5 de Agosto
Hotel St. Giles
En el hotel seguimos encontrándonos con gente que nos da mucha verguenza ajena. Y estoy hablando de gente grande, eh. Viejas que se suben al ascensor abrazadas porque una de ellas está pasada de copas y la otra le dice -en inglés- algo así como "recatáte que hay chicos"; hordas de cincuentones que parecen salidos de algún grupo de tupperware y que gritan como estúpidos; viejos de pelo blanco y anteojos que saludan a todos los que se bajan del ascensor, se rien de nada y emanan un holor a Jack Daniels o alguno de sus parientes pobres.
Me quiero ir ya de este reservorio de lunáticos.
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Ayer viajé en el famoso tube de Londres y me di cuenta que si le sumaba la estación de Atocha (la semana pasada) y el Ground Zero (en febrero de 2006), estaba a punto de completar el Terrorism Tour. De haber sabido antes, mi diario de viaje podría haber tenido un título más Pro, del tipo "La ruta de Al Qaeda".
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Mi perdición son las librerías de Tottenham Court Road. Hace unas horas entré en una y me clavé en una obra de tapa dura, un librazo sobre el CBGB. Mi primer pensamiento fue "¡Glorioso! 9,90 libras".
Al toque hice el traspaso a pesos: volví a dejar el libro lentamente sobre la mesa.
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Todos estos días estuve comiendo bien y variado. Como muestra un botón: los desayunos continentales, incluso los que parecen inspirados en un continente pobre, superan con creces a mi rompeayuno porteño cotidiano. Sin embargo, en estas jornadas caminé tanto, pero tanto, pero tanto, pero tanto, pero tanto, que creo que bajé de peso. El jean que me compré hace unas semanas ya me queda grande.
Hace 4 años.
1 comentarios:
Hablando de comida, no dejes de aprovechar que en Londres hay fast food de comida hindú -que suelen ser económicos- y castigate con un cordero al curry. ¡Abrazo!
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