por Sebastián Lacunza
Ámbito, 12-10-2012
El vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, es no sólo un hombre clave del Ejecutivo de Evo Morales
 sino también uno de los soportes intelectuales de mayor peso para los 
gobiernos populistas o de izquierda latinoamericanos. Este matemático y 
exguerrillero, autodefinido como «marxista clásico», visitó el sábado 
pasado Buenos Aires para recibir el doctorado honoris causa en la 
Universidad de San Martín. El siguiente es el diálogo mantenido entre Ámbito financiero y García Linera. (...)
P,; ¿Cómo pueden los gobiernos latinoamericanos dar un marco de 
pluralidad y continuidad a las reformas del sistema de medios que han 
emprendido? 
Á.G.L.: Siempre los medios han tenido una
 relación muy cercana y porosa con la política, no es reciente. Lo nuevo
 de este período es que, fruto de esta insurgencia política que ha 
barrido los viejos sistemas políticos, éstos se atrincheraron en el 
ámbito mediático. La prensa ha pasado de una relación ambigua con la 
política a un papel de organizadora y agitadora de la oposición. En 
Bolivia, dirigentes desplazados del escenario del Estado se van a los 
medios como propietarios, comentaristas o comunicadores. Se partidizan 
los medios y la construcción de la verdad. Frente a eso, los nuevos 
gobiernos han potenciado medios estatales y diversificado los 
alternativos. ¿Qué sería lo deseable? Una despartidización del espacio 
mediático. En la medida en que ello ocurra, lo más probable es que los 
gobiernos van a ir despartidizando los medios estatales.
P.: ¿Y al revés?
Á.G.L.: También,
 lo que pasa es que el fenómeno ha surgido del otro lado. Los políticos 
desplazados han comenzado a atacar a través de los medios. Después de 
uno, dos o tres años de estupor, los gobiernos responden con medios del 
Estado, diversificando, desde Venezuela a Argentina. La politización de 
los medios estatales surge como resistencia. Quienes tienen que asumir 
la iniciativa son ambos o los medios privados. Aquí apelo a la opinión 
pública para ir aislando a aquellos que han partidizado demasiado, de 
uno u otro lado. Tengo la impresión de que esta partidización, siendo 
realista, todavía tiene para rato. Quizás, en la medida en que se 
construya una oposición política, progresista o conservadora, con 
soberanía, liderazgo y proyecto, esto pueda declinar la partidización de
 los medios. Ya que no hay proyecto, el uso del medio puede desgastar, 
debilitar, pero no para gobernar. (...)
Hace 6 años.

0 comentarios:
Publicar un comentario