Un campeonato aparte lunes, 19 de junio de 2006

por Eduardo Aliverti

(...) La cobertura desde Alemania es insoportable, en cantidad y calidad. Podría decirse, sin miedo a cargar con el sambenito de ser tildado como alienígena, que la plata que se gastó para llenar la pantalla con un sinfín de tonterías inconmensurables es obscena. ¿Pero acaso venía sucediendo algo diferente hasta la irrupción del Mundial? ¿Acaso no hace ya un larguísimo rato que la producción informativa de trascendencia está huérfana de toda orfandad? ¿Acaso no se estaba criticando la desaparición de los programas periodísticos de peso, y los resúmenes noticiosos en los que apenas parece contar el “color” y la frivolidad? ¿Andaba uno en otro mundo, o éste es el mismo mundo nada más que revestido de pelota?

Hay gente que se indigna –periodistas incluidos– por la parafernalia mundialista. Es comprensible y justificable. Sin embargo, no se nota que esa misma indignación se deposite sobre el conjunto de lo que ocurre en el universo mediático y del cual el Mundial es apenas uno de los emergentes (con el atenuante, si se quiere, de que cada cuatro años sucede exactamente lo mismo y nadie tiene derecho a la sorpresa).



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