Pensamientos sueltos sobre la nueva publicidad de la AFIP
Don Carlos es un acierto publicitario notable. El segundo spot está sin lugar a dudas basado en las repercusiones del primero, llegando incluso a la autoparodia. No hacen falta más "chistes" del aviso de la AFIP, ya que de a poco estos spots se van convirtiendo en parodias de sí mismas.
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La moral del spot considera -abiertamente- a los obreros de una fábrica como morochos idiotas que festejan cualquier huevada. Y Don Carlos es un personaje más complejo de lo que parece: es paternalista, sí -como cabría esperar en toda postal de conciliación de clases- pero también es garca: vive subordinando el bienestar de sus empleados al suyo propio.
Es decir: los cortos de "Don Carlos" conforman una extraña publicidad oficial, en donde el jefe es (¿ex?)negrero, paternalista y garca, pero sin embargo... ¡es el héroe de la película! Y sus empleados sólo saben decir "bieeen, Don Carlos" a cualquier promesa estúpida. ¿Alguien dijo incorrección política?
Ese combo es el que logra el objetivo de la publicidad: la instalación de la marca y del mensaje. Todos saben que es de la AFIP. Y desde la primera publicidad, aseguran, se blanquearon 300.000 empleados. Mientras tanto, tu jefe sigue siendo un garca con auto nuevo que trata a sus laburantes como animales.
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Tal como leía Zizek con la película "The Fountainhead" (basada en un guión de la ultraliberal Ayn Rand), la publicidad es tan sobreconformista que subvierten el edificio ideológico dominante por su propia identificación excesiva con él. La adoración total a los mecanismos de una Secretaría de Ingresos Públicos (¡y el impresionante conocimiento que tienen acerca de sus sorteos los obreros de una fábrica!) no hacen más que volver evidente la ridiculez intrínseca de todo el (injusto) sistema tributario local y la notable estupidez del proceso impositivo.
Hace 5 años.
7 comentarios:
Bárbaro Fede este post. Este don Carlos me parece en extremo un claro ejemplo de cómo el gobierno (y la clase política en general, seamos sinceros) nos quiere lavar la cabeza como si no tuviéramos medio dedo de frente. Aprovechando las herramientas que tienen en su poder, claro.
Y si, el nuevo es para papito, como es para papito todo arreglo comercial, todo lo que se pueda garronear de este o aquel negociado, etc etc etc. Lindo mensaje subliminal se mandaron.
Un abrazo Fede, espero que tus cosas estén tudo bem, tudo legal.
Estoy discutiendo este comercial con mucha gente últimamente, lo que da una pista de que por lo menos cumple su objetivo de ser polémico, me parece.
Muy de acuerdo en que lo peor que tiene no es el estereotipo de Don Carlos, si no la manera en que construye a los empleados, que asienten sin chistar y ni siquiera le dicen: "Pero Don Carlos.. ¿por qué tiene un auto de dos años, si nos tenía en negro hasta hace un mes?".
Bastante triste... aunque cumple con los objetivos de identificación de producto por desgracia.
Saludos
firmo al pie de tu post
Excelente observación, Fede. Y crucial el comentario de Pataza: "ni siquiera le dicen: 'Pero Don Carlos.. ¿por qué tiene un auto de dos años, si nos tenía en negro hasta hace un mes?'". Esos "morochos idiotas que festejan cualquier huevada" incluso olvidan lo que Don Carlos dijo en el spot anterior.
Parecen casi, casi, votantes kirchneristas. Bueno, votantes en general... Lo curioso es que la comunicación del gobierno los exponga de ese modo al escarnio público.
-¡Bien, Don Néstor!
Saludos.
"la publicidad es tan sobreconformista que subvierten el edificio ideológico dominante por su propia identificación excesiva con él."
Muy interesante.
No se quien dijo: "no importa que hablen mal de mi, lo importante es que hablen de mi"
Debe haber sido alguien del estilo de Zulma Lovato. Es tristisimo el pensamiento de la AFIP, desde los estereotipos que muestran hasta la idea del neopaternalismo doncarlista que deja mucho que desear
Bien don Carlos!!
Muy bueno Fede el post.
Cabría pensar que tan distinta es la situación de muchas fábricas y pymes. No lo digo por el estereotipo pasivo que desmuestran los empleados, lo digo por el estereotipo de garca que se muestra en Don Carlos.
No fuimos pocos los que terminando de ver esa publicidad dijimos ¡Qué garca Don Carlos!.
La idea de blanqueo apunta al garca, y más de uno se habrá sentido identificado.
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