A continuación algunas conclusiones que saqué del VII Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires:
Pulgares arriba:
- Anticipo exclusivo de las últimas producciones de Terry Gilliam, Gus van Sant y Lars von Trier.
- La retrospectiva de Jan Svankmajer.
- Las entradas gratis (o a tres pesos, en el "peor" de los casos) para estudiantes en los cines Atlas.
Pulgares abajo:
- Los cines Hoyts: repletos de gente, con funciones siempre agotadas, y sin la posibilidad de sacar entradas para películas de otros días. (Con lo cual cualquiera que viviera a más de 20 minutos del Abasto ya estaba condenado a no encontrar entradas por más temprano que fuera.)
- Los horarios: muchas películas tenían solo dos horarios, y no los mejores. Se proyectaron películas de dos horas y media un día de semana al mediodía. ¿Quién puede ir a verlas?
Mi sugerencia para el próximo año:
Reducir el número de películas (este año fueron ¡450!) aumentando así la cantidad de funciones de cada una. Digo... todos iban a ver "la de Terry Gilliam"... ¿por qué sólo tres funciones en dos días?
Hace 5 años.
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