Apuntes mundialistas: los Dukes de Hazard viernes, 6 de julio de 2018

You're just the man
The one I saw in Khazan

Spoon, Rhythm & Soul





















El hombre al que vimos en Kazán se llama Eden Hazard. No es un adolescente ni un ignoto para el público futbolero: desde hace un tiempo lleva, con orgullo, la 10 del Chelsea, y este es su segundo Mundial ya la había descosido en Brasil 2014.
El hombre al que vimos en Kazán ya era, antes de este partido de cuartos, uno de los mejores jugadores de Rusia 2018. Su scorecard indicaba dos goles y una asistencia y había sido crucial en la remontada de su equipo en la victoria 3-2 ante Japón en octavos de final.
El hombre al que vimos en Kazán no se llevará los flashes, porque la apertura del marcador llegó con un gol en contra de Brasil, y porque la estrella del segundo tanto fue Romelu Lukaku, que craneó, desde mitad de cancha y con muchísimo oficio, una jugada que definió ese otro monstruo ofensivo que es Kevin de Bruyne.
Sin embargo, el hombre al que vimos en Kazán —Eden Hazard, 27 abriles, uno de los mejores mediocampistas del planeta— tuvo hoy frente a Brasil su partido consagratorio. Esta tarde robó, metió, organizó, jugó e hizo jugar. You're the man.




















Muchos de los que en algún momento catalogamos al equipo belga de "eterna promesa" le debemos una disculpa. Al no seguir de cerca a este equipo más allá de su performance en mundiales, no pudimos o no supimos ver que la carrera de esta "Generación Dorada" no había llegado a su fin en 2014 (tras perder frente a Argentina con aquel gol de Higuaín) sino que simplemente estaba tomando impulso. Los nombres, en muchos casos, se repiten: Courtois, Kompany, Fellaini, De Bruyne, Lukaku, Mertens y el propio Hazard ya habían estado en Brasil 2014, también ganando su fase de grupos con puntaje perfecto. A Rusia no llegaron más viejos, sino con más experiencia.

Una línea para Thibaut Courtois, compañero de Hazard en el Chelsea. Atajó bien todo el partido, pero la pelota que le sacó a Neymar en el minuto 92 será material de estudio en las escuelas de fútbol.





















Lo de Brasil fue tan digno que duele. Desde que al equipo lo agarró Tite, el Scratch nunca había estado dos goles abajo en un partido y, aún así, fue encomiable la concentración con la que encararon el encuentro tras verse en desventaja. Siempre jugando, siempre atacando siempre entrando al área tocando. Nunca un pelotazo. El segundo tiempo de Brasil fue mejor que cualquier tiempo de Alemania o España en esta Copa, ni que decir de Argentina. Si nuestros eternos rivales no se contagian del virus exitista, plata o mierda, que ha teñido la forma de ver fútbol en la Argentina, creo que aprenderán a valorar este buen mundial del que se van como uno de los equipos que mejor jugó a la pelota en Rusia 2018.





















También hay que hablar de Uruguay, equipo que llegaba con puntaje perfecto a estos cuartos de final y que enfrentaba a otro combinado que también había ido de menor a mayor en la Copa. Hablamos de la Francia de Didier Deschamps, que en la previa del Mundial parecía uno de los equipos fuertes a seguir pero no tan candidato como Alemania, Brasil o España (un poco al nivel de la Argentina, si se quiere). Lo cierto es que mientras otros grandes se fueron quedando en el camino, Francia y Uruguay se sacaron de encima en octavos a la Argentina de Messi y a la Portugal de Cristiano Ronaldo, lo cual habla a las claras de lo difícil que viene siendo este lado de la llave. En fin, decíamos que la selección uruguaya comandada por Óscar Washigton Tabárez llegaba más que ilusionado al encuentro en Nizhni Nóvgorod. Lamentando, eso sí, la ausencia del lesionado Edison Cavani ya desde el vestuario. Y vaya si se hizo notar: Cristhian Stuani, que no había marcado goles para la Celeste en las eliminatorias, tampoco mojó en este partido clave. De hecho, si la idea era que ocupara el lugar de Cavani en su sociedad con Luis Suárez, el pretendido partnership nunca prendió. Suárez estuvo bastante solo arriba y los planes uruguayos recibieron dos duros golpes con los goles franceses de los cuales jamás pudieron recuperarse. Los franceses fueron muy sólidos en todas las líneas y tuvieron nervios de acero para poner el partido en el freezer una vez que sacaron una buena ventaja, pero eso no es novedad para los argentinos. El sábado pasado, apenas ayer, estábamos dos goles abajo y no encontrábamos la pelota y al partido le quedaban veinte minutos. Déjà vu.

No quedan sudamericanos en la Copa del Mundo. Como en Alemania 2006, el sprint final del torneo es una breve Eurocopa: entre Suecia, Inglaterra, Croacia, Rusia, Francia o Bélgica saldrá el nuevo campeón mundial de fútbol. Brave new world.

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