life of Robert S. McNamara
de Errol Morris
Estados Unidos, 2003, 95'
Posición anterior en el ranking: # 67
(Louis Althusser, Marxismo y humanismo)
Robert S. McNamara se desempeñó como Secretario de Defensa de los Estados Unidos de 1961 a 1968, durante la guerra de Vietnam. Antes había sido un exitoso empresario en la Ford, luego sería presidente del Banco Mundial. Su principal aporte al ejército norteamericano fue el de haber instalado una lógica matemática, eficiente y calculadora a la guerra. Si antes una bomba aliada mataba a dos o tres personas, a partir de sus ajustes los muertos comenzaron a contarse por decenas de miles. A él le debemos los bombardeos más precisos. Y a sus 87 años, en conversaciones con el documentalista Errol Morris, está dispuesto a confesar algunas cosas. "Bajo estándares actuales", dice, "nuestros actos hubiesen sido considerados crímenes de guerra". Sus lecciones son verdaderos ejemplos de la realpolitik más clara que ha dado la política exterior en Occidente, y bien vale la pena escucharlas. Ya que como escribe William Arnold: "McNamara finalmente consigue contar su versión de la historia -y de alguna manera sale humanizado en el proceso-, pero aún así termina apareciendo como un personaje trágico viviendo en un estado de negación".
# 42 | El Luchador
The Wrestler
de Darren Aronofsky
con Mickey Rourke, Marisa Tomei y Evan Rachel Wood
Estados Unidos / Francia, 2008, 109'
Posición anterior en el ranking: # 14
La película ganadora del Oscar 2009 narra la historia de un villero que se hace millonario. Es decir, otro exponente de la temática from rags to ritchies. Todos podemos llegar, desde lo más bajo hasta la cima: sólo hace falta esfuerzo y un poquito de suerte. Una inyección de confianza al relato dominante, hoy en crisis.
La contracara de ese sueño de fama y dinero es el film que no ganó nada: The Wrestler. Allí, el otrora célebre y exitoso Mickey Rourke encarna al otrora célebre y exitoso Randy "The Ram" Robinson, un veterano luchador de catch que tuvo su momento de gloria a mediados de los ochenta, y que veinte años después come, a duras penas, de las sobras de aquel momento. Aquellos que viven de tensar su cuerpo, su cara, su imagen durante un par de años, hasta que son marginados, poco a poco, del circuito. El camino inverso a Slumdog Millionaire: de la cima a lo más bajo. Los dos -persona, personaje- son un símbolo de la fugaz máquina de los sueños, de los quince minutos de fama, de la picadora de carne -literal. Un día sos el hombre del momento; al otro, te van a encontrar en el sector de verdulería de un supermercado, sólo para creer haber visto una cara conocida: "Sos igual a The Ram. Sólo que más viejo".
El círculo hubiese sido perfecto si la película ganaba el Oscar y los derrotados hubiesen ganado una segunda oportunidad, otro cuarto de hora. (La vieja astucia del sistema para integrar aquello que lo rechaza). Pero no. Por eso -y por sí misma-, The Wrestler es el cachetazo en la cara al American way of fame, a los mimos del mercado, a lo efímero y descartable. Y Mickey Rourke, si me permiten, quizás se convierta Gloria Swanson del nuevo siglo. A los golpes por Sunset Boulevard.
# 41 | La Cinta Blanca
Das weiße Band - Eine deutsche Kindergeschichte
de Michael Haneke
con Christian Friedel, Leonie Benesch y Ulrich Tukur
Alemania / Francia / Austria, 2009, 144'
Nueva en el ranking
Porque son esas películas que crecen en uno. Porque las señoras esas que leen la reseña y dicen "sí, así empezó el nazismo" no entienden nada. Porque acá no está la angustia primermundista que se sugiere en otras pelis de Haneke. Porque el crítico Leonardo D'Espósito (en una nueva moda snob que consiste en odiar a las películas cine-arte y encontrar maravillas en bazofias pochocleras como 2012) militó activamente en contra de esta película y alguien tenía que reivindicarla.