Destruyendo el Estado de bienestar miércoles, 28 de marzo de 2012


























Así las cosas en España, que mañana va a la huelga general.


Foto via Berlich

El Bafici y la buena onda jueves, 22 de marzo de 2012

Las discusiones sobre si el Bafici es o no snob me recuerdan el capítulo ese de los Simpson sobre la buena onda:

Homero: ...y así me di cuenta de que estar con mi familia es más importante que ser buena onda
Bart: Papá, lo que acabas de decir es de lo más mala onda
Homero: Pues como dice la canción: "No soy de esos amantes a la antigua..."
Lisa: Esa canción es muy ñoña
Homero: ¿Tan ñoña que es buena onda?
Lisa y Bart: No
Marge: Yo soy buena onda
Lisa y Bart: No
Marge: Pues me da gusto, y soy buena onda porque no me importa, ¿verdad?
Lisa y Bart: No
Marge: ¿Pues cuando demonios se es buena onda? Ya intentamos todo aquí
Homero: Momento, tal vez si eres buena onda no necesitas que te digan que eres buena onda
Bart: Claro que sí
Lisa: Sí, si no ¿cómo vas a saber?

The show must go on: apuntes sobre el recital de Roger Waters miércoles, 21 de marzo de 2012


Roger Waters en River Plate, 20-03-2012

Un bosquejo más o menos rápido indica que existen seis variables que definen al espectáculo comúnmente conocido como "recital de rock":

(1) Performance musical y vocal del artista
(2) Puesta en escena: impacto visual
(3) Acústica: buen sonido del teatro o estadio
(4) Vitalidad, energía y buena predisposición del artista
(5) Comunión con el público: "espectáculo total" con la audiencia
(6) Calidad intrínseca del material interpretado

La tipología permite pensar que, por ejemplo, los recitales de Pearl Jam en Ferro carecieron de (2) pero fueron excelsos en (1), (4) y (5); que el recital de Belle & Sebastian en el Luna Park partió de (6) pero le faltó (5); que Pixies en el mismo estadio falló en (3) y presentó un (2) y (4) mínimos, pero fue un recitalazo porque triunfó en todos los demás rubros.

Pues bien: la serie de recitales que el ex Pink Floyd Roger Waters dio en el estadio River Plate -un enorme Imax, un verdadero Broadway de estadios- tienen su punto fuerte en (2), (3) y (6). Allí la impronta, el énfasis, el núcleo del show. The Wall, el disco que Pink Floyd grabó en 1979 con mínimos pero claves aportes de David Gilmour, es una obra bombástica, excesiva. La versión 2012 de su presentación en vivo responde a ese perfil. El que buscaba otra cosa (cantar "Blowing in the wind" cual salmo de iglesia, corear "Hey Jude" con sesenta mil almas biempensantes), perdió.

La presentación es una mezcla entre la película Pink Floyd - The Wall (el musical que Alan Parker, luego de varias peleas con Waters, definió como "la student movie más cara de la historia") y la recordada presentación en la Berlin reunificada de 1990. Sin embargo, la sorpresa no está saber qué va a pasar a continuación sino cómo sucede. Los imbéciles que anoche sacaban sus cámaras VGA intentando captar las luces del estadio en 640x480 se perdían aquello que jamás van a poder ver en el DVD que comprarán dentro de un año y medio: estar literalmente inmersos en un espectáculo con fuegos artificiales, luces vigías y aviones que se incrustan en el escenario. De esto se trata la puesta en escena de The Wall y no importa si vemos todo, mucho, poco o una parte. Lo que se activa aquí es la una particular historia que cada uno tiene con ese imperfecto disco doble, que excede los aires psicologistas (y a veces obvios) de algunas de sus letras o el videoclip redundante que por momentos es la película protagonizada por Bob Geldof.

Cuando los remito a (6) hablo de piezas impresionantes, desde la semiacústica "Mother" (con puntos de contacto con aquella belleza atemporal llamada "Wish you were here") hasta joyas como la estremecedora "Goodbye blue sky", "In the flesh?", "Young lust" o la única "Comfortably numb"; estas dos últimas, más deudoras del genio de David Gilmour.

