Luego de algunos meses en donde logró reponerse parcialmente de la derrota electoral de junio pasado -tomando la posta y marcando los temas de la agenda política- el gobierno de Cristina Fernández volvió a caer en otro de sus errores no forzados y generó una crisis política absurda.
Al igual que en otros momentos centrales de su mandato, el kirchnerismo tomó una decisión apresurada que intentó hacer pasar como una muestra de su fortaleza... pero que, por el contrario, terminó siendo un signo de su debilidad.
Cómo llegamos hasta acá: aciertos y erorres de las medidas de CFK
En marzo de 2008, un decreto mal comunicado que instalaba retenciones móviles a las exportaciones culminó con el abroquelamiento de la oposición y las corporaciones agrarias, en una discusión no menor sobre el papel del Estado para intervenir en la economía. Ciclo que finalizó en las últimas elecciones legislativas con una derrota del oficialismo en los principales centros urbanos, y una caída notable de la imagen positiva del Gobierno nacional.
En las semanas que siguieron a aquel golpe electoral, el Gobierno se aprovechó de la patética división de la oposición política y volvió a tomar las riendas de la agenda. Primero le arrebató el monopolio del fútbol a TyC, instalándolo en la TV abierta en una accidentada campaña. Acto seguido, impulsó y promulgó -por amplia mayoría en ambas cámaras- la Ley de Servicios Audiovisuales. Y ya hacia fines de año, cuando la oposición y la Iglesia venían rasgándose las vestiduras porque las urgencias venían siendo dejadas de lado, el Gobierno hizo suya la idea y anunció, por decreto, un audaz proyecto de asignación universal por hijo, que hoy cobran más de 3,5 millones de chicos.
El gobierno estaba todavía lejos de recomponer la relación con la clase media -resentida por el abroquelamiento del Gobierno en el PJ y destrozada tras los conflictos con "el campo" y las corporaciones mediáticas de mensaje mesocrático-, pero si quería levantar la imagen sin dudas estaba dando algunos pasos en la dirección correcta. (Por otra parte, la clase media -al menos la de Capital y GBA- nunca supo valorar cómo se benefició, durante mucho tiempo, de los subsidios estatales a la luz, el gas y el transporte público. Algo que guarda estrecha relación con lo que comento algunas líneas más abajo*.)
Como si fuera poco, el cierre del año mostraba que los efectos locales de la crisis económica mundial habían sido, cuanto menos, amortiguados, y que las estimaciones para el 2010 prometían el regreso del crecimiento "a tasas chinas". Datos que hacen al bolsillo y que determinan, en gran medida, la base electoral y el triunfo -o no- de un gobierno.
En suma, mientras la oposición terminaba el 2009 desunida y el gobierno de la ciudad de Mauricio Macri daba sus propios pasos en falso, la gestión CFK cerraba el año con una nota alta.
Problemas cuando no debería haber problemas. El riesgo de una mala comunicación de las acciones de gobierno
Esta semana, volvieron los errores no forzados.
Una decisión que a los ojos de las grandes mayorías es, sencillamente, una huevada -el papel institucional que debe jugar el Banco Central en cuanto al uso de las reservas del país- desencadenó una crisis política de cierta magnitud que volvió a erosionar la credibilidad del Gobierno.
Una vez más, el Gobierno intentó jugarse a todo o nada, esperando a que su plan A (que Redrado dijera "bueno, ufa, me voy") funcionara. No contaron con la astucia del Golden Boy, que con apenas un poco de hacerse desear ya generó una tapa en Clarín tildándolo de "resistente" y el apoyo de toda la oposición. Ni siquiera pensaron en el Plan B -intentar sacarlo vía el Congreso Nacional-, en donde la derecha lleva las de ganar. Un nuevo enfrentamiento con la derecha en donde, para colmo, ni siquiera se juega algo realmente progresista -sino que parece ser apenas "una pelea por ver quién paga más deuda" -como sostuvo con simplificadora ironía el diputado del SI Eduardo Macaluse.
* Hace algunos días, una de las personas más directamente abocadas a la defensa legal de uno de los proyectos progresistas del Gobierno, me comentaba off the record algo que -entiendo- es la instancia clave que decide el éxito o fracaso de las medidas de este gobierno. Ella me decía: "El kirchnerismo es torpe para comunicar las medidas, pero las medidas son correctas. De acá a diez años, nadie se va a acordar del malhumor de Kirchner, pero sí de la asignación universal."
Más allá del análisis de la jugada política: la cuestión de fondo
Independientemente de cómo siga lo de Redrado no Redrado (y las ventajas políticas que pueda extraer la derecha de esto), el fondo de la cuestión es claro: ¿Con qué pagamos la deuda pública?
¿Puede pagarse con las reservas del Banco Central, tal como se hizo en 2005 con el visto bueno del propio Redrado? ¿O el pago tiene que salir de los gastos del Presupuesto Nacional?
La discusión es central porque, en el primer caso, el Gobierno puede expandir la base monetaria y aumentar la inversión en salud y educación. En la segunda opción, cada peso más en el pago de la deuda es un peso menos en lo social. Esta es la jugada de la derecha: "Los pagos a acreedores se hacen sin chistar: el tema es que las reservas no se toquen. La plata tiene que salir del Estado, que debería dejar de aumentar el gasto público".
