Las mejores 100 canciones de los noventa: 81-90 lunes, 30 de agosto de 2010

# 90. Marmalade / System of a Down
System of a Down (1998), Sony

Héroes improbables del metal de fin de siglo, los System of a Down eran, hacia 1998, una banda relativamente menor. Por entonces, este cuarteto de descendientes armenios liderado por el libanés Serj Tankian acababa de sacar su primer álbum, luego de captar la atención del productor Rick Rubin (una de las figuras claves del sonido de los noventa) y abría los conciertos de Metallica en su tour norteamericano. Su debut autotitulado contenía algunas joyitas que anticipaban el sonido que perfeccionarían en Toxicity; no obstante, el mejor track de sus años iniciales fue un b-side aparecido en la edición japonesa del disco y en el soundtrack de la película Strangeland. Allí, los muchachos de Europa del este --que nunca fueron músicos virtuosos-- aprovechan al máximo sus recursos (entre otros, la potente voz de Tankian) y ensayan una interesante mezcla entre ska y metal que terminaría renovando por completo el sonido hard rock de aquel entonces. Inicialmente fueron incluidos dentro de la familia del nü-metal, aunque hoy -- cuando ya todos se olvidaron de Limp Bizkit, Korn y Papa Roach-- la asociación se revela más que injusta: en lo que hace al metal de los últimos quince años, los System of a Down siempre estuvieron un escalón por encima.

# 89. Rosary / Scott Walker
Tilt (1995), Fontana

Luego de la caída del Muro de Berlín, el avance mundial del mercado fue --al decir de Michel Houllebecq-- una verdadera ampliación del campo de batalla. Con el correr de aquellos años, cada vez menos lugares en el mundo de la música quedaron por fuera de las fuerzas del comercio: además de la tradicional industria del pop (que ya había estallado en los '80 con una sobreexplotación sin precedentes), muchas de las bandas que intentaron escaparle a las etiquetas fáciles fueron rápidamente alcanzadas por los departamentos de marketing que transformaron su sonido "alternativo" en la nueva cultura oficial. Uno de los pocos músicos que consiguió escaparle por completo a este clima de época fue el cantautor Scott Walker, que en su único trabajo de los noventa, editado por la discográfica Fontana, esparció una decena de piezas indefinibles que concluían con este lamento oscuro y minimalista. Este poema prácticamente a capella, en el que Walker se promete abandonar algo o a alguien, es la verdadera anticanción noventosa, y como tal merece un lugar en el listado. Porque no todo es guitarras y paredes de sonido.

# 88. Fly Away / The Living End
The Living End (1998), Modular

Todos tenemos alguna canción que nos pone de buen humor porque sí, donde no hay manera de encontrar motivos más o menos objetivos, consensuados, que expliquen dicho efecto. En casos como el que nos ocupa, la pieza no es particularmente lograda ni excepcional, ni siquiera llegan a ser merecedores del premio por "Logros Destacados en el Campo de la Excelencia" como la Inerte Barra de Carbón: simplemente nos gustan y punto. Por tal motivo, la inclusión en el listado de este modesto tema rockabilly de tres minutos de una banda australiana, cuya única sorpresa es que en vez de tener un bajo tiene un contrabajo, no merece demasiadas justificaciones. ¿Qué me gusta tanto de este tema? ¿El solo que parece salido de una banda cincuentosa? ¿La bonita letra del estribillo? Ya ven la completa inutilidad de la empresa: me encanta y ya. Quien intente discutírmelo recibirá como respuesta una certera trompada de canguro.

#87. Cherry-Coloured Funk / Cocteau Twins
Heaven or Las Vegas (1990), 4AD

Entre finales de los '80 y principios de los '90, el sello británico 4AD tuvo entre sus filas a algunas de las bandas más importantes del under anglosajón. El listado era un verdadero dream team: Dead Can Dance, Throwing Muses, Pixies, Breeders y, por supuesto, los escoceces Cocteau Twins. Este último grupo ganó cierta notoriedad en 1990 con el lanzamiento de Heaven or Las Vegas, uno de esos clásicos de culto que todo buen fanático de la música tiene y atesora. La pieza que nos convoca --una melodía de ensueño y atmosférica como poco se había escuchado hasta aquel entonces-- es un narcótico sonoro que flota en los parlantes, guiado por la voz sensual, casi divina, de Elizabeth Fraser. Una melodía etérea, erótica --una genuina delicia de canción.

# 86. 21st Century Digital Boy / Bad Religion
Against the Grain (1990), Epitaph

En sus inicios, la mejor banda de punk melódico de todos los tiempos pasó sencillamente desapercibida. Luego de su segundo álbum --un extraño homenaje al rock progresivo lanzado en 1983--, sus miembros se pelearon y recién volvieron a unirse cinco años más tarde. Fue allí que publicaron consecutivamente Suffer, No Control y Against the Grain, tres discos clásicos con los que redefinieron el género en Norteamérica. En este último trabajo, una melodía sobresalía de entre el hardcore pasado de rosca de los californianos: un himno vocal que disparaba contra la complacencia en la era tecnológica y la rompía desde sus primeros acordes hasta su inolvidable estribillo. "'Cause I'm a 21st century digital boy / I don't know how to live but I got a lot of toys / My daddy's a lazy middle class intellectual / my mommy's on valium, so ineffectual / Ain't life a mystery?". Pura magia del cantante Greg Graffin y del gran Brett Gurewitz en guitarras.


# 85. Happy Phantom / Tori Amos
Little Earthquakes (1992), Atlantic

Antes de Regina Spektor existía en los noventa una cantautora alternativa que tocaba en piano mezcando ternura, ingenuo y desfachatez y que abrió el camino para el género singer-songwriter luego explotado por Sheryl Crow y Alanis Morisette. Hablamos de la norteamericana Tori Amos, que en 1992 lanzó un celebrado disco debut con varios temas conocidos que me abstuve de elegir --como los sencillos "Crucify", "Me and a gun" o "Silent all these years". Me jugué, en cambio, por lo que varios dicen que es la canción más flojita del disco: una melodía tranquila y juguetona como el "Extraordinary machine" de Fiona Apple con el que abrí mi ranking de mejores temas de la década pasada. "And if I die today I'll be the happy phantom / and I'll go chasin' the nuns out in the yard / and I'll run naked through the streets without my mask on / and I will never need umbrellas in the rain / I'll wake up in strawberry fields every day / and the atrocities of school I can forgive / the happy phantom has no right to bitch"...

