El punto medio jueves, 27 de septiembre de 2007

Podeti confirma que la mejor manera de decir algo muy en serio es decirlo muy en joda. A propósito del proto-cliché semi-defensivo superburgués de "todos los extremos son malos"...

Oferta y demanda miércoles, 26 de septiembre de 2007

"La libertad es la única cosa que mientras más se demanda, menos cuesta"

Jerzy Lec, escritor polaco de origen judío

The Salchicha Times - Número 44 * lunes, 24 de septiembre de 2007

Un empujón anímico

En una noche fría, oscura y ventosa de las que solo aparecen en los libros de Edgar Allan Poe, el Equipo Salchicha venció a su par Emilianense por 9-6 y volvió a ganar en partidos oficiales después de varias semanas sin victorias.
El partido se mostró trabado pero el salchichismo estuvo muy firme en las marcas y aprovechó los desajustes defensivos del equipo contrario para capitalizar una ventaja que recién se empezó a afianzar en el último tercio de partido. Salvo El Tío, que estuvo firme en el arco y solo se sumó en algunos tiros de esquina, todos los salchichenses marcaron goles y cumplieron bien sus roles. Faltan pulir algunos detalles, pero en líneas generales la victoria sirve como un importante empujón anímico.

Tio - 7 salchichas
Un partido irregular para El Tío, que sin embargo sigue dando, en líneas generales, muchas garantías debajo de los tres palos. Comencemos por lo malo: el primer gol le pasó por debajo de las piernas y da la impresión de que no le hubiese puesto ganas para taparlo; más tarde, se comió un gol al primer palo que debió haber cubierto. Pero lo bueno: salió bien del arco un par de veces, colocó habilitaciones espectaculares aprovechando la falta de marca rival, y tapó un mano a mano impresionante en un momento crucial del partido.

Fede - 8 salchichas
Antes de comenzar, quedó en instalarse como único defensor fijo, pero después no cumplió con lo pactado. Sin embargo, esta desviación del propósito inicial -subir más de la cuenta- no le impidió poder volver abajo a tiempo para cortar todo tipo de ataques. Presionó, quitó, pellizcó y molestó a los contrarios durante todo el partido. Marcó dos goles (uno muy bonito, luego de un sombrero, y otro con su pierna menos hábil), aunque podría haber marcado más: necesita afinar su efectividad en el último toque. Le colocó una habilitación brillante a Agus.

Gabi - 7 salchichas
El León levantó su performance con respecto a los últimos partidos con la casaca salchicha. A su notoria puesta de huevos le sumó un par de robos justo a tiempo y, en ataque, sus característicos desbordes por el lateral derecho. Se entendió muy bien con Agus arriba y con Lucas en mitad de cancha. De una de sus excursiones por la línea llegó su gol, aunque también cabe señalar que se erró un tanto simplemente in-cre-íble.

Lucas - 7 salchichas
Su nivel venía siendo bastante cuestionado, pero él y sus lentes de contacto les callaron la boca a todos. Muy acertado con los pases, más atento que otras veces a lo que iba sucediendo en el partido, participó insistentemente en ataque y trató de hacer circular la pelota por la mitad de la cancha. Se entendió muy bien con Gabi. Un reclamo que siempre recibía era su ausencia de intención ofensiva: esta vez pateó más al arco. De moño, hacia el final del partido clavó un zapatazo que luego de pegar en un palo entró en la otra esquina.

Agus - 8 salchichas
A pesar de que viene de un par de lesiones, de a poco está regresando el Agus que todos queremos ver. Aunque a veces jugó bastante solo en ataque, marcó un total de cinco goles, incluyendo un par que anotó luego de eludir al arquero y uno -el último- de caño (aprovechando las ventajas que dio el guardameta contrario). Y, como este cronista no se cansa de señalar, lo más importante es cuando -respondiendo a los gritos de sus compañeros- de pone las pilas y presiona arriba. Siempre consigue un par de goles por esa vía. Para mejorar: cuando va a recibir muy abajo, a veces intenta salir jugando y la pierde, generando situaciones muy incómodas para el propio equipo.

* Como siempre, respetamos el orden cronológico de los partidos, haya habido crónica o no. Los que no, igual tienen puntaje (a pedido del Sr. Augusto, quien luego espera poder manipular las cifras a su favor con la ayuda de Alberto Fernández).

Corrección política / Inacción política domingo, 23 de septiembre de 2007

"La libertad "formal" es la libertad
de elección dentro de las coordenadas de las relaciones de poder existentes,
mientras que la libertad "efectiva" indica el sitio de una intervención que
socava estas mismas coordenadas."



Repetir a Lenin
por Slavoj Žižek

La primera reacción pública a la idea de reactualizar a Lenin es, por supuesto, un estallido de risa sarcástica: ¡Marx esta bien, incluso en Wall Street hay personas que hoy lo aman - el Marx poeta de los artículos que proporcionaron descripciones perfectas de la dinámica capitalista, el Marx de los Estudios Culturales que retrataron la alienación y la reificación de nuestras vidas diarias -, pero Lenin, no, usted no puede ser serio! ¿El movimiento de la clase obrera, el Partido Revolucionario, y los zombie-conceptos similares? ¿No representa precisamente Lenin el fracaso de poner en la práctica al marxismo, porque creo una gran catástrofe que dejó su marca en toda la política mundial del siglo XX, por el experimento del Socialismo Real que culminó en una dictadura económicamente ineficaz? Así que, en la política académica contemporánea, la idea de tratar con Lenin va acompañada de dos requisitos: sí, por que no, vivimos en una democracia liberal, hay libertad de pensamiento... sin embargo, uno debe tratar a Lenin "de una manera objetiva, crítica y científica", no en una actitud de idolatría nostálgica, y, además, desde la perspectiva firmemente arraigada en el orden político democrático, dentro del horizonte de los derechos humanos - en eso reside la dolorosa lección aprendida a través de la experiencia de los totalitarismos del siglo XX.

¿Qué decimos nosotros ante esto? De nuevo, el problema reside en los requisitos implícitos que pueden discernirse fácilmente por el "análisis concreto de la situación concreta", como el propio Lenin lo habría formulado. La "fidelidad al consenso democrático" significa la aceptación del presente consenso liberal-parlamentario, que evita cualquier cuestionamiento serio del orden liberal-democrático, de cómo éste es cómplice de los fenómenos que oficialmente condena, y, claro, evita cualquier esfuerzo serio por imaginar una sociedad cuyo orden socio-político sea diferente. Para abreviar, significa: diga y escriba cualquier cosa que usted quiera - con la condición de que lo que usted haga no cuestione eficazmente o perturbe el consenso político predominante. Así que todo se permite, incluso se piden temas críticos: las perspectivas de una catástrofe ecológica global, las violaciones a los derechos humanos, el sexismo, la homofobia, el antifeminismo, la violencia creciente no sólo en lejanísimos países, sino también en nuestras megalópolis, la separación entre el Primer y el Tercer Mundo, entre ricos y pobres, el impacto de la digitalización que estalla en nuestras vidas diarias... hoy no hay nada más fácil que obtener fondos internacionales, corporativos o de Estados, para una investigación multidisciplinaria de cómo luchar contra las nuevas formas de la violencia étnica, religiosa o sexista. El problema es que todo esto ocurre contra el fondo de un Denkverbot fundamental, una prohibición-para-pensar. La hegemonía liberal-democrática de hoy se sostiene por un tipo de Denkverbot no escrito similar al Berufsverbot infame en la Alemania de los últimos 60s – en el momento en que uno muestra una mínima señal de comprometer un proyecto político que apunte a desafiar el orden existente en serio, la respuesta es inmediatamente: "es bondadoso, ¡pero esto necesariamente acabará en un nuevo Gulag!" La función ideológica de la constante referencia al holocausto, al gulag o a las más recientes catástrofes del Tercer Mundo sirven así como apoyo de este Denkverbot, recordándonos constantemente cómo las cosas puede ser mucho peores: "¡Simplemente eche una mirada alrededor y vea usted lo que pasará si nosotros seguimos sus nociones radicales!" Y significa exactamente la misma cosa que la demanda por "la objetividad científica": en el momento en que uno realiza un cuestionamiento serio del consenso liberal existente, uno es acusado de abandonar la objetividad científica por posiciones ideológicas anticuadas. Éste es el punto en el cuál uno no puede y no debe conceder nada: hoy, la actual libertad real de pensamiento tendría que significar la libertad de cuestionar el predominante consenso liberal-democrático "pos-ideológico" - o no significa nada. (...)

Inland Empire jueves, 20 de septiembre de 2007



Inland Empire es la película más larga, más oscura y más retorcida de David Lynch. Lo cual ya es mucho decir.

***

Con esta sí que la limó.

***

En Mulholland Drive, su obra anterior, existía una coherente historia de suspenso que se transladaba a otra realidad recién en el último tercio de película. En Inland Empire, en cambio, estamos en pelotas desde el principio: el film avanza y vamos agarrando lo que podemos.
Daniel Quinn escribe: "El aumento de complejidad respecto a su predecesora estriba, principalmente, en la inclusión del tercer plano espacial -la ficción, la película dentro de la película- en los dos que ya enloquecían Mulholland Drive: realidad y sueño."
El espectador no tiene de donde agarrarse: no hace pie. Apenas si flota, bucea.
La pregunta clave es: ¿en qué momento deja uno de intentar entender la historia?

***

Hay quien dice que Lynch juega con las cartas marcadas al elegir para Inland Empire un marco en donde (casi) todo está permitido, pero he aquí lo más alto del triunfo de Lynch. Se pregunta Chris Kaltenbach: "¿Hay algún director conocido que alguna vez haya hecho un film tan inescrutable y se haya salido con la suya? Luis Buñuel y Salvador Dalí salieron con algo narrativamente incomprensible pero visualmente inolvidable en 1929 con Un Perro Andaluz, pero sólo tuvieron que mantener a sus audiencias en trance por 16 minutos. Lynch tiene que mantener su vara directorial en alto durante tres horas. Cómo lo hace, sospecho, es el tipo de cosas que los seminarios sobre cine estarán discutiendo en las próximas décadas."

