Diez momentos jueves, 16 de mayo de 2013

Ayer fue mi último día en la redacción de Debate. No es un adiós definitivo -planeo seguir colaborando con la revista-, pero puedo decir que se cierra una etapa en lo profesional. A final de cuentas pasé poco tiempo en la publicación, desde 2011 hasta 2013, pero al ser parte de un equipo reducido ese tiempo me alcanzó para escribir muchas notas. Y anoche, volviendo al depto, se me ocurrió que podría rescatar del olvido algunas de ellas.

***

Antes de entrar en la revista había estado en Página/12. Una historia completamente distinta, con todos los pros y contras imaginables. Pero lo cierto es que venía de un diario. Por eso, en mis primeras semanas en Debate aprendí a valorar el mayor espacio para los informes y el tiempo que se me daba para investigar determinados temas. Y las entrevistas, claro. Creo que no existe publicación nacional en Argentina que le brinde tanto espacio a las entrevistas y en estos meses me di el gusto de hacer algunas que considero muy buenas, la mayor parte de las veces gracias a la lucidez del personaje entrevistado más que por habilidad propia. En el medio cumplí con las coberturas más variadas (después de todo, me considero integrante de aquel ejército anónimo de obreros de la palabra que Walsh rescataba en Nota al pie), aunque resigné algo de calle y de crónica, más propias del formato diario.
Tuve a mi lado un excelente equipo de redacción, y no lo digo como un cumplido (dudo que me estén leyendo) sino porque de verdad hacen un gran laburo, cada uno en su rubro a pesar del escaso tamaño del staff y de algunas cuestiones externas a nuestro piso que obligaban, muchas veces, a asumir tareas que excedían lo esperable en condiciones normales de temperatura y humedad. Algunas de las cosas por las que pasé en este tiempo -primero como redactor y luego como editor de la sección Política- ameritarían, por sí solos, un artículo aparte. Pero como me dijo Santiago O'Donnell cuando lo entrevisté a propósito de Argenleaks, en la primera entrevista que hice para la revista: "Todos los periodistas sabemos muchísimo más de lo que contamos. Nunca cuento todo lo que sé porque no me atrevo y no estoy dispuesto a pagar el costo".

Sin más preámbulos, acá van diez notas que me gustaron del tiempo que estuve en Debate. Ojalá puedan rescatar algo de ellas.


# 10 | Beto Pianelli y la responsabilidad de los laburantes
10 de marzo de 2012
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En plena disputa en torno al traspaso de la red de subterráneos a la Ciudad de Buenos Aires y a días de la tragedia de Once, entrevisté al secretario general de los metrodelegados, Beto Pianelli, donde charlamos sobre transporte y kirchnerismo.

¿Por qué cree que algunas declaraciones oficiales sobre la tragedia de Once ponen el foco sobre la responsabilidad de los trabajadores?
Nosotros tenemos una responsabilidad civil. Pero hay algo perverso. Se trabaja con una estructura que no es la correcta, llevando a un montón de tipos que no tienen otra alternativa que viajar así. Si algo anda mal, como el famoso “freno largo”, al conductor lo tenés que sacar. Pero si estás en Morón con mil quinientos tipos arriba, sabés que el tren que viene atrás trae otros mil quinientos, y decís “hay que bajarse”, te queman el tren. Entonces tratás de llegar a la terminal como se pueda.

Por eso le preguntaba qué lectura hacía de estos discursos.
Los trabajadores hemos sido los más responsables. Venimos haciendo las denuncias sistemáticamente. Ahora tienen que hacerse responsables los empresarios, y hay pruebas suficientes de que no lo son. El transporte es un servicio público. Si se lo quiere poner en función del lucro, nunca van a brindar un buen servicio. (...)