Una última nota sobre la figura de Roger Waters. El antibelicismo a secas que profesa es coherente con su postura de liberal de izquierda (lectura que uno tal vez no elegiría para explicar el mundo), pero al menos su intención no es abstractamente humanista sino explícitamente política. Waters hoy es un ícono pop y lo sabe, pero no por eso dejar de considerar el espectáculo que integra como parte de la mierda de este mundo. Para decirlo en términos noventosos: si Bono es "Heal the world", Waters es "Here we are now, entertain us". La imagen es inequívoca: el tipo que al final de "In the flesh" le dispara a la audiencia con una ametralladora.

Imágenes: Gaisler, bajo licencia Creative Commons

Paritarias de prensa y fin del periodismo jueves, 15 de marzo de 2012

Porque nosotros somos los dispuestos a destilar y a ventilar nuestras ideas e impresiones. A no guardarnos nada. Los dispuestos a dar fe de que se extingue lo que tanto amamos. Y nos apena tanto, tanto que se extinga lo que amamos que, como hijos responsables y agradecidos de esta tierra, nos quedaremos hasta cerrar el boliche. Vamos a ser los últimos en irnos del entierro. Daremos, tal vez solitariamente, por finalizada esta epopeya confusa, este intento hermoso de hacer un país y de no haberlo logrado. Somos los que vamos a empujar la tierra con las dos manos para tapar el pozo, partidos en dos del llanto, porque somos la última generación que acá cantó el himno con respeto, sin erutar en el estribillo.
Hasta que la inviabilidad muestre (¿mañana?) su nueva cara de muerte y destrucción nos quedaremos en el office escribiendo. Con las tremendas ganas de hacerlo y con la obligación autoimpuesta de que esto nos saque de pobres. Ni en pedo debe ser esta una actividad de perdedores o de perdidos. Que sea la actividad cancherísima que es. El esfuerzo que sólo debe ser realizado con el escritor envuelto en terciopelo sentado sobre sillas soft, con aire, con ruedas que vuelan. Tendríamos que ir ya mismo a señar un descapotable, hermanos. Escribir y comer arroz con atún a la noche, escribir y tomar café con leche y pizza fría a la mañana, no pueden ser combos cerrados. Porque si en nuestros borradores vamos a hablar de gente que gana ocho mil dólares por mes haciendo la prensa del MERCOSUR, no sólo no merecemos menos, sino que no nos conformamos con menos. No te podés exponer a que uno de estos forros de los que hablamos las últimas semanas y que han contribuido a fundir el país y, si no a fundirlo, a hacerlo más desconfiado, más intransitable y más invivible, y que han hecho todo lo posible para que seamos la última generación que cantó el himno con respeto, nos amasije un día con el auto y terminemos olvidados en un nicho del Cementerio de Flores. No da. Este gasto inmenso de energía que hacemos, merece un homenaje en vida. Porque el Word no funciona solo. Hay que cargarlo. Y no somos de familia de guita. Tenemos que comprar las horas que hacen falta para escribir. Que las compramos trabajando. De lo que nos gusta, ¿eh? No es que sufrimos, no queremos engañar a nadie. Hacemos bastante lo que se nos canta. Vivimos de lo que se nos canta el orto. Pero queremos más. Queremos salir de pobres, ahora.

escribió allá por 2008 un tal Esteban Schmidt.


En otras noticias, este viernes 16, sábado 17 y domingo 18 de marzo los periodistas sacan su firma de los diarios. Los trabajadores están en una paritaria general de prensa por primera vez desde 1975 y reclaman un 30 por ciento de aumento salarial, además de 700 pesos de base por colaboración y 2 por ciento por antigüedad; que el día del periodista sea un feriado no laborable; el correcto encuadramiento de quienes trabajan en las versiones digitales; el respeto al convenio y al estatuto del periodista; libertad sindical en todos los medios. El reclamo básico es: 5000 pesos de básico inicial. Cinco mil pesos. Mil ciento cuarenta dólares. ¿Es tanto? ¿Los dueños de los medios van a pagar eso por el trabajo periodístico o vamos a seguirle cantándole al fin del periodismo?