***

Mientras que debajo de la atmósfera de Mulholland Drive había un drama hecho y derecho, acá la carata de emociones es más amplia: hay una historia triste y retorcida, sí, pero también hay terror y miedo del más primal y, sorprendentemente, un abandono de la solemnidad de trabajos anteriores. Lynch está tan sólo en esta idea de un cine radical, que no tiene más remedio que reirse. Reir por no llorar.

***

Otra vez la fábrica de sueños de Hollywood recibe una cachetada y se transforma en una pesadilla. Contradiciendo esa dulce voz que nos informa que estamos en el lugar "where dreams make stars and stars make dreams".

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¿Por qué preguntarse por la estructura? Inland Empire es un fascinante laberinto, como la litografía de Escher.
"La ilusión de que existe un 'flujo' de tiempo resulta de nuestra estrecha capacidad de entendimiento, que sólo nos permite percibir una franja estrecha del continuo espacio-temporal total. ¿No es algo similar a lo que ocurre en las narrativas alternativas? Mas allá de la realidad ordinaria, existe otro oscuro dominio pre-ontológico de virtualidades en los cuales la misma persona viaja hacia adelante y hacia atrás, 'testeando' diferentes escenarios..." escribió alguna vez Slavoj Zizek, a propósito de otra película.

***

Lo cierto es que Inland Empire es una experiencia única de la cual distintas personas saldrán, según el caso, enojadas, asqueadas, sintiéndose insultadas, o quizás tocadas por algo mágico e irrepetible. Si tan sólo por la posibilidad de conseguir esto último, vale la pena el intento.

***

Alguno saldrá diciendo que esta obra es un acto de onanismo elitista, el colmo del cine autor en donde un pequeño cúmulo de fanáticos se queda con todos los guiños mientras las grandes audiencias se revuelven en la butaca buscando la luz de salida. Esta vez, están equivocados. El propio Lynch lo desmiente: "El cine es como la música. Puede ser muy abstracta, pero la gente tiene ganas de otorgarle un sentido intelectual. Y cuando no pueden, se frustran. Pero pueden sacar una explicación desde adentro, si tan sólo lo permitieran. Realmente, saben más de lo que creen."


Imperio (Inland Empire) se estrenó en Argentina -mejor dicho, en Buenos Aires- el jueves pasado en las salas Arteplex Belgrano, Arteplex Centro, Atlas Santa Fe, Cinedúplex, Cinemark Palermo y Village Recoleta.

Las 50 Mejores Películas de los Últimos Años (1-10) martes, 18 de septiembre de 2007

[Hay una lista actualizada al 31/12/2009 con Las mejores películas de la década.]



1. El Camino de los Sueños
Mulholland Dr.
de David Lynch
con Naomi Watts, Laura Harring, Ann Miller, Dan Hedaya, Justin Theroux, Brent Briscoe
Francia/EEUU, 2001

Luego fue verdad, no sueño;
y si fue verdad --que es otra
confusión y no menor--,
¿cómo mi vida le nombra
sueño? Pues, ¿tan parecidas
a los sueños son las glorias,
que las verdaderas son
tenidas por mentirosas,
y las fingidas por ciertas?
¡Tan poco hay de unas a otras
que hay cuestión sobre saber
si lo que se ve y se goza
es mentira o es verdad!

- Calderón de la Barca, La Vida es Sueño

David Lynch es uno de los directores norteamericanos más importantes de los últimos treinta años. Sus obras son piezas originales, potentes e imaginativas. Su arte presenta una visión muy personal sobre la pérdida de la inocencia en un mundo oscuro, confuso y extraño.
Mulholland Dr. no es una fábula tan obvia como lo fue Blue Velvet. Mientras que esta última presentaba una división tajante entre una superficie apacible y una oscuridad subyacente en un típico pueblo norteamericano, El Camino de los Sueños tiene como escenario a Hollywood, y entonces, las reglas son otras. Allí, lo ilusorio tiñe todo: es un estado surreal permanente, onírico, donde "tan parecidas a los sueños son las glorias" y tan pesadillescos los fracasos, las decepciones.
Se adivina a grandes rasgos una historia, un relato (despojado de sus momentos más surrealistas es un drama muy intenso), pero en primer plano están puestas las sensaciones, y a ello contribuyen una riqueza visual y sonora pocas veces tan bien aprovechadas en el medio: Mulholland Dr. es un canto al cine, una película de enorme belleza, con la magia única de un genuino auteur.



2. Ciudad de Dios
Cidade de Deus
de Fernando Meirelles, Kátia Lund
con Alexandre Rodrigues, Leandro Firmino, Phellipe Haagensen, Phellipe Haagensen
Brasil/Francia/EEUU, 2002

Ciudad de Dios es una película extraordinaria. La historia, tratada con un brillante rigor narrativo, gira en torno al rabioso nacimiento y desarrollo del narcotráfico en una de las favelas más peligrosas de Río.
Veremos que allí la violencia y la muerte son tan corrientes como el esfuerzo de quienes intentan salir de ellas. El dolor y la crudeza -tan reales como libres de solemnidades y condimentos- contrastan con el ingenio, la adaptabilidad y la humanidad de quienes intentan vivir, excluidos de la sociedad, en medio de una guerra de pobres contra pobres.
La película se presenta inmejorable para la bajada de línea, pero esto jamás sucede: Ciudad de Dios no es políticamente correcta, ni siquiera incorrecta en tal sentido. Logra mostrarse cruel, dura, desgarradora, mostrando elementos de una realidad ineludible, sin mistificar ni justificar bandos o ideologías, sin ser aleccionadora ni moralista.
La historia está narrada a través de interesantes flashbacks y enroques temporales por el simpático y tranquilo Buscapé, personaje con el cual gran parte de la platea se sentirá identificada. La narración -compleja por momentos, desarrollada a través de casi tres décadas- es muy linda en sí misma, con un claro toque Scorsese, pero es sólo una excusa para que nos detengamos en el trasfondo de la película, en quienes simbolizan a los cien mil individuos inmersos en el oscurso negocio del narcotráfico en Río de Janeiro.
Algo que aprendemos en la violenta Ciudad de Dios es que no hay "violentos por naturaleza" sino personas que, inmersas en un desesperanzador entorno, ven en las drogas (y por ende, en las armas) la única manera de dirigir sus vidas. También veremos a quienes se resignan moralmente, a quienes quieren mantenerse alejados de las mafias que enquistan la ciudad entera, a policías que ya no entran a arrestar sino directamente a matar, y -en el medio- a gente humilde harta de una guerra sin cuartel y sin fin.
Por todo esto, Ciudad de Dios -sin ser lacrimógena- llega al corazón. Aunque donde mejor termina anidando es en nuestras cabezas. Porque después de verla van a darse cuenta que hay mucha, mucha tela para cortar más allá de los brillantes 130 minutos del film. Una película verdaderamente imperdible.



3. Antes del Atardecer
Before Sunset
de Richard Linklater
con Ethan Hawke, Julie Delpy
EEUU, 2004

Viena, 1995. Las cosas de la vida hacen que Jesse, un estudiante norteamericano, conozca a Celine, una joven francesa, en un tren con destino a Austria. Convienen en bajarse juntos en una estación, y pasan una noche apasionada e inolvidable. Al día siguiente deben separarse, pero arreglan seis meses después en el mismo lugar. Sin teléfonos, sin direcciones: sólo una promesa...
París, 2004. Jesse es ahora un novelista de 33 años, y está presentando su primer obra en una pequeña librería. Celine, sintiéndose identificada con la protagonista del libro, aparece en la "charla con el autor" y lo observa detrás de una biblioteca. Se ven, Jesse sale a su encuentro. Pero le avisan, casi al pasar, que en una hora y media debía estar en el aeropuerto...
Aquí es donde comienza esta película --técnicamente una secuela de Antes del amanecer, pero que funciona muy bien aún si no se vio la primera parte. Ochenta minutos en los que a estas dos almas gemelas el tiempo se les escurre entre los dedos, mientras intentan cerrar su deuda con el pasado y buscar en el otro algo más, una década más tarde.
La conexión entre ellos es tan honesta y fluida como en la vida real. La charla es genuina. Hay una química implícita en cada tema de conversación, en cada reacción, que fluye por los pasajes de los diálogos y que vuelven a Antes del atardecer una película bella y fresca, claramente el punto más alto de la sociedad Hawke-Delpy-Linklater.
Una película única, sobre esas personas "especiales" que entran en tu vida y te cambian por completo.



4. Amélie
Le Fabuleux destin d'Amélie Poulain
de Jean-Pierre Jeunet
Audrey Tautou, Mathieu Kassovitz, Lorella Cravotta, Serge Merlin, Dominique Pinon
Francia/Alemania, 2001

Hubo una época en la que grandes relatos cohesionaban y orientaban nuestra existencia, llenándola de significado. Esto iba más allá de los ismos y las batallas ideológicas: fue la forma moderna de pensamiento por definición. Mi generación, por el contrario, hoy está siendo educada para desconfiar, para que todo dé lo mismo: este mundo crea cínicos a un ritmo vertiginoso. Vivimos en tiempos desencantados.
Y así las cosas cuando de repente llega esa chica, que mira a cámara con su sonrisa naïf y los ojos grandes como platos: por algún motivo nos encanta, nos re-encanta. Y es que Amélie no es un personaje: es una declaración de principios.
Esta muchacha fabulosa vive rodeada de seres desdichados, y llega un momento en el que sus pequeños triunfos dejan de llenarla: ahora, también, quiere hacer felices a los demás. Así como lo escribo, sin ponerme colorado: un objetivo bien moderno, en momentos tan posmos. Amélie no vive en otro planeta: es inteligente, y sabe que son tiempos difíciles para los soñadores. Pero también sabe, como alguien escribió una vez, que la única cura del posmodernismo es la enfermedad incurable del romanticismo.