¿Se puede saldar la disputa con Pablo Micheli en torno a la CTA?
No hay vuelta atrás. Aunque mañana el Gobierno gire a la derecha, vamos a seguir teniendo diferencias: nosotros vemos este trayecto como progresivo, ellos como regresivo. Acá hablan de menemismo: yo ganaba 435 mangos en el subte y alquilaba una casa que salía quinientos, laburando ocho horas. Hoy gano siete mil, pago 1800 y trabajo seis. La peleamos, claro. Pero en el kirchnerismo si vos la peleás y la ganás, te levantan la mano y te dicen: ganaste. Con Fernando de la Rúa si ganabas, no importaba.

# 9 | Federico Pinedo y el eterno problema del armado nacional del PRO
30 de junio de 2012
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Con mi compañero Manuel Barrientos iniciamos, un poco en broma y un poco en serio, la campaña "Por una derecha con biblioteca". Uno de nuestros referentes es Federico Pinedo, jefe del bloque macrista en la Cámara baja. Este reportaje me gusta porque, a pesar de que lleva un año de publicado, demuestra una sorprendente actualidad.
Meses atrás, usted admitió a esta revista que el desafío del PRO no estaba “tan lejos como 2015 sino en 2013”. ¿Qué avances hubo en ese sentido?
(Piensa) El año que viene va a ser importante porque allí las fuerzas opositoras van a tener que demostrar cuáles están en condiciones de organizar una alternativa de poder. El PRO no es un partido testimonial, ideológico, es un partido de poder: queremos ganar la elección para transformar a la Argentina desde el gobierno. Por eso, 2013 es central, y ponemos mucho énfasis en los grandes padrones, es decir, la franja del centro de la Argentina.

¿Qué expectativas tiene para 2013?
Vamos a hacer una gran elección en Santa Fe, con Miguel Del Sel; deberíamos ganar la Ciudad de Buenos Aires; hacer una buena elección en la provincia de Buenos Aires; lograr una buena elección en Mendoza, donde estamos asociados al Partido Demócrata y a sectores del justicialismo no kirchnerista; y entre todos los aliados tenemos que construir una alternativa fuerte en Córdoba. Eso compone el setenta y pico por ciento del electorado en la Argentina. En el resto, dependemos de los acuerdos que hagamos con fuerzas locales. Lo que hay que hacer es encontrar referentes representativos en el interior que quieran ir a una propuesta nacional y no ir a hacer colonización desde Buenos Aires.

Hubo algunas provincias, como Entre Ríos, donde el PRO estuvo cerca de quedar como una fuerza testimonial.
Sí, siempre uno comete errores y quiere correr más rápido de lo que dan las patas. Pero tenemos que construir alianzas que estén en condiciones de ganar en 2015. Aunque espero que en Entre Ríos tengamos representantes locales ya para el año próximo.

¿Qué espera que pase en la provincia de Buenos Aires si Gabriela Michetti finalmente no se presenta en ese distrito?
No es evidente, para ninguno de nosotros, qué conviene hacer en la provincia. Creo que Gabriela tiene un perfil más vinculado al trabajo en la Ciudad: demostró que lo puede hacer y que lo hace bien. Si fuera a la provincia sería una gran candidata, como demuestran las encuestas, pero tengo serias dudas de que quiera presentarse como candidata a gobernadora en 2015. Y si no lo fuera, nos quedaría un hueco dudoso. No es obvio lo que tiene que hacer Michetti, ni para la Argentina ni para el PRO. No es que si va para un lado está todo bien y si va para el otro está todo mal. Si pensamos sólo en nosotros, nos equivocamos.

¿Son ciertas las encuestas que le dan un 20 por ciento de intención de voto en la provincia?
Algunas un poquito menos.

En caso de que Michetti no se presente, ¿cuáles son las alternativas? ¿Qué hay de los contactos con Sergio Massa?
Hay dirigentes que son “simpáticos” para los demás, que tratan bien al resto. ¿Quién se lleva mal con Scioli o con Massa? Nadie. Ahora bien, no tengo mucha idea de qué es lo que hará, y no creo que sea candidato en 2013 porque es intendente de Tigre. Parto de la base de que tenemos que construir alternativas realistas, y veo tanto a Scioli como a Massa dentro del kirchnerismo.