Nación y Ciudad, unidas por la publicidad oficial miércoles, 14 de marzo de 2012









































por Sebastián Lacunza
Ambito Financiero, 14-03-2012

Un estudio comparativo sobre el manejo de la publicidad oficial por los Gobiernos de Cristina de Kirchner y de Mauricio Macri refleja nítidas similitudes entre ambas administraciones en cuanto a su criterio de distribución.

El análisis fue elaborado por el docente de las universidades de Buenos Aires y Quilmes Martín Becerra para la organización Poder Ciudadano, y se aboca al reparto publicitario oficial en radio y televisión entre los meses de mayo y octubre de 2011, en coincidencia con la pasada campaña electoral.

Una de las conclusiones más evidentes del informe titulado Quid pro quo (algo a cambio de algo) finalizado en enero pasado, dado a conocer esta semana y que basa su análisis en la distribución de minutos publicitarios, es que la Casa Rosada casi no pautó avisos en los principales canales del Grupo Clarín, TN y el 13, y que el Gobierno de la Ciudad hizo lo propio con Canal 9 y el estatal Canal 7, que son tan críticos a Macri como los primeros lo son a Cristina de Kirchner.

En cuanto a las radios, el informe de Poder Ciudadano resalta un privilegio de la distribución de la publicidad nacional hacia La Red, del grupo Vila-Manzano-De Narváez, y de la pauta porteña hacia radio Mitre, del grupo Clarín, también beneficiada con los avisos de la provincia de Buenos Aires. En ambos casos absorbieron muchos más minutos que otras emisoras que las superan en rating, si se pretende seguir una lógica de mercado, lo que, por otra parte, no es lo recomendado por organizaciones internacionales que bregan por la pluralidad informativa. Otros destinatarios de la propaganda de la administración nacional y de la Capital son el canal de noticias C5N y las radios del grupo Hadad (ver gráfico).

La auditoría ilumina parte del mercado publicitario más importante de la Argentina, que es el televisivo. En 2010, según la Cámara Argentina de Anunciantes, la TV se llevó el 47% del total invertido en publicidad en el país. Los medios analizados fueron los cinco canales de aire (Trece, Telefé, Nueve, Siete y América) y cinco de noticias (TN, C5N, Crónica TV, Canal 26 y América 24). En cuanto a las radios, las incluidas en el trabajo fueron las AM Diez, Mitre, Continental y La Red (primeras en rating en ese orden), y las FM 100, Pop, Rock and Pop, Metro, Vale y Mega (las tres primeras se alternan en el liderazgo).

Si bien el estudio se centra en los criterios publicitarios de la Nación y la Capital Federal, también brinda detalles sobre la administración de Daniel Scioli. Su Gobierno repartió en 2011 su propaganda en forma bastante equitativa en todos los canales de televisión, aunque también benefició a la principal radio del grupo Clarín, Mitre, con el doble de minutos destinados a Radio Diez, que tiene el 60% más de audiencia. Sin embargo, la administración provincial privilegió a la emisora Vale, del mismo grupo que Diez, por sobre otras FM. Un dato llamativo del gasto de Scioli es que el segundo eje temático en el que más invirtió en difusión fueron los recitales del cantante Ricardo Montaner, apenas por detrás de la campaña recaudatoria de ARBA.

El Gobierno nacional, con la inercia de la aceleración del gasto no bien asumió Néstor Kirchner en 2003, multiplicó por tres el presupuesto publicitario entre 2008 y 2010, desde cerca de $ 400 millones a $ 1.224,7 millones (de ellos, $ 645,6 millones fueron para Fútbol para Todos). Del lado de Macri, en su primer año en la Ciudad, saltó a casi $ 100 millones y elevó el monto a $ 154,7 millones en 2010. En 2006, bajo la gestión de Jorge Telerman, el gasto creciente había sido menos a $ 60 millones.

El texto de Becerra cita que la pauta de la Casa Rosada, incluido Fútbol para Todos, representó el 9% de la torta publicitaria pública y privada de 2010, que totalizó $ 12.180 millones, mientras que el presupuesto porteño alcanzó a un 1%. Entre los privados, las marcas de Unilever alcanzaron 5% del total, y las de Procter and Gamble, 4,5%, según datos de la Cámara Argentina de Anunciantes y BrandConnection.

