Separados al nacer * lunes, 31 de agosto de 2009



Marcelo Elizaga, arquero del Emelec / Hugh Laurie, protagonista de Dr. House

* Propuesto por Mati González

Preguntas y respuestas sobre el Proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales sábado, 29 de agosto de 2009

¿Cuál es el estado actual de la radiodifusión en la Argentina?

- Está fuertemente concentrada.
- Se observa una fuerte dependencia y vinculación al capital extranjero.
- La producción de contenidos y la circulación de información está fuertemente centrada en Buenos Aires.
- Se privatizó la ganancia y se estatizó la deuda.
- Se manejaron los medios públicos como órganos de difusión de la actividad oficial (medios gubernamentales) desprestigiando el valor de lo público.

Mapa de la concentración de medios en Argentina (click para agrandar)


¿Cuál es el estado actual de la Ley de Radiodifusión, sancionada en 1980 durante la última dictadura militar y modificada por decretos de Menem y De la Rúa?

- Se discriminó sistemáticamente del acceso a licencias a las organizaciones no gubernamentales sin fines de lucro.
- Apenas “procura la autonomía de la prestación privada” y subraya que “el Estado no asegura la provisión del servicio donde éste no sea rentable”.
- Los organismos de control fueron de carácter centralista, unitario y dependientes del poder ejecutivo nacional.
- Las modificaciones a la ley convalidaron situaciones de hecho, como la concentración en pocas manos y la conformación de redes permanentes.

La conclusión es clara: "Los gobiernos democráticos que se sucedieron desde 1983 modificaron la ley en aspectos clave, pero todos ellos funcionales al proyecto del gobierno de turno, sin alterar el espíritu autoritario y comercial de la legislación." (1)

¿Cuál es el origen de esta propuesta? ¿Se trata de una "Ley K"?

La propuesta de ley que llegó el jueves pasado al Congreso partió de las organizaciones sociales. El texto integra buena parte de los llamados "21 puntos básicos por el derecho a la comunicación", propuestos por la Coalición por una Radiodifusión Democrática en 2004. Esa coalición está confirmada por más de cien organizaciones entre las que figuran sindicatos, sectores académicos, universidades y radios comunitarias.

¿Es verdad que las organizaciones internacionales se oponen al proyecto?

El Relator Especial de Naciones Unidas sobre el Derecho a la Libertad de Opinión y Expresión, Frank R. Larue, envió una carta a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner manifestándoles su "profundo reconocimiento" por el proyecto de ley de Comunicación Audiovisual enviado por el gobierno al Parlamento. El comunicado dice, textualmente:

"(...) Como Relator Especial de Naciones Unidas sobre el Derecho a la Libertad de Opinión y Expresión, me permito reconocer públicamente que esta propuesta de Ley, es un modelo único en el mundo y un ejemplo para todos los demás países, en virtud de que garantiza el acceso de todos los sectores a las frecuencias de la radio y la televisión manteniendo el principio de pluralismo y diversidad en el ejercicio de la libertad de expresión.
El establecimiento de tres segmentos equivalentes de frecuencias comerciales, comunitarias y públicas es un paso avanzado en el ámbito de la legislación sobre telecomunicaciones.
Deseo además felicitarla por el proceso seguido para la elaboración de esta propuesta de Ley, pues pude verificar personalmente en Argentina, que la misma surge del documento de principios propuesto por organizaciones de la Sociedad Civil, y posteriormente fue sometida a consulta popular en todas las regiones del país. Esto también constituye un gran precedente en materia de propuestas legislativas que estoy seguro el Congreso de la República sabrá valorar.
Resaltando esta iniciativa como una de las buenas prácticas que surgen del continente, me permito expresar mis deseos para que el proceso de aprobación de la Ley mantenga el espíritu positivo de la misma. (...)"

En cambio, muestran veladas reservas al proyecto las organizaciones integradas por los actuales empresarios dueños de multimedios, como la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), con sede en Miami y de la cual forman parte patronales como ADEPA. Organizacion que -recordemos- en ocasión del impulso oficial a un inofensivo Observatorio de la Discriminación en los Medios salió a denunciar intentos del gobierno por "controlar al periodismo para adocenarlo" y a defender el siempre tan loable papel del periodismo local. Cito textual: "En su diversidad, la prensa argentina ha dado sobradas muestras de ecuanimidad, objetividad y equidistancia pudiendo exhibir una trayectoria democrática que, en muchos casos, abarca las vicisitudes patrias a lo largo de más de un siglo". Sin comentarios.

¿Cuáles son los principales avances operativos de la ley?

