Aeropuerto de Heatrow, en las afueras de Londres. Los tipos se comieron, en los últimos años, media docena de atentados o intentos de, así que las cosas estaban inquietas.
Pasamos las mochilas por los rayos X, pasan todos menos mi mochila. Aparece un guardia inglés y la abre. Tira una latita de cerveza de medio litro -la regla dice: no más de 100 ml de líquido; afuera mi Axe -por el mismo motivo. Lo del desodorante es una tragedia: comprado en Argentina fueron cuatro mangos, mientras que reponerlo en Europa va a costar unos cinco euros. El momento más tenso de la inspección fue cuando abrieron un estuche negro en donde, se suponía, estaba mi cámara digital. Lo abrieron de a poco, con guantes y detector de metales, pero yo ya sabía que no tenía nada adentro. Cuando se encontraron con el vacío, con el cero absoluto, pensé en el "¡¡Ahaa, pequeña broma!!" de los Simpson. Pero no dije nada.
La verdad de la milanesa es que con tanto viaje encima no tuve ni tiempo de poner cada cosa en su debido lugar. Y es que soy olvidadizo, distraído y un poco irresponsable. No sé por qué me paran. ¿No se dan cuenta? Sería un pésimo terrorista.
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Dublin es una ciudad chiquita, tranquila. Contando los suburbios, debe tener algo más de un millón de habitantes. Me gustan este tipo de ciudades: no tan monstruosas como otras metrópolis (Nueva York, Buenos Aires, París, Londres), y cuyos principales paseos pueden hacerse a pie sin problemas. Quizás resulte aburrida en el largo plazo; por lo pronto, para una visita de dos o tres días como la que hicimos, parece ser la ciudad perfecta.
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Los irlandeses no corren riesgo de perder sus tradiciones. Son muy orgullosos de su folklore y, afortunadamente, sus principales íconos no están a la venta.
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Entramos a la fábrica de Guinness, la célebre cerveza stout irlandesa para un tour guiado. Vamos a pagar la entrada y en el mostrador nos atiende un muchacho joven.
- How many of you?
- Five
- Any student IDs?
- No, but we two are students, from Arshentina
- ¡No jodan! Yo también soy de Argentina
El cambio brusco de idioma y de tono me causó mucha gracia. El pibe se llamaba Sergio, vivía en Monte Grande, y hace un año y monedas que se vino a probar suerte en Dublin. Se queja del clima pero está contento con la ciudad, que es tranquila y tiene una buena movida nocturna. Nos hizo precio y nos deseó suerte. Escuchar un "no jodan", bien argento, en Irlanda... me alegró el día.
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El Clarence Hotel es uno de los hoteles más caros de Dublin. Su dueño es ni más ni menos que Bono Vox. A pedido de mi hermana, entramos a tomar una copa, y después a comer. Digamos que si hasta ahora todos nuestros alumuerzos habían sido el equivalente europeo al menú ejecutivo (plato fijo, relativamente barato) las cosas acá se pusieron pesadas y cuando llegó la cuenta pensamos seriamente en saltar por la ventana.
También resultó curioso notar que los otros comensales parecían calcados del estereotipo de cerdo capitalista que Bono, se supone, intenta atraer hacia sus nobles causas.
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El Trinity College es la universidad más antigua de Dublin, y es precioso. Aunque si le ponemos un poco de imaginación a la cosa yo creo que la sede de Parque Centenario de la UBA no tiene nada que envidiarle. (?)
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Temple Bar es la zona de los bares en Dublin. Hay artistas callejeros, locales abiertos hasta tarde, música y otras actividades. Temple Bar es uno de esos lugares en donde se respira buena onda.
En una de las esquinas un joven dibujante ofrece "Amateur Paintings" y abajo exhibe una gorra en donde pibe una monedita pa' los pencils. Nos dio un poco de lástima y la convencí a mi hermana para que posara. El chico se parecía al pibe de Perfume de Mujer y por el retrato que hizo dio la impresión de que recién iba por el segundo año en bellas artes, pero resultó simpático y nos sentimos contentos de colaborar con su "causa".
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Mi hermana le contó a Sergio que había ido al "hotel de U2" pero que no había encontrado a Bono. "¿Bono? Bono está contando los billetes", nos dijo. Y nos comentó que vivía en una zona muy cheta en las afueras de la ciudad. De todas formas, no esperábamos otra cosa.
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Del séptimo piso de la cervecería Guinness se tenía una vista inmejorable de la ciudad. Y era tal cual la imaginaba desde abajo: tranquila pero activa, poblada pero con espacios verdes, industrial pero ciudada. Un equilibrio genial.
Hace 5 años.
6 comentarios:
Fede, te envidio, en serio, estuviste en Dublin, en el hotel de Bono...
Que groso. Si podes compra un camel box que cuando vuelvas te lo pago.
Saludos pibe, felices vacaciones
"El Clarence Hotel es uno de los hoteles más caros de Dublin. Su dueño es ni más ni menos que Bono Vox"
:o Traeme una piedrita, una servilleta. Al fin tendría "algo de Bono" :P
Qué lindo es Dublin ! Saludos :feliz:
Qué graciosa la anécdota de la latita de cerverza, el axe y la cámara de fotos... ES LO MÁS! (LOMAS DE ZAMORA! :P)
Que lindas tus cronicas, Fede. Te espero de vuelta esta semana... y sacate fotos en el guetto!
Dos cosas. Vayan a Glenndalough, está al toque de Dublin y es increíble. Otra: comete un Irish Stew, te va a salir barato y es delicioso. Abrazo.
Será q las filtras o q no sucede, pero la mayoría de las anecdotas e historias q nos regalas tienen q ver con extranjeros...dónde están los europeos?!
Y respecto al episodio en la aduana, esa clase de controles no te dan como ganas de decirle: "Te apuesto un almuerzo a q no encontras NADA!"
Pero claro...nadie quiere una revisión de cavidades.
Hola niño, muy linda la crónica de Dublín! De todas formas::::> solo pienso en el libro que se compró tu hermanito y en los paisajes de la bella Eire...
Nos vemos y ... según tu cronograma...: un viaje a ver a Evo para cuando? mmm
Os veo el miercoles: buen "nuevo" viaje!!!!!
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