Si bien, en términos absolutos, la inversión en propaganda de la Nación fue nueve veces superior a la de la Ciudad, ésta duplicó el gasto publicitario en relación con el presupuesto general con el que contaba en 2010. El Ejecutivo nacional destinó un 0,37% de los $ 326.615 millones previstos en las partidas nacionales, incluida la ANSES. Su par capitalino derivó a la publicidad un 0,8% de los $ 18.990 millones establecidos en el Presupuesto general. Medido en términos de gasto por habitante, el Gobierno de la Capital Federal también llevó ventaja, con $ 53,54 anuales, frente a $ 30,6 de la Nación. El análisis de Poder Ciudadano remarca las dificultades para obtener la información, no sólo de los ejecutivos de la Nación y la Ciudad sino de todas las administraciones en general. Ante el requerimiento de la ONG, muchas provincias no entregaron los datos básicos, y otras brindaron estadísticas confusas que impiden contabilizar, por ejemplo, pagos específicos a periodistas y productoras. Ese sesgo fue salvado en el informe al auditar los minutos de propaganda emitidos.

Algunos gobiernos han ensayado, con distinta pericia y objetivos, legislaciones específicas sobre publicidad oficial, como los de las provincias de Tierra del Fuego y Río Negro, y los municipios de Morón, Carlos Paz, Alta Gracia y Bariloche; por su parte, recuerda el estudio que Macri vetó una norma al respecto aprobada por la Legislatura en 2009. El informe de Becerra concluye que el patrón de la arbitrariedad se extiende a casi todos las administraciones: nacional, provinciales y municipales, y menciona el peso de la pauta en medios porteños de algunos gobernadores y exgobernadores provinciales con voluntad de proyectar candidaturas.

Becerra, experto en el negocio de las telecomunicaciones en América Latina, rescata dos aspectos básicos establecidos por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Por un lado, la Declaración de Principios sobre la Libertad de Expresión remarca que «la asignación arbitraria y discriminatoria de publicidad oficial y créditos oficiales atentan contra la libertad de expresión». Dicho esto, la CIDH se ocupó de aclarar que la solución no es seguir la lógica de mercado, dado el poder distorsivo que muchas veces tienen los medios líderes por sus vínculos y conexiones. La Relatoría para la Libertad de Expresión del organismo remarcó en 2004 que «la publicidad estatal con frecuencia ofrece medios a voces que, sin la ayuda financiera del Estado, no podrían sobrevivir. La creciente consolidación de la propiedad y la propiedad cruzada de medios de comunicación significa que los periódicos y las estaciones de radio y televisión más pequeños enfrentan una competencia cada vez más fuerte por los ingresos de la publicidad disponible». El dictamen también destacó que «la publicidad estatal puede compensar los vastos recurso de la comunicación controlados por intereses empresariales o por los círculos financieros, pues pueden ampliar la voz de periodistas y medios de comunicación locales, de los medios más pequeños y de los que critican a las empresas».

De lo establecido por la CIDH se desprenden aristas complejas a la hora de debatir sobre publicidad oficial. Una de ellas es el poder ejercido por los diversos presupuestos de los gobiernos nacionales, provinciales y locales, y otro es la posición privilegiada de los grandes multimedios, que absorben pautas de cada uno de ellos para sus filiales en radio, TV, web y gráfica.


El informe completo de Martín Becerra se puede descargar acá.

Station to station martes, 13 de marzo de 2012

Al que me quiera defender la política de transporte del kirchnerismo con la excusa de la pesada herencia lo voy a correr con el primer tema de Ziggy Stardust retitulado NINE YEARS. Así, a cada llanto respondemos con voz de Bowie:

- Pasa que la destrucción del menemismo--
- NINE YEARS
- Esto viene de la época de Frondizi cuando--
- NINE YEARS
- La crisis de 2001 dejó al país sin financiación y entonces--
- NINE YEARS

Y así sucesivamente.