También podría aprovecharse la hecatombe para abrir una comisión del Congreso que discuta, de una vez por todas, la legitimidad de la deuda externa, tal como lo hizo Ecuador. Pero eso sería pedirle demasiado a un Gobierno como este, cuya última pelea con los grandes grupos resulta ser a ver quién deja más tranquilo a los mercados financieros.
5 comentarios:
1ro: Subestimas a las grandes mayorías, no creo q piensen q el tema es una huevada. No hagas lo mismo que Feinmann, no pongas cosas en la boca de la gente, si vos lo pensás decilo. Esto no es ninguna HUEVADA, y no creo q la gente crea q lo sea.
2do: "Las medidas son correctas..." La mierda. Seguir pagando con la plata de todos, la fiesta de los que manejaron el Futbol, Aerolíneas, casi un tren bala, etc. Seguir soportando que gente como Moreno, De Vido, Fernández, etc. sigan siendo ministros. Seguir festejando que se caguen una y otra vez en las instituciones. Seguir festejando que el patrimonio de los K aumente enormemente y un impresentable como Oyarbide diga que esta todo bien?.
La verdad, que no se a cuales medidas correctas se refiere.
3ro. Mas allá de donde salga el dinero para pagar la deuda, si o si, debe figurar en la Ley de Presupuesto que fue aprobada hace pocos días. Esperar a que el Congreso entre en receso para dictar un DNU es por lo menos poco serio.
Vengo evitando comentar porque, en general, tengo veinte o treinta disensos por cada acuerdo y muy pocas ganas de pelear. En esta entrada, señalo primero mi acuerdo con sus últimas tres líneas.
Ahora bien, hay un motivo popular ya instalado que acá citás en boca de una fuente: "El kirchnerismo es torpe para comunicar las medidas", fuente con la que de algún modo coincidís conforme a la adjetivación "progresista" de una tal medida.
Yo, que a esta altura me defino categóricamente como cabal, completo y absoluto antikirchnerista, opino lo contrario. Creo que en materia de comunicación este gobierno es el más eficaz en 60 años (el Perón de los '40 sigue al tope). Y a esta altura, suelto una hipótesis -si querés- paranoide: "nada de esto fue un error".
La política de comunicación kirchnerista consiste en dividir a la sociedad en los conocidos términos de "con nosotros o en nuestra contra" -algo ya te respondí en una entrada mía a la que hiciste una justa crítica. El resto es contingente.
Martín Redrado (que ahora me entero, se llama Hernán Pérez: ¿es como esos personajes que se inventan nombres, tipo Cinzcéu?) fue un funcionario "del palo" -se lo barajó, incluso, como Ministro de Economía- hasta hace un par de semanas; hoy pasó a ser "un instrumento, un empleado de intereses" y parte de la "conspiración destituyente" en supuesta marcha desde hace dos años.
La comunicación kirchnerista es monumental. Que millones no le creamos es irrelevante cuando millones le creen: así es toda estrategia de polarización no clasista sino verserista, sin programa, mafiosista pero eficaz.
Nada de esto fue un error, excepto el reguero de evidencias que esta gente deja tras sus pasos. Que millones no ven porque, justamente, son maestros en comunicar.
Más allá de la torpeza o la no torpeza de la medida, sí llama un poco la atención que de repente haya tantas expresiones apasionadas / tironeos violentos acerca del uso de las reservas del Banco Central (un tema importante pero que uno lo imagina resolverse en un ámbito técnico, cubierto rutinariamente en la sección económica de los diarios) y que - irónicamente - la misma "derecha" se oponga, en principio, a algo que siempre defendió que es pagar la deuda externa. En ese sentido se intuyen un par de cosas: a) El uso político que se le da al asunto; esto es una nueva oportunidad servida en bandeja para los medios de enarbolar reiterados discursos sobre "el despotismo K" y "las instituciones" y demás lugares comunes; b) Si no es con las reservas ¿con qué se puede pagar esta deuda? Con préstamos o sea más deuda, lógico, y eso alguien le debe convenir bastante más que lo quiere hacer CK.
Es medio raro (y ya un poco cansador) el tema. Que los conservadores se opongan al pago de la deuda para generar inversiones apelando a "defender el dinero de los trabajadores" (Pinedo, Morales dixit) ya es... medio raro.
O en realidad no tanto.
De todas formas quiero imaginar que hay cosas un poco más sutiles para solucionar estas cosas que andar tirando decreto tras decreto sin previo aviso.
O no.
Qué se yo.
Fedefer, la derecha no esta oponiéndose al pago de la deuda. El único que escuche yo hablar sobre NO pagar la deuda es Pino. Pero acá el tema a discutir no es si se paga o no la deuda, (de hecho ya hay una partida asignada al pago de la deuda). Lo que se discute es la forma, que no es una cosa menor.
La forma es un DNU... nada del otro mundo como para que se arme tanto bardo, además de que no escuché a nadie de los que se oponen decir "estamos de acuerdo con el Fondo del Bicentenario pero no que se haga con DNU", y sí más bien "los fondos de la reserva no se tocan".
De todas formas sí me parece lógico reclamar que el tema estuviera contemplado en el presupuesto en vez de ser una cosa así sacada de la galera.
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