# 8 | Roger Waters: paradojas del espectáculo político
23 de marzo de 2012
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De vez en cuando está bueno despuntar el vicio y escribir sobre temas más livianos. La entrada fue originalmente concebida en este blog y ante una pequeña crisis de cierre la adapté para publicar en la revista.
Finalmente, el tema de la figura de Roger Waters. El antibelicismo a secas que profesa el músico de 68 años es coherente con su postura de liberal de izquierda, lectura que uno quizá no elegiría para explicar el mundo. Al menos su intención no es abstractamente humanista sino explícitamente política. Waters hoy es un ícono pop y lo sabe, pero no por eso deja de considerar el espectáculo que integra como parte de la basura de este mundo. Para decirlo en términos noventosos: si Bono es “Heal the world”, aquella melodía progre de Michael Jackson, Waters es el “Here we are now, entertain us” de Nirvana. La imagen es inequívoca: el tipo que hacia el final del show aniquila a su audiencia con una ametralladora.

# 7 | José María Arancedo, el sucesor de Bergoglio
7 de enero de 2012
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Fue el candidato del consenso para suceder a Jorge Bergoglio al frente de la Conferencia Episcopal. Este "radical moderado" me recibió en la sede del Episcopado a días de haber sido elegido y un año antes del sorpresivo nombramiento de Bergoglio como sucesor de Benedicto XVI. Creo que fue la entrevista más larga que dio a la prensa.
Su antecesor en el cargo, Jorge Bergoglio, tuvo algunos cortocircuitos con el gobierno del ex presidente Néstor Kirchner.
Más allá de sus chisporroteos, la relación siempre fue institucionalmente respetuosa. La Iglesia debe tener con el poder político una actitud de autonomía, por un lado, y de cooperación, por el otro. No somos políticos opositores ni oficialistas.

En su mensaje navideño, usted hizo una encendida defensa de “la vida por nacer”. ¿Cómo observa la Iglesia Católica los distintos proyectos sobre la interrupción del embarazo?
Como argentino, como sacerdote y como hombre de Iglesia me duele que, en estos momentos, la Argentina no esté valorando en toda su dimensión el respeto a la vida naciente. Donde hay vida creo que hay que callarse, no partir de un derecho absoluto de libertad. (...)

Años atrás otros proyectos sociales enfrentaron a la Iglesia con el Gobierno. ¿Éste es un límite?
El aborto es un límite.

# 6 | Marco Enríquez-Ominami: la batalla de Chile
5 de mayo de 2012
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El mérito de haber conseguido que le hablara a Debate es todo de Cecilia Escudero, la gran editora de Internacionales que tiene la revista. Ambos lo entrevistamos en el Alvear Palace. Enriquez-Ominami es un tipo inteligente y su propuesta es bien rupturista en el marco de un sistema político que pide a gritos una reforma.
¿Qué balance hace de los dos años de gobierno de la derecha en Chile, luego de las dos décadas de la Concertación?
Creo que la presidencia de Piñera es el quinto gobierno de la Concertación. Es una administración que potencia una sociedad donde la demanda y la libertad individual están más garantizadas que la oferta y la igualdad; donde existe una desconfianza radical hacia las instituciones y una confianza absoluta en el individuo. Entonces, es idéntico a lo que teníamos antes. Aunque ahora el panorama se agudice en razón de que el lenguaje político del gobierno es liberal o neoliberal en extremo. Pero en términos de políticas sustantivas, Piñera y la Concertación son lo mismo. Por este motivo, en Chile, hoy la izquierda y la derecha son puras etiquetas sin contenido. Vivimos en el país más desigual de la OCDE, en el continente más desigual del mundo y en el más sangriento sin guerras del globo. Los chilenos vivimos en una sociedad donde no hay universidades públicas y gratuitas. Me pregunto en qué momento gobernó la izquierda. (...)