- La nueva propuesta define como objeto de regulación “a todos los Servicios de Comunicación Audiovisual independientemente del soporte técnico utilizado para su transmisión ”. En otras palabras: el acento esta puesto en el objetivo del servicio (“informar, entretener o educar al público en general”) y no en el soporte. Esto se debe a que en la actualidad las nuevas tecnologías han ampliado sustancialmente los soportes de contenidos, y no están contemplados en la ley actual, que es “tan antigua que se considera a las radios FM como nuevas tecnologías”.
- Esta actualización tecnológica abre el juego para que distintas empresas puedan ingresar al negocio del llamado Triple Play, es decir, la convergencia tecnológica o la prestación conjunta de servicios de internet, cable y telefonía. El objetivo de los grandes conglomerados de medios es que salga sólo esta parte de la ley. Es decir, que se abra el tongo y no la necesaria regulación.
Afirman Guillermo Mastrini y Martín Becerra en un muy buen artículo: "El triple play es percibido por los grandes y pequeños actores de los mercados de información y comunicación como un nuevo El Dorado. Quien llegue primero, se sospecha, plantará bandera y obtendrá una posición dominante en un espacio que promete rentas seguras, grandes territorios aún sin explotar y, hasta ahora, pocos condicionamientos por parte del Estado."

¿Cuáles son las restricciones que impone la ley y cuáles serían sus efectos concretos?

Licencias: El anteproyecto reduce la cantidad de licencias que se le pueden otorgar a una persona física o jurídica. La actual legislación autoriza a otorgar 24 licencias, permitiendo la formación de monopolios y oligopolios, acotando el acceso y renovación de nuevas voces. Es por esta situación que el anteproyecto propone la reducción del número de licencias a 10, impulsando el pluralismo del espectro y de los servicios de comunicación audiovisual posibilitando asignar licencias al Estado nacional, a las provincias, a la ciudad de Buenos Aires y a las municipalidades.
Esto afectaría especialmente a los tres grupos más grandes que concentran la propiedad de los medios en la Argentina: el Grupo Clarín (posee 44 empresas), Grupo Uno (32 empresas), Grupo Telefónica (19 empresas). Las empresas se encuentran dentro de siete rubros de la radiodifusión: grafica, radios, internet, televisión, agencia de noticias y telefonía. Al limitar la concentración en los medios, abren el espacio para la entrada de nuevas voces.

Organizaciones sociales: el proyecto de ley reserva un 33% del espectro radioeléctrico para las organizaciones sociales, sin fines de lucro o del llamado Tercer Sector. Recordemos que hasta 2005 éstas se encontraban directamente excluidas del acceso a licencias (debían tener, obligatoriamente, un fin de lucro), y que hasta la fecha las cooperativas se encuentran en la misma situación. Al abrir el juego, garantizan una determinada pluralidad informativa y comunicacional hasta hoy vedada.
Reconocer estas tres franjas de actividad radiodifusora (de gestión estatal, gestión privada con fines de lucro y gestión privada sin fines de lucro) implica ir en el mismo sentido que la Unión Europea. Los países europeos afirmaron que los diferentes tipos de medios de comunicación deben ser capaces de operar en, y tener acceso equitativo a todas las plataformas de transmisión disponibles. Las medidas específicas para la diversidad pueden incluir, entre otras, “el reservar frecuencias adecuadas para diferentes tipos de medios”. Tanto Irlanda como el Reino Unido reconocen estos tres sectores a través de la Broadcasting Act (2001) y la Ley de Comunicaciones (2003), respectivamente. Australia, en su Radiocommunications Act (1992) reconoce los servicios de radiodifusión comercial, comunitaria y nacional (el equivalente a un servicio estatal). Francia, a través de la ley 86-1067 de 1986 reconoce estos tres sectores, a los que denomina público, privado comercial y privado asociativo no comercial. En Chile, a través de un proyecto de Ley de Radiodifusión presentado en 2007 por Michelle Bachelet, se propuso entregar un estatuto jurídico especial para las organizaciones comunitarias.

¿Cómo está reglamentada hoy la publicidad en TV y cuáles son los principales cambios propuestos por la nueva ley?

- Según la ley vigente de Radiodifusión, los anuncios deben circunscribirse en lo inherente a la integridad de la familia y la moral cristiana.
- En la década menemista, a partir del decreto 1771, se eliminó la prohibición de emitir publicidad dentro de los programas y se restringió al máximo los espacios a utilizar por el estado para difundir mensajes de interés nacional. (Por ejemplo, las campañas contra el cólera y sarampión de los años 1991-1992 tuvieron que ser pagadas por el Estado.)
- El tiempo de publicidad en los servicios de TV por cable directamente no está reglamentado.
- El decreto 1005/99 excluyó del ya extenso tiempo permitido de publicidad por hora (12 minutos para la TV y 14 para la radio) a las promociones propias del canal, para las cuales se habilitaron dos minutos adicionales.