# 84. Interstate Love Song / Stone Temple Pilots
Purple (1994), Atlantic

Algunos quizás no lo recuerden, pero en sus inicios los Stone Temple Pilots fueron considerados apenas una mala fotocopia de Pearl Jam y Alice in Chans. En efecto, había muchas cosas en Core, su disco debut, que no lograban despegarlos -ni en calidad ni en originalidad- de lo que hacían millares de bandas que por aquel entonces querían subirse a la ola grunge. Purple vino a desmentir esta percepción, con canciones como "Vasoline" y el hitazo que nos ocupa, una melodía radial con mucha fuerza y la comunión perfecta entre --sí-- el grunge y el saborcito rockero sureño. El bajista Robert DeLeo jura que, cuando comenzó a escribirla, era apenas una canción bossa nova --y que, cuando la tocó para el cantante Scott Weiland, el vocalista comenzó a tararearla y la transformó en esa ya famosa intro que llevó a los STP a pasar varios meses al tope de los Modern Rock Charts en los Estados Unidos. Potente y ganchera, en este caso lo accesible no quita lo valiente.

# 83. Turn It On / The Flaming Lips
Transmissions from the Satellite Heart (1993), Warner Bros.

Más allá de algunos ruiditos aquí y allá (con los que abren su Transmissions from the Satellite Heart), "Turn it on" es uno de los temas más directos de la otrora psicodélica banda de Oklahoma. La voz aguda del cantante Wayne Coyne se apoya en chunks de guitarra que acompañan una melodía llevadera que hacia el final desemboca en un feliz caos de distorsión. "Put your face where we can see it, put it on a show on cable / Put your life into a bubble, we can pick you up on radar / Hit a satellite with feeling / give the people what they paid for", sugieren los Flaming Lips en esta pieza que en 1995 se transformó en un modesto hit radial. Un chorus divertido y un poco de humor liviano en una de las piezas menos pretenciosas del grupo.

# 82. Walking contradiction / Green Day
Insomniac (1995), Reprise

Lejos de haberse dormido en los laureles luego del multiplatino Dookie, los muchachos de Green Day tardaron apenas un año en lanzar un nuevo álbum, que resultó más fuerte, más oscuro y más a los bifes que todos los anteriores. En Insomniac el grupo de Berlekey entrega en apenas 33 minutos algunos de los más logrados ejercicios en el género, entre los cuales se destaca "Walking contradiction", una melodía infecciosa que poco tiene que envidiarle a los momentos más brillantes de Buzzcocks, The Jam o The Clash. Más allá de sus logros en el plano estrictamente musical, sus letras son una fiel postal del clima cínico y autoconsciente de mediados de los '90:

Do as I say not as I do because
the shit's so deep you can't run away
I beg to differ on the contrary
I agree with every word that you say
Talk is cheap and lies are expensive
My wallet's fat and so is my head
Hit and run and then I'll hit you again
I'm a smart ass but I'm playing dumb

Standards set and broken all the time
Control the chaos behind a gun
Call it as I see it even if
I was born deaf, blind and dumb
Losers winning big on the lottery
Rehab rejects still sniffing glue
Constant refutation with myself
I'm a victim of a catch 22

I have no belief
but I believe
I'm a walking contradiction
and I ain't got no right


# 81. A Marriage Made in Heaven / Tindersticks
A Marriage Made in Heaven (1993), Rough Trade

Si bien su sonido distó de parecerse al de la ola del britpop, el derrotero de los Tindersticks es similar al de tantas otras bandas que vivieron su apogeo durante el estallido de aquel movimiento. Esta banda de Nottingham alcanzó cierta popularidad a mediados de los noventa hasta que con el fin de la moda comenzaron a vender menos discos con cada nuevo álbum; en algún lugar entre aquel momento de gloria y su devaluado presente, lanzaron un single que luego pusieron como bonus track en su álbum de 1997, Curtains, un desolado dueto con la actriz Isabella Rossellini en el que narran los avatares y desgastes de un matrimonio. "Now she cries with a cigarrette at the window", canta en el estribillo la voz grave de Stuart Staples, mientras de fondo suena una orquestación demasiado bonita para ser cierta. Luego entran los vientos. "And she cries so well..."


El juego del ochenta y dos domingo, 22 de agosto de 2010


















por Mario Wainfeld
Página/12, 22-08-2010



En la década del ’60, en un programa cómico de la tele, el actor Rafael Carret componía a un simpático viejito “tano”, “jubiliado” él. Amén de ser tomado de punto por un alemán que interpretaba Vicente Rubino, el personaje del Pato Carret rezongaba todas las semanas porque no se le pagaba “el ochenta y dos por asiento” y porque no se le reconocían aportes por varios años de trabajo, conduciendo un tranvía.

Algo más cerca en el tiempo, pero también en el siglo pasado, en 1995, el sociólogo francés Pierre Rosenvallon escribió el libro La nueva cuestión social. Proponía “repensar el Estado providencial”, que ya entraba en su ocaso. Señalaba, entre otras cuestiones, “el progresivo financiamiento fiscal de los gastos sociales” que mutaba el paradigma de los sistemas contributivos. En Francia, se subraya, cuyo Estado benefactor tiene raíces añejas y profundas.

En nuestros días, en toda Europa se aumenta la edad de retiro y se restringen las prestaciones. El problema no es nativo ni comenzó en esta semana. Abordarlo seriamente es un severo desafío, que la contingente mayoría opositora en Diputados sustituyó por un simulacro.

Se votó una ley declamativa, concisa como un boceto, escrita entre gallos y medianoche, sin hacerse cargo de los dilemas que plantea su sustentabilidad en un plazo que trascienda el año que viene. Peor todavía: sin mencionar siquiera la fuente de financiamiento de la mayor inversión resultante.

El oficialismo despotrica al respecto, con razón. Pero tampoco recoge el guante de asumir la precariedad en el mediano plazo del valioso esquema de salida de emergencia construido como las viejas casas chorizo: agregando habitaciones año tras año. Aducir o prometer que la Argentina seguirá aumentando año a año la masa de jubilados y sus haberes, sin cambios sustanciales en el sistema impositivo, es una utopía irrealizable.

