El control social en las redacciones
El sociólogo Warren Breed publicó en 1955 un estudio ya clásico sobre el control social en las redacciones... ¿Cómo se mantiene una política informativa en una redacción? se pregunta Breed. Y sobre la base de más de un centenar de conversaciones con periodistas de diferentes medios y de otras observaciones concluye con una explicación que no ha sido desmentida, sino más bien confirmada. Es la siguiente. El recién llegado, que por lo general no ha sido escogido por sus ideas y preferencias, llega a la sala de redacción y trata de adaptarse y ver su trabajo reconocido. Si trabaja de prisa y bien se ganará el puesto y progresará en su carrera. De prisa quiere decir también con seguridad y exactitud, de modo que otro no tenga que rehacer lo que él ha hecho. Bien significa como lo hubiera hecho su superior, o como al superior le gusta que se haga. Ese superior ha sido antes redactor recién llegado y se ha adaptado a costumbres y tradiciones vigentes en la casa.
De algún modo pesan en el ambiente las directivas de la empresa y las manías del director, pero la conformidad con todo ello no es automática... Hay un tabú ético que impide mandar a los subordinados que se ajusten a la política informativa que se quiere seguir.
La conformidad no es automática y, sin embargo, la "socialización" del periodista con las normas de trabajo se produce. Probablemente nadie le ha explicado al redactor qué política se sigue. El periódico no tiene cursos de preparación. A veces hay un libro de instrucciones, pero se reduce al estilo y al modo de escribir las palabras dudosas. Lo que hace el redactor es aprender a anticipar lo que se espera de él, a "interiorizar" los derechos y obligaciones de su estatus, a conseguir premios y castigos. El redactor lee su diario cada día. Hace así el diagnóstico de sus características.
Algunas iniciativas de la dirección y de los redactores más antiguos sirven también de guía. Un gesto, un comentario oblicuo o marginal, resultan orientadores. Hay, además, cosas que se publican y otras que no se publican. Los redactores hablan de sus jefes y así se orientan respecto a preferencias, intereses, afiliaciones. También resultan orientadoras las maneras de dar instrucciones sobre el modo de tratar una información... Oir comentarios de los que ocupan puestos directivos en el periódico es igualmente instructivo. Así es como el redactor se entera de la política que se sigue.
También cuentan los sentimientos de respeto y de estima por los superiores. La gratitud al que le ha contratado a uno o le ha enseñado y el afecto personal a los mayores tienen un papel en promover la conformidad. Como lo tienen las apiraciones a subir. La promoción se consigue con informaciones interesantes, que se escojan para ir en portada. Lograr tales informaciones es una manera de mejorar y para ello es lógico ajustarse a lo que se espera y desea, a la política del periódico.
En torno de la noticia
Otra razón finalmente propicia la conformidad: es la naturaleza agradable y atractiva de la profesión. La redacción es un lugar de amigos, allí todo el mundo es tratado como un compañero. Hay un margen para negociar cómo se prepara una información. A los periodistas les gusta su trabajo. Los periodistas están cerca de las grandes decisiones sin tener la responsabilidad de tomarlas. Tocan el poder sin tener que usarlo. Así la moral del trabajo es alta, aunque no siempre lo sea la paga. Algunos podrían ganar más en otra cosa, pero les gusta esto. Les gusta además saber que la gente presta atención a su trabajo.
Y todavía se añade a ello una razón complementaria, qe quizás sea el secreto de todo. La notica es un valor. Aunque no haya ocurrido nada especial, hay que ofrecer noticias que tengan gancho. Es una aventura, un "reto", un juego apasionante de todos los días. La noticia es lo primero. Cualquier discusión queda olvidada cuando salta la notica. La solidaridad de la redacción se refuerza así. Los redactores saben que no se les paga por analizar la estructura social, sino por dar noticias. La armonía entre los redactores y sus jefes está cimentada en el común interés por las noticias.
¿Qué ocurre, cabe preguntar, cuando un redactor no se adapta? Las desviaciones se castigan, amablemente, con un comentario de paso -"No trates así al alcalde"- o reduciendo una información. No es raro que la información contraria a la política que se sigue aparezca pese a todo en el periódico, sin ninguna explicación aparente. Las normas no siempre están claras. Los jefes no siempre conocen todos los hechos. El valor informativo puede sobreponerse a las tendencia. Hay, además, un margen mayor para la información que cada cual descubre y cultiva. Algunos tienen su estatus de "estrellas". Todos estos factores pueden contar.
Hay que recordar también que los lectores tienen un poder potencial sobre la prensa... Señala Breed que el dueño del periódico o más exactamente el editor ("publisher"), se halla en el punto crucial en que se encuentran las fuerzas profesionales o de la sala de redacción, y las de la sociedad o comunidad en que se difunde el medio. A él le corresponde propiciar unas u otras. Otro periodista y estudioso del periodismo, Bagdikian, subraya por su parte el difícil equilibrio que debe mantener el director ("editor"). Debe satisfacer al propietario, por una parte, y evitar pérdidas de difusión por un enfoque doctrinario de las noticias, por otra, y aprender a sacarle poder y presupuesto a su propietario mientras mantiene la confianza profesional de la redacción. Por todo ello tiende a evitar las controversias.
Hace 4 años.
2 comentarios:
Este post nos muestra una historia rosa, amable, azucarada y sin embargo se siente el empalagamiento que te deja el pan de azúcar en la garganta.
Presiento un temblor oculto, un extrañamiento en la cercanía.
Publicar un comentario