Página/12, 17-09-2007
ENTREVISTA CON EL FILOSOFO DIEGO TATIAN
En busca de una izquierda que sepa ser conservadora
El filósofo cordobés Diego Tatián analiza en diálogo con Página/12 por qué es necesaria la formación de una izquierda "no progresista" frente a una derecha que gana terreno y que hoy se traduce en la figura del "vecino que consume y se considera víctima de la corrupción y la ineficacia de los políticos". (...)
–¿Por qué cree que el discurso de la derecha sobre la necesidad de soluciones técnicas para enfrentar problemas políticos es tan efectivo?
– Una diferencia entre la derecha y la izquierda –que a mi modo de ver aún existe– es que la izquierda se asume como tal. La derecha, en cambio, escamotea la designación y se traviste de neutralidad aduciendo que los problemas son técnicos y la discusión de ideas, los interrogantes acerca de la justicia, la imaginación de cosas nuevas y la deliberación pública son sólo ideologismos que obstruyen la eficaz resolución de los asuntos humanos. La condición de posibilidad de la derecha actual, aunque no de la derecha clásica, es la despolitización, la sustitución del ciudadano que produce diariamente la ciudad por el vecino que consume y se considera víctima de la corrupción y la ineficacia de los políticos –seres nacidos de un repollo que los buenos vecinos deben padecer sin haberlo merecido–. Esto es lo que hace más de dos siglos Kant llamaba “autoculpable minoría de edad”. Los medios de comunicación preparan el terreno y los empresarios de la política hacen la cosecha. ¿Sería posible que un discurso tan elemental como el de Macri prosperase si no se hubiera producido antes una destrucción del lenguaje, del deseo, de la imaginación y de cualquier complejidad del pensamiento, por los programas de entretenimiento que atestan la televisión? Exaltación de la inmediatez complementada con periodistas que hablan en nombre de “la gente”, teatralizando una moralina victimizante y ridícula si no fuera altamente eficaz. La derecha opera desde los medios produciendo sentido común, sospecha del pensamiento y el olvido de que todo ser humano, sea cual fuere su condición, es capaz de pensar y de actuar para revertir la situación desfavorecida en la que se halla. No sólo es capaz de hacerlo, nadie lo hará por él.
Hace 5 años.
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