Noticias de ayer, extra extra viernes, 25 de abril de 2008



Interminables cadenas de video
la presión sujetan
Buenas noticias, sabrosas telefotos
A tragar sin culpa!


Noticias de ayer, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota



La propia esencia de una publicación no periódica permite no estar corriendo detrás de la noticia: es su principal ventaja. Es por eso que pensaba en sacar provecho de la situación y no andar escribiendo ideas sueltas al día siguiente de la renuncia de un ministro. Sin embargo, pudieron más las ganas de sacar algunas cosas en claro. Y entonces, las aproximaciones:

La renuncia de Lousteau muestra cómo, durante la gestión K, la partida de un ministro de economía en Argentina ha dejado de ser un hecho traumático. Hasta la asunción de Kirchner cada reuncia era un sacudón institucional y político de dimensiones (pensemos sino en las renuncias de Machinea, López Murphy, Cavallo o Remes Lenicov), y a partir de ese momento han pasado Lavagna, Miceli, Peirano, Lousteau sin que se advirtieran grandes cambios.

Lo cual me lleva al segundo dato duro de todo esto, y es que el gobierno de Kirchner concentra las decisiones económicas muy atadas al Poder Ejecutivo. Dice Claudio Lozano: "El nombramiento no entraña ninguna modificación en las políticas económicas. La designación muestra que la economía sigue en manos de Kirchner, De Vido y Moreno". Lo cual en principio no me parece tan grave per se como algunos tecnócratas se encargan de señalar. El tema es, claro, cuál es ese grupo y qué tipo de decisiones económicas está llevando a cabo.

Entre otras cosas, Lousteau había propuesto "aumentar las tarifas de gas y luz para los consumos residenciales altos en un porcentaje significativo, porque se cree que hoy están a nivel de subsidio", mientras que mantendría sin cambios esas tarifas para los sectores populares. En el tema Indec, escribió que "la única manera" de resolverlo "es terminar con la intervención, poner a su cargo un equipo idóneo y convocar un grupo de expertos que sean usuarios de las estadísticas que den su aval al trabajo que se haga". Estas y unas pocas más son las únicas medidas en las que el gobierno y Lousteau y se encuentran en veredas enfrentadas.

El problema que el gobierno vio en Lousteau fue su falta de "actitud" (o de personalidad, o de ánimo de confrontación primaria) que mostró el ministro frente al conflicto económico en general y el lock-out del campo en particular. Pero el factor capital de la renuncia -y sobre esto ya se sospechaba desde un principio- fue la propia impotencia del joven economista, ya que su función como ministro se había ido reduciendo cada vez más: hace unas semanas le habían "quitado" unas partidas millonarias que terminaron asignadas en Guillermo Moreno, el secretario de comercio interior. Moreno tiene la principal relación con los empresarios, supervisa la intervención del Indec y se encarga del control de los precios. Los Kirchner no necesitan un ministro de economía. O mejor dicho: necesitan uno que oficie de tal, pero que a la hora de los bifes sea un no-ministro.

***

Sin embargo, todo esto son apenas fotogramas en el plan de una película más extensa. La pregunta más grande, la que puede extraer conclusiones históricas más importantes es: ¿De dónde proviene esta creciente crisis, quizás la primera de importancia en la era K? Pensar que es un efecto del conflicto del campo es ver el árbol y no el bosque. Y he aquí la tercera y más importante aproximación a la noticia: el gobierno de Cristina se ve obligado a enfrentar problemas mucho mayores, lo cual implica un nivel de desgaste al que Néstor Kirchner jamás se vio sometido.

A ver si me explico mejor: Duhalde había agarrado el país en un momento crítico en términos económicos, políticos e institucionales. Lo que Duhalde "cerró", con relativo éxito, fue el proceso abierto por los movimientos de protesta que convergieron en 2001, a través de una combinación casi improvisada de planes sociales, represión y sobre todo el haberse exhibido como la única herramienta de salvación para varios sectores -políticos y empresarios- frente a la supuesta "anarquía" reinante.

Hubo claros ganadores durante su mandato: el sector agrario, las privatizadas que renegociaron sus contratos y lo poco que quedaba de la "industria" nacional. Pero incluso los sectores de poder que no se beneficiaron directamente de sus políticas tuvieron que reconocerle al duhaldismo-lavagnismo su capacidad de encauzamiento del conflicto social y, aunque a regañadientes, acompañaron el proceso. El mejor ejemplo fueron las elecciones de 2003: derrotadas las primeras opciones de la City -Menem y López Murphy- se plegaron a Kirchner que era -recordemos- el delfín de Duhalde y prometía, al menos, una continuidad del proceso garantizada en la figura de Lavagna -que se quedó en el puesto.

Kirchner juntó tanto capital político a partir de ese famoso veintidós por ciento, que incluso los sectores más reaccionarios del capital y de la clase política aceptaron ciertas actitudes de K como su revitalización del concepto de "derechos humanos" y cierta retórica nacional popular -siempre y cuando, claro, se garantizara el "capitalismo nacional" como prometió en su discurso inaugural (e internacional, también, aunque no lo dijo).

Como parte de este pacto entre grandes, Kirchner pudo mantener congeladas las tarifas de varios servicios e incluso hacer un tibio intento de control de precios -todo garantizado por el incremento del consumo que garantizaba a su vez un aumento de la recaudación: de allí salió la plata para los subsidios que hoy reciben algunas de las privatizadas más amigas del gobierno (caso Metrovías).

