Contra todos los pronósticos, Alemania llegaba con lo justo al tercer partido de fase inicial de la Copa del Mundo. La pincelada de Toni Kroos contra Suecia en el minuto 95 había sido un auxilio de otro planeta para un conjunto acostumbrado a obtener resultados por mérito propio a partir de paciencia y la planificación. Al momento del pitido inicial contra Corea, equipo sin puntos y prácticamente eliminado, la matemática colocaba a los alemanes segundos en su grupo, detrás de México. Y si bien un empate podía darles la clasificación, era claro que la Mannschaft estaba obligada a salir a buscar el partido para no depender de lo que ocurriera en Ekaterimburgo.
"Todo listo para que lluevan goles", tuiteó la cuenta oficial de la selección alemana. Lo que llovieron, en cambio, fueron centros sobre el área de Jo Hyeonwoo, el notable arquero titular de Corea del Sur y el mejor —junto a Keylor Navas— de todos los eliminados en esta primera ronda. Como muestra, un botón: busquen en YouTube el cabezazo que le sacó, a puro reflejo, a Leon Goretzka cuando iban dos minutos del segundo tiempo. Un poco por experiencia y otro en base a la caricatura que tenemos de los germanos, muchos imaginamos que Alemania no corría ni le ponía ganas porque ya había sacado un cálculo tipo Moneyball de que un jugador X va a clavar el 1-0 en el minuto 79, el punto de máximo aprovechamiento de recursos. La realidad fue mucho más pedestre: Alemania volvió a jugar un mal partido, que para colmo perdió con dos goles en tiempo de descuento (el último, con Neuer entregadísimo jugando de 8, otra de las imágenes inolvidables que nos regala esta Copa del Mundo). Terminó última en su grupo.
"Lo que casi nadie creía posible es hoy una amarga realidad", tituló Die Welt. "El mayor papelón de la historia alemana en Copas del Mundo. Final vergonzoso para una catastrófica fase de grupos", agregó Bild. Fue uno de los partidos más singulares de la historia de los mundiales, en especial porque —a tono con los cierres de grupo para el infarto que se vienen dando— mientras todo esto sucedía, Suecia estaba goleando a México. El gol de Kim Young-Gwon (¡un defensor!) ayudó a la clasificación del conjunto de Osorio y los mexicanos se pasaron el resto del día abrazando, fotografiando y llevando en andas a cuanto coreano se les cruzara. Los coreanos lo festejaron como un campeonato y alrededor del mundo se multiplicaron los pedidos para que, a pesar de la eliminación, Heung-Min Son no tenga que hacer el servicio militar obligatorio, del cual podría haber zafado de haber igualado la increíble performance del mundial 2002. ¡Ah! Y Suecia, que esta mañana estaba fuera de la Copa, se adueñó del grupo. I love this game.
Nota al pie, de Federico Yáñez: "Que la eliminación de Alemania no haga olvidar que el camino a seguir es lo que hicieron ellos y que la victoria de Argentina no cambie que hay que refundar el fútbol argentino". Eso.
En Moscú, Brasil hizo honor a su historia y selló su pase a octavos con una victoria clara sobre Serbia, un equipo que había llegado a la mitad de la primera ronda (a los 52 minutos de su partido con Suiza, para ser más precisos) con puntaje perfecto y que desde entonces no hizo más que conceder goles y dilapidar todo lo obtenido hasta el momento. El principio del fin ocurrió a los 36 minutos, cuando Paulinho corrió a buscar un sublime pase en profundidad de Philippe Coutinho y alcanzó a meter el pie antes de la (tardía) llegada de Vladimir Stojkovic. Hubo un amague de reacción en el arranque del segundo tiempo, cuando se vio en los Orlovi un cambio de actitud y hasta cierta bienvenida irreverencia para enfrentar a las figuras del mediocampo brasileño, pero cualquier sueño serbio de meterse en octavos se hizo trizas cuando Thiago Silva logró conectar de cabeza un buen córner de Neymar. Como dato de color del internismo en a Seleção, la jugada terminó por amigar a Ney y Thiago luego de que el 10 lo insultara a su compañero por devolverle una pelota a Costa Rica. Anécdotas al margen, Brasil clasificó primera en su grupo y sin mayores sobresaltos. Los brasileños dieron una buena impresión porque incluso en los días donde no las cosas no salían (el empate de Suiza en el debut, el cero a cero contra Costa Rica que nunca parecía quebrarse) nunca dejaron de buscar y de jugar bien. Su chapa de candidatos está intacta.
A todo esto, el encuentro que nadie estaba viendo (Suiza-Costa Rica) resultó ser un partidazo. Cuatro goles, tres tiros en los palos y un penal con suspenso en tiempo de descuento: si hay algo que no le faltó al cierre del Grupo E fueron emociones. Suiza, un equipo de segunda línea y sin brillo pero relativamente efectivo cuando se enchufa, se recuperó de su derrota ante Serbia y logró colarse entre los mejores 16.
Pensamiento del día: este Mundial está lleno de equipos que ganan los partidos más difíciles y pierden los partidos que tienen que ganar.
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