5. Kill Bill
Kill Bill: Vol. 1
Kill Bill: Vol. 2

de Quentin Tarantino
con Uma Thurman, Lucy Liu, Vivica A. Fox, Daryl Hannah, David Carradine, Michael Madsen
EEUU, 2003/2004

Una temática western, una estética oriental, Quentin Tarantino. ¿Qué puede salir mal? QT está aceitadísimo y, en asociación con la bella Uma Thurman, crea un mundo de personajes únicos que, en dos entregas, nos brindan una de las películas capitales de lo que va del siglo.
Leí en algún lado que Kill Bill contiene tantos homenajes a otras películas que posiblemente necesitarías un doctorado en cine para captarlos todos. Probablemente sea cierto. Pero también es verdad que Tarantino es una suerte de director pop y sus cintas son, de alguna manera, terriblemente accesibles al público masivo. Con Tarantino los elementos clásicos siempre son algo más. El humor, de tan negro, es algo más que humor; la violencia, de tan estilizada, se pierde en el absurdo; la mezcla de géneros, de tan frenética, se acerca a un logradísimo pastiche.
La primera parte es shockeante, un espectáculo total a base de batallas con sables, bandas en vivo, sangre a chorros como en las películas de clase B y hasta una increíble secuencia en formato animé. La segunda mitad, más dramática y profunda, es el plato fuerte: mi amigo Santz sostiene que la 1 es simplemente un trailer (de cien minutos) de la 2, la verdadera Kill Bill.. Aquí la historia entra en un terreno en donde se desnuda de los artificios que pueden haberle hecho pensar a alguno que Tarantino se había quedado sin ideas y lo había tapado con fuegos artificiales. Aquí está la Novia, Uma Thurman, con la culminación de su venganza, y alguna que otra sorpresita. Y los diálogos, claro: sólo acuérdense de Bill hablando de Emilio, primero, y de Superman, después. Una obra sencillamente gloriosa.



6. Entre Copas
Sideways
de Alexander Payne
con Paul Giamatti, Thomas Haden Church, Virginia Madsen, Sandra Oh
EEUU, 2004

Dos viejos amigos se largan a un viaje por la ruta de los vinos del Napa Valley californiano... pero en el medio se cruzaran con algunas sorpresas. ¿Quién no conoce un Miles o un Jack? ¿Quién puede ser incapaz de comprender las actitudes de cada uno de ellos frente a sus problemas, o la relación que los une?
En este caso, la genialidad de los personajes (superlativo Paul Giamatti como antihéroe), los inolvidables diálogos y las escenas memorables marcaron la diferencia entre una buena película y una película excelente. A veces sólo basta con narrar una historia bastante ordinaria, de una manera extraordinaria. Como comentaron en AV Club: "Es raro encontrar una buena comedia, pero aún más raro es encontrar una que combine risas con intimidad". Entre copas consigue un clima tan humano y agridulce que van a salir del cine con la sonrisa más triste que tengan.



7. The Host
Gwoemul
de Bong Joon-ho
con Song Kang-ho, Byeon Hie-bong, Park Hae-il, Ko Ah-sung, Bae Du-na
Corea del Sur, 2006

Una de las principales características del cine coreano parece ser su irremediable tendencia hacia la fusión de géneros. Así, cuando uno ve películas como Oldboy (Park Chan-wook) o Woman on the Beach (Hong Sang-soo), nunca se sabe si se está viendo una cinta de acción, un (melo)drama o una comedia.
Esto es lo primero que se me vino a la mente mientras veía estallar en The Host un impresionante arsenal de recursos. Después lo pensé un poco y me di cuenta que aquí la mezcla genérica existía, pero no era aleatoria. Y es que, es cierto, a uno lo agarran desprevenido en todo momento: uno no sabe si reirse, llorar o asustarse. Pero a medida que avanza la película nos damos cuenta que existe una jerarquización. ¿Qué quiero decir con esto? Que "la película de monstruos" que todos fuimos a ver es simplemente una excusa. Una excusa que el talentoso Bong Joon-ho utiliza para expresarse sobre el estado del mundo a través de una sátira tremenda, al tiempo que hace una tierna comedia sobre el valor de la familia. (Su idea de familia peleada y disfuncional pero fuertemente unida frente a un elemento común me trajo a la mente a la familia de la inclasificable La felicidad de los Katakuris de Takashi Miike y también, por qué no, al bizarro grupo familiar de Little Miss Sunshine.)
The Host es una experiencia cinematográfica imperdible. Los primeros veinte minutos son una secuencia de apertura memorable. Hong-soo se anima a mostrar al monstruo de entrada, a plena luz del día, sin arruinar nada de lo que tenía planeado.
Asimismo, al tiempo que el enorme bicho se nos presenta como terrorífico y atemorizante, determinadas tomas de cámara (lejanas) nos muestran lo opuesto, generando un efecto de distanciamiento que permite reírnos de acontecimientos tales como una matanza en un trailer o un doloroso funeral.
La explosión visual y sonora que derrocha el film genera sustos, lágrimas y risas pero, sobre todo, muchas sorpresas. Hay cambios de marcha, aparentes descansos en el relato, pero los ritmos están brillantemente manejados y el film se sostiene minuto a minuto. El suspenso está tan bien construido que casi podemos sentir la maestría en la dirección.
Considerada en su conjunto, la genialidad de The Host consiste en colocar una furiosa crítica social en un producto extremo pero accesible gracias a su disfraz genérico. El abuelo, sus tres hijos y su nieta luchan contra un monstruo carnívoro, viscoso y visible... pero más aún, contra las bucocracias y el desinterés del gobierno propio y ajeno (sí, los Estados Unidos, justificando una intervención militar mediante mentiras: ¿les suena?). ¿Cómo leemos que en la "escena de destrucción del monstruo" no participen grandes ejércitos occidentales ni grupos paramilitares liderados por tipos musculosos, sino un estudiante furioso con una bomba molotov? Digo: una familia laburante coreana cargándose a todos los monstruos de la era de la globalización financiera. ¿Un Godzilla contrahegemónico, quizás?



8. Eterno Resplandor de una Mente Sin Recuerdos
Eternal Sunshine of the Spotless Mind
de Michel Gondry
con Jim Carrey, Kate Winslet, Elijah Wood, Kirsten Dunst, Mark Ruffalo, Tom Wilkinson, David Cross
EEUU, 2004

Charlie Kaufan es el guionista de El Ladrón de Orquídeas y ¿Quieres ser John Malkovich?; Michael Gondry es el responsable de los videos "The Hardest Button to Button" de los White Stripes, "Everlong" de los Foo Fighters y "Human Behavior" de Björk. Juntos, son dinamita: los principales representantes de una cierta estética surrealista, onírica, que actualmente está nutriendo al indie mainstream --no hay contradicción de términos.
Eterno Resplandor de Una Mente Sin Recuerdos nos presenta a Joey (Jim Carrey) y Clementine (Kate Winslet), una pareja que, luego de un fracaso amoroso, decide borrarse parte de sus memorias, eliminando los recuerdos que tienen uno del otro. Las cosas se complican cuando, una vez iniciado el proceso, Joel descubre que hay cosas que no quiere olvidar.
Los primeros minutos de la película son un tanto desconcertantes. Luego, de a poco, todo va cerrando. Es ciertamente una película interesante: como experiencia cinematográfica es realmente muy buena. Cuenta con escenas memorables, intensos diálogos, y unos arranques de surrealismo ciertamente cautivantes. Al estilo de películas como Vainilla Sky (aunque esta es definitvamente mejor), Eterno Resplandor... es inclasificable: aunque tiene elementos de varios géneros, no llega a ser un drama, ni una comedia, ni una película romántica. Esquivando las etiquetas y sorprendiendo a cada paso, Eterno Resplandor... gira alrededor de una pregunta filosófica muy compleja: ¿somos lo que recordamos?



9. El Laberinto del Fauno
de Guillermo del Toro
con Ivana Baquero, Sergi López, Maribel Verdú, Ariadna Gil
Mexico/España/EEUU, 2006

A mitad de camino entre un crudo relato sociopolítico y un pesadillezco cuento de hadas, el director Guillermo del Toro construye con El Laberinto del Fauno una obra exquisita.
El film está situado en España, en la época que sigue a la guerra civil. Ofelia (Ivana Baquero) es una niña que viaja con su madre viuda (Adriana Gil) a encontrarse con su actual marido, el capitán Vidal (Sergi López). Los franquistas han vencido pero algunos rebeldes aún resisten en los alrededores del puesto.
Soñadora, solitaria, y aterrorizada por el mundo que la rodea, Ofelia se refugia en la lectura. Y pronto esta vía de escape tomará ribetes muy reales cuando se encuentre con un fauno que le propondrá pasar una serie de pruebas.
En su crítica de la película, Diego Lerer compara el mundo propio creado aquí con los de Tim Burton, David Lynch o Peter Jackson. Sí y no. Ya que, si bien es cierto que los momentos más oníricos del film tienen un toque reconocible el filmes de Lynch como Mulholland Drive o Terciopelo Azul, esta idea de la "pesadilla fantástica" y su intersección constante con el relato desarrollado en la superficie la acerca más al retorcido mundo de Tideland, otra de mis favoritas recientes.
Por momentos cruda y explícita, esta suerte de "fábula antifascista" (Del Toro dixit) cautiva al espectador como sólo pueden hacerlo los grandes trabajos. Y es que, despues de todo, nosotros ya somos grandes y la inocencia ya la perdimos --pero por momentos, viendo El Laberinto..., nos sucede como a la pequeña protagonista y el horror nos sorprende como si fuera la primera vez. Ahí es cuando sabemos que estamos frente a algo grande.



10. Buenas Noches y Buena Suerte
Good Night, and Good Luck
de George Clooney
con David Strathairn, Robert Downey Jr., Frank Langella, George Clooney, Patricia Clarkson, Jeff Daniels
EEUU, 2005

Como muchas grandes películas han hecho en su momento, Buenas noches y buena suerte cuenta un episodio pasado que le sirve para hablar del momento actual. La apuesta es en sí misma una sutileza, pero más sublime aún es su ejecución. Buenas noches... es una superlativa obra low-key, con un destacado elenco, un ritmo absorbente, presentado en un vívido y elegante blanco y negro.
La firmeza y el coraje que la cinta recupera del periodista Edward R. Murrow nos lleva a pensar qué escasos son estos valores hoy día, y por ende cuán potente se vuelve su mensaje en una época signada no tanto por la censura estatal (aunque la Patriot Act norteamericana revive aquellos fantasmas) sino, peor aún, por una autocensura que se desprende de la corrección política, la presencia de poderosos anunciantes, y el desinterés total de un público atomizado y escéptico. ¿Cuál es, hoy, el lugar del periodismo? ¿Informar divirtiendo, divertir informando, bajar la vara hasta tocar el piso? ¿O saber enfrentar a los poderes establecidos en pos de unos valores que el comunicador asume como propios? Vean esta y compleméntenla con la que está #12 en el ranking.
Las Mejores Películas
de los Últimos Años
1-10
11-20
21-30
31-40
41-50

La derecha y "la gente" lunes, 17 de septiembre de 2007

Página/12, 17-09-2007

ENTREVISTA CON EL FILOSOFO DIEGO TATIAN
En busca de una izquierda que sepa ser conservadora

El filósofo cordobés Diego Tatián analiza en diálogo con Página/12 por qué es necesaria la formación de una izquierda "no progresista" frente a una derecha que gana terreno y que hoy se traduce en la figura del "vecino que consume y se considera víctima de la corrupción y la ineficacia de los políticos". (...)