- En contraste con esto, el anteproyecto establece que los servicios tienen el derecho a emitir publicidad, bajo las siguientes condiciones:
a) Los avisos publicitarios deberán ser de producción nacional cuando fueran emitidos por televisión o radiodifusión abierta o en los canales o señales propios de los servicios por suscripción o insertos en las señales nacionales;
b) En el caso de servicios de televisión por cable, sólo podrán insertar publicidad en las señales propias;
c) Se emitirán con el mismo volumen de audio y deberán estar separados del resto de la programación.
d) Los programas dedicados exclusivamente a la promoción o venta de productos [Sprayette, TV Compras] sólo se podrán emitir en las señales de servicios de radiodifusión por suscripción expresamente autorizadas para tal fin por la Autoridad de Aplicación y de acuerdo a la reglamentación correspondiente.
- Las multas y otras sanciones pecuniarias no serán canjeables por publicidad o espacios de propaganda oficial o interés público, ni por ninguna otra contraprestación en especie, como si sucede en la ley vigente. (Por ejemplo, las propagandas de 1999 fueron financiadas por canje de deuda de los canales de TV por multas impagas, como fue el caso de la emblemática “Menem lo hizo”).
- La Autoridad de Aplicación podrá determinar las condiciones para la inserción de publicidad en las obras artísticas audiovisuales de unidad argumental. Es decir que se regula la inclusión de PNT o "chivos".

¿Cómo es el tema de la conformación de redes?

- En la Ley 22.285, vigente desde la dictadura, se consideraba a los medios de manera fragmentada y con una dependencia con el Estado muy estricta. En este marco, se establecía que no se podrán establecer redes privadas en forma permanente. Luego, con la llegada de Menem al poder, se blanquea una situación de hecho, ya que a través del Decreto 1771 de 1991 se permite la conformación de redes, que salvaguarda que la cabecera no suministre la publicidad y que el canal afiliado emita un mínimo del 50% de producción propia e incluya uno de sus programas de una hora en el horario central. Posteriormente, en 1999 se dictó el Decreto 1005 que permitió la conformación de redes privadas permanentes (es decir, un 100% del tiempo de emisión).
- En contraposición a esta postura, el nuevo proyecto de ley permite la conformación de redes bajo la condición de que la cabecera no suministre publicidad y que el canal afiliado emita un mínimo de 70% de producción propia e incluya un programa informativo propio en el horario central.

¿Es verdad que con esta ley el gobierno podrá "amordazar a la prensa"?

- La ley no habilita ni permite, en ninguno de sus artículos, un control de los contenidos producidos en los medios por parte del Poder Ejecutivo.

- Tal como señalan algunos opositores, el proyecto no modifica la discrecionalidad en la asignación de la pauta de publicidad oficial en medios privados, que según estimaciones recientes asciende a los 1.000 millones de pesos. El Congreso debería encontrar la forma de incorporar limitaciones a esta facultad y de perfeccionar esto, tal como lo hizo con el proyecto de Aerolíneas. Pero en todo caso se trata de un problema preexistente que la ley, así como está, no corrige. Pero tampoco empeora.

- La autoridad de aplicación que propone el nuevo proyecto será un organismo integrado por representantes de la legislatura nacional, representantes de la segunda y tercera minoría y representantes del Poder Ejecutivo Nacional. Además se propone la conformación de un Consejo Federal de Comunicación Audiovisual que nucleará a representantes de cada una de las provincias y de la Ciudad de Buenos Aires, representantes de prestadores privados con y sin fines de lucro, así como un representante de las emisoras de las Universidades Nacionales y trabajadores del sector. Es decir que, contrariamente a lo sostenido por los principales medios gráficos del país, se trata de un claro avance en relación a la legislación vigente, que reservaba el espacio de toma de decisiones y regulación a un organismo integrado por representantes de las Fuerzas Armadas, servicios de inteligencia y licenciatarios privados. (Lo que es más: a la vuelta de la democracia el gobierno de Alfonsín dispuso la intervención del COMFER, pero eligió en reemplazo del directorio a un funcionario del Poder Ejecutivo Nacional, manteniendo en los hechos un control directo de la presidencia de la Nación sobre la radiodifusión que se mantiene hasta la fecha.)


