Cine jueves, 31 de julio de 2008



"The power of most movies is in the bigness of the image and the sound and the romance. On TV the sound suffers and the impact suffers. With just a flick of the eye or turn of the head, you see the TV stand, you see the rug, you see some little piece of paper with writing on it, or a strange toaster or something. You're out of the picture in a second. In a theatre, when the screen is big and the sound is right, a movie is very powerful, even if it stinks.
For instance, no matter what I tried to do in the sound mix, it never sounded good on TV. We had great mixers, and worked really hard on getting things going. But the commerciales were always ten decibels louder, and they came through like gangbusters! When you think about it, they break up the show, and people have got used to these little twelve-minute segments, then a commercial, a twelve-minute segment, then another commercial."

David Lynch


"El poder de la mayor parte de las películas es la grandeza de la imagen y el sonido y el romance. En la TV, el sonido sufre y el impacto sufre. Con tan solo parpadear o dar vuelta la cabeza, ves el soporte del televisor, la alfombra, algún papelito con algo escrito, o una tostadora rara o lo que sea. Saliste de la imagen en un segundo. En un cine, cuando la pantalla es grande y el sonido es bueno, una película es muy poderosa, aunque sea una mierda.
Por ejemplo, no importa cuánto lo intenté a la hora de mezclar sonidos, [Twin Peaks] nunca sonó bien en TV. Teníamos grandes mezcladores, que laburaron un montón para conseguir un gran sonido. ¡Pero los comerciales estaban siempre 10 decibeles más fuerte, y salían como una explosión! Si lo pensás un poco, te das cuenta que rompen el show y la gente se termina acostumbrando a estos pequeños segmentos de 12 minutos, luego un comercial, luego otro segmento de 12 minutos, luego otro comercial y así..."

The Salchicha Times - Número 55 martes, 29 de julio de 2008

por Beto del Beto Team (aka Palermo FC)

En un vibrante encuentro disputado en el microestadio cubierto de Marangoni, el Palermo FC pudo cortar la racha de dos derrotas consecutivas ante su par salchichense. Ambos equipos llegaban con el antecedente del partidazo de la semana pasada, en el que culminaron con el poco habitual –para cancha de 8- marcador de 14-16.

Esta vez el trámite fue mucho más apretado, con mayores recaudos defensivos, particularmente por parte del conjunto palermitano. Y en esta ocasión se invirtió por completo el trámite de la semana pasada. Los Salchichas manejaron la pelota la mayor parte del tiempo, especialmente a través de los dandistas Santi y –justamente- el Dandy. Agus se mostraba peligroso, como siempre, y atrás el equipo de zona norte exhibía una marca rigurosa. Al Palermo le costaba adueñarse de la pelota, pero a diferencia de la semana pasada, esta vez contaba con su arquero titular, tres defensores y su número 5: menos fantasía, pero mayor firmeza defensiva. El conjunto de Capital presionaba constantemente y le quitaba los espacios a Santi, para meter veloces contraataques.

Sin embargo, el dominio del elenco local se vio reflejado en el marcador, cuando se puso en ventaja por intermedio de Agus. El Palermo intentó buscar el empate, sin demasiadas ideas, pero presionando de manera asfixiante la salida de la zaga salchichense. Esta insistencia rindió sus frutos cuando Beto facturó una desinteligencia del fondo local y puso el empate. Casi enseguida aumentó el Palermo por intermedio de sendos tantos de Tweety. No era del todo justo, pero -se sabe- el fútbol y la vida no suelen serlo. El salchichismo se lanzó con todo en busca del empate y, aunque manejaba la pelota hasta tres cuartos, no conseguía incursionar con claridad en el área. Gustavo y los defensores palermitanos sacaban a destajo, forzando a que los ataques de los de zona norte no fueran más allá de los remates desde afuera. Sin embargo, tanta insistencia tuvo su premio y los Salchichas consiguieron descontar por intermedio de Santi.

La alegría duró poco, porque Beto cambió la dirección de un disparo de Tweety y puso el 4-2. El salchichismo puso toda la carne en el asador, Gabi y Fede se lanzaban al ataque cual laterales brasileños. Pero no había caso, cada vez que se aproximaba en el marcador, los contraataques palermitanos derrumbaban la ilusión. Así, con goles de Agus, Santi y FedeZ (que había empezado como arquero por el lado salchichense), y otros dos goles de Tweety y uno de Juani por los palermitanos, el encuentro terminó con un apretado 7-5. Quizás con la presencia del Tío, otra hubiera sido la historia, pero como la semana pasada la ausencia de Gustavo fue determinante para la derrota palermitana, esta vez el salchichismo se vio perjudicado por la inasistencia de su guardametas."