–¿Por qué cree que el discurso de la derecha sobre la necesidad de soluciones técnicas para enfrentar problemas políticos es tan efectivo?

– Una diferencia entre la derecha y la izquierda –que a mi modo de ver aún existe– es que la izquierda se asume como tal. La derecha, en cambio, escamotea la designación y se traviste de neutralidad aduciendo que los problemas son técnicos y la discusión de ideas, los interrogantes acerca de la justicia, la imaginación de cosas nuevas y la deliberación pública son sólo ideologismos que obstruyen la eficaz resolución de los asuntos humanos. La condición de posibilidad de la derecha actual, aunque no de la derecha clásica, es la despolitización, la sustitución del ciudadano que produce diariamente la ciudad por el vecino que consume y se considera víctima de la corrupción y la ineficacia de los políticos –seres nacidos de un repollo que los buenos vecinos deben padecer sin haberlo merecido–. Esto es lo que hace más de dos siglos Kant llamaba “autoculpable minoría de edad”. Los medios de comunicación preparan el terreno y los empresarios de la política hacen la cosecha. ¿Sería posible que un discurso tan elemental como el de Macri prosperase si no se hubiera producido antes una destrucción del lenguaje, del deseo, de la imaginación y de cualquier complejidad del pensamiento, por los programas de entretenimiento que atestan la televisión? Exaltación de la inmediatez complementada con periodistas que hablan en nombre de “la gente”, teatralizando una moralina victimizante y ridícula si no fuera altamente eficaz. La derecha opera desde los medios produciendo sentido común, sospecha del pensamiento y el olvido de que todo ser humano, sea cual fuere su condición, es capaz de pensar y de actuar para revertir la situación desfavorecida en la que se halla. No sólo es capaz de hacerlo, nadie lo hará por él.

Las 50 Mejores Películas de los Últimos Años (11-20) jueves, 13 de septiembre de 2007



11. Oldboy
de Park Chan-wook
con Choi Min-sik, Yu Ji-tae, Kang Hye-jeong, Ji Dae-han, Oh Dal-su
Corea del Sur, 2003

Si un poquito de tortura con mensaje moralista como la de El Juego del Miedo es su idea de un cine "radical", prepárense para un viaje realmente perturbador.
Dae-su es un hombre común y corriente que un día, estando borracho, es secuestrado y mantenido en cautiverio en un pequeño cuarto. Con un televisor como único contacto con la vida exterior, pronto se entera que su esposa fue asesinada y que su hija fue enviada lejos, con otra familia. Así pasan quince años hasta que un buen día lo sueltan y Dae-su se encuentra con un mundo que en principio es bastante parecido al que dejó. Pero él ya lo mira con otros ojos: está lleno de furia. Y no tardará en desatar su venganza sobre cualquiera que se le cruce...
El film es crudo como un pulpo vivo -recordemos que el cine coreano carece de las limitaciones pudorosas de los grandes estudios norteamericanos- y sus dos horas son una experiencia -ahora sí- radical. Quedan advertidos.



12. La Crisis Causó 2 Nuevas Muertes
de Patricio Escobar, Damián Finvarb
Argentina, 2007

El episodio no es menor: la Masacre de Avellaneda es uno de los hechos políticos más fuertes de la década y un punto de inflexión en la historia nacional reciente. Aquel 26 de junio de 2002, respondiendo a la orden de reprimir, la policía arremetió contra una protesta de desocupados y asesinó a dos de ellos. El incidente provocó una aguda crisis política y aceleró la salida de la presidencia de Eduardo Duhalde.
Y así y todo, lo más inteligente del trabajo de Escobar y Finvarb es que sus autores no se conforman con reconstruir cronológicamente -y de manera brillante- un hecho que en su momento se nos apareció como esquivo, fragmentado, sino que apuntan a algo más: el eje del film está puesto en el papel desempeñado por los medios de comunicación a la hora de presentar estos hechos a la sociedad. Una vez que logran una restauración inapelable del hecho y muestran cómo los piqueteros fueron asesinados a sangre fría por la policía, se proponen indagar por qué algunos de los principales medios de comunicación argentinos (en especial el diario Clarín) no informaron debidamente a su público aún contando con datos inequívocos acerca de los responsables.
Clarín contaba, ya ese mismo día, con una contundente secuencia fotográfica de los asesinatos --secuencia que fue publicada recién a los dos días, cuando la teoría del enfrentamiento entre piqueteros era insostenible. Mientras tanto, el titular del "gran diario argentino" del día siguiente fue La crisis causó 2 nuevas muertes. (Para este diario, las cosas siempre pasan sin que nadie las haga.) Incluso, su volanta decía: "Aún no se sabe quienes dispararon contra los piqueteros. Lo que este documental demuestra es que sí lo sabían. Que existió un crimen llevado a cabo por un instrumento del Estado, y que al día siguiente el gran diario argentino (des)informó: es confuso, no se sabe. Escribe Leonardo D'Espósito: "Lo que el periodismo argentino hizo ese día fue -si por 'ayudar' a Duhalde o no es harina de otro costal, aunque la desidia no es un crimen peor que la malicia- destruir el acontecimiento al atomizarlo."
Pero aquí está el cine -el buen cine, el gran cine- para reconstruir el acontecimiento y conseguir, a contramano de las tendencias periodísticas actuales, un superlativo trabajo de investigación.



13. Niños del Hombre
Children of Men
de Alfonso Cuarón
con Clive Owen, Julianne Moore, Michael Caine
Reino Unido/EEUU/Japón, 2006

Año 2027. Las mujeres han dejado de ser fértiles y con la muerte del último menor de edad la humanidad se enfrenta a la idea de su propia extinción. ¿Ciencia ficción? Leonardo D'Espósito escribía en El Amante: "A partir de ahora, dejamos de hablar de distopías para hablar de metáforas. Niños del Hombre no es el 'futuro posible' sino el presente apenas exagerado."
Una luz de esperanza -casi poética, también metafórica- aparecerá en el camino y será cuestión de hacerse cargo. Quien lo hará es Theo (solidísimo Clive Owen), el ejemplo más acabado del antihéroe. En un momento -bien avanzada la narración- lo vemos salir de un galpón, golpeado y cansado. Hace horas que le disparan, lo persiguen, lo atacan: zafó de todas. Sin embargo, cuando emerge del sótano, a los tumbos, se lleva puesta una piedra y se corta el pie. Ese detalle -y otros- lo hacen tan imperfecto, tan poco Bruce Willis, que coronan la imagen del improbable héroe que tanto le hace falta a la pantalla grande.
Cuarón podría haber obviado la banda de sonido religiosa e "iluminadora" que aparece por momentos: hubiese vuelto aún más potente su efecto de cinema-verité, otorgado por los contundentes planos secuencia y las escenas de combate filmadas cámara en mano -intensas, únicas.
La película es un impredecible huracán de categoría cinco que arrasa con todo a su paso, dejando apenas algunos destellos de poesía en un mundo que solo ofrece violencia, desesperanza y agonía. Mundo que, insisto con D'Espósito, es apenas una leve exageración del actual.



14. El Aura
de Fabián Bielinsky
con Ricardo Darín, Dolores Fonzi, Pablo Cedrón, Nahuel Pérez Biscayart, Jorge D'Elía, Alejandro Awada
Argentina/Francia/España, 2005

Fabián Bielinsky hace algo completamente distinto a Nueve Reinas; en este caso, una excelente película de suspenso. Otra vez el atraco perfecto, es cierto, pero desde un ángulo en donde no hay héroes. Un crítico dijo que El Aura le parecía una suerte de variación onírica al fatalismo del robo-que-sale-mal a la Los Perros de la Calle. Dio en el clavo.
La película respeta muchas convenciones del género, pareciéndose por momentos a pares norteamericanas como Noches blancas. Bielinsky la construyó con la precisión de un relojero suizo: la obra necesita cada escena, cada silencio. Es parte del juego que el director arma para crear tensión, para coquetear con la frontera entre realidad y ficción. Y como si fuera poco, Ricardo Darín hace un trabajo brillante, creíble, ideal para el personaje.
Un film nacional para grandes públicos pero con una indeleble marca de autor: el gran legado que perdimos cuando perdimos a Bielinsky.



15. La Noche del Sr. Lazarescu
Moartea domnului Lazarescu
de Cristi Puiu
con Ion Fiscuteanu, Luminita Gheorghiu, Gabriel Spahiu, Doru Ana
Rumania, 2005

Otro enorme trabajo en la vena de los hermanos Dardenne, en este caso de Rumania, país de origen de un par de directores (Puiu, Porumboiu y su Bucarest 12:08) que están pesando fuerte en Cannes y que aparecen cada vez más seguido en la cartelera local.
El señor Lazarescu es viudo, pasó los sesenta años y hace cuatro días que tiene un fuerte dolor de cabeza. Mientras termina un trago improvisado -está claramente borracho- llama a una ambulancia y espera. Sus vecinos lo ayudan, casi de lástima, y vuelven a llamar a los servicios de emergencia -que, cuando finalmente llegan, lo encuentran muy deteriorado. Lo llevan al hospital, pero allí les avisan que está colapsado porque un gran accidente que tuvo lugar unas horas atrás.
La cinta va tomando ribetes kafkianos, dantescos (el personaje principal se llama, justamente, Dante) y La noche... se vuelve un descenso a los infiernos francamente demoledor. Hay algunos diálogos que parecen sacados de una comedia negra, pero en ningún momento tuve ganas de reirme: estaba en estado de shock. El sistema de salud público de Bucarest bien podría ser cualquier hospital del conurbano, o de tantas otras ciudades. He allí su universalidad: un film humano --aterradoramente humano.



