por Santiago O'Donnell
Página/12, 11-12-2011
Hasta hace tres semanas Marta Dassù era directora general de Actividades Internacionales de Aspen Institute Italia, un influyente centro de estudios internacionales con sede en Washington, financiado por las fundaciones estadounidenses Ford, Carnegie y Rockefeller. Desde entonces Dassù se desempeña como viceministra de Asuntos Exteriores de Italia, su primer cargo en la función pública. Integra un gobierno de técnicos formado para salir de la crisis económica y social que golpea a la península itálica y sus vecinos del Mediterráneo. Llega a la Argentina para representar a su país en la reasunción de Cristina Kirchner. Horas antes, los países europeos (menos Gran Bretaña) aprobaron un pacto fiscal que implica un duro ajuste a nivel continental. Dassù quiere hablar de eso. Para el gobierno de Monti se trata de un paso adelante. De la relación con Argentina prefiere no decir mucho porque acaba de asumir y no se considera una experta en la región. La cita es en la residencia del embajador, en Billinghurst y Libertador. “La idea es mostrar que el gobierno de Monti ya está activo y trabajando y que es un actor importante en Bruselas”, me explican. La entrevista, de tono amable, no dura más de media hora. Sabe que no la tiene fácil. Algunas preguntas parecen incomodarla, al punto de que cree necesario hacer una aclaración: “No somos estúpidos”.
–¿Cuál es su evaluación de la situación en Europa?
–Primero déjeme decirle lo que dijo el primer ministro (Mario) Monti, que además es uno de los expertos más reconocidos sobre los temas del continente (fue funcionario del Banco Central Europeo). Sobre los resultados de la cumbre dijo que era un buen paso adelante porque la Unión Europea se está convirtiendo en una unión fiscal, lo cual significa que tendremos una política fiscal unificada a nivel europeo y que fortalecemos la unión monetaria. Pero Monti estaba un poco decepcionado también porque una de las iniciativas que quería lograr era mantener al Reino Unido adentro del pacto, pero al final fue imposible. Como sabe, el Reino Unido decidió no firmar este acuerdo que será un acuerdo intergubernamental, con metas a corto plazo, a ser alcanzadas en marzo próximo. Este es el componente fiscal del problema. Después tenemos el problema del blindaje. como lo llamamos, el problema del manejo de la crisis de la deuda y respecto de este punto, tomamos algunas decisiones. Por ejemplo, permitir que el nuevo mecanismo de intercambio entre la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional entre en vigor antes de lo pronosticado, el próximo julio, por la emergencia. Transferimos dinero al FMI para que el Banco Central Europeo actúe como agente del programa de ayuda para Europa que ya está funcionando. Así que no fue una solución muy radical porque el Banco Central Europeo no se convirtió en prestamista de última instancia, pero es un paso adelante.
–¿Ustedes prefieren que el Banco Central Europeo cumpla ese rol?
–Sí, es mi opinión. Monti, no sé. Hay muchas opiniones en Europa. Lo importante es que el gobierno italiano está a favor de instrumentos como los eurobonos y la puerta quedó abierta para decisiones a futuro en esta dirección.
–También hay muchas opiniones que indican que Europa está repitiendo los errores cometidos por los gobiernos neoliberales de Latinoamérica durante las crisis de los ’90.
–Primero, la Unión Europea es única. Yo sé que tuvieron una experiencia a nivel nacional, pero es una historia completamente distinta cuando se tienen 17 países con una misma moneda y una corta historia por detrás. Por eso se pudo ver que la reacción inicial a la crisis griega fue tentativa, y en un punto tardía. Pero ahora la Unión Europea está volviendo a los fundamentals, a mi modo de ver, en un terreno más seguro. Por ejemplo, una de las decisiones más importantes que se tomó ayer fue con respecto al involucramiento del sector privado, que en el caso griego tuvo que hacerse cargo de parte de la deuda. Ayer se decidió que el caso griego fue una excepción, que la decisión inicial del sector privado de pagar parte de la deuda fue contraproducente. Es demasiado fácil criticar a la Unión Europea, una organización innovadora y dedicada que por ensayo y error va experimentando algo nuevo. Estoy segura de que el euro va a persistir, seguir vivo, no pienso que vaya a colapsar y después de ayer (por anteayer) estoy más segura.