En Chile, las concesiones para transmitir televisión se otorgaron de manera indefinida.
¡Eso es un escándalo! Soy el único que lo ha denunciado. Pero el asunto es aún más grave. Hay una licencia indefinida que la Iglesia Católica obtuvo gratuitamente en los años 60. Y cuando llegó la TV digital, con la posibilidad de revisar la duración de las concesiones, se obstruyó el debate.

¿Cómo fue aquel episodio?
Era diputado por el Partido Socialista, el de Salvador Allende, se supone que laico, ¿no? Entonces, en el marco de la discusión por la TV digital en el Parlamento, pregunté por qué los socialistas íbamos a pasar a la historia como los imbéciles que volvieron a entregar el espectro indefinido al Vaticano. Ahí ya estaba defendiendo la república laica. ¡Lo mínimo! Pero quien impulsaba esta política, el ministro de Telecomunicaciones de Chile, René Cortázar Sanz, del gobierno de Michelle Bachelet, me decía que no fuera ingenuo, que debíamos llevarnos bien con el arzobispo, con la Iglesia. Dos cosas tremendas ocurrieron después, que yo mismo había advertido en su momento. Primero, la Iglesia vendió el 62 por ciento de su concesión a un privado, es decir, lucró con algo público. Segundo, al día siguiente de que Cortázar Sanz dejara el cargo de ministro, comenzó a trabajar en el canal católico por el que había peleado la concesión. 

# 5 | El escenario para Clarín
2 de junio de 2012
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Empecé a investigar el proyecto de Ley de Medios Audiovisuales desde su misma concepción, mientras cursaba Políticas y Planificación, la cátedra de Guillermo Mastrini y Martín Becerra en la Facultad de Ciencias Sociales. Cubrí extensamente el tema para Página/12 y para cuando llegué a Debate la batalla judicial en torno a la constitucionalidad de la ley estaba al rojo vivo. Sin embargo, más de un recién llegado tomaba cada fallo como definitivo. Por eso, mi objetivo para este informe de tapa, allá por junio del año pasado, fue parar la pelota y definir los escenarios futuros, sin mala fe ni optimismos desmedidos. Hablé con la gente de Afsca, pero también entrevisté a Martín Etchevers, gerente de Comunicaciones Externas de Grupo Clarín. Y por supuesto a Martín Becerra y Gustavo Arballo, fuentes ineludibles si se trata de entender de qué va todo esto. Si leen la cabeza de la nota, van a ver que podemos decir, con orgullo, que a pesar del clima oficial festivo tras el fallo de la Corte del 22 de mayo, relativizamos ese escenario y le pusimos paños fríos al tema del 7D. El tiempo nos daría la razón.
En otras palabras, la Corte le dijo al conglomerado que si quiere seguir demorando la ley deberá conseguir que la Justicia la declare inconstitucional, un objetivo más difícil que el simple pedido de “no innovar”. ¿Esto significa que el Grupo deberá comenzar a desprenderse de sus licencias en diciembre? Debate consultó a representantes de la empresa, funcionarios de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) y especialistas en la materia. Todos negaron que las ventas vayan a comenzar antes de fin de año. A diferencia de multimedios como Vila-Manzano -que admiten públicamente que “hoy lo único que queda es cumplir la ley”-, Clarín parece decidido a agotar la batalla judicial, ahora en torno al fondo de la cuestión, que según algunos cálculos podría extenderse hasta 2015.

# 4 | Gabriela Michetti: basta de comparar todo con la crisis de 2001
17 de diciembre de 2011
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Cuando se prende el grabador, Gabriela Michetti se larga a hablar. Mucho. De todos los temas. Se va por las ramas, vuelve, se entusiasma. La grabación de esta entrevista, con la ayuda de mi viejo grabador Sony de cassette, duraba más de una hora: las últimas preguntas se las hice en uno de los ascensores del Congreso, minutos antes que entrara al recinto a votar. Edité algunas puteadas (a Michetti le gusta putear), pero creo que suman los reportajes que son, más bien, charlas sobre política.
Desde el PRO se insiste sobre una supuesta falta de “políticas de Estado” a nivel nacional. ¿En qué se basa esta idea?
Si se hiciera una lectura larga, de 1990 a 2009, de una cuestión central como la lucha contra la pobreza, se vería que en Brasil bajó el cincuenta y pico por ciento; en Uruguay, el cuarenta y pico; en Chile, el sesenta y pico. En la Argentina bajó apenas el seis por ciento.