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Repartir las cargas: Modificar el sistema impositivo, (re)incorporando tributos progresivos, le agrega calidad al debate. El centroizquierda mantuvo ese discurso y esa moción, que tiene congruencia conceptual e ideológica. Lo hicieron tanto Proyecto Sur y sus aliados cuanto los partidos más afines o transigentes con el oficialismo. Pero les faltó la fuerza, la maña o la posibilidad (habría que ver) para hacer valer su potencial conjunto.

Los diputados liderados por Fernando Solanas toparon con un dilema tradicional: acompañar al Grupo A en una ley chirle, inconsistente y derechosa por su afán de preservar al capital o empacarse en sus trece, restando quórum si no se aprobaba el financiamiento. En el primer caso, eran funcionales al aglomerado de centroderecha pero quedaban a cubierto de la sospecha de serlo al kirchnerismo. Fue su opción, ante una disyuntiva inconfortable. Dejaron a salvo en el recinto una diferencia que no incidió en el resultado, antes bien lo garantizó.

El razonamiento de Proyecto Sur es que, sin tener los votos, se instaló la bandera del 82 por ciento. Podrá ser. El episodio también revela algo que esa fracción del centroizquierda no termina de reconocer. El Grupo A, que en este caso contaba con muchos más diputados de los imprescindibles, está herméticamente cerrado a medidas progresivas o a rozar la delicada epidermis de la colita de los poderosos.

En el cuadro de situación vigente, cualquier norma exige para su aprobación la amalgama de fuerzas diferentes. Cuestionar a Proyecto Sur por bascular entre unas y otras es excesivo. Pero esa fuerza yerra al no percatarse que tributos como las cargas patronales sólo llegarán a ser realidad efectiva si el Frente para la Victoria se vuelca para ese lado, tal como hizo con la reestatización del sistema jubilatorio, con la Ley de Medios Audiovisuales o con el matrimonio igualitario. Inclinarse hacia la otra facción no gana terreno.

Cierto es que, respecto de las cargas patronales, el oficialismo no las tiene todas consigo. La Casa Rosada y Economía no acompañan la iniciativa, porque suponen que no es el momento. Su discurrir se parece demasiado al discurso noventista que refutan a diario. Y la deuda en materia de progresividad fiscal ya acumula años, en un marco de crecimiento sostenido. (...)

Las mejores 100 canciones de los noventa: 91-100 viernes, 13 de agosto de 2010

# 100. Deceptacon / Le Tigre
Le Tigre (1999), Mr. Lady

En una década en la que los Estudios Culturales proliferaron en casi todas las universidades del planeta, algo bueno tenía que darnos el feminismo norteamericano. En este caso, un trío electropunk que como carta de presentación de su disco debut se despachan con un irresistible y furioso tema bailable. La cantante Kathleen Hanna interrumpe un juego de aplausos, guitarras, sintetizadores y samples y dispara contra quienes esperan de ella una canción estúpida (y que después se ponga a lavar los platos): "Wanna disco? / Wanna see me disco? / Let me hear you depoliticize my rhyme". Enojo, ironía y diversión en uno de los mejores opening tracks de los noventa.

# 99. Birdhouse in your Soul / They Might Be Giants
Flood (1990), Elektra

El dúo compuesto por John Flansburgh y John Linnell fue una de las bandas más originales y entretenidas en salir de la escena alternativa de los '80. Lo que comenzó siendo un experimento del estilo college band en Brooklyn, con un mágico disco debut autotitulado, pronto atrajo la atención de la discográfica Elektra, que hacia finales de la década firmó con ellos. Así nació Flood, su disco más exitoso, y del cual "Birdhouse in your soul" fue su máximo éxito. ¿De qué trata? De una lámpara con forma de de pajarito que guía "como un ángel guardián" a los dueños de una casa. Bueno: les dije que eran originales.

# 98. Inbetweener / Sleeper
Smart (1995), Indolent

El britpop estaba en su apogeo cuando apareció este grupo londinense liderado por Louise Wener con un single que tenía todas las de convertirse en un one hit wonder. Lo que impresionó no fue tanto su sagaz pintura de la vida ordinaria (que en su descripción de la monotonía middle-age hasta podría ser indistinguible de Beto Pateta y "Me tengo que pasar de categoría en el monotributo"), sino su instantaneidad, su melodía ganchera y su increíble riff. Wener luego se convertiría en novelista, profesora de poker y, sobre todo, madre de una hija cuya educación intentó sintetizar en un artículo para The Guardian, lo cual demuestra que el momento en la vida descrito en la canción lamentablemente nos llega a todos.

# 97. Evidence / Faith No More
King for a Day... Fool for a Lifetime (1995), Slash

La canción más jazzera de los otrora rap-metaleros de Faith No More es una exitosa incursión en el género por parte de los muchachos de San Francisco. Si bien las letras aún permanecen indescrifrables (¿hablan de infidelidad? ¿violación? ¡¿sexo oral?!) se destacan la perfecta línea de bajo de Billy Gould y la entrada de los teclados. El clima soul que sobrevuela el tema lo vuelve desbordante de sensualidad. Este tercer single de King for a day... permite, además, que el cantante y showman Mike Patton se luzca jugando con distintos tonos de voz a lo largo del track. Wash it away...

# 96. Drive / Incubus
Make Yourself (1999), Epic

Canción que no tiene nada que ver con el sonido característico de la banda -más cercano al metal alternativo cuyos principales referentes resultaron tan nocivos al sonido de los noventa-, "Drive" es una pequeña joyita acústica que, si acaso por unas semanas, trajo a los charts de fines de milenio algo más que 5ive y N'Sync. Una apacible melodía que fluye al ritmo de las precisas vocalizaciones de Brandon Boyd. "It's driven me before, and it seems to a faint, haunting mass appeal. / But lately I, am beginning to find that I, should be the one behing the wheel", reza el espectacular puente de uno de los hits más tenues y bonitos de 1999.