–Las metas fiscales acordadas demandan ajustes que llevan a una caída en la actividad económica, que genera menos recaudación, que a su vez genera más déficit, que provoca nuevos ajustes, que generan más recesión, que produce protestas y descontento social. ¿Cómo se rompe el ciclo?
–Nos damos cuenta de dos problemas: el problema fiscal y recomenzar el crecimiento. No podemos ir sólo con la disciplina fiscal como hicimos ayer que dimos un paso adelante en ese frente, tenemos que subrayar el problema de crecimiento. Era importante darle a Alemania la señal de que los países mediterráneos retomaron el camino de la disciplina fiscal, pero entre todos y a nivel nacional actuaremos en el tema del crecimiento con distintos instrumentos.
–Críticos como Stiglitz opinan que Europa se está suicidando con su receta monetarista.
–Es muy fácil juzgar desde afuera. Pero nunca existió una unión monetaria como la europea. Entonces nosotros nos infectamos con la crisis financiera. Italia tenía una deuda alta desde los años ’80 y como dije antes, la disciplina fiscal no alcanza. Mi opinión es que no podés evitarla, pero hay que combinarla con políticas expansivas a nivel europeo.
–¿Políticas expansivas? Acaban de aprobar un megaajuste.
–Se puede reducir el presupuesto al nivel nacional, pero puede haber eurobonos, bonos de inversión a nivel europeo. Es nuestra posición. El Consejo Europeo no cerró su posición respecto de estos instrumentos y los estaremos discutiendo en el futuro cercano.
–¿Cómo se va a reactivar la economía a través de los eurobonos?
–Yo no soy un experta. No soy el ministro de Economía. Soy la viceministra de Exteriores. Sé que hay críticas, pero la disciplina fiscal es imprescindible para armar unión fiscal, que es un paso importante. Está claro que necesitamos crecer. No necesitamos que Stiglitz nos lo recuerde. Lo que no acepto es que después de mirar a la Unión Europea como un espejo de repente todo el mundo puede decirnos lo que tenemos que hacer. No somos estúpidos. Podemos ver la situación y tratamos de hacer lo mejor. Está claro que hace falta crecer, pero no me preguntes por los instrumentos. (Se ríe. El embajador avisa que hay tiempo para una última pregunta.)
–Monti se describió como un técnico y no un político. Aunque tiene apoyo parlamentario, ningún partido quiso aportar ministros a su gabinete. ¿No va a ser difícil pasar el ajuste sin la mediación de los políticos?
–Tenemos un gobierno apoyado por una muy fuerte mayoría parlamentaria, por lo menos hasta ahora, y confiamos en mantener a esta mayoría hasta el final del mandato de esta Legislatura en el 2013. Monti y el ministro de Trabajo están perfectamente capacitados para manejar el gobierno. Sus carreras no son de políticos profesionales, pero son muy inteligentes y muy hábiles y están sobradamente capacitados para implementar las reformas que estamos intentando por primera vez en mucho tiempo, como la reforma jubilatoria. Ciertamente tendremos protesta social, esto es claro, pero estoy segura de que Monti será capaz de manejar eso. Empieza con un apoyo público muy importante, al mismo tiempo que los partidos políticos tradicionales tienen un apoyo muy bajo.
–Daría la impresión de que son los trabajadores griegos e italianos los que pagan el precio de la crisis, mientras los bancos franceses y alemanes que la generaron reciben salvatajes.
–No voy a contestar esa pregunta. (Se ríe.) La entrevista se terminó. (Más risas. Los funcionarios de la embajada presentes se levantan de sus asientos, dando por terminada la conversación.)
Hace 5 años.
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