Madurez, con M de Mercado miércoles, 27 de febrero de 2013


Hace dos meses, cuando Mario Monti renunció al cargo de primer ministro de Italia, The Economist opinó que "la inminente campaña electoral será, sobre todo, un test de la madurez y el realismo de los votantes italianos". La actitud madura y realista, es de presumir, hubiese sido volver a poner a Monti -que fue esencialmente impuesto a Italia por sus acreedores- en el cargo, pero, esta vez, con un mandato democrático real.
Bueno, no salió para nada bien. El partido de Monti ocupó apenas el cuarto puesto. El tecnócrata no sólo quedó muy lejos del esencialmente cómico Silvio Berlusconi, sino también del un verdadero cómico, Beppe Grillo, que se convirtió en una poderosa fuerza política.
El panorama no deja de ser extraordinario, y generó una ola de comentarios sobre la cultura política italiana. Pero sin querer convertirme en un defensor de la política "bunga-bunga", me permito formular una pregunta obvia: ¿qué ha hecho exactamente de bueno por Italia y por Europa en su conjunto eso que actualmente se hace pasar por realismo maduro?
escribe un tal Paul Krugman

Karl-Marx Allee miércoles, 20 de febrero de 2013




























Berlín, 17 de enero.

Partiendo desde Alexanderplatz, la continuación al este está marcada por la Karl-Marx Allee, un boulevard socialista construido entre 1952 y 1965. Originalmente llamada Stalinallee, esta avenida de 89 metros de ancho imita las grandes avenidas de Moscú y está marcada por la presencia de viviendas sobrias y funcionales, monoblocks de hasta nueve pisos diagramados por el arquitecto Hermann Henselmann. La obra se extiende durante más de dos kilómetros y atraviesa el barrio obrero de Friedrichshain. Hay pocos negocios pero se destaca el Cafe Moskau, uno de los siete restaurants/hoteles de la RDA que representaban a las capitales comunistas y el único que sigue en pie (aunque desde 2010 se convirtió en un centro de conferencias).
Tiene un Sputnik en el techo.




























Separados al nacer martes, 19 de febrero de 2013





















Larry David, humorista / Carlos Bianchi, DT

(Propuesto por Barbie)

Museo de la KGB viernes, 15 de febrero de 2013



























Praga, 20 de enero.

Sobre la calle Vlašska, a cien metros de la embajada norteamericana en la República Checa y a seiscientos del Castillo de Praga, encontramos el Museo de la KGB. Ni bien llegamos descubrimos que se trata de un one-man-show: tres cuartos de hora de historia soviética a cargo de un solo hombre de unos cincuenta años que oficia de presentador, cajero, guía y guardia de seguridad, todo a la vez. "Where are you from? Argentina? Good, very good". En un inglés rústico y acelerado, el hombre cuenta cómo se creó la KGB, el Comité de Seguridad Estatal de la Unión Soviética, luego de la separación de un número de departamentos que respondían al Ministerio de Asuntos Internos de la URSS en 1954. Todo en un local de cuatro metros de frente, lleno de memorabilia ad hoc y elementos originales: cámaras espía, banderas, gorros originales y hasta una afeitadora soviética que todavía funciona.

El tipo nos deja probarnos los uniformes, nos presta las armas y deja que saquemos fotos mientras explica las numerosas tareas del centro de inteligencia durante la era soviética, como el combate a la subversión interna y el desmantelamiento de planes potencialmente desestabilizadores para el bloque. También dice que muchos criminales soviéticos se hacían tatuar la cara de Stalin en el pecho para que, al momento de su ejecución, los oficiales no se animaran a dispararle al líder.
Se animaban, por supuesto.

Al terminar la visita, nos hace bajar por una escalera (en el subsuelo hay más objetos de colección), pero él se queda en planta baja. ¿El motivo? Estaba cuidando la puerta.