# 95. Never Here / Elastica
Elastica (1995), Deceptive

"Si Wire no existiera, habría que inventarlo", pensó Justine Frischmann, la frontwoman de Elastica, a mediados de los '90. Sucede que Wire sí existía, y entonces además de sacar un gran disco debut ella y sus amigos se comieron una catarata de juicios por parte de la legendaria banda. Afanos aparte, Elastica resultó ser un brillante compendio de punk, post-punk y canciones de 2' guiadas por guitarras abrasivas al que no le costó demasiado trabajo llega al número 1 en el Reino Unido. "Never Here" posiblemente sea la pieza instrumentalmente más elaborada del álbum: una pared de sonido guitarrera montada sobre oscura línea de bajo con un drumming ajustado y un toque sensual apuntalado por la voz de Frischmann. Uno de los momentos más altos del new wave noventoso.

# 94. The Kids Aren't Alright / The Offspring
Americana (1998), Columbia

Dentro de mi escala de odios musicales, hay bandas que me caen un poco mal, bandas que me caen bastante mal y bandas que me caen muy mal. Y después está Offspring. Un grupo que dio sus primeros pasos en Epitaph -quizás el sello independiente más importante de la década- y que con sus primeros álbumes prometía convertirse en la mejor banda de punk melódico de los Estados Unidos. Pero la fama es como una Ferrari, decía alguien que yo sé, y hay que saber manejarla: si vendés ocho millones de copias de Smash y antes que puedas decir "Nasdaq" ya firmaste un jugoso acuerdo con Sony Music, es difícil que las cosas vayan a salir bien. El primer síntoma fue el abandono de canciones como el himno antipolicial "LAPD" ("Beat all the niggers, beat whoever you see, don't need a reason, LAPD") en favor de covers estúpidos, Aspen-friendly, como "Why don't you get a job?". El segundo, que su nuevo estatus de estrellitas del rock nos hizo conocer más la calidad de los muchachos que llevaban adelante la banda. Un buen día, estos autoproclamados punks le contestaron desde un hotel en Tokio al Suplemento Sí que no querían hablar sobre la guerra en Irak, que no tenían nada para decir al respecto: "No somos una banda muy politizada", fue la respuesta del huevón de Dexter Holland. Como diría cierto jefe de Gabinete, "un boludo importante, con vista al mar". Aclaro todo esto porque la cuesta abajo de esta banda californiana tuvo algunas notables excepciones que quiero destacar: la primera es "Gone Away", de Ixnay on the Hombre, una ajustadísima tonada que sólo superaron, a mi entender, con la canción que aquí nos ocupa: un riff sombrío, grave, y versos plagados de "oh-oohs" que desembocan en un estribillo extraordinario: "Chances thrown / Nothing's free / Longing for what used to be / Still it's hard / Hard to see / Fragile lives, shattered dreams". Promediando el tema, los coros extienden la parte final de cada línea y en el tercer chorus aparece el viejo truco de la guitarra que suena como una sirena de ambulancia. Luego se filma un videoclip y ya está: vendieron un millón más de discos. Y hace más de una década que no sacan un maldito tema decente. Cómo detesto a estos tipos.

# 93. Your New Cuckoo / The Cardigans
First Band on the Moon (1996), Stockholm

Jönköping es una ciudad de Suecia con 80.000 habitantes. Tiene algunos equipos de fútbol de segunda división, una escuela de negocios con dos mil alumnos y cada tanto organiza unos masivos LAN Party con su ciudad vecina, Huskvarna. Podríamos afirmar que en Jönköping no pasa una goma. Pero esta urbe tiene, en relación con su modesta cantidad de habitantes, un alto índice de buenos músicos. No conforme con habernos dado a Agnetha Fältskog, de ABBA, 25 años más tarde nos trajo a Nina Persson, líder y vocalista de The Cardigans, banda que se convertiría en uno de los emblemas del pop europeo. "Your new cuckoo", canción de verano si las hay, son como varios temas en uno que se elevan sobre un delicado fondo orquestal y apunta contra esos hombres que van detrás de chicas nuevas como si fuesen -precisamente- relojes cucú que pasan a adornar sus paredes. Igual, nunca coleccionaría cucús.

# 92. When You Sleep / Cake
Prolonging the Magic (1998), Capricorn

Los sindicatos de músicos de Sacramento deben ser muy poderosos, ya que parecen haber conseguido una ley que obliga a todas sus bandas (Cake, entre ellas) a que los vientos estén en cada tema. Esta marca registrada del inclasificable grupo de John McCrea cumple un buen papel en esta melodía low-key que se pregunta a dónde irán tus dedos cuando dormís. "Do they play guitar in a Latin bar / are they strangers or lovers, do they drive your car?". Preguntas, preguntas. Todas acompañadas por una vocalización seca, recitada y un excelente juego de coros. En un disco de calidad dispar pero lleno de grandes candidatos para esta lista ("Satan is my motor", "Walk on by", "Sheep go to heaven"), "When you sleep" gana por sobriedad e inventiva.

# 91. Only Shallow / My Bloody Valentine
Loveless (1991), Creation

Un impresionante tour de force musical. Un riff que de zamarreea para un lado y para el otro (el sonido de guitarras que parecen gritarse y responderse una a la otra) y luego un redoble que simula el fusilamiento del oyente. El shoegaze nunca estuvo mejor. El grupo de Kevin Shields trabajó milimétricamente con feedback y loops de batería para lograr, luego de varios meses, el sonido y las texturas de Loveless. "Only Shallow" es su mejor producto. Se enriquece a partir de las vocales de ensueño de Bilinda Butcher -que juegan un perfecto contrapunto con la violencia guitarrera que le precede y sucede- y demuestran lo que ya se sabía a principios de la década: que las paredes de sonido podían ser más potentes que un riff limpio de AC/DC. Más aún: de acuerdo con la revista Mojo, el sonido de la banda en vivo en su tour norteamericano fue el segundo más fuerte de la historia. Una verdadera dialéctica entre ruido y melodía --hasta que te sangren los oídos.