(1) Estas y otras conclusiones aquí publicadas son textuales o citadas del trabajo "Análisis de la propuesta de Proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual", presentado por Maria Sol Alato, Rocío Daniela Fernández, Maria Belén Galván, Carlos Gómez, Leandro González, Juan Martín Moretti, Federico Poore y Cecilia Zungri en UBA, Junio de 2009.

Fantochadas electorales miércoles, 26 de agosto de 2009

Segunda entrega del Diccionario BiLLiE de la Real Academia Soñadora.

Fantoche:
1. nom. prop. Marca argentina de alfajores producida y comercializada por Dielo S.A.
2. adj. del francés fantoche, con el mismo significado y este a su vez del italiano fantoccio, que viene de fante, en última instancia del latín fans, "el que habla"
3.

La nueva cobertura de Clarín martes, 25 de agosto de 2009

Revista Barcelona:

En Clarín aseguran que van a "ignorar totalmente al fútbol estatal" y amenazan con dedicarle las portadas del lunes a "largas entrevistas con Ricardo Piglia, Beatriz Sarlo y Slavoj Zizek"

El cassette liberal-republicano domingo, 23 de agosto de 2009

Dos notas del 29 de mayo en el diario La Nación (click para agrandar).



Y sin embargo...


Esto les pasa a los que viven en Neoliberalandia. ¡Renuncie Montonero Marcos Aguinis, re-nun-cie!

Democracias en el continente: ¿hacia dónde vamos? viernes, 21 de agosto de 2009



Leemos:

(...) El señor Uribe y todo el resto saben que si se presenta gana: es ese 70 por ciento de aprobación, dos de cada tres colombianos dispuestos a volver a votar por alguien que mantiene el orden mientras sus fuerzas armadas y de seguridad asesinan y espían, mientras sus colaboradores van a la cárcel por haberse corrompido en gran escala. Según la vulgata política al uso, cualquier gobierno que haga todo eso debería ser repudiado por sus súbditos: se ve que no es así. Se ve, por ejemplo, que para muchos colombianos toda esa bulla de los derechos humanos no es tan importante frente al hecho cierto de que las Farc está en extremo retroceso. Todavía hay, por supuesto, en Colombia, muchas personas –casi todas las que conozco– que repudian esta idea del mundo: son, está visto, clara minoría.

La paradoja está servida: el gobierno con más apoyo democrático del continente es uno de los menos democráticos. Porque, probablemente, las razones que definen ese apoyo mayoritario no sean las que la democracia define como fundamentales. Porque, probablemente, la democracia no sea percibida por muchos como fundamental. Porque el cuarto de siglo de democracia en la región ha dejado tantos problemas sin resolver que muchos ciudadanos empiezan a buscar por otro lado –o, por lo menos, a desdeñar los parámetros democráticos para medir a sus gobernantes. Y sospecho que en la medida en que ciertas democracias sigan siendo inútiles para resolver esos problemas, la confianza –la creencia– en ese sistema de gobierno se va a seguir debilitando. No me preocupa tanto: yo creo que la democracia es mucho mejor que cualquier dictadura y mucho peor que otras formas posibles, sólo que todavía no sabemos cuáles son esas formas.

También creo que la gran ventaja de la democracia es que permite, más que cualquier otro modelo, la búsqueda de esas formas, del modelo que algún día la sucederá. Pero creo que cuando los colombianos prefieren un gobierno que parece alcanzar ciertos objetivos aunque no cumpla con las bases de esta democracia –cumplimiento de la constitución, uso legal de la violencia del Estado, respeto de las libertades básicas de los ciudadanos, honestidad en la administración de la cosa pública, separación entre el Estado y la delincuencia– están siendo pioneros en este modelo de “democracias de baja intensidad pero eficientes” que el fracaso de nuestros gobiernos puede prologar. Entonces me pregunto si los argentinos también preferirían algo así. (...)

Cromañón, la Justicia y los justicieros jueves, 20 de agosto de 2009



En enero de 2005, marchamos con mi amigo Emiliano a Plaza de Mayo, en lo que fue el primer reclamo por lo sucedido en el boliche de de República Cromañón. Recuerdo que ya por ese entonces se adivinaba una futura divisoria de aguas entre quienes hacían un amplio reclamo de justicia y entre quienes limitaban las responsabilidades a políticos y funcionarios, en una defensa acrítica de la cultura del "aguante" ya que -como rezaba el cantito- los culpables no eran "ni las bengalas ni el rock and roll".

