Ultimamente me viene llamando mucho la atención los precios OBSCENOS que están teniendo los recitales.
No: no voy a hablar del 1 a 1. Voy a hacer comparaciones, pero siempre referidas a otros momentos post-devaluación.
Hace tres años, en Octubre de 2002 (y con el dólar rozando los cuatro pesos), los Red Hot Chili Peppers vinieron a la Argentina y se presentaron en la cancha de River. La entrada más barata salía $15. Ese mismo año, los Die Toten Hosen tocaron en El Teatro. Cobraron menos de $20. En Mayo de 2003, los Breeders (banda de la legendaria bajista de los Pixies, Kim Deal) se presentó en La Trastienda. Cobraron $25 (y en su momento me pareció caro...). A fines de 2004, en el Quilmes Rock, se presentaron Los Pericos, Divididos y Café Tacuba. La fecha salía $25.
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Un año más tarde, ya devenido en Pepsi Music, la fecha promedio del ex-Quilmes rondaba los $50. Y los artistas eran básicamente los mismos. La Bersuit tocó a mediados de año en el Luna Park y cobró 35 pesos. Ver a Andrés Calamaro el viernes pasado en Obras (perdón, el estadio Pepsi, así se llama ahora) salió $50. La fecha del BUE Kings of Leon / The Strokes salía $70. ¿El público? Como dijo Lake, "todo ABC1" La entrada para ver a U2 en Marzo 2006 sale $165. Un campo para los Rolling Stones, unos días antes, sale $172 -y se vendieron 25 mil entradas en un día, todas compradas con tarjeta de crédito. Por esa fecha nos visita Santana, y la entrada Platinum sale $315 (incluye un cocktail). Lenny Kravitz estuvo en Boca sacandose fotos con Macri y una platea salió $500.
Y fíjense que ni siquiera me referí a la música electrónica (la cual es reducto del público ABC1 hace ya una década). Me interesa señalar un aspecto poco analizado de la música en vivo: el hecho de que, de a poco, los recitales de rock en Argentina se están volviendo salidas cool de la juventud de clase media-alta: una audiencia que, en su mayoría, no está ligada al "palo" rockero pero que ahora confluye en caros recitales en donde -permitanme exagerar el ejemplo- niños ricos se encuentran con otros niños ricos y le sacan fotos con el celular a la estrella que está tocando en el escenario... la cual, muchas veces, no conocen.
Mauro Apicella en La Nación hace un balance de 2005: "Los festivales auspiciados por empresas se hicieron costumbre (aunque para algunos consumidores sólo era cuestión de ir a ver qué pasa, sin importar los nombres de los artistas)."
Un público que le viene como anillo al dedo a las marcas que buscan un consumo en ese segmento: Visa, Levi's, Gancia, Personal, Motorola.
Un público decididamente careta.
Hace 5 años.
1 comentarios:
A mi me encantó uno de los Konchets diciendo por T.V. que "me encanta la onda de Bono, que esta por la paz y contra el hambre", seguro...a tal punto que vá a un país del tercer mundo a dar un concierto y cobra como si fuese a tocar a Alemania
Y eso que a mi me gusta U2. No sé, podrían haberse puesto mas las pilas en ese sentido...
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