Las mejores 100 canciones de los noventa: Introducción martes, 10 de agosto de 2010


















Considerada en su globalidad, la colección de don José excedía en mucho la centena, más para él, como para el autor de las antologías de elegías y sonetos, el número cien era una frontera, un límite, un nec plus ultra, o, hablando en términos vulgares, como una botella de litro que, por mucho que se intente, nunca contendrá más que un litro de líquido. A este modo de entender el carácter relativo de la fama no le sentaría mal, creemos, el calificativo de dinámico, puesto que la colección de don José, necesariamente dividida en dos partes, es decir, de un lado los cien más famosos, de otro los que no consiguieron tanto, están en constante movimiento en esa zona a la que convencionalmente llamamos de frontera. La fama, ay de nosotros, es un aire que tanto viene como va, es una grímpola que tanto gira al norte como al sur, y de la misma manera que una persona pasa del anonimato a la celebridad sin percibir por qué, tampoco es infrecuente que después de haberse pavoneado ante el entusiasta favor público acabe sin saber cómo se llama. Aplicadas estas tristes verdades a la colección de don José, se comprende que haya también en ella gloriosas subidas y dramáticas caídas, uno que sale del grupo de los suplentes y entra en el grupo de los efectivos, otro que ya no cabe en la botella y que tiene que ser arrojado fuera. La colección de don José se parece mucho a la vida.

José Saramago, Todos los nombres


¿Sabes? Mis hijos piensan que eres fantástico. Y gracias a tu música depresiva han dejado de soñar con un futuro que no puedo darles.

Homero Simpson a Billy Corgan, de Smashing Pumpkins



Si bien no coincide exactamente con el arbitrario recorte del ranking que nos ocupa, la "década larga" de 1989-2001 pasará a la historia como aquella en la que se desplegó la gran utopía capitalista. Los noventa, lejos de haber sido un despertar de un sueño (el del socialismo, que luego de la caída del muro habría dado paso a la realidad pura y dura del dinero) fueron un sueño en sí mismo, un tiempo en el que se celebró la llegada a la última estación de la historia. Por aquel entonces, las democracias de libre mercado fueron el famoso "basta para mí, basta para todos", y sólo era cuestión de esperar que el mercado y la tecnologia nos inundara de prosperidad y terminara con la pobreza. Después vinieron las protestas de Seattle, la caída de las Torres, la crisis internacional. Pero esa es otra historia.

Algunos íconos. Los noventa fueron los años del Super Nintendo, Beverly Hills 90210, los juegos olímpicos de Barcelona, Jurassic Park, Larry Flint, Twin Peaks, Michael Jordan, Loco por Mary, el Street Fighter, Fujimori, el telescopio Hubble, la Guerra del Golfo, Toy Story, Buffy la cazavampiros, Danza con Lobos, Bill Clinton, Romario, la reunificación alemana, Máxima Velocidad, la TV por cable, El Guardaespaldas, Teletubbies, Jim Carrey en The Mask, Sailor Moon, Los Sospechosos de Siempre, la caída de la Unión Soviética, Mi Pobre Angelito, el atentado a la AMIA, Batistuta, Ruanda, el Doom, Seinfeld, la Unión Europea, Alan Greenspan, la Madre Teresa, Claudia Schiffer, el Tamagotchi, la World Wide Web, Clueless, Mulder y Scully, Nelson Mandela, Trainspotting, Baywatch y Pamela Anderson, "Run forrest, run!", Arafat, Pokémon, Menem, la CNN, Sonic the Hedgehog, las PC 486, Windows, el Manchester United, Titanic, la oveja Dolly, los asesinatos en Columbine, los X-Games, Andre Agasi, la muerte de Lady Di, Gran Hermano y los reality shows, Kosovo, Belleza Americana, "Show me the money!", la Playstation, Friends, Sexto Sentido, el Movicom, el Viagra, Los Simpson, Blair Witch Project, el CD-ROM.

Consumo gusto. Durante aquellos años también hubo tiempo para que se desarrollara la industria músical. Y cómo: con la apertura de nuevos mercados, el mundo del rock y del pop se transformó en una enorme oportunidad de negocios, mediante un impresionante proceso de concentración económica que dejó a la industria cultural de principios de los noventa en manos de seis grandes conglomerados: Sony, Warner, BMG, EMI, Polygram, MCA. En 1998, estas últimas dos compañías se fusionaron bajo el paraguas de Universal, y hacia finales de la década sólo cinco corporaciones controlaban el 90% de la música comercializada en el planeta. Sería necio negar la relación entre este fenómeno y el achatamiento general del sonido mainstream. Alentados por departamentos de marketing de presupuestos millonarios, las bandas comenzaron a parecerse entre ellas cada vez más, plegándose a las modas con una velocidad e intensidad inéditas. Los grupos de aquellos años se caracterizaron por la repetición de fórmulas probadadas, en detrimento del riesgo y la experimentación que habían gobernado los períodos más ricos de la música moderna.

Afortunadamente, el tiempo va poniendo las cosas en su lugar, y la distancia transcurrida nos permite recuperar algunos de los puntos más altos de este caótico espectáculo que fue la música de los noventa. Será un listado con las 100 mejores canciones de la década. Habrá inclusiones polémicas, otras exclusiones no menos controversiales, momentos alegres, celebridades efímeras, despedidas y otras tristes verdades. La colección de Fede se parece mucho a la vida.

Las cinco obstrucciones. Las reglas de inclusión son claras: (1) Canciones aparecidas en sencillos o grabaciones larga duración, editados originalmente entre 1990 y 1999. (2) Máximo de una canción por álbum, excepción hecha del disco más influyente de la primera mitad de la década -Nevermind- y del más influyente de la segunda -OK Computer-, con dos inclusiones cada una. (3) Máximo de tres canciones por artista. (4) No se incluyen covers. (5) Ponderamos el rock anglosajón --algún día editaremos una colección de las mejores canciones de rock en español.

A fines de esta semana sale la primera tanda. Vayan preparando los auriculares.