16. La Caída
Der Untergang
de Oliver Hirschbiegel
con Bruno Ganz, Alexandra Maria Lara, Corinna Harfouch, Ulrich Matthes, Juliane Köhler
Alemania/Italia/Austria, 2004

La Caída es mucho más que un drama histórico, y esto lo vuelve una película notable. Basada en dos completas biografías sobre Hitler y centrada en la figura de Traudl Junge -su secretaria desde 1942- el film recrea los últimos días del Tercer Reich de manera impecable.
Si hay algo vuelve a este film muy importante a nivel cinematográfico es el hecho de que no existan otras buenas películas sobre Hitler. En todas las anteriores que tuve la oportunidad de ver, no sólo el líder alemán aparecía como una especie de supervillano -poseedor de poderes extraordinarios y de una maldad intrínseca y absoluta- sino que su figura e ideología aparecían como única muestra de la excepcionalidad del Estado nazi. Un enfoque absolutamente liberal que eleva la esfera de la ideología a un plano separado de las fuerzas socioeconómicas y, por lo tanto, erróneo.
La historia, que en realidad es mucho más compleja, muestra que el nazismo puede considerarse como un fenómeno extraordinario cuya excepcionalidad radica en la situación concreta en la que se encontraba la joven República de Weimar: es decir, una solución concreta en la que a una gran personalidad se le confía la misión de arbitraje en una situación histórica caracterizada por un equilibrio de fuerzas que se encamina hacia la catástrofe.
Que el Estado fascista actuó como mediador en el restablecimiento de la dominación y la hegemonía política de los grupos dirigentes, está claro. Pero también está claro que el tipo de poder que ejerció Hitler, dentro de un Estado capitalista moderno, "culminó gradulamente en el predominio de objetivos puramente ideológicos que, en el fondo, iban en contra de la reproducción del orden socioeconómico y, de hecho, del propio sistema politico" (Ian Kershaw).
Esto viene a que la película, acotada en su enfoque, no narra todo este proceso, pero sí el final -la caída- del Tercer Reich. Y da a entender lo que muchos obedientes seguidores de la correción política no conciben admitir: que Hitler era, al fin y al cabo, humano. Un hombre enfermo, caprichoso, psicótico, irracional, asesino, encerrado en sus propias contradicciones y enceguecido por xenofobia, racismo y delirios de grandeza... pero humano. (Y que había muchos otros como él.)
Y que tantos otros -que no eran irracionales ni asesinos- hicieron que ese mismo hombre llegara al poder gradualmente, votado, elegido. ¿Cómo? Alimentados de a poco con odio, racismo, grandiosidad y -sobre todo- miedo. Muchos que miraron al costado, "que no sabían". Otros que más tarde admitirían que no había excusa para no haberse dado cuenta. Y que muchas veces nos damos cuenta cuando ya es tarde.



17. Embriagado de Amor
Punch-Drunk Love
de Paul Thomas Anderson
con Adam Sandler, Emily Watson, Philip Seymour Hoffman, Luis Guzmán
EEUU, 2002

Esta película del creador de Magnolia fue definida alguna vez como una "comedia romántica maníaco-depresiva". Mérito de total de Paul Thomas Anderson, que sacó a Adam Sandler de su estado Happy Gilmore y lo transformó en un personaje extraño y querible.
Barry (Sandler) es un ejecutivo en una empresa que nadie sabe muy bien qué hace. Siente que todos se burlan de él -en especial sus hermanas-, y cuando se enoja rompe a golpes las paredes o se larga a llorar. Todo cambiará con la llegada de un pianito y de Lena (la preciosa Emily Watson), quien lo cautivará de inmediato.
Lo que sucede a continuación es tan impredecible, surreal, psicodélico, visualmente explosivo y cinematográficamente vistoso que sólo puedo decirles que la vean. Y es que, después de todo, el amor siempre es extraño, ¿no?



18. Capturando a los Friedman
Capturing the Friedmans
de Andrew Jarecki
EEUU, 2003

Ryonosuke Akutawa escribió un cuento titulado "En el bosque" consistente en siete testimonios acerca del mismo hecho; algo parecido hizo Juan José Saer en su primera novela, "Cicatrices", en la que cuatro historias convergen en un mismo acontecimiento. Al terminar de leer ambas obras, uno tiene una sensación de incompletud, de inasibilidad: ¿Cómo captarlo todo? ¿Cómo encontrar una Historia?
Uno se encuentra con las mismas preguntas al terminar de ver Capturando a los Friedman. Los Friedmans son una clásica familia judía norteamericana de clase media-alta. Pero un día su mundo se cae a pedazos cuando el padre y uno de los hijos son detenidos y acusados de crímenes horribles. A medida que la familia se desmorona, su Historia (con maýusculas, como la Verdad de los que nos hablan los documentales expositivos) se transforma en una multiplicidad de relatos. Es aquí donde este documental deja de hablarnos simplemente de una familia, ni siquiera de todas las familias tocadas por un hecho trágico --sino de la propia imposibilidad de conocer la Verdad, la Historia, o cualquier relato unívoco y completo sobre las cosas de este mundo.
Un film incómodo, displacentero, no sólo por la temática tratada -escabrosa en sí misma- sino por las conclusiones que deja --esto es: la imposibilidad de sacar alguna.



19. Goodbye Lenin!
de Wolfgang Becker
con Daniel Brühl, Kathrin Sass, Chulpan Khamatova, Maria Simon
Alemania, 2003

La madre de Alex vive en Alemania Oriental y es una firme defensora del comunismo en sus últimos días. Un día, al ver a su hijo siendo detenido en una manifestación, sufre un ataque al corazón y entra en coma. Para cuando despierta, su mundo ya es otro. La RDA ya no existe y es ahora uno de los primeros países en (re)convertirse al capitalismo -pero ella aún no lo sabe. El doctor le advierte a Alex que su madre no podrá aguantar ningún sobresalto más: habrá que disfrazarle las cosas y hacer de cuenta que el país sigue siendo una patria socialista.
Goodbye Lenin! es una comedia dramática que, bajo su aparente liviandad, oculta una profunda reflexión sobre el valor de nuestros sueños y la necesidad de creer. Más allá del River-Boca entre modelos imperfectos, el film rescata el lugar de la utopía en un mundo que hoy (un presente bien capitalista, sí) ya no tiene nada para ofrecer más que una aceptación que tiene más de cínica que de esperanzada.
PD: A semanas de la reimplantación del capitalismo, nuestro joven protagonista va al supermercado y se encuentra con un muñeco gigante paseándose por las góndolas. ¿Alguien me explica cómo hizo Becker, a partir de una escena tan grotesca, una postal tan sublime?



20. Bowling for Columbine
de Michael Moore
EEUU, 2002

El 20 de abril de 1999, dos alumnos de la secundaria Columbine abrieron fuego en el almuerzo escolar. Mataron a doce alumnos y una maestra, e hirieron a veinte personas más antes de dispararse a sí mismos.
A partir de este macabro hecho, Moore arma su documental, en el cual se pregunta el por qué de la obsesión norteamericana con las armas de fuego. De lo particular a lo general, Moore va a descubriendo un país tan paranoico que sus propios miembros sienten que estar armados es "un deber y una responsabilidad"; un país tan temeroso que vive atacando a los demás --sólo por las dudas.
¿Será el número de armas? ¿Será la música que escuchan los jóvenes? ¿Será nuestra cultura destructiva una respuesta a nuestra existencia vacía? ¿O serán las corporaciones, que primero nos atemorizan y después nos piden que les compremos seguridad?
Moore nos invita a encender la TV: muertes, asesinatos, delitos, crímenes, inseguridad. El mismo día en que los canales se desgarraban culpando a Manson y a Hitler por inspirar la masacre, el entonces presidente Clinton bombardeaba Kosovo en el día de mayor actividad bélica del conflicto. ¿Nadie vio una clave ahí? El día que un chico de seis años le disparó a otra niña de su edad, ¿nadie urgó más allá de la tenebrosa anécdota? ¿Nadie investigó por qué la madre del chico no estaba en casa para cuidarlo y contenerlo? ¿Nadie se preguntó por qué ella debía trabajar en dos lugares diferentes sólo para poder pagar el alquiler de su casa? Hay otro tipo de violencia: la violencia creada por la marginalidad, tan aplicable al caso argentino.
La cultura del miedo avanza sobre el público: la tele no dice pero dice que los negros y los hispanos (pobres preferentemente) al parecer son los más agresivos, delictivos y asesinos. Y entonces el yanqui blanco se pregunta "¿para qué ayudarlos?". Y así queda establecido el mapa social norteamericano: "un subproletariado numeroso y permanente que debe ser combatido por un ejército armado protegido por la Constitución". Violencia, asesinatos, violaciones: inseguridad, miedo, pánico. Los ciudadanos más armados son los blancos que viven en las afueras de la sucia ciudad y su amenaza afroamericana. Nunca los asaltaron, nunca les robaron nada: pero hay que estar armados. Hay que volver físico al chumbo que tenemos en la mente, ese que le dispara a todos los miedos.
La película es intensa, poderosa y atrapante. Las escenas se quedan en la memoria tiempo después de haberlas visto. El humor irónico aliviana de a momentos un trabajo duro pero extremadamente llevadero, sin una tesis final pero con infinidad de ideas ricas en calidad.


Las Mejores Películas
de los Últimos Años

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Las 50 Mejores Películas de los Últimos Años (21-30) miércoles, 12 de septiembre de 2007



21. Match Point
de Woody Allen
con Jonathan Rhys-Meyers, Scarlett Johansson, Emily Mortimer, Matthew Goode, Brian Cox
EEUU/Reino Unido/Luxemburgo, 2005

Casi no parece una película de Woody Allen. Empezando porque no está situada en su amada Nueva York, sino en una moderna Londres. ¿Y dónde está Woody, o al menos su alter ego (como el Jason Biggs de Anything Else)? En fin, basta de preguntas. Allen se anima a hacer un drama sobre un trepador social y le sale redondita, incluso con algunos toques de suspenso muy logrados. El fachero Rhys-Meyers y la bomba Johansson se comen la película a fuerza de actuaciones convincentes. ¿Sobreexplicado el tema del azar y su metáfora tenística? Puede ser. Pero el resto de la película es una joyita, una para pensar largo y tendido. Ahí tienen "la vida y todo lo demás"...