Quizá la lectura del electorado no sea la de los veinte años, sino más corta. Que tome como referencia la crisis de 2001.
Seguro. En el corto plazo, los datos del kirchnerismo son buenos, pero siguen hablando de “crecimiento”. 2001 no puede ser más el dato de medición.

# 3 | Santiago O'Donnell: el valor de la información
30 de septiembre de 2011
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Como dije más arriba, la entrevista con Santiago O'Donnell en aquel bar sobre Juan de Garay fue la primera nota que hice para Debate. No hablamos tanto del libro, ni de Wikileaks, como de periodismo. Hacia allí derivó la charla, y así lo transcribí.
¿Qué pensaba mientras escribía el libro?
Traté de no priorizar las consecuencias públicas de lo que escribía. De hecho me parecía suficientemente difícil editar y dar una imagen de lo que pasaba en la embajada como para ponerme a pensar qué significaba todo eso.

De todas maneras, entre los miles de cables y el producto final hubo un necesario proceso de selección, si bien más amplio que el que hicieron los diarios.
Tengo criterios políticos pero traté de privilegiar el criterio periodístico: pensar qué es de interés para la mayor cantidad de gente posible y que la ficha caiga donde tenga que caer. Es mi respuesta a esta “batalla” que se está dando: me parece que el periodismo no tiene que tomar parte en la batalla sino aportar elementos para que el debate se pueda dirimir de la manera más informada y virtuosa posible.

¿Cómo se logra eso?
Creo que alguien tiene que mostrar para que después la gente se pueda pelear con elementos importantes. Si nadie muestra nada, la pelea termina siendo una guerra de clisés, eslogans y discursos huecos. La discusión es más rica si se da en base a información. Ahí tiene que estar el aporte. Si todos somos los iluminados que le dicen a la gente lo que tiene que pensar y nadie se ocupa de exhibir o producir información, el debate público se empobrece.

# 2 | Javier Auyero y la "paz social"
12 de noviembre de 2011
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Los comunicadores decimos muchas cosas sobre los pobres. La mayoría de las veces, nuestras intervenciones parten del total desconocimiento y deberían guardarse para aquel sketch del programa Sin Codificar llamado "Hablamos sin saber". "¿Paz social para quién?", me pregunta Auyero. Tiene razón. Retrocedo. Escucho. La de Auyero es una de mis entrevistas favoritas.
¿Qué sucede con la acción colectiva en este momento?
Veo mucha organización y participación, lo que no hay es mucha beligerancia. Pero eso no quiere decir que los sectores populares estén sentados en su casa: participan de un comedor, están en un taller...

Pero todavía no se expresa en una acción directa masiva.
Las preocupaciones han cambiado y no hay un repertorio listo para dar cuenta de esas demandas. Hoy la preocupación central de la enorme mayoría de la gente con la que trabajamos es la falta de infraestructura básica y la violencia. Si bien el discurso de la inseguridad lo dominan las clases medias, la inseguridad ciudadana afecta a los que están más abajo en el orden sociopolítico. La preocupación de los vecinos con los que charlamos es que un “transa” le mate al hijo, que le violen a una hija en la esquina, que le peguen al chico a la salida de la escuela. Hoy un chico de ocho años promedio en estos barrios vio a un muerto en la calle. En ese sentido, el primer cordón del conurbano se parece más al Bronx de los ochenta que a un lugar donde hay empleo y crecimiento económico. Pero en torno a esa preocupación parece ser muy difícil organizar las redes ya que, justamente, como la gente tiene miedo se retrae en sus casas.