Intimo lunes, 28 de julio de 2008



La idea misma de intimidad es convencional. "La separación entre los ámbitos público y privado de la existencia es una invención histórica, una convención que en otras culturas no existe o se configura bajo otras formas. Inclusive entre nosotros, esa distinción es bastante reciente: la esfera de la privacidad solo ganó consistencia en la Europa de los siglos XVIII y XIX, como una repercusión del desarrollo de las sociedades industriales modernas y su modo de vida urbano. Fue precisamente en esa época cuando cierto espacio de 'refugio' para el individuo y la familia nuclear se empezó a crear en el seno del mundo burgués, otorgando a estos nuevos sujetos un territorio a salvo de las exigencias y peligros del medio público. En oposición a los hostiles protocolos de la vida pública, el hogar se fue transformando en el territorio de la autenticidad y de la verdad: un refugio donde el yo se sentía resguardado, donde estaba permitido ser uno mismo. Aquellos ambientes privados eran un invite a la introspección. Todos escribían para afirmar su yo, para autoconocerse y cultivarse", dice Sibilia en el libro que insisto en recomendarles hace un tiempo. El concepto nació atado a la constitución de la familia nuclear y la separación entre el espacio-tiempo de trabajo y de vida cotidiana, elementos que hoy están en crisis.

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"En un peculiar aggiornamiento de los flujos de consciencia, hoy, en Internet, personas desconocidas suelen acompañar con entusiasmo el relato minucioso de una vida cualquiera, con todas sus peripecias registradas por su protagonista mientras van ocurriendo. Factores como la visibilidad y la apariencia –todo aquello que solía tematizarse como la engañosa exterioridad del yo- ayudan a demarcar, con una insistencia creciente, la definición de lo que es cada sujeto. (...) Emerge así, aquí y ahora, lo que podríamos denominar las tiranías de la visibilidad. Parece tratarse de un gran movimiento de mutación subjetiva, que empuja paulatinamente los ejes del yo hacia otras zonas: desde el interior hacia el exterior, del alma hacia la piel, del cuarto propio a las pantallas de vidrio."

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Digo, ¿por qué mostrar todo, todo el tiempo? ¿Acaso no hay cierta riqueza en los reversos, los márgenes, las lagunas? ¿La total transparencia no es, en el fondo, un vacío?

Si el yo actual aquel que no teme afirmar su propia pobreza... ¿por qué no se la guarda? ¿Sería hipócrita, me dicen? Quizás. Pero en tiempos en donde todo se expone, se exhibe, se vende... ¿acaso el guardarse algo para uno mismo, por más mínimo que sea, no es más bien un símbolo de dignidad, de resistencia, de autoafirmación?

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El erotismo funciona mejor que la pornografía. La primera, sugiere; la segunda, muestra. El verdadero estímulo proviene del trabajo decodificador que completa, imagina y jerarquiza. Cuando está todo servido, todo dicho, ¿cuál es la gracia?

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Sin pudor –escribe Jonathan Franzen en Cómo estar solo– no existe distinción entre lo público y lo privado.

¿No puedo quedarme con un pensamiento, una relación, un secreto, una revelación, una enfermedad, mi nombre completo, mi canción favorita, mi número de documento, las fotos en las que salí mal? ¿Todo vale la pena? ¿Todo tiene que salir en una pantalla, un diario digital, un fotolog, un twitter? ¿Y si no quiero hablar de mí, qué hay?

Quienes me conocen dirán distinto, pero para los que no, yo llego a ustedes como alguien que hace (un weblog más o menos periodístico), no como alguien que es, alguien que vive su vida como un personaje.

Muerteeeeeee domingo, 27 de julio de 2008

Clarín.com, 21-07-2008

Tres postales (y epílogo) sobre la 125 martes, 22 de julio de 2008



I. Dice David Cufré

no es raro que las entidades ruralistas hayan festejado con champán apenas Julio (Cleto) Cobos anunció su voto contra el proyecto de retenciones móviles. La eventual derogación de la resolución 125 –el Gobierno todavía no definió qué hará– aumentaría los ingresos de los productores de soja en casi 20 por ciento, para llevarlos a un nivel inédito. Con la 125 todavía vigente, los derechos de exportación se ubicaron ayer en 46,6 por ciento, en virtud de un precio internacional de 552 dólares la tonelada. Si las retenciones volvieran al 35 por ciento del 10 de marzo pasado, los productores pasarían a cobrar 1126 pesos la tonelada, en lugar de los 944 pesos de ayer. Lo más sorprendente es que los productores esperaban ganar 804 pesos la tonelada cuando sembraron soja en octubre del año pasado. Esa era la remuneración prevista con las retenciones a 27,5 por ciento y un precio internacional de 356 dólares la tonelada. Ahora el precio internacional está en 552 dólares la tonelada, las retenciones, en 46,6 por ciento y los ingresos para el productor al día de ayer alcanzaban a 944 pesos la tonelada. Si la retención bajara a 35 por ciento, los productores embolsarían 1126 pesos la tonelada. Los más favorecidos serían los medianos y grandes, que quedaban fuera del esquema de reintegros previstos por el Gobierno.