22. Diarios de Motocicleta
de Walter Salles
con Gael García Bernal, Rodrigo De la Serna, Mercedes Morán
Argentina/EEUU/Cuba/Alemania/México/Reino Unido/Chile/Perú/Francia, 2004

"Diarios de Motocicleta" intenta humanizar el mito detrás del Che Guevara, rescatando los años en donde era un chico argentino más. Y lo hace muy bien. La película es, básicamente, una road movie sobre las aventuras de dos argentinos por Latinoamérica. Ernesto y Alberto son, por el momento, dos jóvenes que se lanzan con su vieja moto a descubrir el continente y vivir las mil y una. Lo importante de la película es que detrás de todo este conjunto de historias -que son lindas, interesantes y entretenidas- hay un mensaje a encontrar, que cada uno va a descubrir a su manera.
Diarios... es una película tan necesaria como romántica -en el sentido más amplio de la palabra-, y la relación no es casual. Si se hubiese ganado un espacio en la opinión pública sería hasta objeto de burla, risible para los tiempos que corren, hora de "sentar cabeza", "integrarnos al mundo" y encaminarnos hacia un "desarrollo sustentable", ¿no? Pero si hay algo que no te cierra de todo este discurso del no te metas, hacé la tuya, protegéte y progresá, salváte vos que podés... quizás esta película te interese.
Igual no es más que una historia, que una película. De la misma manera que el Che (ese que el imperio te vende como Superman) no era más que Ernesto, un pibe argentino que en un viaje descubrió que algo no le cerraba. Y actuó en consecuencia.
Y eso vale para todas las épocas. Aunque sean tiempos difíciles para los soñadores.



23. Memento
de Christopher Nolan
con Guy Pearce, Carrie-Anne Moss, Joe Pantoliano
EEUU, 2000

La mayor parte de los directores de cine jamás arriesga en su primera película: la idea es hacer historias simples, lineales, digeribles (posiblemente, lo que les dejan hacer, teniendo en cuenta que son debutantes), y recién una vez que éstas rindieron y ya están instalados en la industria empiezan a hacer lo que quieren. No es el caso. Para su largometraje debut, Christopher Nolan tomó un guión escrito por su hermano Jonathan que es de todo menos simple, lineal y digerible, y lo transformó en una película que es de todo menos simple, lineal y digerible: un hombre que sufre una enfermedad que le impide recordar más allá de los últimos minutos utiliza notas y tatuajes para buscar al hombre que mató a su esposa. La película comienza por el final y va hilando secuencias cronológicamente desordenadas. El guión es tan jugado que Nolan se toma algunas licencias argumentales (lo mismo haría seis años más tardes en The Prestige), pero como experiencia cinematográfica es inigualable.



24. Tideland
de Terry Gilliam
con Jodelle Ferland, Janet McTeer, Brendan Fletcher, Jennifer Tilly, Jeff Bridges, Dylan Taylor
Canadá/Reino Unido, 2005

Terry Gilliam es uno de los pocos auteurs genuinos del cine contemporáneo. Aunque no siempre la pega. En décadas anteriores fue el creativo detrás de una serie de clásicos como las recordadas Brazil y 12 Monos, pero en tiempos recientes se le han criticado films como Los Hermanos Grimm. Tideland, su última película, vuelve a colocarlo como lo que siempre fue: un autor genial. Tomando la pobre fraseología de la POP Radio, podría decir que este film es un "clásico del futuro". Basada en la novela de Mitch Cullin, Tideland cuenta la historia de una chiquita de 8 años (im-pre-sio-nan-te Jodelle Ferland) con los padres más despreciables que dio el mundo del cine... pero un maravilloso mundo imaginario propio. Hay conejos y hoyos en medio de la pradera, pero en una clave mucho más pesadillezca que en Alicia en el país de las maravillas. Un viaje retorcido, grotesco e inolvidable.



25. Los Infiltrados
The Departed
de Martin Scorsese
con Leonardo DiCaprio, Matt Damon, Jack Nicholson, Mark Wahlberg
EEUU/Hong Kong, 2006

Unos meses antes de su estreno vi junto mi amigo Lucas la película honkongesa en la cual se basó Scorsese para este trabajo. Mou gaan dou (o Infernal Affairs) tenía varios buenos ingredientes y resultó ser una película sólida, pero para su remake Martincito le agregó mucho más que una hora de metraje. The Departed gana a Leonardo Di Caprio, a Matt Damon, a Jack Nicholson; gana a Boston, y junto a ella un soundtrack brillante (incluyendo un temazo de Dropkick Murphys, algunos clásicos de los Stones y música irlandesa de la posta); gana en violencia sin tregua a la Scorsese. Lo que se ganó, en definitiva, es el status de clásico moderno.



26. El Sol de Cada Mañana
The Weather Man
de Gore Verbinski
con Nicolas Cage, Michael Caine, Hope Davis
EEUU, 2005

Me gustan los directores que sorprenden con algo distinto de vez en cuando. Gore Verbinski venía de hacer la pochoclera "Piratas del Caribe" y antes de largarse a hacer sus secuelas se armó un espacio para filmar una película distinta. Con esto no quiero decir que este film de Verbinski sea un corrosivo alegato sacado del Dogma danés, pero sí un producto distintivo dentro de lo que son las películas de los grandes estudios.
The Weather Man cuenta la historia de David Spritz (Nicolas Cage), el hombre del tiempo de un canal local de noticias. Su matrimonio falló miserablemente, sus hijos están llenos de problemas, y su padre Robert (Michael Caine, impecable) siente que David lo decepciona una y otra vez. Sucede que lo que David tiene de sueldo (mucho, un cuarto de millón al año) lo tiene de baja autoestima. Una de las cosas que decepcionan a su padre es que David es simplemente "el hombre del tiempo". Saca su información de los cables de noticias. Ni siquiera es meteorólogo.
¿Las cosas le salen mal por que no intenta remediarlas? ¿O acaso es que intenta demasiado? Un poco esa ambigüedad es la que transmite Nicolas Cage en esta casi brillante comedia dramática, que además de momentos de tensión muy bien creados incluye otros originales ingredientes como gente que lanza comida, clases de arquería y Bob Esponja.
Hay escenas memorables como la charla con la hija en el local de comida rápida. Y si puse "memorable" junto con "comida rápida" en una misma oración es porque hay algo en esta película que la hace muy actual, con esa ironía triste que intentó reflejar (a mi entender, bombásticamente) Belleza Americana. Pero, a diferencia del film de Sam Mendes, esta película no tiene pretensiones de grandiosidad. Cumple con lo que plantea -una pequeña caída en el sueño americano- sin dejar de ser tierna y sutil. Y muy, muy agridulce.



27. Dogville
de Lars von Trier
con Nicole Kidman, Harriet Andersson, Lauren Bacall, Jean-Marc Barr, Paul Bettany
Dinamarca/Suecia/Noruega/Finlandia/Reino Unido/Alemania/Holanda, 2003

Hay quienes ven en Lars von Trier a un mero provocador que ya quemó sus últimos cartuchos. Allá ellos: yo en Dogville vi -todavía- a un gran director.
Concebida de manera minimalista, a la manera del teatro brechtiano (un ejemplo: las casas son marcas de tiza en el piso que dicen CASA), Dogville transmite desde los primeros minutos un fuerte efecto de distanciamiento que sin embargo no agota su carga dramática. Las casi tres horas que dura el film, siguiendo el lento descenso a los infiernos de Grace (brillante Nicole Kidman), me resultaron simplemente atrapantes, agobiantes, claustrofóbicos. Haciendo de fábula trágica situada en la época de la Gran Depresión, Dogville es la primera parte de una trilogía sobre norteamérica.



28. Syriana
de Stephen Gaghan
con George Clooney, Matt Damon, Amanda Peet, Chris Cooper, Christopher Plummer, Max Minghella, Jeffrey Wright
EEUU, 2005

Clooney es un tipo astuto. Conoce las reglas del star system. Juega al juego del solterón fachero. Se anota en la pochoclera saga Ocean's. Junta guita a diestra y siniestra actuando en películas que enrojecerían a más de uno. Y sin embargo ese mismo Clooney, una vez detrás de las cámaras, es un demócrata muy jugado. En el mismo año, dirigió la sublime Buenas Noches y Buena Suerte y financió Syriana. Esta última, un film de acción y suspenso que bajo su trama intrincada y multinacional (cortesía de Stephen Gaghan, guionista de Traffic) presenta una pintura muy potente sobre el mundo del poder y sus relaciones con el petróleo. De todos modos, como actor, Clooney me parece un gran activista político.



29. Río Místico
Mystic River
de Clint Eastwood
con Sean Penn, Tim Robbins, Kevin Bacon, Laurence Fishburne, Marcia Gay Harden, Laura Linney
EEUU, 2003

Esquivando el policial cliché, Río Místico le da varias vueltas de tuerca a la clásica versión de "¿quién es el asesino?" y le agrega elementos de otros géneros, concentrándose en el drama desde el comienzo -luego de la muerte de la hija de Jimmy (Sean Penn, impecable), y principalmente en el descontrol emocional de varios de los personajes tras lo sucedido. A su vez, conjuga el clásico misterio con las vidas pasadas de los tres personajes principales. Otra película de personajes, aunque acá el guión -basado en una novela de Dennis Lehane- pesaba mucho también. La historia se desarrolla de a poco pero va cautivando a la platea a través de personajes muy bien logrados a cargo de Penn, Tim Robbins y Kevin Bacon.
(Para los que la vieron: ¿Notaron que hacia el final Jimmy y Annabeth hacen una especie de alegoría de Macbeth, en cuanto a la perversión y maldad de los propósitos encubiertos de la pareja? ¿Tendrá que ver con que Río Místico es una suerte de tragedia shakesperiana?)



