Lavado de manos en el sur lunes, 14 de noviembre de 2005
















EN MEDIO DE LA CRISIS POLITICA EN LA CIUDAD
Kirchner optó por un disciplinado silencio en su refugio de El Calafate
Ni siquiera se pudo saber cuándo emprenderá el regreso a Buenos Aires.

Esta nota de Clarin.com lo deja bien claro. Cada vez que las papas queman -y que Ibarra, su aliado, corre peligro- Néstor Kirchner se toma el buque. Como el 30 de diciembre del año pasado, cuando se quedó mirando el lago durante cuatro días en los que reinó la conmoción en todo el país.
Aníbal Ibarra está a punto de ser enviado a juicio político -precisamente, por su responsabilidad en lo sucedido en República Cromagnon- y Kirchner no quiere hablar de nada. (Entre otras cosas, de que todos sus legisladores van a abstenerse y no condenar al actual jefe de gobierno.) Así que se refugió en su casita, lejos de los periodistas, las notas, las preguntas molestas.

El periodista de Clarín se pregunta: ¿Es legítimo que Kirchner permanezca tan lejos y en silencio?
La respuesta es clara, me parece.

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