Durante la década de los 90, la palabra mágica que sirvió de justificativo para el procesivo privatizador y el avance del libre mercado en todos los órdenes fue "elegir".
Dejando de lado la paradoja de que los procesos de liberalización económica llevaron de una concentración (estatal) a otra (privada), las principales compañías comenzaron a utilizar la palabrita fetiche de elección para anunciar el feliz momento que teníamos por delante. El concepto de "libre elección" era el ideologema que asociaba -falsamente- mercados abiertos con libertad individual.
Parte del clima de época lo conformó una publicidad hoy inconseguible en la red, que si mal no recuerdo pertenecía a la compañía de telefonía Movicom Bellsouth, que constaba de una serie de spots asociados con la idea de falsa libertad de elección en la que -se suponía- vivíamos. Y de ahí imaginarse que el servicio ofrecido nos iba a permitir superar aquel momento.
Uno de estos spots tenía lugar en un videoclub. Un padre de familia iba hasta la caja y preguntaba algo así como
- ¿Tenés "Persecución Mortal"?
- Mm, no, está alquilada.
- ¿Y... "Persecución Mortal"?
- Si, la tenemos
- Ah, tendría que llevarle también una a la nena. ¿Me das "Persecución Mortal"?
Ayer hubo elecciones generales en Israel, en pleno clima de guerra. Los principales ganadores -que seguramente deberán aliarse en coalición para formar gobierno- fueron Benjamín Netanyahu, de derecha, Tzipi Livni, de (¿centro?)derecha, y Avigdor Lieberman, de (ultra)derecha. Ante este escenario, advierten observadores internacionales, el proceso de paz está completamente detenido.
Como bien saben los norteamericanos, sus aliados estratégicos, en la era del terror alcanza con meter mucho miedo y que la bandera tape todo para que la democracia se transforme en un estado policial, que reaparezca la censura abierta en los medios masivos. Y que, en el medio, se realicen comicios que son, apenas, una falsa elección, dónde las únicas películas para ver son Persecución Mortal, Persecución Mortal y Persecución Mortal.
2 comentarios:
Perdón, pero me quedé con lo de la publicidad. Cuando empecé a leer el artículo recordé inmediatamente esa campaña y de repente me encuentro con que la nombrás.
La dieron cuando estaban por entrar a competir los yanquis con las empresas europeas de telefonía fija, telecom y telefónica (cosa que finalmente no sucedió, nunca supe por qué). Había otra (que es la que recordé yo) en la que un tipo entraba a la heladería y pedía helado de samabyón y sambayón porque, lógico, era el único gusto que había.
Esa camapaña fue en plena década de los 90, en plena "libertad de mercado". Con lo cual, era una "crítica" a la supuesta libertad de mercado. Pero ojo, algo de mérito hay que concederles a los privatizadores, no quedó todo igual que antes: se pasó de un monopolio a un oligopolio. Algo es algo.
Saludos. Ricardo.
Que yo sepa, acá por lo menos no. Salvo para llamadas internacionales, la compañía de teléfono es Telecom o Telefónica según la zona en que estés. Y con las llamadas internacionales (y de larga distancia en general, creo, digamos, de Buenos Aires a La Plata también) rompen tanto los huevos ofreciendo promociones que no tienen un pomo de beneficioso para que te pases a la otra compañía, y estafas varias de todos los colores, que a veces pienso si para eso no es mejor un monopolio puro y duro y al menos poder dormir la siesta.
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