30. El Señor de los Anillos
The Lord of the Rings: The Fellowship of the Ring
The Lord of the Rings: The Two Towers
The Lord of the Rings: The Return of the King

de Peter Jackson
con Viggo Mortensen, Elijah Wood, Orlando Bloom, Liv Tyler, Ian McKellen, Cate Blanchett, Sean Bean, Ian Holm, Christopher Lee
EEUU/Nueva Zelanda, 2001/2002/2003

No me declaro particularmente fanático del género fantástico en el cine, pero con esta aventura épica de nueve horas de duración Peter Jackson logró captar la magia del cine de antaño como muy pocas películas en la historia del cine. De principio a fin, a lo largo de tres años, entré a la sala sintiéndome seguro en las manos de un maestro del medio.
Las actuaciones no llegan a ser descollantes -en la mayor parte de los casos son correctas-, pero la historia tampoco lo requiere, ya que Jackson no profundiza demasiado en la psicología de los personajes. Difícil refutar el hecho de que, con esta película, Jackson hace historia. Y de la buena.



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Las 50 Mejores Películas de los Últimos Años (31-40) lunes, 10 de septiembre de 2007



31. V de Venganza
V for Vendetta
de James McTeigue
con Natalie Portman, Hugo Weaving, Stephen Rea, Stephen Fry, John Hurt
Reino Unido/EEUU/Alemania, 2005

Una película yanqui/british que se estrena a meses del atentado en Londres en donde se escuchan cosas como "Volar un edificio puede cambiar el mundo" --y quien lo dijo no era precisamente el villano de la historia.
Acostumbrados a héroes asociados con el modo de acción americano -de Stallone a Schwarzenegger-, forzudos, tenaces, armados hasta los dientes... pero por sobre todo, coherentes y unidimensionales, el choque del espectador con "V" (una suerte de anarquista romántico y poético modelo siglo XXI) quizás pueda ser algo impactante. Impactante para bien, por supuesto. Porque "V de Venganza" es un bicho raro: una película de acción con personajes complejos y contradictorios. Y que, como toda buena película, cuestiona valores al espectador desde una perspectiva trasformadora. No es algo que Rambo haga todos los días, ¿no?
¿Lo que no cierra? De fondo siempre queda la idea (como en Matrix, escrita por los mismos guionistas) que la liberación es impensable sin un "elegido", y que la revolución siempre depende de algún tipo de superhombre, lo cual quizás diluye un mensaje más poderoso -el del propio Alan Moore, creador del cómic original, que desestimó el blando mensaje del film. Pero esto es Hollywood, muchachos, así que creo que es un buen momento para dejar de pedirle peras al olmo.



32. Yella
de Christian Petzold
con Nina Hoss, Devid Striesow, Hinnerk Schönemann
Alemania, 2007

Yella acaba de terminar con una relación tormentosa y busca un cambio profesional. Consigue un trabajo que la lleva del este de Alemania a la occidental Hannover. Cuando está por salir, aparece su ex esposo Ben -a quien ella parece estar rechazando- y le ofrece acercarla hasta la estación. Mientras viajan, Ben comienza a acusarla a Yella de haberlo dejado "en las malas" -cuando las cosas le empezaban a ir mal económicamente. La discusión termina con Ben arrojandose con el auto desde un puente, con ambos adentro. La camioneta se hunde en el río. Sorprendentemente, Yella llega a la costa. Ben también, aunque luego se desvanece. Ella agarra sus cosas, se toma el tren y llega a Hannover.
Una vez allí, se encuentra con que la persona que la contrató y supuesto futuro jefe acaba de ser despedido. Y casi de casualidad se encuentra con Philipp, un capitalista de medio pelo que le pide que lo acompañe a una reunión. Pero la intrigante figura de Yella (brillante Nina Hoss, primera vez que la veo) nos muestra que hay algo más, difícil de explicar, pero definitivamente cautivante. Como sostiene en un blog Maximilian Maier: "Sabemos que algo más está sucediendo, pero no sabemos con exactitud qué es, lo que eleva la tensión durante la proyección y transforma aquello que sería una película del universo de los negocios en una especie de suspenso inexplicable." Es tan fuerte el tenso clima de la película que el final, medianamente predecible, es lo de menos.



33. Trelew
de Mariana Arruti
Argentina, 2004

La Masacre de Trelew fue un punto de quiebre en la historia argentina de los setenta, un anticipo de los tiempos oscuros que vendrían. Y hasta ahora, nadie se había ocupado de narrar, rigurosamente y de manera contundente, lo acontecido en aquella oportunidad. "Trelew" lo hace por primera vez.
Desde 1966 la Argentina se encontraba bajo una cruel dictadura militar, orquestada por petroleras y farmacéuticas (afectadas por medidas del entonces presidente Arturo Illia), y apoyada por gran parte del periodismo vernáculo. Onganía fue el primero en asumir la dirección del golpe, con el peronismo aún proscripto, decretando al poco tiempo la intervención de las universidades nacionales y la feroz represión conocida como "La noche de los bastones largos". Pero las organizaciones obreras y estudiantiles resistieron, y provocaron con el Cordobazo la renuncia del dictador. Sus sucesores -Levingston y Lanusse- planificaron una salida ordenada, pero continuaron aplicando la Doctrina de Seguridad Nacional ideada por los halcones de la CIA. ¿Qué sostenía la doctrina? Que los ejércitos de cada país debían combatir su "enemigo interno": los comunistas. (Antes eran anarquistas, después serían narcos o terroristas: quienes criminalizan la protesta siempre deben inventarse un enemigo.) Y así se llega a 1972, con miles de presos políticos en las cárceles del país. Los principales dirigentes de los movimientos guerrilleros (Montoneros, las FAR y el ERP) son encerrados en una prisión de máxima seguridad en Rawson, en la Patagonia. El 15 de agosto, un grupo de ellos se fuga del penal de Rawson e intenta alcanzar un avión. Algunos lo logran, escapando hacia el Chile socialista; los demás no corren la misma suerte.
De eso trata la película, narrada de manera apasionada por varios de sus propios protagonistas y armada en base a viejas imágenes de archivo, por un lado, y entrevistas actuales y con tomas de la propia prisión, por el otro. Los ritmos están excelentemente manejados, la tensión aumenta junto a la gravedad de los hechos que narra. La banda de sonido es adecuada y ayuda a crear los climas buscados. "Trelew", más allá de la anécdota, describe una época de luchas e ideales en un documental preciso, uno de los mejores que vi en los últimos tiempos.



34. 21 Gramos
21 Grams
de Alejandro González Iñárritu
con Sean Penn, Naomi Watts, Benicio del Toro
EEUU, 2004

Luego del rotundo éxito de Amores Perros -sólida película mexicana que cosechó premios a lo estúpido-, Iñárritu se hizo un lugar en Hollywood y cuatro años más tarde repitió concepto (historias cruzadas, dramáticas, llenas de redenciones varias, producto del mismo guionista: Guillermo Arriaga) con un elenco del carajo. Sin tipos del talento de Sean Penn, Naomi Watts y Benicio del Toro el film hubiese sido un fiasco: 21 gramos es una película de personajes. La peli es dura, algunos dirán que por momentos roza el golpe bajo, pero yo salí del cine convencido que había sido un muy buen trabajo. Los toques del director siguen vigentes: cámara en mano, una paleta de alto contraste... incluso, la música sigue a cargo del Sr. Santaolalla, asíque ya saben que esperar -un correcto minimalismo instrumental, como el que sonaría más tarde en Brockeback Mountain.



35. Cartas desde Iwo Jima
Letters from Iwo Jima
de Clint Eastwood
con Ken Watanabe, Kazunari Ninomiya, Tsuyoshi Ihara, Ryo Kase
EEUU, 2006

Siendo un director norteamericano, hay que tener huevos para filmar versiones alternativas a las oficiales, más si hablamos de una guerra históricamente glorificada, y más si los Estados Unidos se encuentran ahora mismo en una. Pero Clint Eastwood se ganó durante décadas un prestigio semejante que ya puede hacer lo que se le venga en gana, más que ahora está viejo y parece los últimos cartuchos que le quedan los está quemando en películas muy buenas.
Cartas desde Iwo Jima humaniza no sólo un bando en una batalla en una guerra, sino que lo hace de manera suficientemente clásica como para poder hablar de cualquier conflicto armado en cualquier momento de la historia. El terror que vemos en los ojos de Saigo -que al principio de la película, mientras trabaja en las trincheras, sabe que está cavando su propia tumba- es el mismo presente en las miradas de millones de tipos que hoy pelean, fusil al hombro, por consignas que le son ajenas. Lo que para el Hollywood clásico son batallas épicas con héroes incólumnes (que siempre se mueven a las mejores y más rubias enfermeras), en Eastwood se vuelve estúpido, vacío, sin sentido. Las muertes en Cartas... son secas, fugaces, estúpidas: la diferencia entre morir o vivir es la orden -imbécil- de un oficial. La empatía con el otro es lo único que va a salvar al mundo: Eastwood lo sabe, y lo dice --pero a su manera.



36. Munich
de Steven Spielberg
con Eric Bana, Daniel Craig, Ciarán Hinds, Mathieu Kassovitz, Hanns Zischler, Ayelet Zurer, Geoffrey Rush
EEUU, 2005

Otro gran director que a medida que madura va acercándose a un cine cada vez más político. Y que, en algún punto, se para en un lugar similar al de Eastwood.
Después de los asesinatos de once atletas israelíes en las Olimpíadas de Munich 1972 a cargo de un comando palestino, el gobierno israelí de Golda Meir decide vengarse asesinando a once figuras políticas palestinas. El líder del grupo del Mossad a quien se le encarga esta tarea es Avner (Eric Bana), quien irá sufriendo en carne propia el trágico destino de la violencia que se responde con más violencia. Escribe mi amigo Beto: "Como en La lista de Schindler Spielberg utilizó el blanco y el negro para trazar una metáfora del Bien y del Mal, en Munich todo es gris. No hay buenos ni malos aquí, todos los protagonistas parecen estar justificados por aquello que dicen defender. Y, claro, nadie lo está realmente."



37. Nueve Reinas
de Fabián Bielinsky
con Gastón Pauls, Ricardo Darín, Leticia Brédice, Tomás Fonzi
Argentina, 2000

Los buenos filmes de género nacionales que se han producido hasta el momento pueden contarse con los dedos de una mano. ¿Cómo producir homenajes y no robos, cómo ser divertido pero no grotesco, cómo enganchar genuinamente al espectador como lo haría un cine de primer nivel? El genial Fabián Bielisnky lo consiguió en su primer largometraje, contando una clásica película negra, de estafadores, con las vueltas de tuerca justas (algo que la copia gallega Incautos definitivamente NO aprendió), actuaciones sólidas (Darín se come la película, para variar) y diálogos inteligentes --recuerden a Rita Pavone...