***

Edit: Links a las entregas
1-10 | 11-20 | 21-30 | 31-40 | 41-50 | 51-60 | 61-70 | 71-80 | 81-90 | 91-100

Los mejores hits de los noventa: Quinta parte viernes, 6 de agosto de 2010

Fastball - The Way
Album: All the Pain Money Can Buy
Lanzamiento: Febrero de 1998
Charts: # 5 US / # 1 US Modern Rock / # 21 UK

¿Alguien se acuerda el comienzo de Psicosis? En los primeros segundos de película, la cámara realiza varios paneos de la ciudad de Phoenix hasta que finalmente hace zoom en un edificio, luego en una ventana, detrás de la cual se encuentra la protagonista con la que Hitchcock arranca la historia. Para el investigador Gustavo Varela, esta decisión formal enfatiza la idea de que existen millones de historias para contar, y que la de Psicosis es sólo una de ellas. Por eso creo que todos los discos deberían comenzar como empieza este de Fastball, circulando entre distintas FM hasta que cae en la canción que nos ocupa, subrayando la absoluta contigencia de todo el asunto. En especial porque la canción cuenta una historia --real para colmo-- de una pareja de viejos que un buen día agarró el auto y desapareció para siempre. Como una de esas melodías a las que se le van sumando capas, "The Way" introduce en el estribillo una cálida guitarra adicional que abraza al oyente con un tono nostálgico que trasciende los límites del hit radial achatado. Un rock/pop de época, representativo del sonido de la costa oeste de los Estados Unidos de los últimos años del siglo y uno de los mejores one hit wonders del lustro.

Beastie Boys - Intergalatic
Album: Hello Nasty
Lanzamiento: Julio de 1998
Charts: # 28 US / # 4 US Modern Rock / # 5 UK

El delicioso rapeo blanco de New York está de vuelta. Mike D, Ad-Rock y MCA vuelven a hacer de las suyas, pero esta vez con más sintetizadores, más sampleos y más sonidos de videojuegos. ¡Ah! Y un video divertidísimo que homenajea (¿parodia?) las películas kaiju japonesas. Lo que más lo aleja de sus producciones anteriores es la subrayada estilización retro, a tal punto que el buen Stephen Thomas Erlewine subrayó la ironía detrás de todo el álbum Hello Nasty, "que mira al futuro mirando al pasado".


Manic Street Preachers - If You Tolerate This Your Children Will Be Next
Album: This Is My Truth Tell Me Yours
Lanzamiento: Agosto de 1998
Charts: # 1 UK

El mejor tema basado en la guerra civil española desde "Spanish Bombs" de The Clash y el primero en llegar al número uno en el Reino Unido. “If I can shoot rabbits / then I can shoot fascists”, o lo más políticamente explícito que sonó en Sony Music hasta la llegada de los System of a Down. En tiempos de posmodernismo fácil, nada más frontal, directo y cuestionador que el propio título del disco: This Is My Truth Tell Me Yours.



Marilyn Manson - The Dope Show
Album: Mechanical Animals
Lanzamiento: Septiembre de 1998
Charts: # 15 US Modern Rock / # 12 UK

Este moderno anticristo posmoderno made in MTV ha creado, a lo largo de la década, algunas piezas más que interesantes. En este caso, una melodía de glamoroso metal --un poco Bowie, un poco T. Rex-- que el buen Brian Warner suma a su catálogo de rock industrial apuntándole al show business: "We're all stars now in the dope show / They love you when you're on all the covers / When you're not, then they love another".



Placebo - You Don't Care About Us
Album: Without You I'm Nothing
Lanzamiento: Septiembre de 1998
Charts: # 5 UK

Placebo nunca fue una banda de álbumes. La mejor muestra de ello es que ninguno de sus discos de estudio del grupo de Brian Molko es una obra maestra. Aún así, Placebo se convirtió en una de las bandas fundamentales del último lustro del siglo. ¿Cómo? Por medio de sus enormes sencillos (de hecho, el gran disco de Placebo es Once More With Feeling, su colección de singles). "You don't care about us" es uno de ellos: trae lo mejor del punk y un toque del The Cure de los '80, todo empaquetado en cuatro intensos minutos. It's your age, It's my rage...

Cake - Never There
Album: Prolonging the Magic
Lanzamiento: Octubre de 1998
Charts: # 78 US / # 1 US Modern Rock

Un hit sexy y ajustado de una banda que en general no es ninguna de las dos cosas (y lo digo como un elogio). La banda de Sacramento presenta aquí un buen trabajo en el bajo y mejor en los vientos. El cantante John McCrea, mientras tanto, empieza a abandonar --muy a su pesar-- el formato "narración desinteresada" y se pone a cantar: "We're always on this rollercoaster / if you want me why can't you get closer?". Los coros hacen el resto.




R.E.M. - Daysleeper
Album: Up
Lanzamiento: Octubre de 1998
Charts: # 30 US / # 18 US Modern Rock / # 6 UK

Una canción preciosa de Michael Stipe, que volcó aquí algunas de las mejores letras de su carrera, llena de imágenes del frío mundo tecnológico de final de siglo: brokers, pantallas, trabajo nocturno, "florescent flat caffeine lights", en fin, escenas de la vida posmoderna. Uno de los tracks que mejor describe las brutales transformaciones acontecidas en Occidente en la última década del milenio.




Fatboy Slim - Praise You
Album: You've Come a Long Way, Baby
Lanzamiento: Enero de 1999
Charts: # 36 US / # 2 US Modern Rock / # 1 UK

Hacia 1999, prácticamente todos los grandes artistas estaban grabando en formato digital. Lo curioso de este fenómeno fue que mientras más artificial (o electrónico) se ponía un artista, más tentado estaba de samplear pedazos en formato analógico, simulando el sabor a imperfecciones de origen que las canciones ahora no tienen. Este intento por anclarse en lo real se vuelve más visible en "Praise you", en donde Norman Cook aka Fatboy Slim retoma una tonada old school y juega con todos los trucos electrónicos posibles.


Eminem - My Name Is
Album: The Slim Shady LP
Lanzamiento: Febrero de 1999
Charts: # 36 US / # 37 US Modern Rock / # 2 UK

Apadrinado por el todoterreno Dr. Dre, un muchacho blanco de Detroit llamado Marshall Mathers decidió un buen día que iba a ser rapero. Su primer sencillo comercial, titulado "My name is", fue una buena manera de darse a conocer: como luego narraría la autobiográfica película 8 Mile, la clave de Mathers para ingresar en la escena fue la de apuntar contra sí mismo desde el principio. Esta táctica --presentarse como un pibe que escupe cuando habla, que no tuvo una mujer en años, hijo de una madre que fuma más porro que él... desarmando las potenciales críticas contra su persona porque él mismo ya las había agotado-- tuvo como contrapartida una temprana sobreexposición y dosis algo insoportables de reality show musical, que sin embargo no empañan la calidad de pequeños clásicos del hip hop contemporáneo como este single.

