Cuando hace algunos meses la cúpula de la Iglesia Católica local -con la clara intención de ganar prensa y en no ser la única religión en plegarse a la onda opositora republicana liberal- salió a denunciar el "escándalo" de la pobreza, muchos recordaron que se trataba, apenas, de una condena nominal, políticamente correcta. ¿De qué le serviría a la Iglesia terminar con ella, si de ella se alimenta?, argumentaba Cecil, basándose en Mateo 5:1-12, que después de todo "Los mansos, los pobres de espíritu, los que tienen hambre y sed... son absolutamente necesarios para el sostenimiento de la iglesia tal y como la conocemos hasta hoy. El statu quo: quedate ahí donde estás, porque el sufrimiento terrenal te garantizará una vida eterna feliz... y, de paso, ya que estamos, sé bueno y poné la otra mejilla."
Pero hay algo aún más absurdo en la oposición eclesiástica a este gobierno, que hasta habla de neomarxismo por primera vez desde Marcuse 1969, y que si se opone a todo lo que hacen los Kirchner como la ultracatólica de Carrió, se cae de maduro que también estarán contra el "polémico" proyecto de blanqueo de capitales, la llamada moratoria impositiva. Lo cual es aún más increible porque, ¿de qué se trató sino el Jubileo del año 2000? Una moratoria de confesiones, un perdón de las deudas.
Se comenta que todos aquellos que se habían portado bien todos los días durante los últimos veinticinco años estaban a las puteadas, porque "al final uno es el gil que tiene todo en regla para que después caiga cualquier hijo de puta y lo perdonan".
Hace 5 años.
3 comentarios:
Ufa, si yo sabía lo del jubileo, entonces hacía todas las hijaputeces habidas y por haber...total, no iba a ir al infierno =P
(fue un chiste, obviamente)
Bien ahí el "principio editorial" =)
llegué hasta aquí por el link =)
gracias por citar y no robar jajaj
saludos
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