Entrevista a Beto Pianelli

“Ahora los empresarios tienen que hacerse responsables”

por Federico Poore

Volvió de sus vacaciones creyendo que la Policía Metropolitana ya estaba a cargo de la seguridad del subte. Pero con el correr de los días, se dio cuenta que el plan del Gobierno porteño era otro. “Todo apareció como un teleteatro, porque ya sabíamos que la Policía Federal se iba a ir”, asegura Roberto “Beto” Pianelli, secretario general del Sindicato del Subte (AGTSyP), enfrentado a la dirigencia de la UTA.
En diálogo con Debate, Pianelli explica su visión sobre el conflicto por la administración de la red de subtes y reflexiona sobre el estado del sistema de transportes en la Argentina luego de la tragedia de Once.

¿Cuál es su opinión sobre la cuestión ferroviaria?
Lo primero que hay que decir es que ha habido una política de abandono del transporte de cincuenta, sesenta años. Esto inevitablemente lleva a problemas no solo de mantenimiento, sino también en relación al resto del transporte automotor. Hoy estamos presenciando el entierro de un proceso largo de agonía. No funcionan la mitad de las cosas que tendrían que funcionar, y lo que anda está armado con el desguace de otros trenes. Esto sale en la superestructura comunicacional luego de la muerte de cincuenta personas, pero cualquiera que tomara el tren podría haber hecho una nota de diez páginas o sacar una apostilla todas las semanas contando los hechos que iban sucediendo en los distintos ramales.

¿Observa los mismos problemas de seguridad en el subte que en los trenes?
Algunos son iguales, otros distintos. Aparece la falta de mantenimiento de las unidades, que en el subte pareciera no tener la misma gravedad que en el Sarmiento, que venimos denunciando. Hemos mostrado imágenes de trenes atados con alambre, o unidades que entraban al taller para que se hagan determinados mantenimientos que salían al otro día sin ninguno. Aparte están los negociados que tiene la empresa para el mantenimiento, algo que está en el informe (del legislador porteño Rafael) Gentili. Los trenes de la línea H tienen sesenta años de antigüedad. La estación nueva de la línea A Macri la inauguró arriba de un tren belga que tiene noventa años. Es el abandono absoluto.

¿Quién controla esta falta de inversión?
Presentamos cada denuncia a medio planeta. Años atrás aprendimos a triangular las denuncias para que no te las cajoneen. Mandamos a la CNRT, a la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, a SBASE, a la empresa Metrovías en el Ministerio de Trabajo…

¿Observaron alguna mejora?
La Superintendencia hace muchas inspecciones. Viene una vez por mes o cada quince días: podemos decir que funciona. La CNRT está en los subtes, pero lo único que puede hacer es multar. Y la empresa prefiere pagar. Es una deficiencia que viene de la época de la Ley de Reforma del Estado, donde los organismos de control no tienen poder de policía.

¿Qué propone?
No hay que caer en el facilismo de decir “hay que estatizarlo”. Tenés que desarmar lo que está, porque hoy la lógica es la de la empresa. Así funciona el personal, los técnicos, los armadores… Hace falta una modificación paradigmática que incluye al sindicato. Además, hoy no existe una industria ferroviaria. ¿Dónde se fabrican rieles? En Somisa, que se privatizó. Ese horno hoy está cerrado. Tenemos que volver a montar una industria del armado. Es complejo, no hace falta con decir: “Vamos a poner una fábrica de galletitas”, entonces buscás en Google “galletitas” y te sale ‘agarre la masa, póngale vainilla…”. Necesitás un acuerdo con empresas internacionales que manejen la nueva tecnología en trenes.

Todo esto en el marco de una ley nacional de transportes que hoy no existe.
Sin dudas. Si no le vas a dar trenes nuevos a una empresa que te los va a destruir. Los coches nuevos cuentan con ATP (Automatic Train Protection), un limitador de velocidad computarizado, con sensores que permiten saber en qué tramo del trayecto tenés tal velocidad según el reglamento. Con este sistema, lo del Sarmiento no hubiera ocurrido. Porque, convengamos, el maquinista fue un héroe. Pero vamos a suponer por un segundo que el pibe era un suicida: el tipo tiene un brote psicótico y cuando está entrando a Once dice: “Me mato, no bajo de los 48 kilómetros por hora, me voy a reventar contra la pared y hasta la avenida Pueyrredón no paro”. No hay nada que se lo impida. Es el sistema el que no te lo tiene que permitir.