Red Hot Chili Peppers - Scar Tissue
Album: Californication
Lanzamiento: Mayo de 1999
Charts: # 9 US / # 1 US Modern Rock / # 15 UK

Una de las mejores piezas de este compilado de hits, la rock ballad "Scar Tissue" marcó el regreso a la escena de los Red Hot Chili Peppers luego de cuatro años de silencio. La canción se construye a partir de un excelente juego entre bajo y guitarra --cortesía de Flea y John Frusciante-- mientras Anthony Kiedis describe una plácida postal en donde el tiempo parece detenerse: "Scar tissue that I wish you saw / Sarcastic mister know it all / Close your eyes and I'll kiss you / 'cause with the birds I'll share". La melodía suena como una dulce memoria que vuelve a la mente e incluye un par de solos notables.


Blur - Coffee & TV
Album: 13
Lanzamiento: Junio de 1999
Charts: # 11 UK

Siempre que escucho "Coffee & TV" es de mañana y el día está nublado, como en el famoso video. La voz calma de Graham Coxon y el ritmo relajado de la canción me transportan a una mesa que da a la ventana, donde desayuno té con galletitas de manteca mientras miro hacia afuera y me pregunto si va a llover. Una belleza de canción que integra en sí misma todo lo que parece provenir de su exterior: los coros de Damon Albarn en el estribillo, la distorsión en la sección instrumental... "Sociability, it's hard enough for me / Take me away from this big bag world and agree to marry me / so we can start all over again..."

Madonna - Beautiful Stranger
Album: Austin Powers: The Spy Who Shagged Me
Lanzamiento: Junio de 1999
Charts: #19 US / # 2 UK

Shagadelic! El último sencillo de Madonna en los '90 nos transporta directamente a la neo-psicodelia de los sesenta, con un toque pop actual, y es uno de los tracks más sólidos de la cantante. Claro que para aceptarlo por completo tendríamos que perdonarle algunos afanos a Love --la instrumentación es sospechosamente similar a "She comes in colours"--, pero es algo que podemos concederle. Este hit bailable, producido por la propia artista y William Orbit, tiene además una coda 60's muy Quincy Jones.



Chris Cornell - Can't Change Me
Album: Euphoria Morning
Lanzamiento: Julio de 1999
Charts: # 7 US Modern Rock / # 62 UK

En 1997, el talentoso frontman de Soundgarden se desprendió de su grupo para encontrarse, por primera vez, sin la necesidad de actuar como el líder de una banda grunge. La oportunidad de lanzar su disco solista debut le permitió exhibir un perfil más íntimo, lejos del corset del esquema hard rock al que había estado asociado durante tanto tiempo. Ese álbum fue Euphoria Morning: un trabajo dispar, imperfecto, que más allá de sus fallas contenía una pequeña gema compositiva, llena de texturas, en donde Cornell desplegó sin miedo sus simpatías psicodélicas y todo su potencial vocal.

Rage Against the Machine - Guerilla Radio
Album: The Battle of Los Angeles
Lanzamiento: Octubre de 1999
Charts: # 6 US Modern Rock / # 32 UK

La furia contra la máquina que conduce Zack de la Rocha abandona esta vez cualquier atisbo de metáfora que podían llegar a mostrar los singles anteriores y se lanza de lleno a pedir una guerra de guerrillas radial. Con video en MTV y una intensa rotación en las FM --cortesía de Sony Music--, el anarquista De la Rocha, el comunista Morello y los otros dos (que no sabemos qué pito político tocan) se ajustan los cinturones para un viaje a la tierra del rap metal con reclamos, arengas y bastante hard rock. Como diría Jesús de Laferrere: "Agitad, agitad".

Moby - Why Does My Heart Feel So Bad?
Album: Play
Lanzamiento: Noviembre de 1999
Charts: # 16 UK

El piano, limpio, corta el silencio. Suena unos veinte segundos hasta que irrumpe una voz que incluye un residuo de fondo, como de grabación analógica. Las vocales se repiten, entran más instrumentos. Para cuando ingresan los cantos gospel, estamos en una especie de trance pop. Play cierra, con un pie en los 2000, la década que había arrancado en febrero de 1990 con un tema de Depeche Mode --es decir, con un pie en los ochenta. ¿Qué cambió en todo este tiempo? El fenómeno más sobresaliente fue la creciente tendencia al pastiche, al reciclado. Y entonces recordé unas líneas de Néstor García Canclini, que allá por 1992 escribía: "Vemos una disminución de la creatividad y la fuerza innovadora del arte de fin de siglo. Que las obras plásticas, teatrales y cinematográficas sean cada vez más collages de citas de obras pasadas no se explica sólo por ciertos principios posmodernos. Es también porque las artes contemporáneas ya no generan tendencias, grandes figuras ni sorpresas estilísticas como en la primera mitad del siglo. Pensamos que el impulso innovador y expansivo de la modernidad está tocando su techo, pero tal vez esto permite pensar en otros modos de innovación que no sean la evolución incesante hacia lo desconocido."

Descargar Mejores Hits de los 90 - Quinta parte


La tentación de actuar martes, 3 de agosto de 2010


















Heal the world, make it a better place
for you and for me and the entire human race
There are people dying
If you care enough for the living,
make a better place for you and for me
Michael Jackson, Heal the World


We are facing a tipping point on climate change and we need to act
now.
Bill Roedy, vicepresidente de MTV Networks



Just do it
Eslogan de Nike


(...) La modernización en sí misma genera nuevos oscurantismos, la reducción de nuestra libertad nos es presentada como la llegada de nuevas libertadres. La percepción de que vivimos en una sociedad de opciones libres es la forma en la que se aparece su opuesto, la ausencia de verdaderas opciones.

En estas circunstancias, uno debe tener el cuidado de no confundir la ideología efectivamente dominante con la ideología que parece dominar. Más que nunca, se debe tener presente el recordatorio de Walter Benjamin, de que no es suficiente con interrogar a una cierta teoría (o arte) acerca de cómo se declara con respecto a las luchas sociales --uno también debe preguntar cómo funciona efectivamente en esas luchas.