Nunca adscribí a esta segunda postura, si bien estaba claro que había que establecer jerarquías y niveles de responsabilidades. En agosto de ese año comentaba en este espacio:

La explicación de un fenómeno requiere la búsqueda de ciertas causas que deben cumplir un número de requisitos. Uno de ellos es el de parsimonia, es decir, el de la economía de factores. Una explicación será mejor que otra cuando a iguales grados de generalidad y precisión alcanzados, menor sea la cantidad de factores o variables utilizados.
En otras palabras: no podemos decir que "todos somos culpables", porque es lo mismo que decir que nadie lo es. Si no jerarquizamos las responsabilidades o la negligencia en los deberes (como en las definiciones de culpabilidad) jamás vamos a llegar a una conclusión, y mucho menos a una guía de acción. (...)
Algunos pseudoperiodistas señalaron como principales culpables a "los que tiraron la bengala", cuando en realidad la famosa bengala era causa necesaria pero no suficiente. Y repetir esa muletilla de que toda la sociedad es culpable es no sólo intentar una generalización que le quita toda seriedad y sentido a la teoría explicativa sino que además es un patético intento de equipararlos con el nivel de responsabilidad de alguien que vive de forma directa de la seguridad de sus clientes (Chabán) o de los habitantes de su ciudad (Ibarra).


Y a un año de la tragedia citaba un fallo ejemplar sobre un accidente aparentemente menor en donde se sentaba algún tipo de jurisprudencia con respecto a la responsabilidad última en estos casos: "si el Estado hubiese controlado, el comercio habría estado clausurado y no se habría producido el accidente".

***

Ayer se conoció el fallo, y estas fueron las condenas.

***

Este 13 de agosto escribía Mariano Blejman:

Una condena sobre Callejeros implicaría también una legitimación cultural de la postura de aquellos que pensamos que si bien la banda no tenía intención de matar, generó las condiciones para que eso suceda, ya que era corresponsable de la organización de sus recitales, permitió y alentó el ingreso de bengalas y tres tiros, y apenas alertó a su público sobre los peligros de la suma de sus propias negligencias con un “¿se van a portar bien?”. Y esto, también, independientemente de que la arrogancia posterior del Pato Santos Fontanet, y el cinismo con el que se victimizaron, usufructuaron con la pena ajena y se regodearon con la muerte de sus seres queridos, no haya hecho más que embarrar su historia.

Pero, ¿qué pasaría si la sentencia sobre la banda es leve o nula? ¿Resultará, entonces, que era aceptable meter cuatro mil personas en un lugar donde entraban menos de dos mil, que estaba bien cerrar las puertas de emergencia “por seguridad”, que era festejable saturar de fuego un lugar cerrado, que había que aguantar al aguante, y no “chuparla por caretas”? (...)


***

Hoy se publicó un artículo de Mario Wainfeld, en el que afirma no evaluar "la calidad del fallo" ni pronunciarse "acerca de si fueron condenados todos los culpables probados" pero que pretende señalar

un dato soslayado en demasiadas crónicas de ayer: por la tragedia de Cromañón hubo condenas enormes, en el área política y en la judicial.

La destitución de Aníbal Ibarra es una sanción fuerte, medida en términos comparativos. Hasta donde llega la información disponible para este escriba, no hay precedentes similares en el mundo, que se conozcan. No sucedió así en casos comparables como el shopping de Asunción de Paraguay, o el boliche de Rohde Island, ni en otras latitudes.

La pena impuesta a varios acusados, con Omar Chabán a la cabeza, fue muy superior a la que les hubiera cabido si hubieran sido homicidas dolosos primerizos... tampoco es irrisoria. Siempre dará esa impresión, si se la coteja con el sufrimiento de los sobrevivientes, pero esa equivalencia trasciende los márgenes del estado de derecho. O, mejor dicho, los vulnera.

(...) Un caso con condenas de hasta 20 años y el derrocamiento de un aliado del oficialismo no puede cifrarse en la socorrida y pobre alusión a la impunidad. Cromañón fue en su génesis una metáfora de la Argentina. Algo semejante ocurrió en los abordajes mediáticos inmediatos de la sentencia de ayer: primitivos, iletrados, incitadores a la furia. Capusotto, al fin y al cabo, es un observador costumbrista.