Usted dice que teniendo mejores unidades son no sólo se viaja más rápido sino también más seguro.
Son rápidas, seguras y, sobre todo, están en buen estado. Ojo, nosotros tenemos algunos trenes con ATP. Son los que vinieron de España. El problema es que no hay sistema que lo aguanta, entonces se lo anulan. El tren de la línea A ni siquiera tiene el sistema de “hombre muerto”. Si hoy el conductor se muere en el momento que está pasando por la estación Plaza de Mayo, aparece en la Casa Rosada.

¿Es posible tener un buen servicio bajo el sistema de concesiones?
No, en ninguna parte del mundo es así. Es lo que le pasó a Gran Bretaña en la época del thatcherismo. Liquidaron a tal punto los ferrocarriles que tuvieron que armar una empresa con el Estado y los usuarios. Otro ejemplo: el subte, el colectivo y el tren de Nueva York son de la misma empresa, estatal. Hoy el subsidio que paga el Estado es la ganancia de Metrovías. Está en el informe de Gentili.

Algo que se desliza en las declaraciones oficiales sobre la tragedia de Once es la responsabilidad de los trabajadores.
Nosotros tenemos una responsabilidad civil. Pero hay algo perverso. Se trabaja con una estructura que sabés que no es la correcta, llevando a un montón de tipos que no tienen otra alternativa que viajar así. Si algo anda mal, como el famoso “freno largo”, al conductor lo tenés que sacar. Ahora, si estás en Morón con 1500 tipos arriba, sabés que el tren que viene atrás trae otros 1500, y decís “hay que bajarse”, te queman el tren. Entonces tratás de llegar a la terminal como puedas.

Por eso le preguntaba qué lectura hacía de estos discursos.
Los trabajadores hemos sido los más responsables. Venimos haciendo las denuncias sistemáticamente. Ahora tienen que hacerse responsables los empresarios, y hay pruebas suficientes de que no lo son. Esto tiene que ver con un concepto general. El transporte es un servicio público, y los servicios no dan ganancia. Si se los quiere poner al servicio del lucro, nunca van a brindar un buen servicio. Por eso cerraron los ferrocarriles. ¿Qué ganancia tenía llevar el tren a un pueblo de veinte mil personas? ¡Ninguna! Si es por las empresas, que se mueran todos. Si dan “pérdida”…

¿Cómo ven los trabajadores la pelea entre el Gobierno nacional y el porteño en torno al subte?
Hay mucha indignación con el macrismo porque todo apareció como un teleteatro, cuando nosotros ya sabíamos que la Policía Federal se iba a ir. Semanas antes los Federales nos comentaban a dónde los habían asignado, el día anterior se habían despedido de los trabajadores… Estábamos esperando que viniera la Metropolitana. Y a medida que se acercaba el día observamos que no venían. Y no tuvo que ver con lo de Once: antes del accidente tanto (María Eugenia) Vidal como (Horacio Rodríguez) Larreta decían que no querían agarrar el subte.

Hubo declaraciones cruzadas sobre el paro del jueves 1° de marzo.
Escuchamos que (el titular de UTA, Roberto) Fernández había convocado a un paro por “problemas de seguridad”: el mismo tipo que nos había acusado de terroristas por denunciar falta de mantenimiento. El paro llega en una combinación entre la empresa y la UTA. De hecho estaban las puertas cerradas, bajó la patota de mantenimiento. Eran tres tipos del subte y el resto venía de afuera. Nosotros no nos íbamos a cagar a trompadas en ese momento y menos sin policía. (Nilda) Garré sale a decir: “Esto ya se lo trasladamos dos veces, tiene que venir la Metropolitana”. Entonces viene Macri y dice que no hay seguridad. Si la UTA no convocaba, hubiésemos hecho lo que siempre hicimos. ¿No hay policía? Cerramos las boleterías. Lo único que no anda es el Premetro: lo demás hubiera funcionado y los medios iban todos a Bolívar 1. Antes que hablara Macri, no había nadie en este país que entendiera que la Ciudad ya no tenía el subte. Más cuando ya había aumentado la tarifa, diciendo explícitamente “vamos a pagar el costo político”.

