Narra Hernán Casciari:
(...) Palermo representa el maravilloso caos del fútbol sudamericano, el desmadre y la locura. Diego Maradona es el culpable de que —contra pronóstico— Martín ocupe un lugar entre los 23 de Argentina. El que nunca había jugado un Mundial, está en Sudáfrica con 37 años. Y también es culpable —Maradona, este director de orquesta tan sensible a los detalles humanos— de que Martín haya entrado en el único partido posible: un partido casi definido como el S01E03 ante Grecia.
Palermo entró a esta serie durante diez minutos, nada más. Entró a la cancha sólo para cerrar con gloria su propia sit-com. Y lo hizo con la única herramienta que conoce: el gol.
Maradona hizo entrar a la cancha a Palermo para que tuviera su homenaje. Eso es entender de fútbol por encima de estrategias y pizarras: Maradona sabía que iba a ocurrir la magia. Nosotros, desde los televisores, lo esperábamos también. Estábamos viendo una serie dentro de la serie. Ayer, a los ochenta minutos de partido, para nosotros el Mundial era lo de menos: habíamos cambiado de canal, habíamos puesto una sit-com regional.
Inglaterra, Italia, España, Alemania y Francia acabaron o acabarán su primera temporada de dos maneras: o con cancelación patética o pidiendo la hora al juez y arañando la clasificación.
La primera temporada de Argentina Campeón acabó con un guiño al fútbol sudamericano, salvaje, caótico, veterano, insurgente, guerrillero y épico. El fútbol que le da vida a todas las otras ligas del mundo. Un homenaje a la garra, al esfuerzo, a la camiseta rota y al insulto fiero de un continente que es, cada vez más, el pulmón del deporte que más le gusta a la raza humana.
Hace 4 años.
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