La estrella ausente. A menudo los argentinos nos sentimos el centro del mundo, el eje de las mayores glorias y desgracias de la tierra. Pensamos, por ejemplo, que somos el único equipo que llega con problemas crónicos de lesiones, cuando casi todos los equipos tienen jugadores que se quedaron fuera o que no llegan al cien por ciento. La exigencia cada vez mayor de los calendarios deportivos hace que muchas estrellas aterricen en Rusia lejos de su plenitud física, cuando no directamente rotos. Fue el caso de Mohamed Salah, a mi entender en el top 3 de las potenciales estrellas de esta copa (solo por debajo de Messi y Cristiano y me arriesgaría a decir que hasta por encima de Neymar) e injustamente lastimado por Sergio Ramos en aquella fatídica final de la Champions ocurrida tanto tiempo atrás cuando el dólar estaba a 24,60.
Salah, deciamos, se quedó afuera del debut de su equipo, nada menos que contra Uruguay, conjunto que al menos en los papeles es la estrella indiscutida del Grupo A. Fue así que el vigente subcampeón de África, un equipo gris y sin brillo, tuvo que salir a pelearle a un equipo plagado de figuras como el uruguayo. El trámite fue sorprendentemente parejo y Egipto pareció jugar con la paciencia de Uruguay. Cavani y Suárez no estaban afilados y el arquero egipcio Mohamed El Shenawy se perfilaba como la figura del encuentro. El equipo uruguayo no le encontraba la vuelta y Tabarez echó mano al banco de suplentes: el ingreso de Sánchez y Rodríguez por Nández y De Arrascaeta le cambió la cara a la Celeste. A poco del final, el premio: José María Giménez, que días atrás había renovado con el Atlético de Madrid hasta 2023, conectó un cabezazo y destrozó las ilusiones egipcias. El planteo de Héctor Cúper había sido muy inteligente y Egipto estuvo a minutos de llevarse un valioso empate, me hizo acordar al brillante esquema de Irán para enfrentar a la Argentina en el Mundial 2014. El resultado, sin embargo, fue el mismo. Se dio la lógica y ahora Egipto se juega todo el próximo martes frente a Rusia. ¿Estará de regreso la estrella Salah?
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De Marruecos-Irán no hablaré porque no lo vi. La gente también tiene que trabajar y almorzar y pagar las cuentas y entrar a ver si el dólar pasó la barrera de los 30 pesos.
La estrella presente. ¿Qué decir que no se haya dicho sobre España-Portugal? Prometía ser uno de los mejores partidos de la primera ronda y no defraudó. El animal de Cristiano Ronaldo se cargó el equipo al hombro y, cual Messi frente a Ecuador, metió los tres goles de su equipo. La lebronjamesó toda. Lo cual no quiere decir que España haya jugado mal, más bien todo lo contrario. De todos los equipos que jugaron hasta ahora, fue por lejos el que mejor fútbol mostró: un tiki-tiki efectivísimo, un envidiable manejo de pelota y un arsenal de variante ofensivas incluyendo cambios de ritmo, verticalidad y sorpresa. El resultado final (España 3 - Cristiano 3) engaña un poco, porque dos de los tres goles portugueses fueron de pelota parada, porque hasta el minuto 88 el equipo de Fernando Hierro estuvo más cerca del cuarto que los lusos del tercero y porque la otra forma de leer la estadística es que a Portugal, uno de los equipos que promete llegar lejos en esta copa, España le hizo tres goles en noventa minutos. Aún "sin técnico", la Roja asusta y promete. Y Portugal tiene a Cristiano, que acaba de jugar su mejor partido con la camiseta de la selección. El resultado deja a los dos con las mismas chances de encabezar su grupo aunque al cierre de esta primerísima ronda de partidos, Irán encabeza el grupo B. Por unos días nada más, claro, pero quién les quita lo bailado.
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