Sobre Pearl Jam, The Black Keys y The Hives en Costanera Sur, 03-04-2013
1. Yo es otro. Los líderes de las bandas de rock siempre están personificando a alguien más. Cuando se suben al escenario, suplantan su identidad por la de otro -más canchero, más rudo, más cocky, más showman. Desde Robbie Williams hasta Billie Joe Armstrong, en todos se adivina esta duplicidad. Pero no en Eddie Vedder. Exceptuando quizás los años 1991-1994, cuando sucumbió a los dictados del personaje grunge atormentado, desde entonces (de Vitalogy en adelante, digamos) Eddie Vedder simplemente es. Cuando se emociona, cuando después de un tema pregunta si todos estamos bien y que cualquier cosa "avisemos". No sé cómo lo sé, pero cada cosa que dice la siente. No entiendo cómo puede hacer eso un tipo que hace veinte años viene llenando estadios con decenas de miles de personas. Es una locura.
2. Tighten up. Pocos los conocen por estos pagos, pero The Black Keys compuso el mejor disco en lo que va de la década. Es cierto que ayuda la mano de Danger Mouse, el productor del momento, pero cuando los efecitos de El Camino (2011) se van, lo que queda es un disco de rock sucio, hecho y derecho. Brothers, su material anterior, tampoco se queda atrás: aparece representada en el setlist con canciones sensuales, casi funkies, como "Sinister Kid" o "Ten Cent Pistol". Sus primeros trabajos, más garageros, remiten a los White Stripes. Me imagino un Luna Park como el que la banda de Detroit dio en 2005.
3. Quick and to the pointless. Parafraseando a los Queens of the Stone Age, podríamos decir que así es el estilo del quintento sueco: efectivo, tribunero, ajustado, inoxidable. "Esta noche soy, por ejemplo, el rey del rock and roll", lanza Howlin' Pelle Almqvist. Apenas nueve canciones, tiempos tiránicos los de los festivales, pero que se aprovechan para combinar lo mejor del último álbum ("Take Back the Toys") con los clásicos garageros de principios de la década pasada ("Main Offender", "Hate to Say I Told You So", "Die, All Right!"). Otro grupo que pide a gritos un Obras como el de 2008, y no es para menos: The Hives es una de las bandas que hay que ver en vivo antes de morir.
Hace 4 años.
1 comentarios:
Sensaciones encontradas, Pearl Jam en vivo impecable, sonido increíble, pero cuanta pena vivir la decadencia del espectáculo en el que se transformó el rock, con este patetismo de festivales esponsoreados que te vomitan publicidades de gaseosas y papas fritas, te ponen juegos pelotudos como si fueras a una plaza del barrio, vips, pulseras para entrar a tomar cerveza a un "garden beer" y otras pelotudeces de la misma índole pero te cortan el campo al medio con una vaya y si querés ir adelante tenés que pagar el doble, que vergüenza, y que tristeza por lo que alguna vez fue y ya no será
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