Intimo lunes, 28 de julio de 2008



La idea misma de intimidad es convencional. "La separación entre los ámbitos público y privado de la existencia es una invención histórica, una convención que en otras culturas no existe o se configura bajo otras formas. Inclusive entre nosotros, esa distinción es bastante reciente: la esfera de la privacidad solo ganó consistencia en la Europa de los siglos XVIII y XIX, como una repercusión del desarrollo de las sociedades industriales modernas y su modo de vida urbano. Fue precisamente en esa época cuando cierto espacio de 'refugio' para el individuo y la familia nuclear se empezó a crear en el seno del mundo burgués, otorgando a estos nuevos sujetos un territorio a salvo de las exigencias y peligros del medio público. En oposición a los hostiles protocolos de la vida pública, el hogar se fue transformando en el territorio de la autenticidad y de la verdad: un refugio donde el yo se sentía resguardado, donde estaba permitido ser uno mismo. Aquellos ambientes privados eran un invite a la introspección. Todos escribían para afirmar su yo, para autoconocerse y cultivarse", dice Sibilia en el libro que insisto en recomendarles hace un tiempo. El concepto nació atado a la constitución de la familia nuclear y la separación entre el espacio-tiempo de trabajo y de vida cotidiana, elementos que hoy están en crisis.

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"En un peculiar aggiornamiento de los flujos de consciencia, hoy, en Internet, personas desconocidas suelen acompañar con entusiasmo el relato minucioso de una vida cualquiera, con todas sus peripecias registradas por su protagonista mientras van ocurriendo. Factores como la visibilidad y la apariencia –todo aquello que solía tematizarse como la engañosa exterioridad del yo- ayudan a demarcar, con una insistencia creciente, la definición de lo que es cada sujeto. (...) Emerge así, aquí y ahora, lo que podríamos denominar las tiranías de la visibilidad. Parece tratarse de un gran movimiento de mutación subjetiva, que empuja paulatinamente los ejes del yo hacia otras zonas: desde el interior hacia el exterior, del alma hacia la piel, del cuarto propio a las pantallas de vidrio."

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Digo, ¿por qué mostrar todo, todo el tiempo? ¿Acaso no hay cierta riqueza en los reversos, los márgenes, las lagunas? ¿La total transparencia no es, en el fondo, un vacío?

Si el yo actual aquel que no teme afirmar su propia pobreza... ¿por qué no se la guarda? ¿Sería hipócrita, me dicen? Quizás. Pero en tiempos en donde todo se expone, se exhibe, se vende... ¿acaso el guardarse algo para uno mismo, por más mínimo que sea, no es más bien un símbolo de dignidad, de resistencia, de autoafirmación?

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El erotismo funciona mejor que la pornografía. La primera, sugiere; la segunda, muestra. El verdadero estímulo proviene del trabajo decodificador que completa, imagina y jerarquiza. Cuando está todo servido, todo dicho, ¿cuál es la gracia?

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Sin pudor –escribe Jonathan Franzen en Cómo estar solo– no existe distinción entre lo público y lo privado.

¿No puedo quedarme con un pensamiento, una relación, un secreto, una revelación, una enfermedad, mi nombre completo, mi canción favorita, mi número de documento, las fotos en las que salí mal? ¿Todo vale la pena? ¿Todo tiene que salir en una pantalla, un diario digital, un fotolog, un twitter? ¿Y si no quiero hablar de mí, qué hay?

Quienes me conocen dirán distinto, pero para los que no, yo llego a ustedes como alguien que hace (un weblog más o menos periodístico), no como alguien que es, alguien que vive su vida como un personaje.

4 comentarios:

Dante dijo...

Uy uy uy, qué quilombo más divertido que armaste...

En un primer término:
Las 'escrituras del yo' son un género literario que está a punto de cumplir un siglo. Citamos Trópico de Cáncer, por ejemplo, allá por los treintas. O a la Beat Generation, un poco más acá.
En ese sentido podría pensarse que es sólo un salto evolutivo consistente en que ahora mediante internet publica cualquier pelotudo y antes no. Lo cual, por supuesto, es un fenómeno digno de analizar independientemente; pero quiero decir que ese tipo de escritura (la 'escritura del yo') no es en absoluto una novedad intrínseca a la web 2.0.

"Pero en tiempos en donde todo se expone, se exhibe, se vende..." Hay que hacer hincapié en que internet es gratis... (antes de que vuelen cosas por el aire, ya sé que hay que pagarle a un servidor, a lo que me refiero es a que no se le paga a nadie por mirar sus blogs/fotologs/etc, ¿se entiende?)

"El erotismo funciona mejor que la pornografía. La primera, sugiere; la segunda, muestra. El verdadero estímulo proviene del trabajo decodificador que completa, imagina y jerarquiza. Cuando está todo servido, todo dicho, ¿cuál es la gracia?" Acá, me parece, se trata más de una cuestión de gustos. Una vez Ariel Schettini dijo en una clase de teoría literaria "Nosotros dos podemos charlar sobre el placer sin que estemos de acuerdo en por dónde recibir ese placer".

"yo llego a ustedes como alguien que hace, no como alguien que es, alguien que vive su vida como un personaje."
Acá hay, con todo respeto, un error de concepto importante. El texto es una CONSTRUCCIÓN. Un ARTIFICIO. Esa personalidad que se construye en los textos del tipo 'escritura del yo' es también una construcción. Es un yo HECHO. En ningún texto hay entidades trascendentales, todas están construidas dentro de él. Por más que dentro del mismo texto (¡oh!) se jure por dios y la virgen que lo que se lee es la más pura esencia.


Saludos, Maestro.

Fede / Billie dijo...

Astro: sus comentarios son siempre bienvenidos.

En este caso intenté ser breve para no parafrasear todo el libro, y me parece que algunas de las cosas que di por entendidas no se dieron por entendidas.

Por supuesto que las "escrituras del yo" son un género literario de larga data. Es más: las escrituras autorreferenciales (aquellas que proponen un contrato de lectura según el cual el lector supone que autor, narrador y personaje son la misma persona) pueden comenzar, incluso, con los diarios íntimos tradicionales de finales del siglo XIX.

Pero más que marcar una continuidad yo señalaría una ruptura, ya que como señala Sibilia un blog confesional no es simplemente "un diario íntimo expuesto", por esto que la propia noción de intimidad o de público-privado hoy aparece borrada, desdibujada.

Otra diferencia entre las "escrituras del yo" de los ejercicios de autoexploración de los diarios íntimos decimonónicos (o los de una novela) y las actuales escrituras del yo está marcada por el agotamiento de la experiencia. Una novela tiene siempre pretensión de totalidad, los siete volúmenes de "En busca del tiempo perdido" de Proust son eso. Si vos vas al kiosco y el quiosquero te dice algo gracioso y vos volvés corriendo y lo escribís en el blog... bueno, la posibilidad de tener vivencias y procesarlas, trabajarlas hasta convertirlas en experiencia (en términos de Benjamin) es cada vez menor.

Esa transparencia, ese aceleramiento, esa falta de opacidad, de sombras, de reversos, es un poco lo que marca una diferencia importante y no meramente una continuidad con las obras que señalás.

(A propósito, si querés después te paso el libro.)

Abrazo.

Anónimo dijo...

si hicieras un blog periodístico, hubieras pasado las 5 W de la rubia...

Fede / Billie dijo...

Si fueses un poquito más valiente, darías la cara y pondrías comentarios menos ininteligibles. No se entendió un soto.