Ahora bien: después de cuatro años de gobierno, y con una derecha absolutamente fragmentada, K resulta reelegido -esta vez, en la figura de su esposa, como para darle mayor frescura al nuevo mandato. El bobo eslogan de campaña decía "el cambio recién empieza" y es a partir de esa línea que todos los sectores de poder se agarraron. ¿Fueron ilusos? No: pero venían a reclamar con más énfasis, y ahora sí, la porción de torta que creían que les correspondía. Recuerden que ni bien asumió se autorizaron aumentos en taxis, colegios privados y prepagadas. En enero subió el transporte público del conurbano y en marzo empezó a agitar "el campo" con tal fuerza que incluso sectores históricamente progresistas terminaron en la misma vereda que la Sociedad Rural.

En resumen: Néstor tuvo el apoyo casi incondicional de la clase política y empresaria siempre que pudo demostrar que el conflicto social existía y sólo él podía neutralizarlo -digo, piensen: estamos en un plano clásicamente peronista. Cristina asumió en un momento en el cual los sectores de poder ya no creen en el cuco del conflicto y piensan (pero evitan decir en voz muy alta) que llegó la hora de "sincerar" tarifas y precios.

La mandataria intentó -sin éxito- advertir que iba a gobernar para todos -en otro movimiento clásicamente peronista- pero esto está condenado al fracaso: los conflictos entre facciones no tardaron en surgir y comenzó a castigar a los sectores más vulnerables -que ya vienen jodidos porque sus salarios (si es que tienen) siempre corren detrás de la inflación. El índice de pobreza -que el Indec intervenido dejó de publicar- volvió a subir al 30% o sea que -incluso para los moderados estándares del instituto- tres de cada diez argentinos no llegan a cubrir todas sus necesidades.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

1ro: No considero como vos que la ida de Lavagna halla pasado inadvertida como sostenes vos. Es mas, sin poder alejarme de mi postura lavagnista (no es que sea muy bueno sino que dentro de lo que hay es lo mas aceptable), creo que a partir del alejamiento de Lavagna el gobierno no dio pie con bola (el pago al FMI es arto evidente que venia planeado por Roberto).
2do: Coincido en algunos aspectos más que en otros de tu exposición. Para empezar y como buen futuro periodista, creo que abarcas demasiados temas y como dice el dicho "el que mucho abarco poco aprieta", es decir, que describiendo la foto (a veces bastante subjetivamente) y no mencionas ni el porque ni el porvenir.
3ro: NO PODES bajo ningún tipo de circunstancias decir que estos tipos están siguiendo el espíritu peronista. Primero porque el peronismo murió con Perón. Segundo porque no creo que ningún peronista con 2 dedos de cerebro se sienta identificado con esta gente. Si bien podemos decir que aparentan usar los mecanismos que utilizó Perón, la gente no es boluda y sabe que a los últimos que están ayudando es a la clase baja. Como bien decís vos, estos ayudan a sus "Grandes amigos" mientras que los laburantes siguen pagando el kg de un corte popular mas de 17 mangos. También se podría decir que son peronistas porque son del PJ (en realidad fueron y ahora quieren ser), pero esto tampoco es significativo ya que el innombrable estuvo 10 años de presidente con el sello del PJ y tampoco respondía a los sectores "peronistas" por decirlo de algún modo. A su vez, podemos decir que el Peronismo no es un partido sino un movimiento histórico que tiene cambios, pero esto tampoco sería valido ya que si bien puede tener cambios, éstos no pueden violentar el espíritu de un ideal.
En conclusión, creo que los K quieren perpetuarse en el poder como lo hicieron en su provincia. Lo que pasa es que vieron que no era tan sencillo y como venía la cosa no podían entonces están intentando valerse de los mecanismos peronistas. Primero se dirigen al "pueblo" o a los "compañeros", después arreglan con los sindicalistas, ahora quieren el sello del PJ, etc. Estas cosas son claros ejemplos de que no tienen tan la vaca atada como sostenes vos y que no saben como seguir en el sillón de Rivadavia.
Otro método que están tratando de utilizar es el sistema hitleriano, que crea enemigos para desviar el centro de atención, ahora lo que no les avisaron a estos muchachos es que los enemigos tienen que ser fáciles de vencer cuando ellos quieren y creíbles. Hablan de la "OLIGARQUIA", hace muchas décadas que no existe mas la oligarquía (que halla terratenientes no significa oligarca, la oligarquía manejaba toda la política), ahora se la agarra con el Grupo Clarín, hacen pintadas contra Clarín y TN, esto es un error gravísimo. Primero porque son muy poderosos. Segundo porque Néstor fue quien autorizó a Multicanal a comprar Cablevisión. Tercero porque Clarín se los cogió diciéndoles que somos una de las ciudades del mundo con mas cantidad de medios gráficos, televisivos y radiales (si bien manejan muchos medios no son todos y ni siquiera llegan a la mitad, eso lejos esta del monopolio).
Para finalizar me retiro con un dicho conocido por todos: "siéntate a esperar ver el cadáver de tu enemigo pasar" a estos muchachos no hay que hacerles nada, caen solitos.
Saludos

Augusto

Marco Mustapic dijo...

Augusto,
cómo definirías entonces el espíritu peronista? El del 46? El del 73? El de Menem? Duhalde? Kirchner? El de "derecha", el de "izquierda"? El de Patti (en el 93 ganó la intendencia de Escobar en la lista del PJ)?

Anónimo dijo...

Claramente el espiritu Peronista es la 1ra presidencia de Peron, en donde la torta se repartió mas equitativamente, como nunca había sucedido ni sucedió hasta ahora. El luchar por las clases mas bajas, por los trabajadores, etc. No el de negociar con los sindicatos pero en definitiva cagar a los trabajadores.