DE CÓMO EL ALMA PONE SUS PASIONES EN OBJETOS FALSOS CUANDO LE FALTAN LOS VERDADEROS
Uno de nuestros gentilhombres, muy sujeto a la enfermedad de gota, cuando era instado por los médicos a que dejase del todo el uso de las carnes fiambres, solía responder jovialmente: Que deseaba tener a quién reprochar las congojas y tormentos de su mal, y que así, clamando y maldiciendo, ora al chorizo, ora la lengua de vaca, ora el jamón, venía a sentirse aliviado. Y cuando alzamos el brazo para golpear, nos duele si damos el golpe en vago; y para que una vista sea placentera no ha de perderse en las vaguedades del aire, sino que debe hallarse a razonable distancia y sobre sólido.
Asimismo parece que el alma excitada y conmovida se extravía en sí misma si no se le da a qué aferrarse, y por ello es menester proporcionarle objeto a que se prenda y por el que obre. Dice Plutarco, respecto a quienes se aficionan a monos o gozquecillos, que la parte amorosa que hay en nuestra alma, a falta de legítimo prendamiento, se forja uno falso y frívolo por no hallarse vacía. Vemos también que el alma, en sus pasiones, se erige en temas falsos y fantásticos, incluso contra su propia creencia, antes que carecer de cosa en qué ocuparse. (...)
¿Y qué causas no inventamos de los males que nos ocurren, y a qué no nos acogemos, con razón o sin ella, para desahogarnos? No son las rubias trenzas que desgarras o el blanco pecho que tan cruelmente hieres los que han hecho caer bajo el plomo a tu amado hermano. Busca la causa por otro lado. Hablando del ejército romano de España, dice Livio que después de perder a los dos grandes hermanos que lo capitaneaban todos empezaron a llorar y golpearse las cabezas; y ello es uso común. Y el filósofo Bion, viendo a un rey que en su duelo se mesaba los cabellos, chanceóse así: "¿Pensará que el pelarse alivia el duelo?" (...) Nunca, en verdad, se vitupeará lo suficiente el trastorno de nuestro espíritu.
Hace 5 años.
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