38. The Matador
de Richard Shepard
con Pierce Brosnan, Greg Kinnear, Hope Davis
EEUU/Alemania/Irlanda, 2005

Julian Noble es un asesino a sueldo en busca de su próximo objetivo; Danny Wright es un ejecutivo del montón, que viaja a México buscando obtener un importante contrato. Ambos se conocen, de causalidad, en el bar de un hotel. Danny busca distenderse; Julian busca compañía. Un par de copas de más dan lugar a algunas confesiones, comentarios desubicados y un cortocircuito inicial, del que sin embargo surge una amistad retorcida pero sincera.
Lo mejor de The Matador es su concienzuda indefinición genérica. ¿Es una comedia? ¿Es un drama? ¿Es un thriller? Si nos esforzamos por categorizarla, podríamos entenderla como una suerte de comedia dramática con toques de humor negro. De todas maneras, esto es imposible de saber a medida que uno la está mirando, ya que los cambios de tono se dan incluso dentro de una misma oración. Lo mejor de The Matador es que siempre sorprende.
El desubicado, desorientado y a menudo desharapado Julian Noble es ni más ni menos que Pierce Brosnan, que de duro 007 ha pasado a ser un sensible asesino por encargo, venido a menos, paranoico, confundido, pero que por primera vez en su vida intenta hacer bien las cosas.
Completa el buen clima la banda de sonido, que incluye canciones de Tom Jones, The Killers y -ya en los créditos- el famoso tema de los Fabulosos Cadillacs. Un film accesible pero diferente. Inteligente, sutil y altamente disfrutable.



39. El Niño
L'Enfant
de Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne
con Jérémie Renier, Déborah François, Jérémie Segard
Bélgica/Francia, 2005

Tremendo film de los directores belgas. Una imagen vívida, realista y creíble de aquellos que viven al margen de la sociedad, en un tipo muy propio de pobreza de los tiempos que corren. El modesto recorte temporal en la vida de los dos jóvenes protagonistas captura, sin artificios retóricos, la dificultad de ser moral en un mundo amoral: es por eso que el tipo de tomas, la posición de la cámara e incluso la selección de la banda sonora (no la hay) hacen del no-juzgamiento de los personajes la herramienta más poderosa de los hermanos Dardenne. Film emocionalmente complejo, El Niño es uno de los films más intensos y menos fáciles de los últimos años.



40. Un Oso Rojo
de Adrián Caetano
con Julio Chávez, Soledad Villamil, Luis Machín, Agostina Lage, Enrique Liporace
Argentina/España/Francia, 2002

Otra buena película nacional de género, con todos los rasgos como para ser, incluso, un western local. El Oso es una suerte de loser que vuelve a su pueblo a recuperar lo perdido -un botín, una familia. Mariano Malanga refiere a su espíritu trágico: "¿Cómo puede alguien que ya ha caído (en este caso un delincuente) redimirse salvando a otros, si no es volviendo a hacer lo mismo por lo cual cayó y, paradójicamente, hundiéndose más?".
Algunas escenas -como las de la calesita, o las del último tiroteo mechadas con el acto escolar de su hija y el himno nacional de fondo- son realmente memorables. Y a Julio Chávez se lo ve duro, pero por ese entonces aún sonreía.


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The Salchicha Times - Edición Especial sábado, 8 de septiembre de 2007

Decí ocho

Había una vez dos equipos llamados Equipo Salchicha y El Equipo de Emi, que iban a jugar uno contra el otro el sábado a la tarde. Resulta que alguien que empieza con T y termina con Ío tenía que dejar la seña de la cancha, pero por una serie de problemillas no pudo hacerlo y nos quedamos sin lugar para jugar. Al mismo tiempo, el amigo Beto se comunicó con Fede a las doce y media de la madrugada, cuando Fede iba por el cuarto sueño, y le ofrecía jugar, en cancha de ocho, por esa misma hora. Fede movió las fichas correspondientes y los hasta entonces rivales quedaron fusionados en un solo equipo, el cual a efectos prácticos denominaremos Equipo Salchi-Emicha.
La cancha quedaba en Plumas Verdes (o sea, la concha de la lora), asíque luego de pasar por cuatro municipios, tres peajes y dos países en guerra civil el equipo llegó a La Chacra Fútbol apenas unos minutos tarde. Ambos equipos tenían nueve jugadores, asíque se jugó un 9 contra 9.
El partido presentó un claro dominio del equipo betense y una falta de ideas por parte del salchiemismo. Sin embargo, las buenas marcas en el primer tiempo mantuvieron la valla en cero durante casi toda la primera mitad, e incluso un gol increíble de Agus sorprendió a propios y ajenos y puso al salchiemismo al frente. El tanto en cuestión fue un pase en profundidad de Emi, bastante largo, que Agus recuperó sobre la línea del arco rival y que el futuro abogado colocó en el palo opuesto, en un tiro casi recto. Nos dimos cuenta que había marcado cuando, en el silencio de la tarde, se escuchó el solitario grito de "¡GOL!" de Agus, que se encontraba con los brazos en alto en un festejo loco. No hubo tiempo para celebrar: los salchiemistas conocían los términos en los que se estaba dando el partido y sabían que tenían que afinar el juego en la mitad de la cancha y empezar a jugar por abajo.
La primera parte terminó con un parcial de 1-0 a favor, pero ni bien se reanudó la segunda mitad el conjunto betense volvió al ataque con pases por el piso y algunos desbordes por las bandas. No tardó en llegar el empate, y con tiros de larga distancia y cabezazos anotaron dos más, cerrando el resultado en 1-3 mientras que el salchichismo, sin ideas, solo tuvo desde entonces una oportunidad clara con un mano a mano que Mante desperdició.
No se esperaba otra cosa en un partido en donde un equipo venía mentalizado como para jugar un partido más de un campeonato y donde el otro estaba lleno de resacados, recién levantados y fuera de estados como lo fue el SalchiEmismo, equipo en donde además muchos de sus integrantes se conocieron recién allí. En otras palabras, el desempeño fue bastante mediocrón, pero lo que vale es la actitud (?).

Tío - 7 salchiemichas
Muy buena tarde para el portero salchichense. En su debut bajo los tres palos de cancha de 8, sorprendió a propios y ajenos con buenos achiques, la constante cobertura del primer palo -por definición, el palo del arquero- y, sobre todo, con salvar al equipo en más de una oportunidad en sendos mano-a-mano con distintos delanteros betenses. Tuvo poco para hacer en los goles, más sabiendo que recién se estaba acostumbrando a las -enormes- dimensiones de un arco así.

Pela - 7 salchiemichas
Muy seguro en defensa y más allá de algunas salidas en falso, Pela tuvo una sólida actuación en el fondo salchiemicha. Si a veces se le iban las marcas, enseguida compensaba yendo a donde estaba la pelota y sacándola rápidamente de la zona de peligro. De lo mejorcito del equipo. Imagen no contractual.

Fede - 5 salchiemichas
Otro que debutaba en cancha de 8, con resultados disparejos. En el primer tiempo tuvo un desempeño sólido. Estuvo muy atento en las marcas e incluso salvó su valla cuando un globito que había pasado al Tío por arriba se dirigía a la valla salchicha: Fede corrió como una gaviota y, en la línea, la reventó bien lejos. En el segundo tiempo el equipo en conjunto estuvo más desordenado, y le costó más salir jugando. Le puso ganas y eso, por momentos, compensó su estilo rústico. Ante la duda, la reventaba.

Poli - 5 salchiemichas
Otro que tuvo una tarde dispareja. Tuvo una buena primera mitad, pero en la segunda perdió varias bochas saliendo desde abajo. Estuvo mejor en las marcas al principio que al final, donde se le escaparon algunos en el medio (¡en el área!) que podrían haber marcado tranquilamente. Imagen no contractual.

Juan - 6 salchiemichas
Un invitado más de la cantera de Emi, fue el mejor de los emistas, y uno de los pocos que intentó hacer algo en la mitad de la cancha. A los buenos pases se le suma una intención ofensiva nada despreciable y una colaboración en las marcas por el sector derecho. Imagen no contractual.

Jorge - 6 salchiemichas
Una lástima que hable tanto, porque es uno de los mejores jugadores del salchichiemismo. Teniendo la pelota en la mitad de la cancha, resolvió muy bien algunas situaciones de marca y habilitó con maestría a algunos delanteros suyos. Ordenó al equipo en los corners. Insistimos, no correspondió que un amistoso tan amistoso como este se haya mandado a discutirle tanto al árbitro: no hacía falta. Imagen no contractual.

Emi - 5 salchiemichas
Lejos de sus mejores actuaciones, esta vez Emi no pudo hacer mucho en tres cuartos de cancha. Frente a un equipo que no pudo jugar desde abajo y abusó del pelotazo, lo mejor que pudo hacer fue recibir de espaldas al arco e intentar algunos tiros al arco en la primera mitad y pases frustrados en la segunda. Se lo vio cansado, ya hacia el final no quería correr nada. Colocó el curioso pase-gol del primer tanto salchiemista.

Mante - 5 salchiemichas
Otro delantero de mediocre desempeño, que hizo poco y nada. Es cierto, corrió mucho, pero si no hubiese estado fumando y chupando antes del partido posiblemente haya corrido más. El tema fue que, al igual que Emi y Agus, les costó recibir los pelotazos o poder jugar por abajo. Tuvo una chance muy clara en la segunda mitad, cuando iban 1-3, pero el arquero contrario se hizo de la pelota y abortó el peligro.

Agus - 6 salchiemichas
El contrato que mantiene con el salchichismo estipula que, imitando su desempeño en el Winning Eleven, este muchacho tiene que meter al menos un gol feo por partido. Hoy se apuró a cumplir su promesa. Emi metió un pase en profundidad que creyó muy fuerte (de hecho ya se estaba lamentando por anticipado), pero Agus lo atrapó sobre la línea del arco contraria, se frenó, y pateó cruzado mientras y la pelota entró a la altura del segundo palo. Un gol típicamente agustiano, que sirvió para poner al salchiemismo por delante durante casi medio partido. Luego se mandó un par de desbordes por la punta derecha, con centro incluido, pero no mucho más.