Por consiguiente, uno casi debería invertir la tesis 11 de Marx: la tarea hoy precisamente es no sucumbir a la tentación de actuar, intervenir directamente para cambiar radicalmente las cosas (lo que inevitablemente terminaría en un cul de sac de impotencia debilitante: "¿qué puede uno hacer contra el capital global?"), sino cuestionar sus coordenadas ideológicas hegemónicas. Para abreviar, nuestro momento histórico todavía es el de Adorno:
A la pregunta: '¿Qué debemos hacer?' puedo contestar las más de las veces en verdad sólo con un 'no lo sé'. Sólo puedo intentar analizar rigurosamente lo que hay. Aquí se me reprocha: -Cuando usted ejerce la crítica, también está obligado a decir cómo se deben hacer mejor las cosas. Esto es lo que por todos los medios entiendo como un prejuicio burgués. Ocurrió muchas veces en la historia que los mismos trabajos que persiguieron metas puramente teóricas transformaron la conciencia, y por ese medio también la realidad social.
Si hoy uno sigue una llamada directa a actuar, este acto no se realizará en un espacio vacío --será un acto dentro de las coordenadas ideológicas hegemónicas: aquellos que "realmente quieren hacer algo para ayudar a la gente", se involucran en hazañas (indudablemente honorables) como las de los Médicos Sin Fronteras, Greenpeace, campañas feministas y anti-racistas, que no sólo son toleradas sino incluso apoyadas por los medios de comunicación... con tan de que no se acerquen demasiado a un cierto límite. Este tipo de actividad proporciona el ejemplo perfecto de interpasividad: de hacer cosas no para lograr algo, sino para evitar que algo paso realmente, que algo realmente cambie. Toda la actividad del filántropo frenético, políticamente correcto, encaja en la fórmula de "Sigamos todo el tiempo cambiando algo para que, globalmente, las cosas permanezcan igual!". Si los Estudios Culturales critican al capitalismo, lo hacen a la manera codificada ejemplarmente por la paranoia liberal hollywoodense: el enemigo es "el sistema", "la organización" oculta, "la conspiración" anti-democrática, y no simplemente el capitalismo y sus aparatos del Estado.

El problema con esta posición crítica no es sólo que reemplaza el análisis social concreto por la lucha contra fantasías paranoicas abstractas, sino que --en un típico gesto paranoico-- reduplica la realidad social innecesariamente, como si hubiera una Organización secreta detrás del capitalista "visible" y los órganos estatales. Lo que se debe aceptar es que no hace falta una "organización dentro de la organización" secreta: la "conspiración" ya está en la organización "visible" como tal, en el sistema capitalista, en la manera en que funcionan el espacio político y los aparatos estatales.

Contra la política pura
(...) La apuesta contra el economicismo, así como contra la política pura, es crucial, a propósito de la actitud escindida hacia la economía que mantienen (lo que queda de) los círculos radicales: por una parte, los "políticos" puros, que abandonan la economía como sitio de lucha e intervención; por otro lado, los economicistas, fascinados por el funcionamiento de la economía global, que excluyen cualquier posibilidad de una intervención política adecuada. Hoy, más que nunca, deberíamos volver a Lenin: sí, la economía es el dominio clave, la batalla se decidirá allí, se debe romper el hechizo del capitalismo global --pero la intervención debe ser propiamente política, no económica. Hoy, cuando todo el mundo es "anticapitalista", hasta las películas de conspiraciones de Hollywood (desde Enemigo Publico hasta El Informante) en las que el enemigo son las grandes corporaciones, con su despiadada búsqueda de ganancias, el significante "anticapitalismo" ha perdido su aguijón subversivo. Lo que debe problematizarse es más bien el supuesto autoevidente de ese "anticapitalismo": la confianza en la substancia democrática de los honestos americanos para romper con la conspiración. Éste es el hueso duro del universo capitalista global de hoy, su verdadero significante-Amo: democracia.

El límite de la democracia es el Estado: en el proceso electoral democrático, el cuerpo social se disuelve simbólicamente, reducido a una pura multitud numérica. El cuerpo electoral no es un cuerpo, un todo estructurado, sino una multitud abstracta informe, una multitud sin Estado. El punto no es que la democracia es inherente al Estado, sostenida por sus aparatos, sino que ignora estructuralmente esta dependencia. Cuando Badiou dice que el Estado siempre está en exceso con respecto a la multitud que lo representa, significa que es precisamente este exceso lo que la democracia pasa estructuralmente por alto: la ilusión democrática es que el proceso democrático pueda controlar este exceso del Estado.

Esta es la razón por la cual el movimiento anti-globalización no es suficiente: en algún punto, habrá que problematizar su referencia supuestamente evidente a la "libertad y democracia". En ello reside la lección leninista más importante para los tiempos actuales: paradójicamente, es sólo de esta manera, problematizando la democracia, mostrando claramente que la democracia liberal a priori, en su noción misma, no puede sobrevivir sin la propiedad privada capitalista, que podemos ser efectivamente anticapitalistas.


Slavoj Zizek, A propósito de Lenin, Atuel, 2004

Falsa urgencia
(...) Por último, [Zizek] cargó contra la falsa sensación de urgencia ética que, a su juicio, impera en Estados Unidos: “Funciona de esta manera: no debemos enroscarnos en la comprensión de complejas teorías, debemos actuar ya mismo, porque la gente sufre, porque por cada palabra que decimos mueren cien niños de hambre”. Inmediatamente, señaló a personajes como Bill Gates o George Soros por detrás de este tipo de razonamientos. En contrapartida, y a partir de una serie de anécdotas de pensadores como Jean Paul Sartre y Vladimir Ilyich Lenin, postuló una fórmula alternativa: “Estudiar, estudiar y estudiar”. “Ante la opción real y urgente de elegir entre una postura política estable o involucrarse en formas ideológicas más radicales, debemos tener el valor de detenernos a estudiar los problemas. Puede que no tengamos resultados inmediatos, pero ésta es la única forma real de lograr cambiar algo”, concluyó.

Citado en el periódico digital de la UNC, 2005

La fórmula de Inception lunes, 2 de agosto de 2010