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II. Agrega Eduardo Aliverti

Que un vicepresidente vote en contra de su gobierno; que lo haga a seis meses de iniciado éste; que lo ejecute en una instancia crucial para la suerte de la fuerza que integra; que no sólo no haya tenido la ética de renunciar, sino que porte la amoralidad de decirle a su compañera de fórmula que aquí no ha pasado nada y que quiere seguir a su lado hasta el 2011; que el conjunto de los periodistas de la Patria Mediática, siempre horrorizados por la prostitución ideológica de “los políticos” y alucinados con Borocotó hasta ayer nomás, rescate casi sin eufemismos los huevos que tuvo Cobos... Borges y Groucho Marx hubieran quedado boquiabiertos. Haber cruzado este límite surrealista es la pauta de la monumentalidad de los errores del Gobierno y de la magnitud del enemigo. Dijo un funcionario kirchnerista: “La primera vez que tocamos intereses concretos del poder, del poder real, lo único que se nos ocurrió fue enfrentarlos con el bombo y la marcha peronista. Así que nos pasó lo que nos tenía que pasar”.

(...) tras el Waterloo del jueves, se escucha a muchos progres que pasan la factura por el número de estropicios oficialistas. Todo lo que se reprocha es cierto. Que se jodan por aliarse con radicales, que tienen el invicto histórico de terminar, siempre, traicionando. Que se jodan por haber apostado a la estructura mafiosa de los barones del conurbano. Que se jodan por no haber abierto el juego por afuera del PJ. Que se jodan por la admirable ingenuidad de mandar el proyecto al Congreso. Que se jodan por apoyarse en la burocracia de la CGT y no darle personería a la CTA. Que se jodan por su estilo capanga de conducción. Que se jodan por no profundizar la afectación de otros bloques de la clase dominante y acabar sin pan y sin torta. Todo correcto. Pero resulta que a la par del kirchnerismo se jodió, precisamente, la muy tibia posibilidad de seguir avanzando en un modestísimo proceso de pequeños cambios que es, al fin y al cabo, el paso tolerable para esta sociedad. Ahora la salida es posible claramente por derecha, por lo peor de la derecha, y lo que se jodió está lejos de ser sólo el kirchnerismo.


***

III. Concluye mi amigo Nacho

... creo que acá se puso en juego hasta cierto punto la legitimidad del Estado para intervenir en la economía, y el grado hasta el que esa intervención se considera "legítima" (cosa que se ve claramente cuando se habla de que unas retenciones superiores al 33% son confiscatorias, lo que significaría que para el petróleo que tiene retenciones superiores -menos mal, aunque igual estando en manos privadas se está regalando parte de la renta- también deberían serlo... ya veo a los dueños de Repsol cortando las rutas contra el yugo opresor de este "gobierno autoritario"). Todos los que abogan por una intervención menor del Estado en la economía están chochos por esta derrota del oficialismo, de hecho. No vi ni una excepción, y conozco muchos casos. Si leés cualquier blog abiertamente liberal, están todos descorchando.

Pensándolo en términos económicos, supongo que a cualquiera que tenga alta rentabilidad en algún sector le debe haber caído simpático también, porque sabe que mañana le podría tocar a él poner la tarasca, y que por ende le conviene que la pugna de intereses (forma elegante de decir lucha de clases) avance en este sentido. Imaginate si el estado necesita más recaudación o si alguien lo presiona lo suficiente para mejorar los planes sociales o alguien dentro de él tiene genuinas intenciones de redistribuir la riqueza o subsidiar a la industria o lo que sea: lo van a pensar dos veces antes de tocarle la renta a algún sector, luego de esta derrota.

Epílogo a cargo de Javier Romero, en Crítica

El Gobierno puso a dormir la Ley de Radiodifusión. El reciente traspié parlamentario en la discusión por las retenciones móviles obligó a esta decisión. El oficialismo teme que el abroquelamiento logrado por los legisladores de la oposición ponga en riesgo una normativa que Cristina Kirchner considera clave en la cruzada contra la concentración de medios.

