No disfruto escribir el primer borrador. Corregir sí, pero hasta que sale ese primer borrador, es un parto. (...) Más o menos en siete meses escribo un borrador, pero estoy dos años corrigiendo. Creo profundamente que escribir es corregir, en una dinámica con el espíritu de uno, como un trabajo espiritual, que entra en sintonía con la vida y con la evolución. Corrijo y me transformo, porque uno corrige personas, no textos, uno se corrige en el texto. Lo decía Santa Teresa: Las palabras llevan a las acciones, alistan el alma, la ordenan y la mueven hacia la ternura. Lo decía 500 años antes de Lacan.
Hace 5 años.
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