"Death Proof", Tarantino y el espectáculo liberador domingo, 16 de agosto de 2009

Líneas, bloques, luces manchas
por Tomás Binder

El Amante #203, abril de 2009



Y sin embargo las utopías de la vanguardia histórica aparecen preservadasa, aunque bajo una forma distorsionada, en este sistema de explotación llamada eufemísticamente cultura de masas.
Andreas Huyssen, Después de la gran división


Son muchos los reclamos que se le pueden hacer al cine de Quentin Tarantino. En el número de febrero de esta revista Guido Segal acusó a Death Proof de replicar la lógica y la estética (y la moral) del capitalismo multinacional. A lo que Mariano Kairuz responde, justificando el vacuo entretenimiento de la película desde la análoga vacuidad de los anteriores films del director: Tarantino siempre hizo "artefactos entretenidos" y "películas perfectamente intrascendentes", pero la trascendencia no es condición necesaria para el buen cine. Ni aquel ataque ni aquella defensa, me propongo explorar Death Proof indagando en lo que ambas parecen entender cuando lo califican como un film vacío, fetichista o intrascendente.

El esteticismo del espectáculo y el regodeo de las citas de la cultura popular sostiene a las películas de Tarantino, y obliga a sus detractores a hablar desde un punto de vista que podría decirse anacrónico. Se trata, parece, de volver a discutir lo que discutieron las vanguardias al enfrentarse al autismo del arte del siglo XIX, aislado en su formalismo elitista. Los términos, sin embargo, cambiaron: lo que entonces era la demanda por un arte que incidiese críticamente en la vida se expresa ahora en el repudio hacia una estética "demasiado cool", es decir, estéril. Pero las cosas no fueron ni son tan contrastadas. Aunque suene paradójico, el arte contra el cual se recortaron las vanguardias (el arte por el arte) fue autónomo porque se pensó a sí mismo antagonista de la sociedad burguesa de la que era parte: fue denunciado como funcional a ese status quo, pero inicialmente se propuso desafiarlo. El caso del cine industrial americano, está claro, es muy distinto. Nadie postula una distancia respecto de la sociedad de consumo sino que, en cambio, las películas se inscriben en ella con total desparpajo. Hollywood excede las definiciones de esa dicotomía: si las vanguardias se proponían reemplazar la distancia estéril del esteticismo por la cercanía corrosiva del arte mediado por las nuevas técnicas (dadaísmo, futurismo, surrealismo), este cine parece estar, a priori, más cerca de lo segundo que de lo primero... aunque la utopía de las vanguardias parezca, en el presente, un cuento de hadas. A decir verdad, el cine mainstream no puede estar cerca o lejos del consumo, porque es el consumo.

¿Quiere decir que por esto hay que tratar a las películas del mainstream de manera condescendiente? ¿Están, por el solo hecho de nacer de las entrañas de la industria, excusadas de cualquier obligación de crítica o, al menos, conciencia de la sociedad americana? La respuesta es doble. Siendo la ideología capitalista el terreno sobre el cual estas películas se cimientan, hay ciertas premisas, de forma y de contenido, que necesariamente respetarán. Pero esto no quita que les exijamos a las películas una perspectiva sólida y vital sobre el orden norteamericano, sea celebratoria (Rescatando al soldado Ryan), crítica (Petróleo sangriento) o, lo que resulta más saludable, un promedio de ambas. Este último grupo es el que me interesa, porque agrupa al cine de Quentin Tarantino con otras buenas películas mainstream de los últimos años: Gracias por fumar, Legalmente rubia, Zoolander, por nombrar algunas. No puede decirse, justamente, que Legalmente rubia o Zoolander se relacionen negativamente con la sociedad de consumo, de la cual se presentan en cambio como síntoma. Ésa es la palabra que les cabe a estas películas: son emergentes de un estado del mundo, y logran retratarlo con una mirada que no por hiperbólica deja de ser exacta. Ni Luketic en Legalmente rubia ni Ben Stiller en Zoolander pretenden disolver ácidamente los mundos frívolos que rodean a sus protagonistas. Lo que logran, en cambio, es habitarlos afirmativamente, iluminando la posibilidad de la vitalidad y la inteligencia al interior de ese vacío.