La Presidenta chicaneó a Macri pidiéndole que ponga “240 personas con uniforme policial” en las estaciones. ¿Cree que el Gobierno porteño tiene capacidad para hacerlo?
La Ciudad está custodiada por Gendarmería, por Prefectura, por la Federal, y el macrismo dice que tienen 3000 agentes de la Metropolitana. No digo que falten 240 policías, porque esos son los fijos. Pero incluso sumando adicionales, ¿qué le cuesta al Gobierno de la Ciudad poner cuatrocientos tipos?


El sindicato y la CTA
¿En qué estado está la pelea de los Metrodelegados?
Tendríamos que estar en paritarias. Pero le preguntamos a la empresa con quién tenemos que hablar y nos dicen: “vamos a la Ciudad y nos dicen que vayamos a la Nación, vamos a la Nación y nos dicen que vamos a la Ciudad”. Va a ser complicado sentarse. Después está la situación legal nuestra, donde estamos terminando el papelerío para poder ir a la compulsa con la UTA. Calculamos que estará lista para fin de año.

¿Existe una forma de saldar la disputa con Pablo Micheli en torno a la titularidad de la CTA o ya se alcanzó el punto de no retorno?
No hay vuelta atrás. Aunque mañana el Gobierno gire a la derecha, vamos a seguir teniendo diferencias: nosotros vemos este trayecto como progresivo, ellos como regresivo. Acá hablan de menemismo: yo ganaba 435 mangos en el subte y alquilaba en una casa que salía 500, laburando ocho horas. Hoy gano 7000, pago 1800 y trabajo seis. La peleamos, claro. Pero en el kirchnerismo si vos la peleás y la ganás, te levantan la mano y te dicen: ganaste. Con De la Rúa si ganaste no importaba, iban con la hinchada y te pegaban. Ahora, a mí me parece mucho más importante la pelea paradigmática que dio el kirchnerismo en torno al rol del Estado que lo que efectivamente cambió el Estado. Hace diez años atrás todo el mundo decía: “No quiero el Estado”. Hoy un sector importante de la población sostiene que dice que el Estado tiene que estar presente. Los que piensan que esto es más de lo mismo, tienen un problema político: se vuelven conservadores cuando tienen grandes oportunidades.

¿Cómo ve el enfrentamiento entre el Gobierno y la CGT?
No creo que el Gobierno quiera meter en cana a Moyano ni que Moyano sea un cuco. Si este modelo avanzó es que porque ciertos sectores estuvieron a la cabeza de la pelea por la distribución. Nosotros desprecarizamos el subte, pero es una dimensión pequeña. ¡Moyano desprecarizó el Coto! Ni los dichos de Hugo ni los últimos discursos de la Presidenta fueron precisamente brillantes. Las declaraciones contra los docentes son innecesarias. Es como cuando nos pegó a nosotros con lo de la tendinitis. Son cosas feas.

Una versión a página doble de esta entrevista se publicó en la revista Debate el sábado 10 de marzo de 2012.

Das Model jueves, 8 de marzo de 2012




















Sie ist ein Modell und sie sieht gut aus
Kraftwerk, Das Model, 1981

Luego de la tragedia de Once, en donde 51 personas murieron y otras seiscientas resultaron heridas, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, presentó al nuevo secretario de Transporte. Durante su discurso realizó una encendida defensa de su gestión y de la del ex secretario Juan Pablo Schavi, que el día anterior había renunciado al cargo. "Las acciones que hicimos con Juan Pablo van a ser, no digo bien valoradas, pero mejor de lo que se hizo en los últimos 30 años". dijo.

Me pareció un ejemplo excelente de cómo el kirchnerismo justifica el mal estado de aquello que administra: cuando no alcanza con lo que se hizo; cuando no se hace; o cuando se hace, pero en una dirección diametralmente opuesta (como en el caso de Transporte).
En el mismo sentido, el economista Rodrigo Sbarra, desde un lugar ideológico opuesto al mío, ensayó otra gran definición. Dijo:
Base 2002=100. El Modelo.

EDIT: como ahora nos recontracabe el neoliberalismo, Ayn Rand, etc, acá tenemos una lapidaria conclusión del ditelliano Lucas Llach sobre el sistema de transporte durante el kirchnerismo.