¿Qué papel juegan los imaginarios colectivos? El clima de crisis y de falta de salida de 2001 terminó en revuelta, pero en 2011 el descontento se traduce en una cierta paz social…
Habría que pensarlo un poco más en voz alta. ¿Paz social para quién? En el año 2001, los sectores medios no tenían paz social: había cortes de ruta, caos en las calles, gente que protestaba… El tema es que hoy tampoco hay paz social, al menos en los barrios que investigamos. Te puedo dar datos de los lugares donde se están matando a tiros. Entonces es una falta de paz social entre los más destituidos. Lo mágico es que esta violencia parece no moverse, porque al estar los sectores populares tan segregados, la violencia queda localizada allí.

# 1 | Que no siempre gane la banca
20 de septiembre de 2012
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En agosto de 2012, Debate dejó de salir todas las semanas. Por aquellos días, y en medio de una reorganización general del diseño y los procesos de trabajo, nos encargaron la preparación del primer número mensual de la revista, con un informe de tapa en torno al negocio de los juegos de azar en Argentina. Para ello entrevisté a empresarios, dirigentes, sindicalistas, funcionarios y legisladores; aprendí sobre las regulaciones y leyes provinciales; entendí cómo funcionan (y quién controla) los sistemas de premios de las máquinas tragamonedas; y me hice mis viajes a La Plata en plena crisis por el pago de aguinaldos en provincia de Buenos Aires (lo que había disparado, en primer lugar, la búsqueda de ingresos extra por parte del gobierno de Daniel Scioli y las amenazas del mariottismo de una potencial estatización del juego). A todo eso le sumamos una nota sobre el juego en las provincias (a cargo de Ignacio Portes) y una excelente crónica desde el Trilenium que escribió Malena Azcona. Fue una de las investigaciones más completas jamás publicadas sobre el tema.
Aquí entra en escena Boldt. Durante décadas, la empresa de Ángel Tabanelli se había limitado a brindar servicios de impresiones de seguridad para bancos, pero en mayo de 1993 un decreto de Duhalde la puso al frente de un programa de implementación de terminales online para el tipo de quiniela Club Keno Bonaerense.
Así, sin licitación pública y por medio de contratación directa, la empresa se hizo cargo de la captación de apuestas en más de tres mil quinielas de la provincia. Dos años más tarde, Duhalde amplió este acuerdo exclusivo para que la firma también instalara máquinas tragamonedas en los casinos bonaerenses y Boldt comenzó a llevarse hasta un cuarenta por ciento de las utilidades producidas por todos los slots de la provincia. “Adjudicar en forma directa es algo normal en el juego”, se defendió Ángel Tabanelli en una entrevista concedida semanas atrás a El Cronista Comercial.
Junto a la Sociedad Comercial del Plata (SCP), en 1999 inauguraron el Trilenium, “el casino más grande de Latinoamérica”. Ubicado en Tigre, arrancó con sesenta mesas de juego y 1.500 máquinas electrónicas. Según el acuerdo vigente, la recaudación de los juegos de paño iba para el Estado provincial pero el cincuenta por ciento de las utilidades brutas de las máquinas quedaban en la empresa.
El socio de Boldt en el Trilenium era Santiago Soldati, un ícono empresarial de la década menemista que había participado en varias privatizaciones y oficiaba de cara visible del Tren de la Costa. Juntos lograron una concesión por diez años y una cláusula de exclusividad en un radio de 150 kilómetros, con una empresa creada ad hoc que había presentado un capital inicial de sólo doce mil pesos.
Pero las desprolijidades no terminaban allí: el Instituto preveía para la empresa adjudicataria una rentabilidad de 75 millones de pesos anuales reconociendo una inversión total de setenta millones. Según estos cálculos, Boldt se embolsó en un año toda la inversión prometida y finalizó ese primer contrato con nueve años de ganancia pura.

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