El policía lucía imponente y protegido mientras caminaba despacio por esa cuadra cerca de la avenida Santa Fe. Lo miré de arriba a abajo: gran chaleco antibalas, notoria inscripción de PFA, gorra distintiva, arma reglamentaria. Omnipotencia. Miedo.
Hasta que de pronto se detiene, y saca del bolsillo un celular. Plateado, bonito, nuevo. Y empieza a mandar un mensajito.
Y pensé algunas cosas.
Hace 5 años.
2 comentarios:
uyyyyy, que jodido...
Lo he notado en varios policias. Especialmente los que se aburren en Plaza de Mayo. Es como que no encaja...
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