Llegamos finalmente a Tarantino y la intrascendencia fetichista de Death Proof. Como Luketic y Stiller, Tarantino explora desde adentro un mundo banal. A diferencia de aquellas películas, este mundo cinematográfico no refiere a ningún mundo real (el de los modelos publicitarios, el de las estudiantes frívolas), sino a otro mundo cinematográfico, o quizás habría que decir otros. Como señala Kairuz en su crítica, nada existe en Death Proof fuera del sistema de referencias cinéfilas. En eso estamos de acuerdo, aunque no en la sentencia de que la película es buena porque se entrega sin culpas a esa intrascendencia. Hay muchas películas que no buscan lo trascendente, y que también son entretenidas, pero que, sin embargo, no logran ni la intensidad ni el efecto que logra Death Proof. La película de Tarantino entrega otra cosa, algo más, que la transforma en la montaña rusa cinematográfica que es. Ni siquiera se puede hablar de "condimento extra", porque acá no hay distinciones válidas entre el condimento y el plato que éste vendría a rebasar. Los detractores no se equivocan: en el cine de QT, con en los nachos que devora Stuntman Mike en ese bar tejano, el condimento es el plato. Así como los nachos son la excusa perfecta para saturar el estómago de grasas varias, la corporalidad y la velocidad de Kurt Russell, las chicas y sus autos son para Tarantino el detonador perfecto para la saturación de los materiales del cine. La forma es el contenido, y en este punto Death Proof se acerca silenciosamente al cine experimental. La desbordada sensualidad de las imágenes, el movimiento en estado puro de las secuencias de persecución, el montaje omnisciente del choque frontal y la puesta en escena de la aspereza del soporte fílmico imponen, en palabras de Diego Trerotola, un "espesor corpóreo en la pantalla". La película de Tarantino reclama una lectura y una experiencia en términos más abstractos que figurativos; y acá lo abstracto, se entiende, es producto de la densidad opaca de lo concreto cinematográfico. No hace falta que QT salga de la endogamia de su universo cinéfilo, siempre que traiga desde allí arcilla cinética para moldear la experiencia del espectador. Queda claro entonces que no estamos hablando de cosas intrascendentes.



Como Crash, de David Cronenberg, Death Proof expone y satura el fetichismo fierrero, epicentro de la cultura de clase media norteamericana y, de alguna manera, de la maquinaria del consumo global. Cronenberg exploraba esa grieta del american way of life mediante una puesta en escena gélida y un extrañamiento actoral que obligaban al espectador a reflexionar sobre esos personajes a cierta distancia. Tarantino, en cambio, opta por la empatía: no sólo la del espectador con las víctimas y el verdugo sino, fundamentalmente, la de la puesta en escena con el punto de vista de los stuntmen y stuntwomen que pueblan las rutas del film. Estando tan cerca de sus sicóticos protagonistas, Death Proof no necesita indagar en los vínculos entre consumo y fetichismo sexual: se trata aquí de algo que está en la superficie, perfectamente tangible para cualquier espectador que acepte la experiencia corporal que el film propone. "Para Tarantino, el sentido de la vida es simple: la gente sólo sufre por la falta de dinero. Es posible que en esto tenga toda la razón y ésta sea una afirmación políticamente radical", escribió Quintín en 1998, en su crítica de Jackie Brown. En su carácter de síntoma, esta última película se presenta también como la evidencia implacable del vacío sobre el que gira una parte de la cultura norteamericana; y sobre esa evidencia Tarantino trabaja su cine.

Probablemente sea inexacto hablar de QT como un director de cine mainstream, pero lo es también referirse a él y a su cine en los términos que la crítica autoral utiliza para pensar el cine moderno. Tarantino no es un autor, sino un artesano de los materiales de la cultura popular, que evidentemente no puede sino habitar película tras película. Esta fatalidad define sus films. ¿Qué hacer con las imágenes que han determinado el imaginario de millones de norteamericanos?, parece ser la ansiedad detrás de los planos relucientes de los Dodge en rutas tejanas. La de Tarantino es una pregunta sobre la percepción al interior de una sociedad del espectáculo. Y fue ésa precisamente una de las virtudes de la tradición del arte por el arte: desinteresado de cualquier aplicación en la vida práctica, supo desarrollar nuevos procedimientos y liberar una capacidad de percepción y construcción de la realidad ceñida hasta entonces a finalidades religiosas o políticas. Lo que distingue a QT de aquellos artistas es sin embargo fundamental, y se vincula directamente con los materiales de que está hecho su arte. Si su cine no es hermético como las obras de los modernistas, esto se debe a que su arma no es la autonomía del procedimiento formalista sino, todo lo contrario, la reproducción y estilización de formas populares digeridas socialmente. En ese terreno, Tarantino hace lo que quiere: del capitalismo un espectáculo, y de ese espectáculo un mundo tan habitable como liberador.

De torneos deportivos y competencias mercantiles lunes, 10 de agosto de 2009



Ahora dicen que no es Clarín

Miles de lectores no se enteraron de que el medio que tenían frente a sus ojos estaba defendiendo un negocio: su negocio.

por Alejandro Wall

Sería bueno aclarar desde qué lugar se habla o se escribe. El Grupo Clarín se reparte en mitades con Torneos y Competencias las acciones de las empresas Televisión Satelital Codificada (TSC) y Tele Red Imagen Sociedad Anónima (TRISA), dueñas de los derechos de transmisión de los partidos de fútbol, que ahora ven amenazada la posición monopólica que mantuvieron durante 18 años. Sin embargo, el diario Clarín, nave insignia del multimedio, omite este dato que sería muy útil para sus lectores.