The Salchicha Times - Número 54 domingo, 20 de julio de 2008

¡Santificados!

En un encuentro muy disputado, el Equipo Salchicha venció ayer al Beto Team por 16-14 y logró así su segunda victoria consecutiva. El principal aporte para el salchichismo vino del dandista a prestamo Santi (a.k.a. Messi), que organizó buena parte de las salidas del team y marcó la mayoría de los tantos.

El equipo de Beto se mostró como un hueso duro de roer, ya que estuvo arriba durante casi toda la primera parte del encuentro. Jugaban más por el piso y avanzaban por la banda derecha, Tweety y Beto anotaban a diestra y siniestra, y era difícil seguirles las marcas. Un par de jugadas sacadas de la galera aprovechando errores defensivos contrarios (y la falta de un arquero fijo en la contra) colocaron al salchichismo arriba nuevamente. El partido se extendió durante más de una hora y media, hasta que el betismo pidió un time out que luego se transformó en finalización del partido.

El Tío estuvo algo inseguro recibiendo los tiros de media distancia, Fede y Nico poco animados a la hora de salir jugando y a veces perdiendo las marcas, Agus al final bajó a marcar pero toda la primera mitad su falta de presencia en defensa se notó. En fin, todas cosas a mejorar para los próximos encuentros.

En otras noticias, se comenta que el salchichismo está en tratativas con el presidente del club dandista para arreglar un pase definitivo de Santi al Equipo Salchicha. Se rumorea que entre la oferta se encuentran dos amigas de Felipe.

Tio - 6 salchichas
Fede - 5 salchichas
Nico - 5 salchichas
Gabi - 8 salchichas
Santi - 9 salchichas
Fede - 8 salchichas
Agus - 6 salchichas

Recuerdos martes, 15 de julio de 2008

(Extraído de La intimidad como espectáculo, de Paula Sibilia)



Si no hay más pasado fundador del presente y del yo, ni tampoco un futuro radicalmente distinto en el horizonte, entonces sólo restaría nuestro presente constantemente presentificado. Lejos de aquellos diarios íntimos del siglo XIX, en los cuales el tiempo sedimentaba en lentas capas de sentido y había que recobrarlo en esa faena tan insistente como cotidiana, los blogs conforman prolijas colecciones de tiempos presentes ordenados cronológicamente. Además, ahora es lícito abandonar la tarea si se vuelve demasiado tediosa, sabiendo que siempre será posible renacer en otro momento, abriendo otro blog o incluso un fotolog, o un perfil en MySpace o Facebook, o alguna otra novedad que pronto aparecerá y será todavía mas resplandeciente. Siempre es posible renacer, no sólo con otro diseño gráfico más bonito y actual, sino inclusive con un perfil renovado. Al fin y al cabo, en estas playas virtuales se crean "identidades de vacaciones", formas subjetivas con reglas más flexibles y ligeras que, por eso mismo, permiten "descargar un poco el peso de la propia vida, darse una nueva oportunidad". (...)

Un artículo periodístico comentaba el caso de una mujer que, después de divorciarse, decidió eliminar a su ex marido de todas las fotos de su colección familiar. "Cada vez que las miraba, me sentía mal", confiesa, "por eso decidí sacarlo de las fotos". (...) Hoy es posible deletear con total rapidez y facilidad todo aquello -y a todo aquel- que no merezca quedar en el desván de la memoria. En este sentido, las herramientas digitales prometen ser mucho más eficaces que el antiguo método analógico del "pasado pisado" y la lenta digestión intestina.

(...) En las nuevas prácticas confesionales de Internet, así como en películas como Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, la memoria humana suele pensarse bajo la lógica de la información. Y también se la trata según esa lógica: como si fuera posible seleccionar, fragmentar, editar, deletear, copiar y retocar digitalmente sus contenidos grabados en el cerebro. Nada más alejado de las visiones de algunos pensadores del siglo XIX como Bergson y Nietzsche. Así como las prácticas autobiográficas cotidianas que reinaban en aquella época, los escritos de estos filósofos presentan otras maneras de digerir la memoria del tiempo vivido, y de crear un yo en función de esos cimientos pasados pero actualizados en el presente.

