La democracia sindical y el rol de los medios domingo, 15 de noviembre de 2009

Decía Caparrós en su muy buena columna del jueves:

"... lo interesante, más allá del terrorismo verbal –de los que quieren aterrorizar a los honestos ciudadanos–, sería ver qué política interrumpe el tránsito estos días, qué se juega en la calle. Es otra obviedad: lo que interrumpe el tránsito es mayormente la pobreza. La parte de la política que está en la calle es la lucha de clases o, por decirlo de otro modo: la pelea de los que están en lo más bajo de la escala de clases argentinas. Que, como sabemos, están muy fragmentados y pelean distinto.
"En los sectores más pobres, entre quienes hace mucho que no consiguen un trabajo verdadero, las opciones más habituales son, para la mayoría, la dependencia de la caridad estatal o privada y, para una minoría muy promocionada, la delincuencia. Este miércoles, por ejemplo, estaban en la calle los piqueteros no-K, que pedían que la caridad estatal fuera repartida equitativamente: ya no un cambio social, ya no un trabajo, ya no la posibilidad de mantenerse; la merced de acceder a la limosna sin tener que seguir a un intendente o un puntero. Y el gobierno les da lo menos posible porque quiere mantener el clientelismo suburbano funcionando.
"También estaban los trabajadores de Kraft –apoyados por estudiantes de la UBA–: la punta de lanza, junto con los subtes, de los que están asustando a la burocracia sindical. Y el gobierno dilata y dilata su respuesta porque porque quiere mantener la alianza con Moyano & Cia. Que se defendieron con una frase memorable: “No jodan, este modelo le dio resultado al país”, dijo Juan Belén, metalúrgico y segundo de la CGT, que no consiguió explicar de qué país estaba hablando.
"Y estaban en la calle, también –pero eran pocos porque el acto central era en La Plata–, docentes, médicos, judiciales y estatales bonaerenses en paro. Que el gobierno provincial no paga como debiera porque el nacional lo tiene corto con la guita y porque no invierten en salud y educación públicas. Todos ellos representan sectores de lo que podemos llamar, con las sabidas reticencias, izquierdas. En la calle, haciendo política en la calle, están limando día tras día el intento kirchnerista de ganarle ese flanco a su oposición progresista –que empezó con la ley de medios y se está estrellando contra lo que no se arregla con discursos: la exclusión, la pobreza."

Caparrós concluye: "Siempre critiqué a los que hablaban del supuesto setentismo de este gobierno, pero esta situación es un remedo setentista: la CGT acusando a la izquierda de todos los males y marchando para defender su orden."

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Imagen del blog del Frente Transversal Comuna 12

¿Es tan así como se lo intenta construir mediáticamente? Recordemos que hace ya un tiempo Clarín y La Nación están tan enfrentados con el gobierno que hasta son capaces de correrlo por izquierda. Primero con las asignaciones por hijo ("no son universales", "se van a financiar con créditos del Banco Mundial en lugar de instalar un gravamen al sistema financiero") y ahora subrayando la alianza (real) que mantiene el gobierno con "los Gordos" del sindicalismo o las supuestas abismales diferencias entre el modelo "corrupto, mafioso, clientelar" de la CGT y su contraparte horizontal y democrática de la CTA (que hasta hace poco era otra horrible y caótica organización violenta creadora de marchas y complicaciones en el tráfico).

Por eso, las cosas en perspectiva. Leemos:

El titular de la CTA, Hugo Yasky, minimizó las expresiones de Juan Belén y aseguró que "la mayoría" en la CGT "no piensa en esos términos”. Además, consideró que "muchos comulgan con la idea de que es razonable, a esta altura del partido, que la CTA tenga el reconocimiento legal".
El ex dirigente docente manifestó que "las expresiones de Belén son casi una pieza de museo" y agregó que "sería bueno que el gobierno nacional esté más a tono con la necesidad de establecer un nuevo marco legal y termine esta política de dilatar la resolución de demandas muy concretas".
Sin embargo, Yasky elogió los dichos de su par de la CGT, quien trató bajarle el tono a la disputa y aseguró que los trabajadores nucleados en la CTA reclaman "con toda legitimidad" la personería, pero minimizó las posibilidades de que la consigan porque, según dijo, para ello "hay que cambiar la ley".
Yasky consideró que "lo de Moyano expresa el pensamiento real" de la CGT y evaluó que "ha sido un gran avance", e instó a que el Gobierno "tome nota de eso".

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Por último, en el día de hoy Clarín entrevistó brevemente a algunas de las principales figuras en esta disputa, entre ellas a Fabio Basteiro, secretario general de CTA Capital:

¿Qué evaluación hace del debate en torno al modelo sindical que se dio esta semana?
Tanto el gobierno, la CGT y los grupos económicos están muy preocupados y nerviosos porque no se puede seguir obturando la necesidad y el derecho de los trabajadores a decidir por sí mismo cómo organizarse. Esta situación anacrónica que vive Argentina que fue condenada por la OIT y ratificado por la Corte Suprema los pone tensos y ahí comienzan a cometerse hechos que van de los errores a los horrores como la violencia, el macartismo y el autoritarismo. Creo que es un momento para que reflexionen y asuman que los trabajadores tenemos el derecho de cómo organizarnos y dónde. Y recomiendo a los dirigentes de la CGT que vean que los trabajadores con este modelo sindical son más explotados, más despedidos y más precarizados.

¿Los procesos que se dieron estos meses como Kraft y subtes son puntuales?
Hay más de 4500 organizaciones inscriptas en busca de personería jurídica y gremial, Esto no refiere a hechos aislado, esta es una decisión autónoma de cada agrupación. El tema del conflicto que se vive es un emergente cuando las estructuras de los sindicatos terminan siendo la polea de transmisión de políticas empresariales o son voceros de los propios gobiernos. Entonces los trabajadores buscan otro camino y otra forma de construcción.

¿Cómo evalúa el rol del Gobierno en este debate, teniendo en cuenta que un sector de la CTA es afín al kirchnerismo?
Creo que el Gobierno tiene que asumir que es momento de que haya una respuesta y no puede seguir vacilando. No puede tener más un discurso para el exterior de libertad sindical y en el propio país seguir ratificando criterios verticales. Hay que sincerar la discusión y actuar en consecuencia. Y Cristina Kirchner debe asumir que no hay que dar gestos, sino concretamente respuestas.

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