28 de enero
(Como un) sueño
No sé por qué la repetición excesiva de una imagen -una postal- logra crear un sentimiento tan fuerte de irrealidad cuando uno se encuentra con ella en vivo y en directo. Tampoco me importa descifrarlo solo: varios semiólogos lo habrán analizado antes y mejor.
Pero esos edificios apareciendo por detrás de uno de los tantos puentes que cruzan New York City consiguieron ese efecto de irrealidad.
O quizás sólo era temprano a la mañana.
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A Nueva York no lo definen ninguno de sus edifcios más conocidos; ni sus escaleras de emergencia; ni sus plazas, ni sus estatuas. Nueva York logra definirse, consigue su distinción, por medio de su cosmopolitismo -sus contrastes, su variedad. No termina por ser nada y ese es su todo. Paradójicamente, es una ciudad tan completa...
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Capitalismo de cartón
Paramos en un semáforo, y entonces los vimos cruzar. Dos homeless (personas indigentes, sin techo) arrastrando un carrito de supermercado con algunos cartones. Y las similitudes con lo nuestro, y el supuesto modelo a seguir. Y entonces.
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Lo vimos pararse ni bien entrábamos al Washington Square Park. El hombre tenía unos treintipocos años, y un contrabajo más grande que él que desenfundó ni bien se situó en el centro de la plaza. Había que tener huevos para romper el silencio con una voz y un par de cuerdas, pero ese hombre casi me conmueve con su capacidad de crear melodías entretenidas y a la vez profundas con tan poco. De a poco, vi como todos se iban sumando, hipnotizados frente a las canciones del muchacho. Después pensé que su oferta era irresistible: minimalismo para una ciudad repleta de todo.
Hace 5 años.
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