Según la perspectiva de Bergson, la función del cerebro no consiste en archivar recuerdos sino en "suspender la memoria", una forma de olvido necesario para la vida y la acción. Pero suspender no equivale a deletear, porque todo permanece en la virtualidad del espíritu y todo puede, siempre, retornar. (...) "Enfrentado a una realidad verdaderamente infinita, el artista está obligado a elegir", explica el crítico de arte Ernst Fischer, "a poner de lado lo accesorio, a retener lo esencial, a reconocer una jerarquía de lo real". Tejer un relato implica descartar, modelar, suspender, pero siempre considerando el telón de fondo de la totalidad: todo aquello que permanece en la suspensión de la virtualidad. En ese sentido, tanto la fragmentación como la aceleración que hacen estallar lo real en la contemporaneidad, conspirando contra las visiones totalizantes, también dificultan aquella tarea artesanal de ordenar las propias percepciones y recuerdos a fin de montar un relato de sí. Bajo estas nuevas temporalidades, deberán mutar los procedimientos para actualizar la memoria de lo vivido, así como los mecanismos para construir las narrativas del yo. (...)

No es casual que bajo el imperio de esta nueva temporalidad se multipliquen las propuestas de optimizar técnicamente una memoria informática. Sin embargo, visiones como las de Bergson y Nietzsche sugieren que sería tan imposible como indeseable desarrollar una memoria editable del puro instante, o incluso una memoria total capaz de fundir duración e instante. "Dos o tres veces había reconstruido un día entero", relata Borges con respecto a su personeaje Irineo Funes, "no había dudado nunca, pero cada reconstrucción había requerido un día entero". Porque a pesar de su prodigiosa memoria y su aguda percepción, que podía dispensar el auxilio de una cámara digital capaz de fotografiarlo todo, ese personaje era incapaz de filtrar. Sin embargo, para poder pensar, actuar y vivir, inclusive para poder narrar la propia vida y construir un yo a la vieja usanza, hay que ejercer la actividad más elevada del espíritu, en términos nietzscheanos: olvidar. O más bergsoninanamente: suspender. O como diría Fischer: jerarquizar, escoger, seleccionar. Y si tomamos finalmente a Borges: olvidar las diferencias, generalizar, abstraer. Nada más distante de borrar, editar o copiar, eliminando algunas escenas y retocando otras con la ayuda de programadas como el Photoshop o la tecla delete.

Por una causa sábado, 12 de julio de 2008

por Martín Caparrós
Crítica, 11-07-2008



Sólo sé que no entiendo –casi– nada. La sensación, por más socrática que sea, no termina de gustarme. Y no la contaría –a quién le importa que yo no entienda ciertas cosas– si no fuera porque creo que nos pasa a muchos. Mal de muchos, ya se sabe, puede ser tonto consuelo –o un problema digno de pensarse.

–¿Pensar, dijo, mi estimado?
–Sí, dije, pero no se preocupe, no se lo dije a usted.

Hace unos días, en esta página, tras despotricar contra la idea de actualidad, propuse una pregunta: “¿Qué cuestiones, qué historias, qué temas habría que contar en estos días? ¿Qué nos estamos perdiendo y deberíamos saber? ¿De qué vale la pena hablar?”.

–Vos sí que sos un pelotudo, Caparrós.

Contestaron diez o doce –con sus matices y sus variaciones– para demostrar que no tienen nada que decir. Pero hubo docenas y docenas que propusieron temas: la salud, los cambios técnicos, la explotación infantil, la donación de órganos, la pobreza, muchos la educación, muy pocos la política, nadie internacionales, más historias de vidas, más análisis social; tomé nota.

Y me impresionó particularmente un mensaje que no era una propuesta. Charito, 59 años, decía: “Mirá Martín, sé que hace rato no caminamos por las mismas sendas. Yo también fui ‘compañera’ (perseguida, exiliada, etcétera). Tengo seguramente muchas observaciones que hacer a este gobierno, y las hago porque sigo trabajando en un barrio humilde con una biblioteca, pero estoy convencida de que hacerlas hoy, con el ataque masivo de la nueva derecha, de la clase media mezquina que nunca quiso compartir ni un céntimo, cuando veo que en la plaza de mi ciudad cacerolean las señoras de estancieros y militares (entre las que se halla la del militar que estamos juzgando por delitos aberrantes de lesa humanidad, entre cuyas víctimas se encuentra mi hermano), me inclino definitivamente por este lado, por este gobierno acompañado de miles de compañeros. Sabemos que no son ‘prolijos’, es un movimiento un poco despelotado, no se puede ‘clasificar’ todo lo que pasa, no responde estrictamente a la lucha de clases según manuales, pero es lo único que hay”.

Me impresionó, supongo, porque sintetizaba varias discusiones que tuve en estos días con amigos que sostienen, de una manera u otra –en general airada, belicosa pero honesta–, argumentos semejantes, que me dejan genuinamente confundido: pensando en lo que dicen.

