El Papa y Karl Marx jueves, 14 de marzo de 2013


























A mediados de noviembre de 1848, Cavaignac había enviado a Civita Vecchia una flota de guerra para proteger al papa, tomarlo a bordo y conducirlo a Francia. El Papa debía bendecir a la República honesta y asegurar la elección de Cavaignac para la presidencia. Con el Papa, Cavaignac quería captar al clero, con el clero a los campesinos y con los campesinos a la presidencia. (...) Antes de restaurar al Rey, había que restaurar el poder que consagra a los reyes. Abstracción hecha de su realismo: no hay Papa sin la antigua Roma sometida a su poder temporal y, sin papa, no hay catolicismo; sin catolicismo no hay religión francesa y sin religión, ¿qué sucedería a la antigua sociedad francesa?
La hipoteca que el campesino posee sobre los bienes celestes garantiza la hipoteca que el burgués posee sobre los bienes de los campesinos.

Karl Marx (1850), Las luchas de clases en Francia, Buenos Aires, Claridad, 2008, pp. 110-111


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