Los tiempos que corren lunes, 10 de mayo de 2010


















Hubo el tiempo inmemorial del campesinado, que era un tiempo inmóvil o cíclico, un tiempo de labor y sacrificio, apenas compensado por el ritmo de las festividades. Hoy sufrimos el par del frenesí y el descanso total. Por una parte, la propaganda dice que todo cambia minuto a minuto, que no tenemos tiempo, que es preciso modernizarse a toda marcha, que vamos a perder el tren (el tren de Internet y la nueva economía, el tren del teléfono celular para todos, el tren de los accionistas innumerables, el tren de las stock options, el tren de los fondos de retiro, y no sigo). Por otra parte, ese alboroto disimula mal una especie de inmovilidad pasiva, indiferencia, perpetuación de lo que hay. El tiempo es entonces un tiempo sobre la cual la voluntad, individual o colectiva, no tiene ninguna influencia. Es una mixtura inaccesible de agitación y esterilidad: la paradoja de una febrilidad estancada.

Alain Badiou, El Siglo
Imagen por quien suscribe, Nueva York, enero 2006

1 comentarios:

Dante dijo...

la foto, increíble