–Vamos, Caparrós, no mienta, que sus patrones ya le dijeron lo que tiene que decir.
–Sí, me lo dan por escrito cada mes, junto con el sobre. Pero como yo soy traidor por naturaleza…

La idea de que este gobierno se merece apoyo porque sus enemigos son nefastos no me satisface. Hace dos o tres años escribí que cuando veía cuán torpes brutos gorilas lo atacaban me daban ganas de apoyar a Kirchner, pero entonces miraba su gobierno y se me pasaba.

Ahora veo que hay muchos que siguen pensando que los enemigos de sus enemigos son sus amigos –y apoyan a los talibanes contra Bush, digamos, o quizá viceversa. Y hace semanas escribí que esta pelea por el dinero de los granos –esas ganancias extraordinarias que nos premian por el hambre de los millones que ya no pueden pagar esos precios– me parece, por decirlo a la manera antigua, una disputa entre facciones del poder burgués donde no me siento representado por ninguna. Es, visiblemente, lo contrario de lo que dicen Charito y muchos otros.

Y lo dicen con un énfasis extraordinario. Hacía décadas que no había, en la Argentina, divisiones tan tajantes y tan confusas al mismo tiempo. En el menemismo, por ejemplo, las líneas estaban más claras: no solía encontrar, entre mis conocidos, alguien que lo defendiera. Los menemistas eran claramente otros –que incluían, sin ir más lejos, a casi todo el gobierno actual. Ahora las líneas son más caprichosas, dividen abruptas a gente que siempre estuvo más o menos cerca. Pero lo que más me inquieta es que no termino de entender qué se juega en esta discusión tan crispada.

Digo, para empezar: ¿en defensa de qué se ponen tan enfáticos mis amigos K? Se lo he preguntado a varios de ellos, sin conseguir respuestas satisfactorias. Más allá de los clásicos argumentos sobre los derechos humanos –de hace 30 años–, es cierto que este gobierno ha recuperado algo del rol del Estado en la Argentina: estaba tan disminuido por el menemismo que esos ligeros retoques son grandes avances –que, en el mejor de los casos, le darán una presencia sólo cinco veces menor que en 1985, un suponer, o 1960, cuando tenía el control de los recursos básicos, los servicios esenciales, las industrias estratégicas, la salud, la seguridad, la educación.

Y después vienen las declaraciones y discursos: la igualdad, la redistribución, la independencia, esas nociones que nada –o tan poquito– de la práctica socioeconómica del gobierno parece sostener. Digo: ya tuvieron cinco años y el nivel de desigualdad se parece al de 1995, pleno menemismo.

Pero siguen hablando de eso –qué bueno– y todos estos amigos se entusiasman.

–¿Y a usted no le gustaría entusiasmarse?
–No sabe cuánto, mi querido. Nada mejor que estar enamorado, aunque sea de la vaca Lengüita.

Creo que somos muchos los que querríamos creer. Pero necesitamos poder: algo que nos lo permita, razones para que no sea un acto ciego, pura fe, puro cabreo –aunque esto suene demasiado razonable, demasiado poco peronista.

Las divisiones ya están hechas, y parecen profundas. Sería bueno, quizá, que el gobierno K las justificara. Que, en lugar de pensar cómo recomponer su imagen con un anuncio aquí, un acto allá, nos dijeran –a los que ya los siguen, a los que no los odian– valdría la pena apoyarlos, o sea: que enuncien un plan. Que detallen, en términos muy claros, sin palabrerío, con planes, cifras, plazos, las diez o quince medidas principales que vayan a tomar en sus tres próximos años.

Así, entonces, sabremos – más allá de historias personales, boinas o mocasines, la pavada– por qué es la pelea, con quién, para qué. Así, entonces, por lo menos la crispación valdrá la pena.

The Salchicha Times - Número 53 miércoles, 9 de julio de 2008

Hasta la victoria, siempre [que publicamos]

Acá me preguntan qué pasó con las crónicas de los dos últimos partidos -amargas derrotas ambos ellos-, este cronista les va a explicar qué sucedió.
Resulta que teníamos la primera crónica lista para ser publicada, pero Agus comió los caramelos esos que siempre come, empezó a disparar armas químicas, y tuvimos que desalojar la redacción. Causas de fuerza mayor, que le dicen.
Otro terrible incidente obstruyó la publicación de la segunda de ellas. La cronica estaba toda bonita linda tres mil caracteres sin espacios interlineado uno coma cinco, y se la dimos a Maldo para que la llevara a publicar, pero en el camino Maldo conoció a una chica linda en un bar de Munro y se la llevó a tomar algo y se olvidó la crónica en su Dodge 1500. Desde entonces no volvimos a saber de él. ¡Suerte con la chica, Tigre!

