A todo vapor, las apelaciones simbólicas, la venta de fantasías. En el fondo, una de las contradicciones económicas del capitalismo: la activación del consumo superfluo ... y un encarecimiento innecesario del aparato distributivo que hace que el consumidor compre publicidad y no calidad.
Típica contradicción de los países centrales que, transladada a los países dependientes para ganar mercado entre las capas con poder adquisitivo, choca con los receptores de las clases populares, marginados no sólo del consumo superfluo sino también del acceso a productos y bienes de primera calidad.(...)
La publicidad niega la naturaleza, la afirma, la vuelve a negar. Vende productos para borrar del cuerpo todo rastro de naturalidad al mismo tiempo que promueve otros para devolverle al cuerpo sus cualidades originales.
En el fondo una de las tantas maneras de cosificar los sentimientos, las relaciones, las cualidades humanas, rasgo fundamental de la cultura del capitalismo. (...)
La publicidad transforma los seres humanos en objetos de consumo y los objetos de consumo en fuerzas y valores humanos. Letra sagrada del capitalismo, la publicidad endiosa la mercancía y cosifica al hombre.
Para ello utiliza una tramposa retórica: señala a un producto como rasgo de una personalidad atractiva para hacer que el que adquiera ese producto sienta que también adquiere esa personalidad. En ese sentido la publicidad vende algo que, de hecho, la sociedad capitalista destruye: identidad.
Heriberto Muraro
"Publicidad y sociedad de la pobreza"
en Revista Crisis N° 22, Febrero 1975
Hace 5 años.
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