Ocultar, como sabemos, es una forma de desinformar. En su edición de ayer, la de mayor tirada, el diario lleva a su tapa el título “Denuncian que Kirchner ahora se mete con el fútbol”. ¿Quién denuncia? Marcelo Bombau, presidente de TyC, la empresa que a su vez está asociada de Clarín, como el propio ejecutivo lo reconoció en Crítica de la Argentina. Carlos Ávila se lo dijo hace un tiempo a Página/12: “El que maneja el fútbol argentino es el Grupo Clarín”. Entonces, ¿Kirchner se mete con el fútbol o se mete con Clarín?

En la entrevista a Bombau, el diario de Ernestina Herrera de Noble esquiva, prolijamente, mencionarse a sí mismo. “El vínculo AFA-TyC”, se lee. ¿No sería el vínculo AFA-TyC-Clarín? Miles de lectores no se enteraron de que el medio que tenían frente a sus ojos estaba defendiendo un negocio: su negocio.

Tampoco dice nada Clarín en la nota que acompaña a la entrevista, donde tres dirigentes de la oposición muestran su indignación con toda la efusividad posible. El mismo método utilizado para la propuesta de reforma a la Ley de Radiodifusión, por la que el diario denunció un avance contra la libertad de prensa. En pos de esa libertad, como corresponde, se acallaron las voces a favor del proyecto.

Al menos, Clarín podría defender sus intereses advirtiéndoles a los lectores su lugar en este mundo del fútbol. Suena ingenuo, pero sería un ejercicio de honestidad periodística. No lo harán, pero hay que decirlo: para que no piensen que pueden tomarnos por tontos tan fácilmente.

Periodismo y publicidad comercial martes, 4 de agosto de 2009



La historia de los grandes periódicos en la segunda mitad del siglo XIX prueba que la prensa se hace manipulable en relación a su grado de comercialización. Puesto que la venta de la parte destinada al reclamo publicitario está interrelacionada con la venta de la parte confeccionada por la redacción, la prensa, hasta entonces institución de personas privadas como público, se convierte ahora en la institución de determinados miembros del público como personas privadas; esto es, en la puerta de entrada a la publicidad de intereses privados privilegiados.

En consonancia con ello, se modifica la relación entre la editorial y la redacción. La actividad de la redacción había dejado de ser ya una mera actividad literaria para especializarse en sentido periodístico. La selección del material llega a ser más importante que el artículo editorial; ... se configura una tendencia a desplazar de las primeras jerarquías del periódico a los grandes periodistas, para sustituirlos por administrativos de talento. La editorial contrata a los redactores para que, de acuerdo con oportunas indicaciones, y atados a ellas, trabajen para los intereses privados de una empresa lucrativa. (...)

Las exigencias incomparablemente mayores de un marketing cientificamente orientado sólo se hicieron necesarias con las restricciones oligopolísticas del mercado. (...) La concurrencia directa respeto de los precios cede crecientemente a una concurrencia indirecta respeto de las vías de producción de mercados con clientelas específicas de marcas determinadas. La decreciente transparencia del mercado, comunmente tomada como motivo de la ampliación del volumen de la propaganda comercial, es en buena parte contrarrestadora de ésta: una concurrencia respeto de la propaganda comercial desvinculada de la concurrencia respeto de los precios se encargó de crear con articulos de marca una inabarcable multiplicidad de mercados confrontados entre sí de acuerdo con criterios de racionalidad económica, cuanto más su valor de cambio está determinado por manipulación psicológica publicitaria.

Por mucho que la propaganda comercial... nos parezca hoy un ingrediente natural de la economía de mercado, es en realidad un fenómeno característico del capitalismo avanzado: consigue, en efecto, una magnitud relevante sólo con los procesos de concentración del capitalismo industrial en la segunda mitad del siglo XIX: hasta bien entrado el siglo XIX las casas distinguidas eran reluctantes hasta a los simples anuncios comerciales; el reclamo publicitario era tenido por indecente. En el siglo XVIII ocupaban los anuncios comerciales en las hojas para anuncios y propaganda sólo una veinteava parte del espacio; además, tenían que ver tan sólo con curiosidades, con mercancías fuera del comercio corriente. Éste se regulaba, de ordinario, face to face; la competición comercial se abandonaba en gran parte a la propaganda oral.


Habermas, Jürgen, "La transformación política de la función de la publicidad" en Historia y crítica de la opinión pública, G. Gili, México, 2002, pp. 213-217