Lo que nos lleva al tema que nos compete hoy: la sensacional victoria salchichense por sobre el Dandy Team, en las hostiles canchas de Yrigoyen, por 9-7. Partido trabado, peleado, pero sobre el cual el Salchicha Team tuvo un razonable control durante todo el encuentro, estando abajo una sola vez, y por la mínima diferencia.

El equipo del Dandy, como ya es costumbre, se apoyó mucho en su principal figura, Santi aka Messi, que estuvo intratable durante buena parte del encuentro, y en cuyos pies los dandistas encontraron varios de los tantos. Ya le vamos a presentar a una chica y van a ver en qué estado llega al próximo partido: exhausto, aburguesado, y con pancita cervecera. Ya van a ver.

Por lo pronto en el conjunto salchichense surgió la inesperada figura de Fede, que más arriba que de costumbre -y a fuerza de desesperación y búsqueda de rebotes- clavó los primeros tres tantos salchichenses. Agus colaboró con otros tres, El Carnicero volvió a colocar el de la victoria parcial, y Mante cerró el resultado. ¿Nico, el hermano de Mante? Clavó un gol en contra. Bueno, che, cada uno según sus capacidades, decía el barbudo.

La diferencia la hizo el juego por el piso del salchichismo, que en ningún caso abusó del pelotazo "Belgrano de Córdoba partido de ida contra Racing" que caracterizó sus anteriores esfuerzos. Acá hubo bocha al ras del piso, pases y paredes, y buenas definiciones.

Tio - 7 salchichas
Lo mejor de sus juego fueron los achiques, siempre a tiempo, con piernas cerradas y de frente manteca. Se comió una sola sandía al medio, de Santi, por estar mal parado. Algo inseguro en las salidas en corto, en tres oportunidades regaló la pelota y generó sendas oportunidades para el equipo contrario. Pero en líneas generales fue una buena actuación.

Nico - 5 salchichas
Buena performance de Nico, que se vio opacada por dos errores suyos que desembocaron en dos goles dandistas, el primero de ellos, directamente tonto, al tocar una pelota en una jugada que, si no se la tocaba, estaba invalidada, y que resultó en un grosero gol en contra, de esos que ya no se hacen. En cuanto al resto, estuvo bastante atento en las marcas, y cubrió a Fede en sus subidas. Sin los goles en contra hubiese sido un 7.

Mante - 6 salchichas
Lejos de su mejor nivel, de todas formas su aporte no pudo ser tan reconocido porque se quedó mucho más abajo que en otras oportunidades. A favor se destaca que no abusó del pelotazo, y que jugó mucho con pases cortos, paredes y buenas habilitaciones. Curiosamente, con quien menos se entendió fue con su hermano. Clavó el gol que selló la victoria salchicha.

Fede - 8 salchichas
Muy buen partido del hachador, posiblemente su mejor de los últimos diez. Atento a cada rebote, clavó tres tantos al hilo incluyendo uno del tipo Locomotora, de llevarse puesto a todos, defensores arquero pelota, y solo descansar cuando ve la bocha adentro de la red. Uno más en la mitad del encuentro lo convirtió en el goleador del equipo. Falló en algunas definiciones medio básicas que hubiesen incluso incrementado su número de anotaciones. Subió bastante y no siempre llegó a bajar a defender a tiempo.

Agus - 7 salchichas
Partido promedio de Agus, que mojó en tres oportunidades. Muy chispa al principio, participó en casi todas las jugadas de peligro del salchichismo. Hacia la mitad del partido, sucedió lo esperable: su pulmón se desactivó y dejamos de verlo en defensa. La escena ya la conocen: todos revolcándonos como unos chanchos en el área propia, y Augusto a 100 metros de distancia, charlando con el dueño de las canchas: "Y, lindo, ¿venis siempre por acá? Si, vos sabés, yo soy el goleador de mi equipo..." y haciéndole ojitos a los que estaban jugando al lado. Lamentable.

Un pancho y una coca lunes, 7 de julio de 2008

por Pablo Alabarces
Crítica, 07-09-2008



En un célebre y maravilloso trabajo que tiene ya más de treinta años, el historiador inglés y marxista Edward Palmer Thompson se preguntaba las razones por las que los pobres se sublevan. La respuesta inmediata, decía Thompson, es porque tienen hambre: pero esa respuesta es suficiente sólo cuando se sublevan los hambrientos, y no cuando los hambrientos no se sublevan o los que se sublevan no están hambrientos. Cualquiera de esas condiciones puede ser pensada en la Argentina: ese dato incomparable de la Córdoba de 1969, cuando los obreros insurrectos eran los mejores pagos del país, o esta misma revuelta agraria modelo 2008, encabezada por la panza sin culpas de De Angeli o la chetidad (¿o será cheteza?) incontrastable de Miguens. Ambos son ejemplos de la insurreción sin hambre; la aquiescencia de las clases populares con el modelo menemista de explotación hasta 1994 –cuando aparecen los primeros piquetes– lo es de su contrario. Para Thompson, la cantidad de hambrunas sufridas en silencio por los pobres del mundo es con largueza signo de que el hambre no justifica, por sí sola, la insurrección.

En ese artículo, “La economía moral de la multitud”, Thompson analiza las revueltas ocurridas a finales del siglo XVIII en Inglaterra, un momento en el que el alto precio del grano en los mercados internacionales llevó a que los productores acapararan el cereal y evitaran enviarlo al mercado interno para así obtener las pingües ganancias del comercio exterior –y este largo párrafo no precisa subrayar la semejanza con la Argentina contemporánea. La carestía subsiguiente generó amotinamientos y saqueos contra productores y acopiadores, a los que responsabilizaban con justa razón del hambre popular. La intervención de las autoridades, locales o nacionales, fue oscilante: a veces represiva –el pánico contra las revueltas “jacobinas” luego de la Revolución Francesa era importante–, a veces paternalista, obligando a los acopiadores a entregar grano. Lo que estaba en juego, lo que se disputaba, era el nuevo predominio ideológico del liberalismo económico –Adam Smith estaba en la cresta de la ola– frente al viejo paternalismo que protegía a los pobres (para evitar que se sublevaran, justamente): a esto llamaba Thompson la “economía moral de la multitud”, esas pautas no escritas, no demasiado políticas, fundamentalmente éticas, pero plenas de lógica y productoras de prácticas populares. El motín no era una reacción espasmódica motivada por el hambre: se trataba de decisiones racionales, basadas en la inteligencia y en la experiencia.

Esta larguísima introducción no pretende ser una incitación al contramotín rural: por ejemplo, a que los explotados y maltratados peones de Miguens se subleven contra su ilustre patrón reclamándole parte de sus enormes ganancias. No sería mala idea, pero no depende de mí (y los peones no leen este diario, ni siquiera por una internet a la que no acceden). Lo que quiero discutir es la insistencia con la que en la Argentina se califica toda acción popular como clientelística o salvaje, contrapuesta a la acción de las clases medias y altas, que se define como virtuosa, racional y libre. Esto me apareció siempre como evidente en las discusiones sobre la violencia futbolística: mientras periodistas y políticos se llenaban la boca con las bestias y los inadaptados, cualquier indagación seria descubría lógicas y moralidades implacables –discutibles e incompartibles, pero implacables– que se llaman “aguante”. Y bien: desde las elecciones de 2007, cuando Carrió lideró este movimiento de retorno al primitivismo interpretativo, a los pobres los traen y los llevan, los compran y los venden, mientras que “la gente” va y viene, y muestra orgullosa carteles que afirman “nadie me pagó”. A estas alturas del partido, de las ciencias sociales y de la historia política argentina, hemos regresado a un estatuto según el cual nuestras clases populares son esclavas de sus deseos primarios: con un pancho y una coca –un choripán y un vino, una mina y unos mangos, escojan la versión preferida– podemos arrear multitudes.

Y esto no es imaginación calenturienta ni peronismo anacrónico, ni mucho menos el retorno del viejo “vox populi, vox dei” o “el pueblo nunca se equivoca”. Los pueblos se mandan unas macanas de órdago, cometen errores increíbles que para colmo repiten, votan alegremente a sus explotadores. Pero lo que es intolerable es pensar que eso se debe a la simplicidad de sus mentes primitivas, capturadas en los lazos clientelares. La complejidad de la acción popular exige al analista, al periodista, al político, atención, humildad y respeto. El sábado, en el cierre del debate de Diputados, el movilero de TN describía a los grupos ruralistas –“venidos de…”– y a los peronistas –“traídos desde…”. Ese señor es un ignorante y un irrespetuoso. Debería, y es obvio que no es el único, leer a Thompson.

Separados al nacer sábado, 5 de julio de 2008


Mike White, roommate de Jack Black en Escuela de Rock / Nik, símbolo del merchandising infantil republicano